Centenario 1924-2024: La radio es de todos
- 2024 nace con un enorme significado simbólico para la radio, para quienes viven de ella y también para quienes viven con ella
- El mismo aire que nos permite vivir, sirve para oír, difundir y propagar los contenidos más variopintos basados, fundamentalmente, en la palabra
- Cien años de vida, de emisiones por ondas, y en los últimos treinta años también presente en internet, hacen de la radio el medio de comunicación basado en la transmisión de sonido a distancia, más longevo de la historia de la humanidad
La radio sigue fiel a sus esencias, pese a que haya cambiado el envoltorio tecnológico (Fotografía Pixabay) |
Resulta muy cansino sufrir constantemente el bombardeo de lo excluyente, partiendo de una presumible, e irreal, exclusividad (o identidad). En este caso, obviando, o sorteando, una de las características esenciales de la radio: su universalidad. Es triste que la condición de pertenencia a un lugar (o una empresa) se convierta en arma arrojadiza contra los que no pertenecen a esa comunidad. Y la radio, precisamente, aúna, en lugar de excluir; hermana, en lugar de enfrentar; reúne, en lugar de escindir; suma, en lugar de dividir
La SER, por su parte,
como la Generalitat ha tomado la iniciativa con estas medidas, lo interpreta de
otro modo. No hay más que mirar el titular de El País: “La
Generalitat se suma a la celebración del centenario de Ràdio Barcelona”.
Por supuesto, como el aniversario ‘es mío’ (de la SER), lo que hace la
Generalitat es sumarse a ‘nuestra celebración’, pero que nadie confunda la
paternidad del hecho histórico que celebramos: que la primera emisora que
empezó a emitir en España fue Radio Barcelona, EAJ-1. Una verdad a medias.
Y así todo.
Resulta muy cansino sufrir constantemente el bombardeo de lo
excluyente, partiendo de una presumible, e irreal, exclusividad (o identidad).
En este caso, obviando, o sorteando, una de las características esenciales de
la radio: su universalidad. Es triste que la condición de pertenencia a un
lugar (o una empresa) se convierta en arma arrojadiza contra los que no pertenecen a esa
comunidad. Y la radio, precisamente, aúna, en lugar de excluir; hermana, en
lugar de enfrentar; reúne, en lugar de escindir; suma, en lugar de dividir
(salvo fines torticeros).
Que la radio cumpla un siglo de vida en España debe ser una
fiesta. Una fiesta para todos, especialmente para los oyentes. Sin exclusiones
forzadas, basadas en verdades a medias. Hay que abrir las ventanas al aire
fresco, el mismo que compartimos todos, para respirar, y para escuchar.
Radio Barcelona, EAJ-1, fue la primera emisora en adquirir
la primera licencia oficial que la acreditó como tal. Pero en cuestión de
emisiones, se le adelantó Radio Ibérica, fundada a mediados de 1924, y no fue
la única. El 10 de noviembre de ese mismo año, cuatro días antes que Radio
Barcelona, inauguró oficialmente sus instalaciones otra emisora, Radio España,
que consiguió el indicativo EAJ-2. Ambas, Radio Barcelona y Radio España,
habían iniciado emisiones en pruebas semanas atrás. No pretende mi argumentación
despojar a Radio Barcelona de su condición de emisora con primera licencia
oficial concedida, sino aportar datos en torno a la concurrencia de otra serie
de circunstancias que refuerzan mi tesis de que la radio en España nació, gracias
a la iniciativa privada, casi simultáneamente, en Madrid (Radio Madrid nació en diciembre de 1924) y en Barcelona (y muy
pronto en otras pequeñas capitales de provincia), aunque la oficialidad
estableciera un orden preferente, que no discuto, pero relativizo.
No tengo más remedio que reconocer, a pesar de mi optimismo congénito, que mi ánimo, ante este Centenario que debiera unir más que nunca a la radio, a todos, empresas, profesionales y oyentes, ante los retos que tiene planteados de cara a su futuro o, dicho de otra forma, a su subsistencia, nace -como el año 2024- algo quebrado por una realidad tozuda que nos impide contar con una institución que nos reúna y represente a todos, con el solo interés de trabajar desinteresamente por el medio, que tanto nos ha dado a todos, profesionales y oyentes
Otra cuestión es que, cuando nació Radio Barcelona, la radio
que lleva orgullosamente el apellido de la ciudad a la que sirve, no existía la
Cadena SER. La primera cadena nacional
que nace en España se llamaba Unión Radio, nombre que el régimen franquista,
surgido de la victoria en la Guerra Civil, como muy bien nos recuerda la
periodista Ángeles Afuera en su magnífico libro “Aquí, Unión Radio”,
rebautizó como Sociedad Española de Radiodifusión (SER). Y PRISA llegó en 1985.
Conviene relativizar las verdades absolutas, sobre todo las
que se defienden con vehemencia. O con intereses particulares de por medio. El
primer centenario de la radio se merece una celebración conjunta del sector,
que no creo que veamos. La radio privada -la auténtica impulsora del medio-,
junto con la radio pública (nacional y autonómicas) deberían emparejarse para
esta gran ocasión y promover conjuntamente actuaciones y celebraciones que
enaltezcan el medio y le devuelvan la visibilidad que está dejándose arrebatar
por su propia inoperancia y por el incuestionable empuje del audio digital que
es quien se lleva los titulares y la atención mediática.
