Laura Barrachina (RNE): “Le debo mucho a Gemma Nierga”
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Entrevista a la directora de “El Ojo Crítico”, en RNE, al cumplirse cuatro décadas de historia ininterrumpida de este programa cultural
“No me preocupa el futuro de la radio, me preocupa su presente”
- "El Ojo Crítico" es un programa bandera de la radio pública. El pasado 14 de febrero se emitió una edición muy especial para celebrar sus cuatro décadas de vida ininterrumpida desde el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Entre otros, por allí pasaron Luz Casal, Fernando Trueba, Soleá Morente, Antonio Lucas, Juan Mayorga, Luis Antonio de Villena, Elvira Lindo y Antonio Muñoz Molina. Todos, al unísono, para reivindicar el papel de la cultura en nuestras vidas
Cada tarde, de lunes a viernes, en RNE, tras el informativo de las “14 Horas”, firmado por Sandra Urdín, te espera Laura Barrachina con una sonrisa amable (se nota en su voz), cargada de contenidos que nos mejoran como personas, que nos modelan moral, espiritual, intelectual y afectivamente. Es lo que llamamos cultura, un gran saco sin fondo que conforma nuestro desarrollo conductual, social y hasta económico, y de lo que no siempre somos conscientes. La redacción de cultura de los Servicios Informativos de la radio pública se encarga de preparar el paquete de regalo y envolverlo primorosamente, todos los días del año, y así desde hace cuatro décadas. La vida profesional de Laura Barrachina ha estado relacionada con “El Ojo Crítico” en diferentes etapas. Ahora asume la dirección con responsabilidad, con el compromiso heredado de una radio pública que hace de la cultura su misión. Cuando no está al frente del micrófono rojo, puede que la encontremos montando a caballo, su otra gran pasión. Dicen los psicólogos que las mujeres que se acercan a los caballos son especiales. Se saben fuertes e influyentes. Y resultan inteligentes, generosas y pacientes. Disfrutan de cuidar a los demás y, en este caso, la radio es su mejor extensión. No se quedará en “El Ojo Crítico”. Le queda mucha radio por delante.
Laura Barrachina en los estudios de RNE, en la Casa de la Radio (Fotografías RTVE.es) |
-¿Tu primer micrófono estuvo en Radio Intercontinental de Madrid? ¿Cómo lo recuerdas?
-Sí. Lo curioso, Gorka, es que yo descubrí que me gustaba eso de locutar poniendo voz a las piezas de tele de Euronews.
"La incorporación de la IA a los medios de comunicación requiere un profundo debate, pero va tan rápido que cuando queramos sentarnos a regularla en nuestro manual de estilo ya estará redactado el manual de estilo por una IA. Seguramente será la que lea los boletines, pero creo que la IA dará valor a los programas personales, con un lenguaje propio y diferente, que aporten algo extraordinario y confío en que eso hacemos en “El Ojo Crítico”
-¿Cómo fue ese proceso?
-Pues no me interesó nada de la vertiente visual, sino la locución, así que al volver de Lyon (Francia) encontré otras prácticas en Radio Intercontinental y allí aprendí especialmente eso: a locutar. Iba los fines de semana a hacer los boletines de la mañana y pronto Carlos Peñaloza me pidió que fuera al matinal con él. Era una radio muy precaria, sin apenas medios ni técnicos ni humanos, la verdad.
-¿Aguantaste mucho allí?
-Estuve unos meses, pero aprendí mucho de entonación y de ritmo radiofónico con Carlos Peñaloza, que, en ese sentido, me enseñó mucho. No me olvidaré del estudio central, muy pequeñito, con el control muy lejos porque entre medias, abajo, estaba el patio de butacas del teatro donde se hacían los concursos antiguamente. Una experiencia breve, pero intensa.
-¡Y muy provechosa, por lo que veo! ¿Cuáles eran, entonces, tus referentes en la radio?
-Gemma Nierga e Iñaki Gabilondo, por supuesto.
