Roberto Sánchez: “No puedes trabajar solo seis horas y media si aspiras a hacer radio de excelencia”
- El próximo 6 de septiembre se cumplirán 31 años de la primera emisión del programa “Si Amanece nos vamos” en las madrugadas de la Cadena SER, presentado entonces por la periodista Marta Robles
- En la temporada siguiente, la 1994-95, tomó las riendas del programa Roberto Sánchez durante dieciocho años y 5.000 ediciones, hasta que un directivo de la SER decidió suprimirlo y sustituirlo (mucho más barato) por la repetición de “El Larguero”
- En 2021, Roberto Sánchez cumplió su sueño: resucitarlo. Por el camino, muchos oyentes huérfanos que han vuelto a reencontrarse con Roberto, que acepta vivir al revés que la mayoría de nosotros para hacer una radio que nos despierte con buen rollo, el mismo que él derrocha
Roberto Sánchez frente al micrófono amarillo de la SER, al que ha dedicado toda su vida (Fotografía CadenaSER.com) |
-Todo. Desde que nos despertamos, mi equipo y yo estamos
pendientes de la actualidad para darle la vuelta, contarla de otra forma y ser,
a la vez, el primer periódico de la mañana. Eso son muchas más horas de las que
estamos en antena. Me hizo gracia el otro día un tuit de un oyente. Decía que
se sentía estafado porque, como emitimos en videostreaming, nos vio leer
papeles y nos acusó de estar guionizados. La estafa es lo que hacen otros en
otras radios: llegar y soltar lo que les da la gana. Se nota mucho cuando lo
escuchas. Y no miro a nadie… No se trata de señalar a compañeros, porque
tampoco lo achaco a la falta de profesionalidad. La radio ha sido el patito feo
o el hermano pobre de los medios y, si no tienes equipo y muchas horas de
trabajo detrás no puedes hacer el mismo producto, aunque seas el mejor
profesional del mundo.
La decisión de suprimir el "Si Amanece..." en 2012 "fue una decisión empresarial y lo viví como una injusticia. Hacia mí y hacia todo el trabajo que habíamos hecho. Creo que los hechos nos han dado la razón. Aquello me hizo tener alguna duda sobre si mi vocación tenía sentido y me obligó a trasladarme a Madrid desde Barcelona. Creo que la SER se dio cuenta de que cerrar mi primera etapa del “Si amanece...” fue dejarle el camino libre a la competencia, y ahora estamos en el camino de recuperar ese público"
-¿Cuánta piedra ha picado usted en las ondas?
-Toda la del mundo, pero muy a gusto, y me ha servido para aprender muchísimo. No me quejo. Soy un privilegiado. Desde los dieciséis años he querido hacer esto. Mi padre tenía una empresa y yo podía haber tenido la vida resuelta trabajando con él, pero mi pasión era esto. Estudiando en el instituto, me iba los domingos por la noche a Radio Juventud de Barcelona a esperar a que un señor, que hacía un programa de motor, acabara antes de hora y meterme en el estudio de extranjis a presentar música. Gratis, claro. Claro. Y he sido la estrella de una radio municipal por 40.000 pesetas. Pero ya digo que no me quejo. Todo eso me permitió dirigir programas desde muy joven. Porque me gustaba. Tampoco creo eso que venden ahora muchos medios a la gente joven de que tienes que trabajar gratis a cambio de visibilidad: eso es una tomadura de pelo. El trabajo tiene que estar pagado dignamente y respaldado por derechos laborales, pero, más allá de eso, yo me tomo esto con la disciplina y la motivación de un deportista de élite. Es decir, no puedes trabajar solo seis horas y media si quieres hacer una radio de cierta excelencia.
-¿Lo suyo es vicio, vocación, servicio público?
-De todo eso un poco. Yo no llevaría tan bien la profesión y
sus peajes ni me entregaría tanto si lo mío no fuera vocacional. Este trabajo
ni puede ni debe ser como el de un contable de banca.
