Un ensayo breve, de ochenta páginas, dedicado al medio más sugerente de todos
“El video desplazó a la radio a otro lugar”
- Montes hace una inmersión, voluntaria y voluntariosa, en la radio, desde su propia experiencia vital, como oyente y militante del medio, convencido de sus beneficios
- En realidad, el texto nace como reacción a la opinión de un amigo que le recomendó atravesar la frontera existente entre la radio del directo, acompasada con el tiempo, y la radio a posteriori, la que representa el pódcast
No suele ser muy habitual que se publiquen ensayos con la radio como tema central de la reflexión. Por eso es muy de agradecer que el escritor Javier Montes (Madrid, 1976) haya elegido la radio para este breve, pero intenso, libro titulado “La radio puesta” (Anagrama, 2024). “¿De verdad el vídeo mató a la estrella de la radio, como sentenciaba la canción de los Buggles? No, simplemente la desplazó a otro lugar”, se pregunta y se responde Montes. “Este libro -añade- reivindica la radio como compañía, como inspiración, como ventana al mundo que combina lo íntimo y lo universal”.
Este es el tono general del libro: un análisis de la
realidad que rodea a la radio, desde la experiencia personal, y hasta poética,
de Javier Montes, a quien, en 2010, la revista Granta incluyó en su selección ‘Los
mejores narradores jóvenes en español’. Un tono, el que emplea Montes, nada
pretencioso, humilde, pero convencido. “La radio que ponemos cada mañana
para aterrizar en la realidad mientras preparamos el café; la radio que fue el
único contacto con el exterior de Ana Frank y su familia mientras
permanecían ocultos; la radio que Walter Benjamin vislumbró como patria común
imaginaria, hecha de multitud de voces y silencios…”.
Montes traza un recorrido que atraviesa los diferentes
aspectos que aglutina la radio, y que el oyente percibe de manera inconsciente.
El ejercicio consiste en poner conciencia en lo percibido. “Invisible,
inmaterial y omnipresente, la radio es el fantasma doméstico que invocamos a
voluntad y se nos aparece a diario para operar sobre nuestra imaginación”.
Montes reivindica la radio provocadora, y hasta provocativa. Provocadora de
imágenes, entrenadora de la imaginación; provocativa por lo mucho que cuenta, y
que busca la reacción del oyente, una vez que se produce el “chispazo” del que
habla André Breton y activa su atención. “Estamos a nuestras cosas,
resolviendo recados, limpiando la casa, conduciendo al trabajo atendiendo la
barra de un bar, y de repente nos descubrimos escuchando”.
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Portada |
“Prefiero la radio a las pantallas. Las
imágenes son mejores”
“En este librito-ensayo, por formato y páginas, de la
colección ‘Nuevos Cuadernos Anagrama’, Javier Montes se descubre como
oyente asiduo desde la preparación del primer café de la mañana, generalmente
de emisoras de música clásica y, a partir de ahí, repasa la relación con el
medio desde un prisma personal sazonado de referencias cultas que ejemplifican
el papel decisivo que ha jugado la radio a través de la historia, pero sin
petulancias ni pretensiones de categorizar, sino más bien como foco de
resonancia de algo que, sin hacer ruido, nos vela y nos arropa desde la
discreción sin –paradójicamente– alzar la voz, sin competir con otras
plataformas de comunicación más contemporáneas. La radio continúa fiel a una
propuesta sin secretos: músicas y palabras que vuelan gratis –no hay nada más
popular– con un mensaje que espera ser recepcionado para deleite o confort, o
para conocimiento y reflexión (es significativa la sentencia del escritor y
periodista Alistair Cooke situada estratégicamente antes del inicio del texto: “Prefiero
la radio a las pantallas. Las imágenes son mejores”). Fragmento
del comentario de Santi Carrillo en RockdeLuxe.com, 06.03.2024 en este enlace.
"El origen de este ensayo publicado por Anagrama se sitúa en una pregunta que, desgraciadamente, nos hacen a los oyentes más de una vez: "¿Todavía escuchas la radio?". Eso sí, el resultado ha ido mucho más allá que hacia una mera contestación. "Yo creo que el libro habla sobre la radio y, de una manera más amplia, sobre una manera distinta de ver el mundo", ha asegurado el escritor en la entrevista que le hizo Carles Francino en "La Ventana", en la Cadena SER.
"
Ahora el pódcast es la moda", ha continuado Montes,
"quien no tiene un pódcast no es nadie". En cambio, con la radio hay un elemento diferencial, que no es otro que el del verbo que utilizamos para referirnos a su consumo: "
poner". "
La radio la dejas puesta y a veces te atrae algo que se dice", ha justificado, "
yo llevo un cuaderno y siempre dejo que la radio me hable a mí cuando corresponde, cuando hay cosas que de repente me inspiran". Así, sintonizar una emisora es defender una vuelta al azar, a redescubrir canciones que hacía mucho tiempo que no escuchabas y, en definitiva: "
A dejar que algo ajeno a ti te penetre y entre en tu vida".
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Javier Montes con Carles Francino, después de la entrevista que le hizo en "La Ventana" de la SER (Fotografía CadenaSER.com) |
Javier Montes ganó con “Los penúltimos”, su primera novela, el Premio José María de Pereda. Después publicó “Segunda parte”, que, como su debut, apareció en Pre-Textos. Con “La ceremonia del porno” ganó el Premio Anagrama de Ensayo junto a Andrés Barba. Colabora con El País, Granta, Artforum o The Literary Hub y su trabajo se ha reconocido con la Civitella Ranieri Fellowship, la Beca Leonardo de la Fundación BBVA o la invitación como escritor residente del MALBA en Buenos Aires.
-Aquí dispones de la entrevista de Carles Francino en la SER.