Pepe Cañaveras: “Iñaki Gabilondo era bueno, pero la radio politizada no me gusta”
- Javier del Castillo entrevista a una de las voces emblemáticas de aquella primera radio musical de masas que nació en la SER, de la mano de Los 40 Principales, primero como programa en la onda media, y luego como cadena independiente: Pepe Cañaveras, un tipo que ha mamado radio por los cuatro costados, y que sabe reconocer a quien tiene delante: “se distingue cuando alguien es de radio o no es de radio. Ya está. Qué viva la radio”
Pepe Cañaveras, visto por la cámara de Victor Ubiña, para The Objetive |
"Los formatos de la radio de hoy día son los mismos de hace cuarenta años. Si RNE pone un programa deportivo a las 12, a las doce va la SER, Onda Cero y la COPE. Falta creatividad. No piensan que a las 12 puede haber mucha gente a la que no le guste el deporte. Todos hacen lo mismo. No hay alternativas. Han copiado hasta las sintonías de otros programas de radio"
Después de “El gran musical”, hizo en la Onda Media de la SER “Con aire nuevo”, “La noche es joven”, “Tal como éramos” y “La radio del fin de semana”2. Hasta que en 1992 el Grupo Prisa compró la cadena de radio y decidió marcharse con Eugenio Fontán a una nueva aventura radiofónica, llamada Cadena Ibérica.
-Pepe Domingo Castaño dijo aquí, en “Fuera de
micrófono”, que presentar “El Gran Musical”, en la SER, había sido su gran
sueño. ¿Cómo viviste tú esa experiencia?
-De una manera maravillosa. Fue el gran notición de mi vida, cuando la SER dio a conocer públicamente que yo era el sustituto de Pepe Domingo. Pepe Domingo, que es un fuera de serie, un titán, hacía en Radio Centro un programa que se llamaba “Disco parada”. Entonces, un buen día le dio por cantar, cantó, se convirtió en número uno en México y dijo: “Yo ya no puedo seguir haciendo el programa”. Y así lo hizo. Se fue con Tere, su mujer, a México, de gira. A la vuelta, se reunió con Tomás Martín Blanco y Rafael Revert y les dijo: “Tengo la solución; he encontrado al tipo que me puede sustituir en El Gran Musical”. Y así fue. Me hicieron una prueba y me pusieron delante un cheque en blanco.
-En aquel momento estabas en Radio Centro, una emisora a
la que llegaste con apenas veinte años.
-Allí fue donde conocí a Pepe Domingo. Él hizo de enlace con la SER y logramos que yo me fuera para allá. Mi primer programa de “El Gran Musical” lo hice en el Teatro Monumental de Madrid. Otro hito de la radio. Vinieron todos los jefazos de la SER a ver mi primer programa y Tomás Martín Blanco dijo: “Yo no doy vueltas, este chaval es el que vale. Sabe lo importante que es la publicidad para la radio”. En poco tiempo, se convirtió en un programa que era un chorreo de dinero. Había veces que no podías programar música, porque no cabía con tantas cuñas publicitarias. El programa se emitía los domingos y llegó a tener seis millones de oyentes.
-Hay quien dice que en la SER de entonces, con su gran
cobertura, podía triunfar hasta un tartamudo.
-Estoy totalmente en contra de esa opinión. La SER ha sido
un medio de comunicación poderoso en su facturación publicitaria, capaz de
soportar los informativos durante muchos años. En los informativos, al
principio, no había ni una cuña. La radio se financiaba a través de los
musicales. Lo que sí había era mucho trabajo y mucha ilusión.
Pepe Cañaveras junto a Javier del Castillo, otro hombre de radio (Fotografía Víctor Ubiña, The Objetive) |
-Un tipo muy trabajador y gran conocedor de la industria discográfica. Además, con una gran visión de futuro. Yo le oí decir a Revert que algún día en España los músicos y los cantantes serían arrasados por la música latinoamericana. Y se ha cumplido la profecía.
-Hay quien dice que en la SER de entonces, con su gran cobertura, podía triunfar hasta un tartamudo.
-Estoy totalmente en contra de esa opinión. La SER ha sido un medio de comunicación poderoso en su facturación publicitaria, capaz de soportar los informativos durante muchos años. En los informativos, al principio, no había ni una cuña. La radio se financiaba a través de los musicales. Lo que sí había era mucho trabajo y mucha ilusión.
-Luis Merino.
-Vino de Valencia, donde había sido jefe de programas
musicales, y pasó a ser el jefe de las radiofórmulas de la SER, sustituyendo a
Rafael Revert cuando este se marchó a la Cadena COPE. La radiofórmula ha sido
uno de los fiascos de la radio. Se ha cargado la radio musical. El locutor sólo
dice la hora, pone un disco y otro disco, y ahí se acaba la radiofórmula.
-Iñaki Gabilondo.
-Tuvo una etapa fabulosa. Hasta que comenzó a presentar el
programa “Aquí la SER” A partir de ahí, comenzó a politizar su propio programa
y su propia historia. Iñaki era un tipo francamente bueno, muy listo, muy
preparado, pero a mí la radio politizada, como la vida politizada, no me gusta.
-En la noche del 23-F estuviste poniendo música, mientras
Javier González Ferrari daba las noticias que iban llegando. Buen tándem.
-Y un poco atrevido. Yo llegué a la SER a las seis de la
tarde para preparar mí programa de las diez de la noche y me dijeron: “Hay
un golpe de Estado. Tropas del Ejército han tomado Radio Nacional de España y
ahora vienen a la Cadena SER. ¿Y qué podemos hacer?”. Yo dije: ‘Información
a tope y en los huecos música’. Es curioso, pero Eugenio Fontán me dijo: “Pon
la música que quieras, menos a Serrat”. La verdad es que yo ponía discos y,
cada media hora, Javier González Ferrari daba las noticias. El 23-F me dio una
popularidad enorme. Imagínate todo el país escuchando la misma emisora: la SER.
-¿La radio que se hacía hace cuarenta años es mejor o
peor que la actual?
-Los formatos son los mismos de hace cuarenta años. Si RNE
pone un programa deportivo a las 12, a las doce va la SER, Onda Cero y la COPE.
Falta creatividad. No piensan que a las 12 puede haber mucha gente a la que no
le guste el deporte. Todos hacen lo mismo. No hay alternativas. Han copiado
hasta las sintonías de otros programas de radio.
-¿Quién es ahora mismo el número uno en la radio
española?
-Me gusta mucho la socarronería de Carlos Herrera. Me
parece un tipo divertido, incluso cuando dice cosas duras. Es un tío de radio.
Se distingue cuando alguien es de radio o no es de radio. Ya está. Qué viva la
radio.
-Sigue
leyendo esta entrevista de Javier del Castillo en The Objetive
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