-¿Por supuesto?
-Sí, sí, en mi casa sonaba la radio a todas horas, todas las mañanas, en el coche, los fines de semana y, salvo las tardes de Encarna Sánchez, en COPE, recuerdo que se escuchaba siempre La SER. Me gustaría poder decir otra cosa, pero mis recuerdos y mi escuela como oyente están en La SER. Creo que, sin ser consciente, yo lo que toda mi vida he querido era hacer “La Ventana”, de Gemma Nierga. Es lo que más he disfrutado en mi vida como oyente.
-¿Te pongo en un brete si te pido recuerdos de esa “Ventana” que abría cada tarde Gemma en la SER?
-¡Para nada, Gorka! Recuerdo aquellas tertulias de niños, las de sabios con Santiago Carrillo, Ernest Lluch, Juanjo Millás, Boris Izaguirre… y tantas cosas que me han conformado no sólo como profesional, sino como persona. Yo le debo mucho a Gemma Nierga… y a Radio 3 que fue mi otra escuela, mi gran escuela cultural.
"En el Máster de RNE aprendí de Miguel Angel Chacón a quitarme el tonito, las muletillas, los circunloquios, las cursilerías, las frases vacías que detesto y de Federico Volpini, la creatividad, que la radio es también artesanía, imaginación, ficción, un medio plástico con el que contarlo absolutamente todo"
-Pues le haré llegar a Gemma tus palabras, Laura. Seguro que se alegrará. Pero tengo entendido de que a ti lo que te gustaba era la información internacional, y soñabas con ser corresponsal. ¿Solo ejerciste en esta sección durante los tres meses de tus prácticas en El Mundo, en 2005?
-Sí, a pesar de todo lo que te acabo de contar sobre mi pasión por la radio, cuando la escuchaba yo no soñaba con trabajar en ella.
-Entonces, ¿por qué elegiste periodismo?
-Porque lo que más me gustaba en el mundo era escribir, y porque, como adelantabas, yo quería ser corresponsal, viajar por el mundo, contar lo que pasaba en él. He tenido mucha suerte y hablo inglés y francés así que en El Mundo me mandaron a Internacional en seguida y yo encantada, claro, porque allí edité textos a Javier Espinosa, conocí a Mónica G. Prieto, a Ana Alonso y tuve como jefe a Paco Herranz, al que llamaban Pacovich por su época de corresponsal en Rusia.
-Un Máster, una escuela, “en directo”...
-Aprendí muchísimo de todos ellos, firmé bastante para ser becaria. Allí empecé a aprender realmente de qué iba esto del periodismo y de que lo de ser corresponsal iba en serio. Estaba sentada donde habían trabajado Julio Fuentes y Julio Anguita Parrado, los tenían presentes cada día. Que el periodismo iba en serio lo aprendí allí.
-¿El sueño de la corresponsalía ya se ha desvanecido del todo?
-No, claro que no. Yo solo acabo de empezar, quién sabe, pero, desde luego, cada día lo veo más difícil porque escucho a mis compañeros y no creo que pueda estar a la altura de Antonio Delgado, Jordi Barcia o María Carou por nombrar solo a algunos de mis compañeros, porque yo diría que los corresponsales de RNE y la sección de Internacional de RNE son lo más alucinante en periodismo que yo he conocido.
-Estudias en la Complutense y eliges el Máster de RNE. ¿Qué descubres en él que no sabías de la radio?
Laura Barrachina en directo en el programa |
-Viniendo de la precariedad de Radio Intercontinental entrar en la Casa de la Radio ya fue como pasar de navegar en barquita por El Retiro a subirte a un transatlántico. Los medios técnicos me sorprendieron mucho, pero sobre todo aprendí de unos cuantos profesores que llevaban encima muchas horas de vuelo y sus clases se parecían más al trabajo de una redacción que a una lección magistral y nos pusieron a pilotar y a caernos una tras otra hasta que aprendimos a volar solos. Aprendí de Miguel Angel Chacón a quitarme el tonito, las muletillas, los circunloquios, las cursilerías, las frases vacías que detesto y de Federico Volpini, la creatividad, que la radio es también artesanía, imaginación, ficción, un medio plástico con el que contarlo absolutamente todo.
