Félix Madero: “En la radio se arriesga muy poco”
- El periodista toledano cumple 41 años de profesión, 30 de ellos en la radio. Tiene por tanto autoridad moral de sobra para tomarle la temperatura a la profesión, y trasladarnos sus recuerdos sobre su carrera profesional, la mayor parte de ella en su medio preferido: la radio
- Javier del Castillo vuelve a sentar enfrente a un colega con el que compartió años de trabajo en la misma empresa
- Extractamos lo más destacado referido a la radio, e invitamos a ver/leer la entrevista completa, porque sin duda constituye una lección magistral sobre radio y periodismo
Félix Madero visto por la cámara de Carmen Suárez (The Objetive) |
"Como ya estoy jubilado y no espero ningún tipo de prebendas, te diré que la figura del director de programas ha desaparecido. Ahora hay funcionarios en las emisoras de radio. No existe en la radio un director de programas que tenga imaginación y capacidad creativa. Esto es lo que hay. A la radio la hemos pervertido, en la medida en que prácticamente el 90% es tertulia e información. Pongas lo que pongas, todo es una tertulia en la radio. El último gran radiofonista que queda es Carlos Alsina, en la medida en que es un periodista de raza, pero tiene tiempo, capacidad y arte para hacer programas diferentes"
Esos fueron los comienzos de este periodista toledano que,
años después, sería director de Informativos de Onda Cero, responsable de la
agencia de noticias Servimedia, editor de noticias y presentador en CNN+ o
director del informativo de la noche – recuperando el mítico título “De
Costa a Costa” – en Punto Radio. y se despidió dirigiendo el informativo
nocturno –“El Enfoque”- en la autonómica “Onda Madrid”
-Han sido muchos años delante de un micrófono, ¿qué se
siente cuando lo dejas?
-La radio hay que sentirla. Es como el teletrabajo. Yo lo respeto muchísimo, pero el trabajo es en una oficina y en una mesa. La radio se hace en un estudio y no delante de un iPhone. ¿Qué se siente? Pues yo no siento grandes cosas. Cuando decidí jubilarme, sabía lo que estaba haciendo. Creía que era lo mejor que podía hacer, después de tanto tiempo delante de un micrófono. Además, cumplía así con una de las grandes promesas que me hice en su momento, cuando vi a algunos compañeros muy estimados y estimables que no han sabido jubilarse. Que no han sabido irse. Dije: ‘No quiero ser ese compañero, al que he querido mucho, pero al que ahora le diría, si fuera su hijo, que lo dejara’. Es mejor decir adiós cuando uno está bien. Y cuando, además, hay una vida alternativa a la radio.
-Radio
Nacional, SER, Cope, Onda Cero, Punto Radio, Onda Madrid… Y no sé si me
dejo alguna. ¿En cuál de ellas te has sentido más a gusto y más libre?
-Yo creo que en Onda Cero. Pero en la Onda
Cero dirigida por los ciegos. Yo fui director de Informativos (mediados de los
90) y la ONCE nos dio una libertad para informar y opinar que yo no he visto
luego en otras cadenas. Aunque no me puedo quejar. En otras cadenas he sentido
algunas presiones, porque, en la medida que en que tu responsabilidad va subiendo,
las presiones son más notables y más notorias.
-Entiendo que fue dolorosa tu salida de Onda Cero, tras
la adquisición de la cadena por parte de Telefónica.
-No, por parte del Partido Popular. A mí, como me han dado
por la derecha y por la izquierda, y como me cesó el PSOE siendo director de
Radio Nacional en Castilla-La Mancha, y me cesó el PP cuando era director de
Informativos de Onda Cero, lo puedo decir claramente: aquello fue una operación
obsesiva del PP, que entendía que no había contrapesos definidos entre el Grupo
Prisa y la nada. Prisa tenía la SER, El País, Canal + y en el otro lado, en el
centro derecha, no había nada. Se inventaron Vía Digital, que duró lo que duró,
como todas las cosas artificiales. Los más talluditos que nos escuchen se
acordarán de Vía Digital. Por un lado, a Antonio Asensio le quitan
Antena3 TV, El Mundo aparece como el gran periódico asociado a ese proyecto y
faltaba la radio. Entonces, van a comprar Onda Cero, cuya propiedad es la más
débil, la ONCE. La ONCE es una empresa importantísima en este país, que está
intervenida, entre comillas, por parte del Gobierno, a través del Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social. A la ONCE, por decirlo rápidamente, le dijeron: ‘Tienes
que vender la cadena de radio’. ‘No queremos venderla porque es muy
importante para nosotros mantenerla’. Además, ya estaba en beneficios en
ese momento. Es importante porque la radio es el medio por excelencia para un
ciego.
