“¿Radio Pública o Radio del Estado en Argentina?” Por Tito Ballesteros y Horacio Barrios
- El anuncio del nuevo presidente argentino, Javier Milei, de privatizar todos los medios de comunicación públicos conviene contextualizarlo de acuerdo a la realidad que representan, en especial la radio estatal, según los autores, mal llamada 'radio pública'
- Ambas presentan diferencias sustanciales y significativas en cuanto a su propiedad, financiación, criterios de programación y, sobre todo, objetivos
La radio nacional argentina se juega su privatización, según el anuncio de Milei (Fotografía RTA) |
"En esta sinfonía discordante, las emisoras públicas han dejado de ser guardianes de la pluralidad y la libre expresión. En lugar de dar voz a la diversidad de opiniones, han optado por el silencio cómplice o la manipulación descarada. La Radio, que debería ser un eco fiel de la realidad, se ha transformado en un eco distorsionado de los intereses de unos pocos"
En cuanto a su financiación, esta puede provenir de los
impuestos, donaciones voluntarias o de la publicidad comercial, y/o aportes del
Estado, siempre dependiendo del país en el que se encuentre.
Puede ofrecer una diversidad de programas en su parrilla,
incluyendo noticias, difusión de eventos culturales, música variada y programas
educativos.
Emisora que no debe complicarse ni desesperarse por el
rating de audiencias, dado que la competencia con otras estaciones de carácter
comercial se da por causalidad por el hecho de compartir el espacio
Radioeléctrico.
En los países subdesarrollados como los nuestros, no hay un
proyecto comunicacional a largo plazo, porque los políticos no comprenden el
papel que desempeña un medio público en cuanto a la preparación, capacitación y
formación de la sociedad. Esta confusión es tan grande que en la actualidad
genera errores conceptuales.
El error radica en el concepto de comunicación pública, no
hay claridad en ello. Por lo tanto, quienes trabajan y gestionan las empresas
de comunicación no privadas, no tienen esa idea ni la claridad conceptual.
Ese mismo dilema se da en nuestro medio al momento de llamar
a las ‘Radios del Estado Nacional’ “medios públicos” que, pese a que
puedan tomar ideas y conceptos de una Radio pública, no lo son.
La Radio pública, debe desempeñar un papel preponderante en
la sociedad al abrir canales y dar voz a diferentes temas y comunidades, y no
solo el discurso oficialista.
Tiene que fortalecer la opinión pública, la libertad de
expresión y las manifestaciones culturales que hay en el territorio, minorías y
diversidad, como así también cumplir con las condiciones de credibilidad y
acceso a la información.
"Cuando un sector político gobierna, su adversario más enquistado critica la forma como se orientan las estaciones públicas y cuando el gobierno cambia, el quejoso que ahora está en el poder hace lo mismo que el corrompido anterior. Ambos mienten. La Radio pública es linda, claro, útil, en fin, pero está viciada y no resulta nuevo decirlo, pero siempre vale la pena recordarlo"
¿Pero qué sucede si se trata de medios estatales?
Pertenecen y funcionan bajo la tutela de instituciones del
Estado y su financiación puede provenir principalmente de impuestos generales o
del mismo presupuesto del gobierno nacional, y toda su programación está bajo
el control de organismos del Estado, como en el caso de Argentina, están
controlados por RTA (Radio y Televisión de Argentina). Es esperable que, si
pertenece al estado, la emisora tenga un enfoque más centralizado en la
información y difusión de mensajes gubernamentales sin soslayar temas de
interés general.
¿Es la ‘Radio Pública’ un sueño incumplido?
Al ser medios estatales, quedan a merced de políticos que se
los disputan para sí generando una imagen negativa para el medio mismo al
identificarlo con un partido político de turno y sumando al subdesarrollo que
caracteriza a la política argentina.