-¿Y les exige lo mismo a sus colaboradores?
-No creo que se deba exigir. Tú, al elegir a tus
colaboradores, valoras esa predisposición, crees ver en ellos esa pasión y
luego, poco a poco, se va produciendo una especie de selección natural. Los que
se van quedando conmigo son los que se criban ellos mismos, entre los que
tenemos este vicio y esta enfermedad, hay quien sigue tus ruedas y quien se va
cayendo del pelotón. He tenido becarias que me han durado un día, porque esto
era muy duro para ellas. Y a gente, que, teniendo todas las ganas del mundo, su
naturaleza no le permitía este horario, este vivir al revés. Mejor que se den
cuenta cuanto antes, esto no va de sufrir.
"Cuando llegué a "La Ventana', Francino me dijo: ‘tú eres Roberto Sánchez, tú tienes un Ondas, tú no tienes que demostrar nada’. Tuvimos la humildad de aprender y conocernos. Me lo tomé como un máster y cuando, en agosto del 2021, cerré “La Ventana” y abrí el “Si amanece...” lo hice más sabio y más fuerte. En cierta manera, creo que estoy cosechando lo que he sembrado"
-Dicen que, trabajando de noche, se pierden años de vida.
¿Le compensa?
-Llevo casi vida de monje, pero es la que quiero. De salud
estoy de miedo, estoy mejor que nunca porque hago lo que me gusta. He
desayunado a las 3 de la tarde, cenaré a las ocho y media, me echaré una siesta
de nueve y media a 10 de la noche, entrará a currar a las 12 y me acostaré
entre 7 y 8. Digamos que llevo una vida de Australia viviendo en España.
-¿A quién se imagina al otro lado?
-Tenemos 98.000 oyentes, muchos fieles, pero no son siempre
los mismos. Desde el operario que está de turno en la planta de Firestone de
Burgos, al ejecutivo que tiene que coger un avión a las 5, o la señora de
Vilassar que nos escribió diciendo que se operó de una tontería de los ojos, se
quedó ciega y, desde entonces, somos sus ojos y su antena al mundo. Hay muchas
circunstancias de la vida que te pueden dejar insomne, o hacerte madrugar o
trasnochar, y querer o necesitar compañía. Creo que la SER se dio cuenta de que
cerrar mi primera etapa del “Si amanece...”, que duró de 1994 a 2012,
fue dejarle el camino libre a la competencia, y ahora estamos en el camino de
recuperar ese público.
-Con ese programa había ganado el premio Ondas en 2009.
¿Cómo vivió aquello?
-Fue una decisión empresarial y lo viví como una injusticia.
Hacia mí y hacia todo el trabajo que habíamos hecho. Creo que los hechos nos
han dado la razón. Aquello me hizo tener alguna duda sobre si mi vocación tenía
sentido. Aquello me obligó a cambiar totalmente mi sistema de vida. Si quería
seguir en la élite, en la crema de la radio, tenía que venirme de nuevo a
Madrid, teniendo a mis hijas en Barcelona. Tiendo a ver la parte positiva. Era
lo que había que hacer, y lo hice.
-¿Cómo llevó pasar de ser el ‘número 1′ de su propio
programa a ser el segundo del de otra persona?
-Depende de quién sea el número uno. En mi caso fue Carles
Francino, en “La Ventana”. Él me dio mi sitio. Me dijo: ‘tú eres
Roberto Sánchez, tú tienes un Ondas, tú no tienes que demostrar nada’.
Tuvimos la humildad de aprender y dejar conocernos. Me lo tomé como un máster y
cuando, en agosto del 2021, cerré “La Ventana” y abrí el “Si amanece...”
lo hice más sabio y más fuerte. En cierta manera, creo que estoy cosechando lo
que he sembrado. Haciendo una torre con toda la piedra que he picado.
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