La Unión Europea y la prominencia de la radio
- Las grandes tecnológicas ejercen un control desmedido del ecosistema digital, de modo y manera que los actores que pretenden circular por sus autopistas deben, necesariamente, plegarse a sus intereses, y pasar por su taquilla, como peaje forzoso
- El enorme volumen empresarial de tecnológicas como Google o Apple, frente al insignificante peso de la industria radiofónica local de los veintisiete países que conforman la Unión Europea, debe hacernos pensar en la imperiosa necesidad de plantear un nuevo marco legal que defina las nuevas relaciones de la industria de la radio con estos gigantes empresariales
- Una relación que debe poner de manifiesto el innegable poder de la radio como medio de relevancia pública, evitando un tratamiento de inferioridad y defendiendo su presencia en los nuevos escaparates (smartspeakers, Apps. como Google Automotive, etc.) sin que suponga un incremento de los gastos para la radio
La radio debe buscarse la vida para que su producción llegue hasta el oyente, y el poder público debe velar por evitar los abusos en torno a ella (Fotografía StockSnap, Pixabay) |
Como publicamos en esta web en marzo de 2023, “El Gobierno británico quiere blindar la radio frente a los gigantes tecnológicos”. Y lo está canalizando a través de la conocida como “Ley de Medios”, cuyo objetivo es equilibrar la competencia entre la industria de la radio y la televisión y los gigantes tecnológicos, ante su desmedido poder e influencia
El Gobierno de Joe Biden, presidente estadounidense saliente, “combate en los tribunales, como publica El País, las prácticas monopolísticas de las principales empresas mientras estas buscan extender su dominio a la inteligencia artificial”. Se parte de hechos que muestran su posición de dominio. En el caso de Apple, por ejemplo, su liderazgo en el mercado de los smartphones. En el caso de Google, su posición privilegiada como motor de búsquedas o en el campo de la publicidad digital. ¡Qué podemos decir del comercio electrónico y Amazon! O de Microsoft y los sistemas operativos o de Meta en las redes sociales, acaparando Facebook, Instagram y WhatsApp. Biden y su gobierno hablan abiertamente de que estas marcas “abusan de su posición de dominio de forma ilegal”. La guerra está abierta.
En el caso europeo, leemos también en el mencionado diario, en julio de 2024, que “Bruselas intensifica su cruzada para que las grandes tecnológicas cumplan con la regulación”, porque el despliegue de las nuevas normas de regulación digital en la UE está llevando a la Comisión a la apertura de expedientes e investigaciones en los últimos meses en torno a manifiestos incumplimientos de la legislación de la competencia. “Bruselas, escribe Manuel V. Gómez, acumula trienios de lucha para que las grandes tecnológicas estadounidenses —y, últimamente, también chinas— no desborden las leyes comunitarias, pero en los últimos meses ha acelerado el paso todavía más. El despliegue progresivo de los dos reglamentos aprobados hace más de un año —el de servicios digitales (DSA, por sus siglas en inglés) y el de mercados digitales (DMA)— cumple hitos”, afirma. Se trata de dos armas jurídicas que pretenden meter en vereda a los gigantes tecnológicos que deciden operar en territorio europeo. La UE intenta equilibrar la competencia y evitar los desmanes de estos gigantes, a los que no les importa abonar millonarias multas, con tal de seguir impulsando su posición de privilegio.
¿Qué puede hacer la SER ante Google? ¿Incluso PRISA? ¿Qué capacidad de negociación tiene ante este gigante? Representa a una ‘pequeña’ radio española. Si me apuran, qué pueden hacer la ARD, BBC, Radio France, Bauer, Mediaset, marcas todas ellas que trabajan en mercados locales, y domésticos, de la UE. Este es el auténtico objetivo de iniciativas como Radioplayer, que intentan aglutinar los intereses y la representación del sector radiofónico (público y privado) para defenderse ante los abusos de estas gigantescas marcas globales
En medio es este paisaje producto de la globalización, se encuentra nuestra querida radio. Querida e 'insignificante', si comparamos su volumen con el de estos gigantes tecnológicos descomunales. ¿Qué puede hacer la SER ante Google? ¿Incluso PRISA? ¿Qué capacidad de negociación tiene ante este gigante? Representa a una ‘pequeña’ radio española. Si me apuran, qué pueden hacer, de manera individual, la ARD, BBC, Radio France, Bauer, Mediaset, marcas todas ellas que trabajan en mercados locales, y domésticos, de la UE. Este es el auténtico objetivo de iniciativas como Radioplayer, que intentan aglutinar los intereses del sector radiofónico (público y privado) para reivindicar la fortaleza del sector, e intentar defenderse ante los abusos de estas gigantescas marcas globales.