En toda América Latina y el Caribe, la Radio pública ha
tejido su propio tapiz de engaños y manipulaciones. Bajo la máscara de la
imparcialidad y la objetividad, se ha convertido en un instrumento al servicio
de oscuros intereses políticos.
A lo largo de los años, las frecuencias Radiofónicas han
sido testigos de una traición silenciosa a la verdad y la integridad
informativa. No nos resulta nuevo decir que la Radio no está desprovista, sino,
más bien, infinitamente atada a intereses comerciales y políticos.
Cuando un sector político gobierna, su adversario más
enquistado critica la forma como se orientan las estaciones públicas y cuando
el gobierno cambia, el quejoso que ahora está en el poder hace lo mismo que el
corrompido anterior. Ambos mienten. La Radio pública es linda, claro, útil, en
fin, pero está viciada y no resulta nuevo decirlo, pero siempre vale la pena
recordarlo.
Fotografía oficial de la constitución del Consejo Federal de Radio Públicas, que tuvo lugar el pasado mes de septiembre (Fotografía RTA) |
En esta sinfonía discordante, las emisoras públicas han
dejado de ser guardianes de la pluralidad y la libre expresión. En lugar de dar
voz a la diversidad de opiniones, han optado por el silencio cómplice o la
manipulación descarada. La Radio, que debería ser un eco fiel de la realidad,
se ha transformado en un eco distorsionado de los intereses de unos pocos.
"Durante los regímenes autoritarios que caracterizaron a algunos países latinoamericanos en la primera mitad del siglo XX, la Radio pública se utilizó como un instrumento para la difusión de propaganda oficial. Los discursos de los líderes políticos, las proclamas ideológicas y las narrativas nacionalistas encontraron en las ondas Radiofónicas un medio ideal para llegar a un público amplio y moldear la percepción de la realidad"
Así, en la oscuridad de la Radio pública, se revela un
legado de desinformación y maquinaciones. Un legado que empaña la confianza en
el poder de la palabra hablada y oscurece la percepción de la verdad. La Radio
pública, en lugar de ser un faro de luz informativa, se ha convertido en una
sombra ominosa que se cierne sobre la percepción pública, recordándonos que
incluso los medios destinados a informar pueden caer en la oscuridad cuando se
ven atrapados en las redes del poder político.
Sobre el pasado del medio público que no al servicio del
público
En la historia de América Latina, la Radio pública ha desempeñado un papel significativo como medio de comunicación que, en diversas épocas, ha estado al servicio de los políticos y gobiernos de turno. Desde sus primeras transmisiones a principios del siglo XX, la Radio se convirtió en una herramienta poderosa para difundir mensajes, influir en la opinión pública y consolidar el poder político.
En las décadas de 1920 y 1930, muchos países
latinoamericanos experimentaron un auge en el desarrollo de la Radio. Este
medio de comunicación, novedoso en la época, rápidamente se convirtió en un
instrumento clave para la propaganda política. Gobiernos autoritarios y líderes
populistas encontraron en la Radio una forma efectiva de llegar a las masas y
consolidar su control sobre la información.
Durante los regímenes autoritarios que caracterizaron a
algunos países latinoamericanos en la primera mitad del siglo XX, la Radio
pública se utilizó como un instrumento para la difusión de propaganda oficial.
Los discursos de los líderes políticos, las proclamas ideológicas y las
narrativas nacionalistas encontraron en las ondas Radiofónicas un medio ideal
para llegar a un público amplio y moldear la percepción de la realidad.
Cartel de RTA de San Martín de los Andes (Fotografía CC, Wikipedia) |
Durante las transiciones democráticas en la segunda mitad
del siglo XX, la Radio pública experimentó transformaciones. Se buscaron
modelos que garantizaran su independencia y pluralidad, pero en muchos casos,
persistieron desafíos relacionados con la financiación y la influencia
política. Los cambios en la administración gubernamental a menudo llevaban
consigo modificaciones en la dirección y orientación editorial de las emisoras
públicas.