Punto Radio fracasó porque no había estructura. "Las emisoras eran de las cabeceras periodísticas del Grupo Vocento. Hacer una cadena, cuando cada periódico tenía su radio, era muy complicado. Había directores por todos los sitios. El director de esos periódicos también mandaba en la radio. Cuando llamábamos de Madrid, teníamos que pedir miles de permisos. Aquello no fue nunca una cadena de radio, aunque empezaba a parecerlo. Luego, la empresa como tal nunca tuvo claro qué era una radio, hasta que llegó José Manuel Vargas, como consejero delegado del Grupo. Se tomó más en serio Punto Radio, pero se lo cargaron también"
-Casi todas las radios ofrecen a las mismas horas idénticos contenidos.
-En la radio se arriesga muy poco. Hay muy poco riesgo. Como
ya estoy jubilado y no espero ningún tipo de prebendas, te diré que la figura
del director de programas ha desaparecido. Ahora hay funcionarios en las
emisoras de radio. No existe en la radio un director de programas que tenga
imaginación y capacidad creativa. Esto es lo que hay. A la radio la hemos
pervertido, en la medida en que prácticamente el 90% es tertulia e información.
Más tertulia que información. La radio creativa se ha perdido. Pongas lo que
pongas, todo es una tertulia en la radio.
En mi opinión, el último gran radiofonista que queda es Carlos Alsina,
en la medida en que es un periodista de raza, claramente político, pero tiene
tiempo, capacidad y arte para hacer programas diferentes. El resto es tertulia,
más tertulia, y deportes. Y hemos descubierto además que se puede hacer
periodismo deportivo y humor al mismo tiempo. Pues vale. No se apuesta. Lo que
hace la Cope se parece a lo que hace la SER y en la radio pública, que no
depende de la publicidad, se experimenta muy poco.
-¿Qué sensación tuviste la primera vez que hablaste
delante de un micrófono de radio?
-Cuando me puse por primera vez delante de un micrófono era
el final de un gran sueño. De adolescente tuve claro que quería ser periodista
de radio. Nunca pensé en la televisión ni en los periódicos. A mí me regalaron
en mi primera comunión un aparato de radio de marca Sharp, que venía dentro de
una funda de cuero. En ese transistor escuchaba yo un programa de Carlos
Tena, en Radio Nacional de España, que se llamaba “Para vosotros jóvenes”.
Era un programa fabuloso. Yo creo que ahí empecé. Cuando aprobé la selectividad
y me iba a matricular en la Facultad de Ciencias de la Información, mi madre me
dijo: ‘Vete a ver a tu tío Venancio (registrador de la propiedad) y le dices
lo que vas a hacer’. Cuando le conté que iba a hacer Ciencias de la
Información, mi tío Venancio, me dijo, con esa vena tan seria que tienen los
registradores: ‘¿Eso que es?’. ‘Eso es periodismo’, le contesté.
Su respuesta fue: ‘No, no; tú haz Derecho, que ya escribirás en los
periódicos’. Fue tal la presión de la familia que tuve que hacer después
por libre Ciencias Políticas y Sociología. La primera vez que me puse delante
de un micrófono me sentí muy feliz, muy feliz.
-¿Por qué fracasó Punto Radio en su intento de
consolidarse como otra gran cadena de radio?
Félix Madero en RadioCadena |
-Que, por cierto, lo está haciendo bastante bien…
-Muy bien. Era un grandísimo subdirector. También estaba José
Miguel Azpíroz en el equipo. Tenía, además, el asesoramiento perfecto de
uno de los grandes del periodismo, que ha sido Manuel Martín Ferrand.
Colaboraba conmigo. Rafa Latorre hace un comentario con Carlos Alsina que se
llama “El gallo Latorre” y a mí me hacía un comentario Manuel Martín
Ferrand que se llamaba “En menos que canta un gallo”. Aprendemos de los
mejores. La cadena Punto Radio estaba ya a punto de consolidarse, pero hay un
follón enorme en el consejo de administración de Vocento, donde nunca se han
entendido las familias. Hay familias ahí que prefieren que el que está enfrente
no gane, aunque se pierda dinero. Así no se puede gobernar una empresa. Es
imposible. Terminaron con José Manuel Vargas, que era la única persona que
tenía en la cabeza el grupo. Le sustituye Luis Enríquez y me dicen que
no cuentan conmigo y ponen en mi lugar a Melchor Miralles. Dos años más…
y se apagó.
-Sigue
leyendo esta entrevista a Félix Madero en The Objetive.
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