Augusto Delkáder: “Hay corrupción en el periodismo español”
- De vez en cuando conviene repasar los archivos y recuperar momentos y contextos históricos que demuestran que nuestro presente no es tan malo como pensamos, o pretenden hacernos creer
- En 1994, Augusto Delkáder, entonces director general de la SER, aceptó la invitación de Diego Carcedo, director de RNE, para acudir como invitado a “Los Desayunos de Radio 1”, presentados por Julio César Iglesias
- Delkáder, como otros directivos de este grupo empresarial, era entonces víctima de la estrategia del llamado “Sindicato del crimen” que pretendía acabar con PRISA y, por extensión, con Felipe González y el gobierno socialista
- La 'aniquilación del discrepante' no es una estrategia exclusiva de estos tiempos que vivimos, a juzgar por la experiencia que relata Delkáder en la entrevista de RNE
“Una cosa es la libertad de expresión, y otra, muy diferente, es la libertad de corrupción. Porque la libertad de corrupción también existe en el periodismo. Estas situaciones de agresión al discrepante normalmente están sustentadas de negocios muy importantes que tienen una serie de señores que están en algunos medios de comunicación y cuyas rentabilidades harían palidecer y sonrojar a estos individuos, si se expusieran estos datos públicamente, porque la corrupción en la sociedad española no es un patrimonio exclusivo de la clase política. Hay abuso de posición dominante, y tráfico de influencias en el periodismo español”
El activo ’Sindicato del crimen’
Juan Luis Cebrián acuñó con desprecio a quienes
acaudillaron esa pelea, que en fondo según reconocieron, pretendía derribar el
Gobierno de Felipe González, como el “Sindicato del crimen”, recuperando el
nombre de la década de los 50, en Estados Unidos, cuando bautizaron como National
Crime Syndicate a una organización delictiva perfectamente organizada compuesta
por la Mafia ítaloestadounidense, la mafia judía y, en menor medida, la
irlandesa. Como
escribe el periodista Enric Juliana, en el blog “Conversaciones sobre historia”, citando
a La Vanguardia como fuente original, Luis María Ansón, entonces
director del diario monárquico ABC y miembro de los sublevados, reconoció
en la desaparecida revista “Tiempo” que “había que terminar con Felipe
González, esa era la cuestión. Al subir el listón de la crítica se llegó a tal
extremo que en muchos momentos se rozó la estabilidad del propio Estado. Eso es
verdad. Era la única forma de sacarlo de ahí”.
Lo que ahora identificamos con polarización extrema,
entonces se vivía con mayor intensidad, plasmada en una guerra de medios en la
que cada uno representaba unos intereses opuestos a los del contrario, en una
guerra fratricida que pretendía hundir a PRISA y, con su descalabro, aplastar
las posibilidades de los socialistas en su legítima renovación del poder. En
este contexto, los altos cargos de PRISA, entre los que se encontraban el
citado Cebrián y, por supuesto, Augusto Delkáder, a quien apodaban
despectivamente “el moro”, como reconoce en esta entrevista, se
despertaban todos los días con insultos y amenazas.
La ‘Libertad de corrupción’ del periodismo español
A pesar de ese contexto tan duro, y adverso, al que tuvieron
que hacer frente en aquellos años, Delkáder aceptó la invitación de RNE para
participar en sus “Desayunos de RNE” y optó por repartir estopa: “Nos
quieren negar el derecho a vivir, el derecho de un grupo empresarial como PRISA
a existir. Lo que queremos es tener una dimensión adecuada a los tiempos que
vienen. El Grupo PRISA es un grupo pequeño, insignificante, en el mundo de la comunicación
actual. Y esto está ahí. Y para defendernos solo tenemos nuestro trabajo en la
SER o El País, y creo que los ciudadanos no son tontos”, comenta Delkáder.
La situación de enfrentamiento marcó una tensión insoportable en las esferas de PRISA, que entendía la compra de Antena 3 de Radio como una oportunidad para el crecimiento empresarial, más que como una operación política para aumentar su peso e influencia, que también (pero en menor medida). Augusto Delkáder, entonces hombre punta de Cebrián en la SER, que sustituyó en la dirección general a Eugenio Galdón, proveniente de la COPE, llegado para modernizar la SER anterior al desembarco de PRISA, dirigida entonces por Eugenio Fontán, comentó lo siguiente: “Una cosa es la libertad de expresión, y otra, muy diferente, es la libertad de corrupción. Porque la libertad de corrupción también existe en el periodismo. Estas situaciones de agresión al discrepante normalmente están sustentadas de negocios muy importantes que tienen una serie de señores que están en algunos medios de comunicación y cuyas rentabilidades harían palidecer y sonrojar a estos individuos, si se expusieran estos datos públicamente porque la corrupción en la sociedad española no es un patrimonio exclusivo de la clase política. Hay corrupción en el periodismo español. Y abuso de posición dominante, y tráfico de influencias”, defendió.
