“El lento despliegue de la radio digital en España”, por Enrique Dans
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- El prestigioso profesor y escritor Enrique Dans, divulgador y colaborador en medios como El País, El Mundo, Expansión o Cinco Días, se ha ocupado del despliegue en España de la Radio Digital Terrestre, en estándar DAB+, analizando de dónde venimos, y en qué punto nos encontramos
- Defiende sus razones y niega que exista una mano negra en forma de conspiración que luche por su fracaso. Simplemente, no ha progresado porque no ha existido una 'hoja de ruta' consensuada por el sector y la administración
- Recogemos sus palabras en esta web porque nos parece que aportan a la reflexión y al análisis de este nuevo canal de difusión por aire de la radio, de naturaleza digital, que están adoptando países de nuestro entorno más inmediato
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Un receptor de radio DAB/DAB+ de Panasonic (Fotografía catálogo Panasonic) |
"En un mundo donde los pódcasts, la música en streaming y los altavoces inteligentes ya forman parte del día a día de millones de personas, la radio digital terrestre se presenta como una oportunidad perdida que no pasó de los planes pilotos. Más que grandes conspiraciones, la historia de la DAB en España parece resumirse en la eterna paradoja de un sector que funciona con cierta comodidad y no siente la urgencia de una disrupción… hasta que, posiblemente, sea demasiado tarde para plantearla"
Básicamente, estamos ante una de esas historias de «lo que
pudo ser y no fue». A finales de los ’90 y principios de los ’00, España se
subió al carro de las emisiones piloto de DAB, en el mismo momento en que la
radio digital empezaba a despuntar en UK, Alemania o Noruega. Sin embargo,
mientras otros países marcaron marcos legales claros, coberturas progresivas y
campañas de concienciación, España se quedó estancada en esas fases
experimentales, fundamentalmente debido a la falta de una hoja de ruta clara por
parte del Gobierno, y a la ausencia de incentivos para que las emisoras
migrasen a un entorno digital.
¿El resultado? No existe un calendario oficial de apagado de
la FM (frente a países como Noruega o Suiza) ni un programa sólido de apoyo
a la transición tecnológica. De forma natural, en un mercado tan competitivo y
repleto de emisoras consolidadas en FM, las cadenas miran con escepticismo la
inversión necesaria para desplegar una nueva infraestructura cuyo retorno de la
inversión no está claro.
En gran parte de Europa, el impulso hacia la digitalización
de la radio vino de la mano de tres factores fundamentales: en primer lugar,
muchos países comenzaron a popularizar la radio digital antes de la explosión
de las plataformas online y de los podcasts, lo que logró asentar
el hábito de sintonizar DAB y facilitó la evolución tecnológica antes de que
los oyentes migrasen directamente al entorno IP. En segundo, y fundamental, la
ausencia de políticas gubernamentales claras: Noruega se convirtió en el ejemplo
paradigmático al fijar la fecha de apagado de la FM y promover una cobertura
nacional robusta de DAB, y Suiza va por el mismo camino. Alemania y el Reino
Unido también han dictado fuertes regulaciones y un papel protagonista de las
emisoras públicas para impulsar esa adopción. Y en tercero, el esfuerzo
conjunto de autoridades y emisoras: en países en los que los entes reguladores,
los radiodifusores públicos (BBC, ARD, etc.) y los privados colaboran, la
implantación avanza con mayor velocidad. En esos países también se han
lanzado campañas de
divulgación masiva para animar a la compra de receptores DAB+ tanto en
automóviles como en hogares.
En España, sin embargo, el avance de la radio digital
coincidió con el auge del smartphone y el streaming de
audio. Ante una audiencia cada vez más familiarizada con Spotify, iVoox o
YouTube Music, la propuesta de la radio digital terrestre resultó
significativamente menos atractiva. Y como cada vez que en un país se producen
retrasos tecnológicos relevantes, surgen especulaciones y teorías
conspirativas, como que el Gobierno español boicotea el DAB para impedir la
entrada de emisoras hostiles o de voces críticas. En la práctica, no parece
haber evidencias ni informes que respalden una maniobra orquestada de censura,
y de hecho, internet y las aplicaciones móviles han abierto la puerta a todo
tipo de canales de información online sin que exista una
limitación equivalente a la del espectro radioeléctrico, contra los que el
gobierno actual ha levantado la voz, pero sin tomar acciones específicas.
