Elsa González: "Nos hemos labrado a pulso el desprestigio de la profesión"
- "SER y COPE son dos cadenas radiofónicas imprescindibles en una sociedad democrática, porque valoro enormemente el poder de la radio en la formación de criterio y conciencia crítica"
- "SER y COPE deben espiarse, como cualquier gran empresa con su competencia. En las últimas décadas han intercambiado directivos y numerosos profesionales. Y no siempre libre de argucias o en buena lid"
- "Aprendí que la radio requiere una formación adicional específica y diferenciada para redactar y comunicar: en Radio Madrid hicimos radioteatro y recitamos poesía, todo esto para transmitir una noticia"
- "Creo que la radio, gracias al directo, la inmediatez y su contacto con la actualidad, al tiempo que se realiza cualquier función, tiene garantizado el futuro. De momento, la radio logró sortear la crisis con menos desgaste que el resto de medios"
La periodista Elsa González en la Feria del Libro de Madrid, con su libro "La radio de las estrellas" (Fotografía E.G. Archivo personal) |
"La democracia tiene una enorme deuda con el periodismo, y, en este apartado, la radio tiene un papel prominente por su capacidad divulgadora. La prensa ha levantado alfombras y destapa casi a diario corrupciones y abusos. Y aunque nuestra reputación no pasa por su mejor momento, nunca ha habido tanto interés por la información. La crisis se halla en el modelo de negocio"
-Al final, todo es oficio en el periodismo?
-No, Gorka, ahí aprendí, precisamente, que no todo es oficio.
-¿Por qué?
-Porque un buen profesional debe contar con sólidos conocimientos y dosis de responsabilidad y ética, por la capacidad de influencia de la radio para formar criterio.
-En Radio Madrid, de la Cadena SER, tuviste la enorme suerte de conocer a Antonio Calderón?
-Sí, Calderón fue un maestro de la radiodifusión. Me llamó para incorporarme a los incipientes servicios informativos. La SER era entonces la única emisora privada que competía en este terreno con RNE. En la prueba de micrófono le acompañaba la gran locutora Juana Ginzo. Estábamos en el ocaso de los años setenta del siglo pasado.
-Por cierto, aquello era 'territorio masculino'...
-Totalmente. Fui la primera mujer y la única durante medio año en los informativos de la cadena. Después llegó Pilar Gassent, estupenda profesional y amiga.
-Conociste en tus comienzos la SER y sin embargo, desarrollaste la mayor parte de tu trayectoria profesional, en COPE… ¿Son tan irreconciliables -como parece- estas dos empresas?
-Las dos cadenas radiofónicas son necesarias. A mi juicio, imprescindibles en una sociedad democrática. Y no solo SER y COPE, muchas más, porque valoro enormemente el poder de la radio en la formación de criterio y conciencia crítica. Afortunadamente, la libertad de expresión y de información genera líneas editoriales diferentes. Esa competitividad aporta la pluralidad que enriquece y necesita la ciudadanía.
"Llegué a la SER creyendo que era un medio menor para la información. En el fondo pensaba que las palabras se las lleva el viento y lo escrito permanece; había realizado mis primeras prácticas en el diario Pueblo. Creo que a la semana de trabajar en la radio supe que era mi vocación. Puedo decir que soy adicta a la radio. La radio, hoy, es mi vida"
-¿Dónde queda ahí el respeto?
-Es que es lo más importante. Y, a veces, se olvida, no solo entre los distintos medios, sino hacia el receptor de la información. Es decir, ofrecer calidad sin abandonar sus respectivos principios, pero siempre al servicio de la verdad. El Gobierno y las administraciones públicas deben garantizar la libertad de información sin interferir en ella. El señalamiento a medios o periodistas y el reparto discrecional u opaco de la publicidad institucional erosionan la democracia.
-En tu libro “Cadena COPE. La Radio de las Estrellas" (Ed. Almuzara, 2022) hablas, precisamente de que COPE y SER llegaron a intercambiar directivos entre ambas casas, y se han seguido muy de cerca, mirándose de reojo. ¿Crees que siguen ‘espiándose’ una a la otra?
-Deben hacerlo, como cualquier gran empresa con su competencia. En las últimas décadas han intercambiado directivos y numerosos profesionales. Y no siempre libre de argucias o en buena lid.
-Es que en tu libro cuentas la intrahistoria con mucho detalle.
-La trayectoria de las dos empresas no tiene desperdicio: El vicepresidente ejecutivo de COPE, Eugenio Galdón, un ejecutivo muy valioso, ocupó, de un día para otro, la dirección general de la SER con todo su equipo. Como los periodistas de deportes capitaneados por Paco González, en sentido contrario.