‘La tertulia de Antonio Herrero’, cuadro de 1996, obra de Álvaro Toledo, recogido en el blog "Conversaciones sobre historia" |
Los nombres de los sublevados
PRISA se sintió víctima del ‘Sindicato del Crimen’, conformado,
según
el citado Juliana, por nombres como
los de Pedro J. Ramírez, entonces director de El Mundo, José Luis
Gutiérrez, director de Diario 16, el periodista Manuel Martín Ferrand,
exdirector general de Antena 3 de Radio, Antonio Herrero, presentador del
informativo matinal de la emisora absorbida, “El Primero de la mañana”, Federico
Jiménez Losantos, Jaime Capmany, director del semanario ‘Época’, el
sociólogo Amando de Miguel, el periodista Pablo Sebastián,
antiguo director del diario ‘El Independiente’,
el escritor Fernando Sánchez Dragó y, además del citado Luis María
Ansón, el economista Ramón Tamames, recuperado para la reciente historia
de España como candidato
a la presidencia de gobierno en la moción de censura de Vox en 2023.
“Yo creo que una empresa periodística debe tener una coherencia para ser consistente. Esto, además, facilita el protagonismo de los profesionales. Hay grandes periodistas que, estando perfectamente engarzados con una empresa, tienen su protagonismo particular ante la opinión pública. Otro caso muy diferente es el de una empresa donde vienen unos señores y cada uno haga lo que le da la gana. Este es el caso que se da en la cadena de los obispos españoles donde hay una serie de señores que han tomado aquello al asalto. Si los obispos consienten esto y les parece muy bien, yo lo respeto”
Entre duros ataques a este colectivo, sin citarlo, Delkáder
rechazó el insulto como herramienta de presión. “Somos competidores, pero no
somos enemigos, yo diría que ni tan siquiera adversarios. Pero hay personas en
el mundo de la comunicación, no solamente en el mundo de la radio, que están
empeñadas en destruir la competencia por la aniquilación del discrepante, y
esto es lo que está pasando. Nosotros apostamos por crear un ambiente de
compañerismo, y sana competencia. No queremos usar el insulto. No queremos usar
la descalificación del discrepante, sino debatir las ideas y no descalificar a las
personas”. Ni Julio César Iglesias, ni Diego Carcedo, ni Antonio San José
repreguntaron a Delkáder a quién se refería con sus ataques a los grupos que
querían “aniquilarles”.
La COPE ficha a las estrellas salientes de Antena 3 de Radio
Las estrellas de Antena 3 de Radio ficharon a los pocos
meses (tras ese verano) por la COPE, con la oposición de algunos obispos de la
Conferencia Episcopal, que veían venir tiempos difíciles al contratarlos. En
este contexto, hay que entender las siguientes palabras de Augusto Delkáder en “Los
Desayunos de Radio 1”: “Yo creo que una empresa periodística, sea una
radio o un periódico, debe tener una coherencia para ser consistente. El
periódico tiene que ser plural, tiene que recoger opiniones, una radio debe contar
con una diversidad de criterios y unas pautas profesionales. Esto, además,
facilita el protagonismo de los profesionales. Hay grandes periodistas que,
estando perfectamente engarzados con una empresa, tienen su protagonismo
particular ante la opinión pública. Otro caso muy diferente es el de una
empresa donde vienen unos señores y cada uno haga lo que le da la gana, esto es
lo que yo llamo una ‘Unión temporal de obras’. Este es el caso que se da en la
cadena de los obispos españoles donde hay una serie de señores que han tomado aquello
al asalto, como si fuera un bajel, donde se han repartido la proa, la popa,
estribor y babor, y donde cada uno hace lo que le viene en gana. Si los obispos
consienten esto y les parece muy bien, yo lo respeto”, afirmaba. Los dardos
de Delkáder contra el “Sindicato del crimen” no perdían ocasión de hacer blanco
en la diana.
También hubo tiempo en la entrevista de RNE de hablar de la
radio de entonces, de su situación y futuro. “La radio está en una situación
crítica, en un momento de cambio. La radio necesita afrontar la especialización,
necesita también encontrar nuevos caminos que, en mi opinión, deben de ir por
la creatividad, por formular un nuevo modelo. Creo que estamos agotando las
últimas fases de lo que podemos llamar la radio de los años setenta y estamos a
la búsqueda de nuevos formatos, nuevos programas y la incorporación de nuevos
profesionales al mundo de la radio”, concluyó el director general de la
SER. Afirmar, en 1994, que la radio estaba agotando el modelo de los setenta, cuando
seguimos en él, nos llama poderosamente la atención.