"Los españoles no parecen ver en DAB una alternativa 'rompedora': la FM funciona razonablemente bien, sufre menos cuando pasas por un túnel o un lugar con baja cobertura, y la variedad de contenidos online supera con creces lo que puede ofrecer la parrilla de la radio terrestre. El usuario medio, y especialmente el público joven, prefiere escuchar pódcasts en Spotify o Apple Podcasts, sintonizar radios online o consumir contenidos bajo demanda. De modo que incluso en el ámbito de la radio, el salto se está produciendo más hacia internet que hacia la radio digital terrestre"
Lo que sí parece ocurrir, más bien, es que estamos ante el
mantenimiento del statu quo en la FM, un mercado muy asentado,
con grandes grupos privados y emisoras públicas que ya ofrecen la cobertura y
los contenidos que la mayoría de oyentes demanda. Además, existe una falta de
incentivos para la inversión en DAB: al no existir planes de apagado de la FM,
¿por qué arriesgar capital en algo que no genera ingresos adicionales? Si
unimos esto a una regulación ambigua en cuanto a licencias, frecuencias y al
hecho de no tener un mensaje claro desde la administración, lo que se termina
generando es, simplemente, incertidumbre.
Migrar a DAB no consiste solo en encender un transmisor
nuevo, sino en adaptar, mantener y ampliar cobertura de forma paralela a la FM
mientras no exista un plan de desconexión. Además, los españoles no parecen ver
en DAB una alternativa “rompedora”: la FM funciona razonablemente bien, sufre
menos cuando pasas por un túnel o un lugar con baja cobertura, y la variedad de
contenidos online supera con creces lo que puede ofrecer la
parrilla de la radio terrestre. El usuario medio, y especialmente el público
joven, prefiere escuchar podcasts en Spotify o Apple Podcasts,
sintonizar radios online o consumir contenidos bajo demanda.
De modo que incluso en el ámbito de la radio, el salto se está produciendo más
hacia internet que hacia la radio digital terrestre. Y por último, nadie en el
espectro político ha hecho de la radio digital una bandera, ni parece haber una
estrategia pública ambiciosa que empuje a las cadenas a adoptar DAB. En
general, la cuestión no aparece como prioritaria ni genera debate mediático.
Más allá de teorías conspiranoicas, la realidad parece apuntar a un contexto en el que la ausencia de visión estratégica, el conformismo de un mercado bien servido por la FM y la pujanza de la radio online configuran un panorama donde el DAB se mantiene permanentemente «en modo piloto». Si a ello sumamos una regulación errática, una población que no ve el valor añadido de la radio digital terrestre y unas emisoras poco dispuestas a asumir riesgos, el resultado parece evidente.
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Enrique Dans (Fotografía Planeta) |
En un mundo donde los podcasts, la música
en streaming y los altavoces inteligentes ya forman parte del
día a día de millones de personas, la radio digital terrestre se presenta como
una oportunidad perdida que no pasó de los planes pilotos. Más que grandes
conspiraciones, la historia de la DAB en España parece resumirse en la eterna
paradoja de un sector que funciona con cierta comodidad y no siente la urgencia
de una disrupción… hasta que, posiblemente, sea demasiado tarde para
plantearla.
Sobre al autor:
Enrique Dans (A Coruña, 14 de mayo de 1965) es
profesor de Innovación y Tecnología en el IE Business School desde el
año 1990 y escritor. Es doctor en gestión de procesos de negocio especializado
en Sistemas de Información por la Universidad de California, Máster en Administración de
Negocios por el IE Business School y Licenciado en Ciencias
Biológicas por la Universidad de Santiago de Compostela. También ha
cursado estudios postdoctorales en Harvard Business School. Colabora
habitualmente con numerosos periódicos y revistas como El País, El
Mundo, Expansión, Cinco Días o Vozpópuli en temas
relacionados con Internet, la innovación y las nuevas tecnologías.
Agradecemos a Enrique Dans su generosidad al permitir que esta web difunda sus reflexiones sobre la RDT.