-Cuando se habla del nacimiento de la Cadena COPE, a partir de la suma de decenas de pequeñas emisoras provinciales de Radio Popular, la mayoría atribuye este ‘milagro’ a Luis del Olmo, pero en realidad el milagro tiene otro nombre, menos conocido: el Padre Gago. ¿Qué hubiera ocurrido de no ser por su visión?
-José Luis Gago revitalizó la radio. Su paso por la dirección de las emisoras de Pamplona y Valladolid ya había dejado huella. Transmitió por primera vez los encierros en directo y creó "La Noche Luminosa", con directos inéditos de Semana Santa. Cuando llega a la dirección general de COPE consigue contratar, contra todo pronóstico, a Luis del Olmo. Una figura floreciente que se integra en una radio sin recursos. Del Olmo se convertirá en estrella y COPE en una gran cadena. Gago comparte el proyecto de "Protagonistas": radio en directo, pegada a la actualidad, tertulias con los columnistas de renombre y humor con los mejores, sin trabas ni censura, salvo el respeto al oyente.
Mesa de la presidencia compuesta por, de izquierda a derecha, Manuel Pimentel, Monseñor Luis Argüello, Elsa González, Carlos Herrera y Luis del Olmo (Fotografía Gorka Zumeta) |
-Él ambicionaba transformar toda programación. Así, asienta los denominados programas río, de larga duración, con Alejo García y los oyentes en directo; la noche con una mujer que rompía moldes, Encarna Sánchez; informativos en el lugar de los hechos y con análisis y unos programas socioreligiosos sobre migración, ecología, violencia contra la mujer, educación, etc., asuntos que apenas figuraban en la actualidad.
"Soy partidaria de una formación específica para ejercer el periodismo, como ocurre en otras profesiones. Y el periodismo es pieza básica para sostener la democracia. Tenemos medio centenar de facultades de comunicación e información, trabajemos por una formación exigente y sólida. Incrementará la credibilidad y la consideración del periodismo"
-La sociedad se transformaba y la radio con ella...
-Cierto. La ciudadanía estrenaba democracia, se abandonaba un hieratismo caduco para situar a la radio en la vanguardia europea. José Luis Gago era un dominico con vocación y formación periodística. Creía en el medio radiofónico para informar y ofrecer valores a una nueva sociedad en libertad.
-Ahora lo cuentas como si todo el proceso hubiera sido sencillo.
-En absoluto, Gorka. El proceso no fue fácil, Gago tuvo que hacer frente a la escasez de medios y al escaso apoyo interno y externo. Protagonizó una historia apasionante de la radio. A su inteligencia le añadía tesón, humor, humanidad y humildad. En la actualidad, el Padre Gago se halla en proceso de beatificación.
-Un sacerdote resultó providencial para el nacimiento de la COPE actual. La misión estaba imbuida de una visión evangélica muy amplia. ¿Siguen mandando mucho los curas en COPE, o es una leyenda?
-COPE depende de la Conferencia Episcopal, pero es una empresa que funciona con un equipo rector, ejecutivo, que trabaja con independencia, bajo unos principios. Precisamente, esa libertad ha ocasionado más de una polémica interna en el seno de la Conferencia.
-¿Principales diferencias entre Radio María y COPE?
-Son empresas muy diferentes. COPE nace como radio generalista, con unos objetivos evangélicos claros para llegar a toda la sociedad, creyentes o no, y depende de la Conferencia Episcopal. Radio María es una emisora privada y especializada, dirigida a un público cristiano.
"La radio es puro directo. En décimas de segundo debemos adoptar decisiones, desvelar una identidad, de una operación antiterrorista, tratamiento de un menor o de un suicidio, etc. La formación debe ser exhaustiva y especializada, pero es muy importante no romper la cadena del aprendizaje práctico"
-Recuerdo el día de la presentación de este libro en el Hotel Palace, te acompañaban nada menos que Carlos Herrera y Luis del Olmo, además del secretario general de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello. Ni Herrera ni del Olmo son periodistas… ¿Cómo es esto? ¿Qué son para ti?
-Del Olmo y Herrera son dos grandes profesionales de la radio, a quienes desde aquí les agradezco el afecto que me han dispensado siempre. Poseen una capacidad de transmisión carismática, que les permite desenvolverse con éxito en la noticia y el entretenimiento. Algo que no resulta común. Y es que la radio es mucho más que información. No obstante, soy partidaria de una formación específica para ejercer el periodismo, como ocurre en otras profesiones. Y el periodismo es pieza básica para sostener la democracia. Tenemos medio centenar de facultades de comunicación e información, trabajemos por una formación exigente y sólida. Incrementará la credibilidad y la consideración del periodismo.
-Tú fuiste presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) desde abril de 2010 hasta abril de 2018. ¿Terminaron los tiempos de la flexibilidad y llegaron los del corporativismo?