El conocido popularmente como 'Antenicidio' fue la chispa que encendió la llama del acoso y derribo a PRISA. Algunos medios como El Mundo fueron muy beligerantes con la compra de Antena 3 de Radio por parte de PRISA (Fuente, La Hemeroteca del Buitre.com) |
La radio digital por satélite que nunca llegó
“Una de las cuestiones que va a transformar el panorama de los contenidos de la radio es la innovación tecnológica. Ahí está la radio digital, que, en el futuro, y a principios del siglo próximo se verá, (contará con) la radiodifusión directa, por satélite, que nos permitirá tener una oferta mucho mayor, más plural, con muchísima mayor calidad y nos obligará a cambiar los contenidos de nuestras programaciones”. Nunca llegó a establecerse en nuestro país la radio digital por satélite, siguiendo el modelo de EE.UU., tal vez porque allí es de pago, y este modelo de negocio resultaba de dudosa implantación en España.
“Somos competidores, pero no somos enemigos, yo diría que ni tan siquiera adversarios. Pero hay personas en el mundo de la comunicación, no solamente en el mundo de la radio, que están empeñadas en destruir la competencia por la aniquilación del discrepante, y esto es lo que está pasando"
Seis años después llegaría el despliegue de otra ‘radio
digital’, impulsada por el gobierno de José María Aznar (PP), la DAB que
fracasó, y ahora RNE intenta reflotar en su estándar evolucionado DAB+. Pero
del satélite nada de nada, pese a la convicción de Delkáder. También ocurrió
algo parecido con el DRM, del que nunca más se supo... aunque se hicieron las
pruebas correspondientes.
La ‘segunda juventud’ de Delkáder en la SER
El entonces director general de la SER habló también del
necesario código ético que debe regir el ejercicio del periodismo (aviso a
navegantes). “Yo no creo en la necesidad de contar con una legislación
especial para el periodismo. Debemos regirnos por un código ético. Los periodistas
no podemos dedicarnos a vender mercancía falsa. Antes que periodistas debemos
ser ciudadanos. Si por lo menos cumpliéramos en los medios de comunicación las
obligaciones cívicas y las normas generales fueran normas que afectan también a
la ciudadanía, yo creo que con esto simplemente, ya daríamos un gran salto adelante
en España”.
Antonio San José, recordemos que estamos en 1994, se refirió al EGM como un estudio de menor fiabilidad que los audímetros en televisión. Delkáder fue tajante en este punto. “Es un instrumento fiable”, no dudó un segundo en responderle, con contundencia, para luego añadir: “El problema aquí es que, cuando salen los resultados del EGM, todos se ponen a criticar el sistema, matando al mensajero. Hombre, no. Lo que hay que hacer es mejorarlo invirtiendo un poco más de dinero. La investigación es un instrumento para conocer la realidad de la radio y el apoyo, o no, de la opinión pública a la que se dirige”, concluyó.
Diego Carcedo le preguntó al final de la conversación si
echaba de menos el olor a tinta del periódico, donde empezó a ejercer el
periodismo (primero en el diario de Cádiz y, posteriormente, como parte del
equipo fundador, en El País). “Ahora mismo, si soy sincero, no echo de menos
la tinta fresca (risas), porque estoy tan contento, tan atrapado, tan ilusionado
con la Cadena SER, y las personas que trabajan conmigo en la SER me han contagiado
su pasión por la radio, de manera que me han hecho rejuvenecer, volver a tener
más pasión por el mundo del periodismo, que comencé cuando tenía diecisiete años
en mis primeras prácticas en el Diario de Cádiz, y estoy viviendo una segunda
juventud, que me ha hecho al menos no sentir nostalgia por el mundo del periodismo
escrito”. Es cierto que la primera reacción de Delkáder, cuando Cebrián le
trasladó su nuevo destino en la SER, fue negativa. Consideraba una degradación
ocuparse de la SER. Pero con el tiempo, y el equipo directivo que se encontró
en Gran Vía 32, sede actual de la cadena amarilla, cambió de idea radicalmente
y se enamoró de la radio.
-La entrevista a Augusto Delkáder en “Los Desayunos de
Radio 1”, de RNE, dirigidos por Julio César Iglesias, se produjo en noviembre
de 1994.
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