Si contáramos en este país con una auténtica Academia de
las Artes y las Ciencias Radiofónicas de España que aglutinara al sector, a
la industria y a sus profesionales, tendríamos mucho trabajo hecho. Pero por
desgracia, quienes utilizan ese nombre tan rimbombante solo se representan a sí
mismos y a sus intereses, con una reconocida indignidad. Constituye una
auténtica desgracia carecer de una institución, como sí tiene el cine, la
televisión o el teatro, que reúna a los profesionales ante un objetivo común:
la defensa y la extensión de la radio.
Doy fe de que los hombres y las mujeres de la radio conformamos un colectivo de afable cordialidad entre nosotros, propia del medio en el que desempeñamos nuestra labor profesional. Allá donde concurrimos mostramos nuestra cara más amable, de manera que es frecuente percibir un derroche de gestos de simpatía, y hasta complicidad, porque el micrófono une almas, dentro y fuera del locutorio. Estoy completamente seguro de que, con unos objetivos claros, todo el colectivo de la radio española actuaría al unísono, con una sola voz (nunca mejor dicho tratándose de la radio) para celebrar tan importante efeméride: los cien años de nuestra querida RADIO.
Imagen de Radio Madrid |
Reivindicar la necesidad de que la radio celebre su
centenario sin padrinos que intenten apropiarse de la efeméride, entendiéndola
como propia, no anula de ninguna manera la enorme aportación de la primera
empresa que impulsó el medio en toda España, convirtiéndose en la primera
cadena nacional. Unión Radio nació en 1925 para demostrar que los pioneros
fueron capaces, en la década de los años 20, de mostrarnos cuán genios eran al
inventarse todos los géneros de la radio, que hoy siguen produciéndose, y hasta
los pódcast han adoptado. La iniciativa privada fue la verdadera impulsora de
la radio en nuestro país, al igual que ocurrió en otros muchos. Tuvieron que
transcurrir trece años para que, en plena Guerra Civil, Millán-Astray y
Terreros creara, en el frente de Salamanca, el 19 de enero de 1937, la
radio pública, que adoptó el adjetivo ‘nacional’ del bando sublevado. Hoy, por
fortuna, esa primera inspiración bélica y propagandística está felizmente
superada y RNE cumple con otro objetivo, dedicado, vocacionalmente, al servicio
público de todos los españoles. Todos, sin excepciones, han aportado mucho. Y
todos, sin excepciones, tienen derecho a celebrar la llegada de la radio a
España, hace -este año- un siglo, el ‘siglo de la palabra en el aire’.
Ante la inexistencia de un liderazgo claro del sector,
alejado de los intereses comerciales de las marcas y de la competencia lógica
que mantienen entre sí, se me antoja difícil emprender acciones conjuntas que
hagan justicia a la RADIO y la acerquen, como colectivo de profesionales que la
realizan cada día, a los auténticos protagonistas del medio: sus oyentes.
No tengo más remedio que reconocer, a pesar de mi optimismo congénito, que mi ánimo, ante este Centenario que debiera unir más que nunca a la radio, a todos, empresas, profesionales y oyentes, ante los retos que tiene planteados de cara a su futuro o, dicho de otra forma, a su subsistencia, nace -como el año 2024- algo quebrado por una realidad tozuda que nos impide contar con una institución que nos reúna y repesente a todos, con el solo interés de trabajar desinteresamente por el medio, que tanto nos ha dado a todos, profesionales y oyentes.
Tiempos de esperanza, en 2009, con los Premios Nacionales de la Radio, concedidos por una entonces incipiente Academia de la Radio, que luego resultó un espejismo |
Mientras evolucionan los hechos, y se cumplen los 365 días de este nuevo 2024, vaya mi felicitación por delante, sincera y efusiva, a todos mis lectores y seguidores en redes sociales. La radio, y sus derivados -honrosos herederos de una forma de comunicar basada en la palabra aderezada por la música, los efectos y los silencios- se merece que todos celebremos y disfrutemos de este su primer centenario.
Un centenario de grandísima importancia.
ResponderEliminarpodi-.
Lo siento , pero la radio ha perdido el pulso de la vida de un país. La Generalitat no da concesiones de radio a emisoras constitucionalistas que deciden a su cuenta y riesgo emitir en español . En las vascongadas , hay riesgo real de siniestro total . En las Vascongadas , el PNV tiene una cadena de radio , , una cadena de periódicos, una cadena de restaurante , y un sindicato , y tratan de homogenizar las vascongadas ,
ResponderEliminarQue error , que inmenso error dejar el espacio radioeléctrico en manos de las ccaa .Que odian a España, ojalá llegue el DAB+ a nivel nacional .- y que las caretas se quiten para ver donde está cada uno . La constitución en contra de su espíritu ha laminado la iniciativa privada en los mass media.- o están en manos de las CCAA o como las tv en manos extranjeras.- (Eso no se permitiría en ningún páis del mundo occidental ).