Pero está claro que no es suficiente. Si la radio quiere estar presente en el mercado de los nuevos (y futuros) dispositivos digitales como los smartphones o los smartspeakers, que están sustituyendo progresivamente (muy lentamente) a los viejos transistores y radiocassettes, que aún siguen funcionando en millones de hogares donde siguen escuchando la FM, tiene que ‘pasar por taquilla’, y plegarse ante sus exigencias. Resulta sorprendente que en el siglo XXI los grandes distribuidores marquen las reglas de juego de los productores de contenidos. Pero así es, nos guste o no.
Por eso resulta estratégico reivindicar la necesidad de la radio de mantener, bajo su control, y defender, su propio canal distribuidor, a través de ondas hertzianas, eso sí, evolucionado en tecnología digital, con la DAB+, como está ocurriendo en todos los países europeos, incluida por fin España, gracias a la iniciativa de RNE, a la que de momento los privados miran de reojo, sin tomar decisiones ni involucrarse. Pero está claro que la radio tiene que estar presente en todos los escenarios en los que pueda llegar a su público, y el digital, aunque claramente minoritario en España, donde representa en torno a un 13 por ciento (datos EGM, segunda ola 2024), no para de crecer, impulsado por los hábitos de consumo de los oyentes españoles.
Otro escenario estratégico para los intereses de la radio es el automóvil. Desde esta web hemos abordado la realidad que rodea a los coches inteligentes, y el papel de Google con su App Google Automotive, donde la radio broadcast sale muy mal parada, en beneficio de una radio online marginada también a ser el segundo o tercer plato de un menú de ocio y entretenimiento en el que se habla de incorporar ¡videos! en las pantallas de los coches, tema en el que seguro que la DGT tendrá algo que decir…
En este marco de batalla entre los poderes públicos y las grandes tecnológicas, llama mucho la atención la postura del Gobierno británico, hoy fuera de la UE, gracias al Brexit, cada vez más contestado internamente. Como publicamos en esta web en marzo de 2023, “El Gobierno británico quiere blindar la radio frente a los gigantes tecnológicos”. Y lo está canalizando a través de la conocida como “Ley de Medios”, cuyo objetivo es equilibrar la competencia entre la industria de la radio y la televisión y los gigantes tecnológicos, ante su desmedido poder e influencia. Desde el ejecutivo británico, su Secretaria de Cultura, en 2023, Lucy Frazer, confirmaba que "la batalla para atraer y retener audiencias nunca ha sido más feroz". De ahí la necesidad de legislar, y acotar el poder de las compañías globales, que aspiran a sumar el control de cuantos más mercados domésticos y sus sectores, radio incluida.
Aunque todavía quedan muchos viejos receptores que siguen funcionando con la FM, y la OM, el altavoz, y el altavoz inteligente, es una opción cada vez más adoptada (Fotografía Pixabay) |
¿Qué medidas propone esta Ley de Medios en lo que a la radio se refiere? El especialista español en investigación de mercados, David Fernández Quijada, cofundador y director de investigación de South 180 y exSenior Media Analyst de la Unión Europea de Radiodifusión, escribe en Red Tech que “esta ley exige que los dispositivos de audio conectados activados por voz incluyan y faciliten el acceso a los servicios de radio con licencia del Reino Unido. El objetivo es garantizar que los oyentes puedan encontrar y acceder a los contenidos de radio sin costes ni barreras adicionales. La legislación se dirige específicamente a las transmisiones simultáneas de estaciones de radio con licencia, que deben estar disponibles en dispositivos de audio conectados activados por voz específicos sin coste alguno para las estaciones de radio. Además, no se permitirá que dichos dispositivos interrumpan las transmisiones de las estaciones de radio”, concluye.