"La radio pierde oyentes, el podcast y las plataformas de audio han multiplicado la oferta y cada vez es más difícil hacerle llegar la botella a la gente, se pierde en el mar. Creo que es un momento en el que se ha redescubierto el poder de la voz, del audio, la batalla para que los oyentes sepan que tenemos una buena oferta está en el marketing, en la comunicación de la comunicación. Es un momento complejo que requiere de técnicas que a mí se me escapan y que me parecen algo salvajes, pero necesarias"
-¿El Máster de RNE es el mejor camino para entrar en contacto con la radio pública?
-Sin duda, Gorka, porque, aunque hay otras puertas, en el Máster dan clase los profesionales de la radio que pasan el testigo a los que vendrán y es un testigo importante que hay que cuidar. Esta no es una radio cualquiera, la radio pública tiene unas funciones y unos códigos que no tienen otras radios y eso no debe cambiar, no se debe olvidar, se debe renovar, pero respetando la esencia para la que estamos aquí: el servicio público.
-De ‘El Ojo Crítico’ te lo sabes todo: has sido directora y subdirectora en diferentes etapas hasta llegar a la actual. ¿Para un periodista que empieza de redactor de cultura en la Casa de la Radio representa el culmen?
-Pues no lo sé, no me gusta pensar en esos términos jerárquicos, porque para mí el buen trabajo de un redactor de cultura es el culmen, es el que hace que “El Ojo Crítico” brille tanto. Para mí es fundamental no perder a un buen redactor que cultive sus fuentes, que trabaje el periodismo diario, en los museos, en el ministerio, en los gremios de editores, ese redactor es clave para que funcione el periodismo en general. No entiendo la dirección del programa o los programas como el culmen, casi lo entiendo como una casualidad, un cúmulo de circunstancias que hacen que tú lo dirijas. El culmen, como te digo, para un redactor de cultura, es sabérselas todas y a todos en el mundo de la cultura.
-¿Qué es lo peor que le puede pasar a la cultura en la radio? ¿Que aburra? ¿Que se convierta en “El Ojo Críptico”?
-Exacto. Yo siempre digo que lo peor que le puede pasar a un programa cultural en la radio es también lo peor que le puede pasar a cualquier programa de radio: aburrir.
-Esa es la primera máxima al poner en marcha un programa en la radio, sí.
-En general creo que esto deberíamos aplicarlo a todos los ámbitos del periodismo o de la vida si me apuras: está prohibido aburrir. Entendiendo aburrir como dar la turra, como no saber empezar bien una crónica, da igual lo que estés contando, tienes que atraer al oyente, al lector, al espectador, búscate la vida para hacerlo interesante y digno.
Un momento de ese programa especial conmemorativo de los 40 años de "El Ojo Crítico" |
-Es que, durante muchos años, en algunos ámbitos, se ha asociado ‘cultura’ con ‘aburrimiento’. Yo mismo, durante mi período como redactor de cultura en los Servicios Informativos de la SER, percibía esta creencia incluso dentro de propia casa.
“El Ojo Crítico” es piedra angular de la razón de ser de RTVE, no ya RNE, sino de toda RTVE, porque lleva cuarenta años dando cuenta diariamente de la cultura de este país y eso es servicio público, la cultura es uno de los pilares de RTVE porque va en nuestro ADN y porque, como puedes comprobar, no está presente de forma tan contundente en la parrilla de ninguna otra radio"
-Es que durante mucho tiempo mucha gente ha creído que hablar de cultura y hacerlo entretenido era incompatible, herencias extrañas supongo. Yo no digo, y no lo defiendo, que haya que frivolizar, pero hombre, imposturas las justas.
