Andrés Aberasturi: “Nunca he sido un triunfador”
- A ‘Aberas’, como le conocen los escuchantes del programa “No es un día cualquiera”, de Pepa Fernández (RNE), donde colabora todos los fines de semana, el público que acude a los programas en exteriores le aplaude nada más verle. Le aplauden porque es él, porque nos ha regalado su autenticidad y su compañía durante toda su vida profesional, desde diferentes trincheras, pero en todas se ha mostrado libre de ataduras y compromisos, regalándonos, sin ambicionar nada, algo que escasea en estos tiempos en que vivimos tan apresuradamente: la coherencia
- El periodista Javier del Castillo, exresponsable de Comunicación de Onda Cero durante más de quince años, le entrevista para la sección “Fuera de micrófono”, para TheObjetive.com. Lo que se recoge a continuación es un extracto relacionado con la radio
Andrés Aberasturi, posando para la cámara de Víctor Ubiña (The Objetive) |
"Llegué a Radio Nacional para ser redactor de “España a las ocho”. No hacía micrófono porque no vocalizaba bien, ni tenía una voz radiofónica… Pero no es que lo creyera yo, es que lo creía también un jefe: ‘Aberasturi no puede hacer micrófono porque no se le entiende’. Tenía razón"
Desde que lo prejubilaron, Andrés Aberasturi vive en
Yunquera de Henares (Guadalajara), alejado del ruido, rodeado de tomates y
gallinas, y sigue colaborando, desde hace dos décadas, en el programa de Pepa
Fernández en RNE “No es un día cualquiera”. Bohemio y soñador, se
dejó patillas a lo Joan Manuel Serrat a finales de los sesenta. Más
tarde se puso un pendiente y se hizo una coleta, a la vez que paseaba su alma
de poeta y periodista comprometido por las redacciones de periódicos (Pueblo) y
por buen número de emisoras de radio (RNE, Onda Cero, Radio Voz) y cadenas de
televisión (TVE, Telecinco, Antena 3, ETB, Canal Sur y Telemadrid).
Aunque no presume de casi nada, es justo reconocer que
cautivó a millones de oyentes con historias cotidianas –“Así es la vida”
o “El último gato” (RNE)– y descubrió, con algún que otro desengaño, la
guerra de las audiencias en televisión y las incomodidades de la fama. De
algunos sitios se fue voluntariamente y de otros lo echaron, pero nadie le
puede recriminar haber aceptado tareas bien remuneradas que no fueran de su
agrado. ‘A mis 74 años puedo mirarme al espejo y sostener la mirada’,
confiesa, mientras habla de lo que pudo haber sido y no fue o de la
imposibilidad de convencer a los jóvenes para que vuelvan a la España
despoblada.
"Tomás Martín Blanco me propuso hacer un programa en Onda Cero por la mañana, un invento más de Martín Blanco, con conexiones y no sé qué… Le dije: ‘No he entendido nada, Tomás, y no me apetece hacer todo esto, porque me viene grande. Yo, si quieres, te hago dos horas de nada’"
-Has tocado muchos palos. Cuando yo te conocí empezabas a
triunfar en Radio Nacional.
-Yo nunca he sido un triunfador. He sido, fundamentalmente,
un corredor de fondo. No me considero triunfador. Para nada.
-¿En qué medio –prensa, radio o televisión– te sientes más
a gusto?
-En la prensa escrita. Quería ser periodista para escribir
en los periódicos. Entonces no se hacía periodismo ni en la radio ni en la
televisión. Estaba “El Parte” y los informativos de las dos cadenas de
TVE. El periódico era más atractivo. Me gustaba escribir. Yo soy fruto, como
todos, de un montón de casualidades. De decisiones que tomas y que no sabes si
aciertas o no, pero lo asumes.
-¿Te resultó difícil asimilar la popularidad que te dio
la radio y luego la televisión?
-Yo llegué a Radio Nacional para ser redactor de “España
a las ocho”. No hacía micrófono porque no vocalizaba bien, ni tenía una voz
radiofónica… Pero no es que lo creyera yo, es que lo creía también un jefe: ‘Aberasturi
no puede hacer micrófono porque no se le entiende’. Tenía razón, pero
bueno, al final, por esas circunstancias que te digo, uno que se cae, otro que
se pone enfermo; y tú te tienes que poner delante del micrófono. Ahí no me
cambió la vida. Me cambió la vida cuando, en lugar de escribir la crónica de un
Consejo de Ministros en dos folios, tenía que hacerlo en siete líneas para la
radio.
-Pasaste por Telecinco, Antena 3, ETB, Canal Sur, Telemadrid. ¿Nunca te ha costado cambiar de aires?
Aberasturi en RTVE en sus comienzos, en una fotografía del propio Javier del Castillo, autor de la entrevista |
-Fuiste fundador de Onda Cero, de la que también te
fuiste pronto.
-Cuando llegó otro equipo que me quería ayudar mucho. Tomás Martín Blanco me propuso hacer un programa por la mañana, un invento más de Martín Blanco, con conexiones y no sé qué… Le dije: ‘No he entendido nada, Tomás, y no me apetece hacer todo esto, porque me viene grande. Yo, si quieres, te hago dos horas de nada’.
-La credibilidad de la radio es mayor que la de otros medios ¿Por qué?
-Dependerá de qué radio. Será el medio más creíble, pero
porque la gente no lee periódicos. Yo creo que los periódicos son más creíbles.
Hay que tener un criterio propio y empezar a podar toda la información que
llega, que es salvaje. Twitter es una especie de bar lleno de borrachos a las
cinco de la mañana. Yo no tengo ahora ninguna red social, porque es un
vertedero de suciedad, con honrosas excepciones. Antes se hacían declaraciones
en radio o en prensa, y ahora se hacen en Twitter. Que el presidente del
Gobierno anuncie una cosa por Twitter, pero ¿esto qué es? No es serio. Yo,
cuando tenía Twitter, unas veces era un rojo peligroso y otras un facha
terrible. No podemos recuperar un lenguaje de hace cincuenta años. Esto tenía
que haber pasado ya.
-Lee
la entrevista completa de Javier del Castillo en TheObjetive.com