La 'Ley de Medios' británica supone el reconocimiento del medio y su impacto en la sociedad, y, al mismo tiempo, el de las empresas que operan en él. Defiende su papel como garante de la democracia, por su relevancia pública y garantiza la sana competencia, sin que las grandes tecnológicas se aprovechen de su posición de monopolio y dominio, y exijan pagar peaje a la industria radiofónica para poder estar presente en sus canales digitales de distribución de contenidos
Además, como se anunció desde el Ministerio de Cultura británico, “el proyecto de ley también reducirá las cargas regulatorias sobre las estaciones de radio comerciales, relajando los requisitos de contenido y formato desarrollados en la década de 1980 que los vinculan a compromisos de transmitir géneros musicales particulares o grupos de edad particulares. El nuevo régimen dará a las estaciones más flexibilidad para actualizar o adaptar sus servicios sin necesidad de consentimiento de Ofcom (el regulador británico). La burocracia reducida que generarán estos cambios podría ahorrarle a la industria de la radio hasta un millón de libras por año”.
En definitiva, se trata de una apuesta por el valor de los medios tradicionales, y lo que representan en el Reino Unido, frente a la colonización de los gigantes tecnológicos. Sería bueno, muy bueno, que la Unión Europea tomara buena nota de la actitud del gobierno británico frente a la radio y de su defensa del medio ante las amenazas de globalización, que pasarían por encarecer el acceso de estos medios (radio y televisión) a los nuevos escaparates digitales controlados por ellos, gigantes tecnológicos que se extienden como las epidemias.
Esta ley supone el reconocimiento del medio y su impacto en la sociedad, y, al mismo tiempo, el de las empresas que operan en él. Defiende su papel como garantes de la democracia, por su relevancia pública y garantiza la sana competencia, sin que las grandes tecnológicas se aprovechen de su posición de monopolio y dominio, y exijan pagar peaje a la industria radiofónica para poder estar presente en sus canales digitales de distribución de contenidos.
La UE, a la vista del panorama, debería trabajar simultáneamente en dos frentes. Por un lado, como reclaman algunos países como Bélgica, la UE debería trabajar ya en un Plan para la Transición Digital de la Radio que apueste por el despliegue de la DAB+ en todo su territorio. Debería, por tanto, impulsar el definitivo despliegue de la Radio Digital Terrestre en todo su ámbito de actuación, con decisión, estableciendo un calendario razonable de transición digital de la radio, eliminando cuanto antes las incertidumbres que rodean a un sector que necesita establecer nuevas reglas de juego, además de apostar por el medio ambiente reduciendo la huella de carbono, terriblemente afectada por los miles de centros emisores de OM y FM repartidos por el Viejo Continente.
LG con DAB |
La Unión Europea estableció en 2018, mediante una
Directiva, a través del llamado Código Europeo de Comunicaciones Electrónicas, la
obligación de que los fabricantes de automóviles incluyeran, de serie, el
receptor DAB/DAB+ en los sistemas de audio de sus automóviles. Sin duda, un
gran paso para apoyar el desarrollo de la Radio Digital Terrestre. Pero colocaron
a la radio en una posición de desventaja, al no obligar también a los
fabricantes de smartphones de hacer lo mismo en sus teléfonos inteligentes. No
se pueden argumentar en contra razones económicas, por cuanto el chip DAB/DAB+
tiene un coste muy bajo. Pero, en este caso, concurren intereses encontrados,
una vez más, de los gigantes tecnológicos y grandes operadoras de telecomunicaciones frente a la industria tradicional.
Solo LG se atrevió a lanzar un prototipo, del que nunca más se supo. La radio
es gratuita, frente a la radio online que consume no solo datos, sino también
incrementa el nivel de la batería. ¿Y qué les interesa a los operadores? El
gasto, siempre el gasto, o sea, el negocio. Una vez más, podemos recurrir al
sabio refranero español: “piensa mal y acertarás”. La UE perdió la batalla del
DAB en los móviles, lo que deja en indefensión a la radio frente a la distribución
online. Pero esto no es nuevo, comenzó hace ya varios años con la supresión (o desactivación) del
chip de FM en los nuevos modelos de smartphone. Lucha de intereses. Lucha de titanes.
GZ.
El nuevo gobierno europeo presidido, en su segundo mandato, por Úrsula Von der Leyen en la Comisión Europea, a la que apoyaron la mayoría de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE el pasado mes de junio, tendrá la responsabilidad de legislar el futuro de la radio en Europa, bajo el mismo principio que inspira toda su actuación: “Europa aspira a capacitar a las empresas y a las personas para un futuro digital sostenible, más próspero y centrado en el ser humano”. Ojalá sea verdad, y ojalá aglutine los intereses de todo el sector europeo, unido por el incuestionable poder de la radio.