"En la oscuridad de la Radio pública, se revela un legado de desinformación y maquinaciones. Un legado que empaña la confianza en el poder de la palabra hablada y oscurece la percepción de la verdad. La Radio pública, en lugar de ser un faro de luz informativa, se ha convertido en una sombra ominosa que se cierne sobre la percepción pública, recordándonos que incluso los medios destinados a informar pueden caer en la oscuridad cuando se ven atrapados en las redes del poder político"
En el siglo XXI, a medida que la tecnología avanzaba, la
Radio no perdió su relevancia, aunque su papel se vio modificado por la
llegada de nuevos medios digitales. La Radio pública continuó
siendo un actor importante en la esfera mediática, pero su relación con la
política continuó siendo un tema de debate, especialmente en el contexto
de la lucha por la libertad de expresión y la independencia de los medios.
En resumen, seguimos arrastrando el anhelo del deber ser mientras vemos la realidad de sistemas públicos hipotecados al poder.
“¿Radio Pública o Radio del Estado?” Por Tito
Ballesteros. En estos tiempos en que se habla de “medios
públicos”, se arrastra a la audiencia a una confusión
innecesaria, cuando en realidad los medios referidos son propiedad del
Estado Nacional.
Los yerros y grises conceptuales de quienes los gestionan, llevan
a la gente a naturalizar el error y creer que realmente se trata de medios
públicos cuando no lo son, ni están a su servicio. Son de interés público.
A todo esto, el catedrático español, Arturo Merayo,
sostiene que en Latinoamérica no es posible identificar Radio Pública con Radio
Estatal como se acostumbra en Europa. Por eso, indica, se debe entender el
concepto de Radio pública desde una perspectiva más amplia, atendiendo, no
tanto la titularidad jurídica, como a la función social que cada emisora
desempeña.
A juicio de Merayo, lo que convierte de verdad en pública a
una emisora, no es tanto el régimen de propiedad como sus contenidos, cuando
estos se orientan verdaderamente a la construcción de la ciudadanía.
Sin embargo, hace la salvedad de que es posible que una
emisora que pertenezca al Estado, no cumpla la finalidad propia de las
emisoras públicas si ésta sirve a los intereses de un grupo político
particular.
Estos no alineamientos se cumplen a medias si tenemos en cuenta que en los llamados “Medios públicos” no abunda la construcción de ciudadanía, y se los utiliza de botín del partido gobernante.
Imagen de la maratón de 52 horas en directo realizada por Radio Nacional, con ocasión de los 102 años de radiodifusión argentina, que tuvo lugar en 2022 (Fotografía RTA) |
Fuente: “La
Radio Pública en Iberoamérica”, Arturo Merayo (Universidad Católica de
Murcia. España).
Los autores:
Horacio Barrios, Periodista, Locutor, Productor,
asesor e investigador independiente de Radio argentino y de extensa
trayectoria en el medio, habiendo colaborado activamente con Radio Rivadavia,
Radio Continental y Radio Nacional, ejerció en los Informativos de Radio 10, FM
Mega, Radio del Plata, América 24 TV de Capital Federal, en LU9 Radio Mar del
Plata, LU6 Emisora Atlántica y Canal 10 de la ciudad balnearia. Lleva escritos
un centenar de artículos sobre la Radio, publicó varios libros sobre ese medio
de comunicación, y dio charlas en Universidades de Argentina y del exterior
sobre Radio.
Tito Ballesteros López, es un comunicador social colombiano, especialista en gerencia de la comunicación organizacional, productor, investigador en el campo de la Radiofonía, coordinador y coautor de varios libros, entre ellos: “¡Viva la Radio! Mutaciones culturales de lo sonoro”, y “Enseñar y aprender la Radio en América Latina. Radiografías de este presente”
-Artículo original publicado en DeRadios.com.
-Publicado por cortesía de sus autores
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