-La sociedad se ha polarizado mucho más desde entonces y el periodismo es sumamente permeable. Lamentablemente, se trata de un corporativismo entre empresas, no afecta demasiado a la profesión periodística. Una lástima, nos defenderíamos mejor de ataques externos a la prensa y abundaríamos en el rigor y en la ética. Eso ha influido en la pérdida de prestigio.
-El periodismo es una de las profesionales peor valoradas, conjuntamente con la de los políticos. ¿Qué hemos hecho mal?
-Nos lo hemos labrado a pulso. Una parte es exógena, la caída de la prensa de papel -en medio de una depresión general- y la aparición de internet generaron una crisis enorme. El cambio de modelo se ha ido construyendo sobre la marcha y aún no hay nada sólido. Las empresas que habían cosechado buenos beneficios solucionaron las pérdidas con despidos masivos. La precariedad y la debilidad profesional y empresarial han hecho el resto: ceder en rigor, calidad y caer en las garras de la política.
En 2018 Elsa González fue elegida miembro del consejo de administración de Telemadrid (Fotografía Telemadrid) |
-Totalmente, Gorka, porque la democracia tiene una enorme deuda con el periodismo, y, en este apartado, la radio tiene un papel prominente por su capacidad divulgadora. La prensa ha levantado alfombras y destapa casi a diario corrupciones y abusos. Y aunque nuestra reputación no pasa por su mejor momento, nunca ha habido tanto interés por la información. La crisis se halla en el modelo de negocio.
"El pódcast ya es presente, la radio a la carta. Pero conozco a muchos jóvenes que duermen con la radio, como yo. El coche y el móvil son dos buenos apoyos, los profesionales deben poner el resto y elaborar una programación atractiva"
-¿Qué queda del periodismo que nos enseñaron a una generación que estamos ‘de salida’?
-Los principios del periodismo son los mismos: narrar los hechos, investigar, contextualizar y dosis de ética. La radio es puro directo. En décimas de segundo debemos adoptar decisiones, desvelar una identidad, de una operación antiterrorista, tratamiento de un menor o de un suicidio, etc. La formación debe ser exhaustiva y especializada, pero es muy importante no romper la cadena del aprendizaje práctico.
-¿Y cómo ves el futuro?
-Creo que el horizonte es halagüeño, aunque la ciudadanía también debe comprometerse y elegir cómo y dónde informarse. Tendríamos que preguntarnos cuál es el valor de la verdad en nuestra sociedad. La defensa de la libertad de información requiere un esfuerzo para alejar a los políticos de la intromisión en el periodismo, que se limiten a asegurar la libertad de información. Asimismo, la unidad de la prensa para rechazar las comparecencias sin preguntas supondrían un paso enorme. Tenemos que empezar por respetarnos a nosotros mismos si queremos recuperar imagen.
-En tu tiempo de profesora de ‘Teoría y Práctica de Información Audiovisual’ y de ‘Lenguaje y Redacción Radiofónica’ de la Universidad San Pablo CEU y profesora del Máster de Radio COPE-CEU… ¿qué ideas intentaste dejarles muy claras, y repetiste hasta la saciedad, para que tus alumnos las recordaran?
-Trabajo, formación y deontología profesional que permita adoptar decisiones con rapidez.. Concedo mucha importancia a la técnica vocal, modular la palabra, algo que, en gran medida, se ha abandonado. Es la principal herramienta, aunque cuenta con dos aliados: la música y, aunque suene paradójico, el silencio. Y aprender a usarlo constituye toda una técnica para no perder naturalidad. La radio carece del apoyo de la imagen, pero esa ausencia concede calidez y promueve la creatividad. Muchos alumnos no se han dedicado a la radio, pero esos conocimientos le han servido en sus exposiciones publicas y profesionales.
-Llegué a la SER creyendo que era un medio menor para la información. En el fondo pensaba que las palabras se las lleva el viento y lo escrito permanece; había realizado mis primeras prácticas en el diario Pueblo. Creo que a la semana de trabajar en la radio supe que era mi vocación. Puedo decir que soy adicta a la radio.
-Te pido que desdobles corazón y cabeza, y me respondas a cómo crees que será el futuro de la radio, ante el desinterés que genera entre los jóvenes (al igual que la televisión), y la pérdida de hábito de escucha de radio en directo.
-El pódcast ya es presente, la radio a la carta. Pero también conozco a muchos jóvenes que duermen con la radio, como yo. Creo que el directo, la inmediatez o el contacto con la actualidad, al tiempo que se realiza cualquier otra función, garantiza el futuro. De momento, la radio logró sortear la crisis con menos desgaste que el resto de los medios de comunicación. El coche y el móvil son dos buenos apoyos, los profesionales deben poner el resto y elaborar una programación atractiva.
-Para terminar, rellena los puntos suspensivos: “La radio es para mí…”
-...¡mi vida!
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