Pepe Domingo Castaño: Obituario (1942-2023)
- Ha ocurrido lo que nunca nadie quería pensar, pero el tiempo se empeñaba, tozudo, en acercar. No quiso separarse nunca de sus dos grandes pilares vitales: su familia y la radio. El primero le ha acompañado hasta el final, y el segundo le llora hoy por millones. Españoles que tuvieron la suerte de que este gran tipo, de inmenso corazón, les inoculara energía positiva por toneladas. Así era él. Tenía poco para él y mucho para los demás. Pepe, el resto sobraba, era de casa. Y, como a los nuestros, a los de casa se les llora en silencio
Pepe Domingo Castaño, mirada y sonrisa (Fotografía Editorial Aguilar) |
No debería revelar los últimos whatsapps que intercambiamos, porque pertenecen al ámbito privado, pero creo que te lo debo, Pepe. Para que mis lectores y seguidores vean cómo eras de verdad, con los compañeros y amigos. “La vida es maravillosa y la radio más”, me contestó cuando le envié un texto de un buen amigo común, el maestro José Luis Arriaza, recordándole lo mucho que le ayudó en su día, para que su carrera radiofónica prosperara
Pepe no podía entender que las buenas personas pudieran
hacerse daño. O no eran buenas personas, porque anteponían unos supuestos
intereses empresariales a la propia condición humana, a la concordia que debe
presidir siempre -o eso creía él con todas sus fuerzas- las relaciones entre la
buena gente. Porque él sí lo era. Y se le notaba en antena. No ocultaba tampoco
su fuerte carácter, su determinación por luchar por lo que creía justo. Con
independencia de si su postura le convenía, o no.
No debería revelar los últimos whatsapps que intercambiamos,
porque pertenecen al ámbito privado, pero creo que te lo debo, Pepe. Para que
mis lectores y seguidores vean cómo eras de verdad, con los compañeros y
amigos. “La vida es maravillosa y la radio más”, me contestó cuando le
envié un texto de un buen amigo común, el maestro José Luis Arriaza,
recordándole lo mucho que le ayudó en su día, para que su carrera radiofónica
prosperara. Pepe, ese inmenso e intenso Pepe, me contestó dándome las gracias
por recordar ese capítulo y más por enviárselo. “Gracias a mi querido
Arriaza y a ti por enviármelo y quererme tanto. Graciaaaaaaaas!!!!!!!”. Sin
palabras.
No fue lo único que publiqué citándole, fueron decenas de
post e informaciones, y siempre me contestaba, agradecido porque los compañeros
-la profesión entera- le quisiéramos tanto. Es que él se hacía querer y para todos tenía una frase, un consejo, una mirada, un pensamiento.
Pepe era intenso en todo. Recuerdo cómo se quejaba, con
vehemencia, cuando la pauta publicitaria de su programa en la SER, el “Hoy por
Hoy Madrid”, venía desbordada de publicidad, tanta que le impedía materialmente
incluir ningún contenido relevante, porque no había tiempo posible. “Es que así
no se puede hacer un programa de radio”, gritaba por los pasillos, para que le
oyeran bien los jefes. Pero el dinero mandaba. Y el dinero mandó siempre, pese
a sus quejas, que todos oímos, claras, diáfanas, como digo, intensas.
Auténticas. Pepe era así. Tenía claro qué era lo justo y correcto, y lo hacía
sin pensarlo. Convencido.
Quedamos, tras el verano, para vernos y abrazarnos (¡cuánto le gustaban los abrazos y las miradas de frente, limpias!), pero, como ocurre en Madrid, siempre había motivos que lo impedían. Por eso añoraba su Galicia natal, los pequeños escenarios, las distancias cortas, y regresaba en cuanto podía, y si era llevándose a todo “Tiempo de Juego” allá, mejor que mejor, porque su estado natural más feliz era estar rodeado, y acompañado, de los suyos
Por eso siguió a Paco (González) y a Manolo (Lama) y a todo el resto de compañeros, que migraron del micrófono amarillo al azul, aunque
pensaran, al principio, que les obligarían a acudir a misa todos los días.
Luego se dieron cuenta de que los obispos ni aparecían, ni había rastro de
ellos en los despachos de COPE, ni por supuesto les decían lo que tenían que
hacer. Pepe fue feliz en COPE. Y agradecido. Quería hasta las trancas a quienes
se portaban bien con él. Y abominaba de la traición y la afrenta a una de las
palabras que él más quiso y defendió: la lealtad. Todo en su vida fue lealtad, un canto a la
amistad. Un canto, en definitiva, a la vida. Y la radio era, es, y seguirá siendo, el medio que mejor la reflejaba, en toda su plenitud (para bien, y para mal).
Cuando publicó su libro, “Hasta
que se me acaben las palabras: Recuerdos de un gallego que se enamoró de la
radio”, yo fui uno de los primeros en comprarlo. Lo pagué incluso antes
de que llegara a la librería. Y cuando escribí mi “Carta
a Pepe Domingo Castaño”, y le envié el correspondiente enlace, porque
era “su carta”, me contestó raudo con uno de los mensajes más cariñosos que he
recibido nunca. Lo leí, y releí, no sé, cientos de veces. Y ahora quiero
compartirlo con mis lectores: “todavía no me he recuperado. Estoy en shock
total. Nadie ha escrito de mí algo tan profundamente cariñoso y tan intenso.
Solo GRACIAS, así, con mayúsculas de recuerdos y cariños
inolvidables. Un gran abrazo, Gorka”. Lo leo ahora, y me
duele. Y me dolerá. Gracias a ti Pepe, por defender la radio, y elegirla
siempre, incluso cuando el éxito como cantante te sonreía y miles de personas
en México te vitoreaban y aclamaban por aquella canción tan pegadiza, “Viste pantalón vaquero”, que auguraba una meteórica carrera musical, y que escucho mientras escribo este texto. “Me duele el dolor ajeno”, así
empieza. Así era.
Quedamos, tras el verano, para vernos y abrazarnos (¡cuánto
le gustaban los abrazos y las miradas de frente, limpias!), pero, como ocurre
en Madrid, siempre había motivos que lo impedían. Por eso añoraba su Galicia
natal, los pequeños escenarios, las distancias cortas, y regresaba en cuanto podía, y si era llevándose a todo “Tiempo de
Juego” allá, mejor que mejor, porque su estado natural más feliz era estar
rodeado, y acompañado, de los suyos. Pues, Pepe, ‘los tuyos’ no te olvidaremos
nunca, porque si fuiste referente y leyenda en vida, ahora que te has ido, con
más razón.
Me despido, tomándote prestado otro de tus mensajes:
“¡¡¡¡¡Viva la radio y viva la vida!!!!”
Que así sea.
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