-‘El Ojo Crítico’ forma parte de los programas que conforman el núcleo del servicio público de una emisora que sea propiedad de los ciudadanos?
-Claro. “El Ojo Crítico” es piedra angular de la razón de ser de RTVE, no ya RNE, sino de toda RTVE, porque lleva cuarenta años dando cuenta diariamente de la cultura de este país y eso es servicio público, la cultura es uno de los pilares de RTVE porque va en nuestro ADN y porque, como puedes comprobar, no está presente de forma tan contundente en la parrilla de ninguna otra radio.
-¿Por qué me da la sensación de que los programadores de RNE no saben qué hacer con “El Ojo Crítico”, porque lo cambian de horario demasiado frecuentemente? (cuando la radio tiene mucho de rutinas).
-No es eso. Si repasas la programación de RNE en los últimos años no es un caso extraordinario el de “El Ojo Crítico”. Nuestra programación lleva años, por no decir una década, agitándose constantemente. Estoy de acuerdo contigo y te diré esa famosa frase de Julio César Iglesias que a nuestra Pepa Fernández le gusta mucho, ¡y a mí también!: “Un programa no dura porque es bueno, es bueno porque dura”. Pues eso, necesitamos continuidad, los oyentes la necesitan, la radio es costumbre. Hay que hacer una buena programación y luego dejarla quieta.
"Lo que más me gustaba en el mundo era escribir, y yo quería ser corresponsal, viajar por el mundo, contar lo que pasaba en él. He tenido mucha suerte. En El Mundo me mandaron a Internacional en seguida y yo encantada, claro, porque allí edité textos a Javier Espinosa, conocí a Mónica G. Prieto, a Ana Alonso y tuve como jefe a Paco Herranz, al que llamaban Pacovich por su época de corresponsal en Rusia"
-¿El pódcast ha conseguido que el horario de emisión les resulte indiferente a los más fans del programa?
-Ojalá pudiéramos saberlo con más precisión, porque, no hace falta que te lo diga a ti, no hay demasiada claridad en este asunto. Pero mi sensación es que sí, mi sensación es que nuestro programa funciona muy bien en pódcast y que una cosa es cómo encaje en parrilla y otra cómo funcione en pódcast. Y a nosotros, creo, por lo que me llega, nos escuchan mucho en pódcast.
-¿Te ves compitiendo con una Inteligencia Artificial en “El Ojo Crítico”?
-¡Qué temazo! La incorporación de la IA a los medios de comunicación requiere un profundo debate, pero va tan rápido que cuando queramos sentarnos a regularla en nuestro manual de estilo ya estará redactado el manual de estilo por una IA. Creo que llegará la IA a la radio en serio, seguramente será la que lea los boletines, por ejemplo, pero creo que, del mismo modo que algunos han descubierto gracias al pódcast el valor de las entrevistas largas, los programas especializados o, en general, el poder de las narraciones orales, creo que la IA dará valor a los programas personales, con un lenguaje propio y diferente, que aporten algo extraordinario y confío en que eso hacemos en “El Ojo Crítico”.
-¿Te preocupa el futuro de la radio? ¿Cómo la ves?
-No me preocupa el futuro de la radio, me preocupa su presente. Los dos sabemos que la radio pierde oyentes, que el podcast y las plataformas de audio han multiplicado la oferta y cada vez es más difícil hacerle llegar la botella a la gente, se pierde en el mar y a veces da igual lo bien que hagas la radio porque se pierde, el foco está en otro lado. Creo que es un momento en el que se ha redescubierto el poder de la voz, del audio, la batalla para que los oyentes sepan que tenemos una buena oferta está en el marketing, en la comunicación de la comunicación. Es un momento complejo que requiere de técnicas que a mí se me escapan y que me parecen algo salvajes, pero necesarias.
-Para terminar, completa la frase: “La radio es para mí...”
-El lugar desde el que contar y crear la vida.