Resucitar el fantasma del sorpaso
- Cada ola del EGM provoca pesadillas y ansiedad en algunos despachos. Es inevitable pensar que los números, sobre todo en algunas zonas críticas, pueden darse la vuelta y favorecer al contrario. La SER sigue siendo la cadena líder, pero su liderazgo está lejos de la solidez de años atrás y da muestras evidentes de cansancio. Nunca como hasta ahora la COPE ha sido un aspirante más firme al liderazgo, pero no solo por mérito propio (Herrera, Expósito,…), sino también por demérito de la propia cadena amarilla
La radio sigue haciendo vibrar a los oyentes, les obliga a pensar, a opinar, a reflexionar y hasta a bailar (Fotografía Andrea Piacquadio Pexels) |
La industria de la medición está encontrando en la distribución por cable (punto-punto) que representa internet, el mejor canal posible para obtener información acerca del hábito de consumo de los oyentes porque, sin querer, estos van dejando huellas (marcas) sobre su comportamiento y gustos que se aprovechan después para ajustar los parámetros de emisión y ajustarlos mejor a la demanda de la audiencia. Por contra, en la emisión broadcast (por aire) los oyentes siguen siendo anónimos
Si apelamos al ideario que representan cada una de estas
marcas -la SER y COPE- constituye un ejercicio infantil
emparejarlas con la opción política más cercana a su inspiración ideológica. En
este sentido, la cadena amarilla se sitúa en el ámbito del centro, centro
izquierda; mientras que la cadena de los obispos ocupa el espacio del centro,
centro derecha. En este sentido, convendría rescatar de la historia una
iniciativa que no prosperó (por ser muchos y muy diferentes los intereses y
titularidades enfrentadas) impulsada por José Manuel Lara Bosch, el
desaparecido presidente del Grupo Planeta y Atresmedia, que pretendía unificar COPE, Onda
Cero, y la desaparecida Punto Radio, perteneciente al grupo Vocento, creando
la gran cadena de centro derecha, alternativa y competidora directa a la
liderada por el Grupo Prisa. Lara llegó a anunciar conversaciones en 2012, de
las que nos hicimos eco, y se identificó como “un
fanático del matrimonio a tres”. Por fortuna para la SER, aquel trío no prosperó. Pero,
sin duda, lo hubiera pasado mal.
En el mapa radiofónico patrio existe, como
demostré en un post en su momento, una correspondencia casi perfecta entre
los votos políticos y los resultados del EGM. El EGM avanza los aires de cambio político en España.
Adelanté en su día que la COPE ganaba en
feudos tradicionalmente socialistas como Andalucía, Castilla La Mancha y Extremadura, además
de en Castilla y León, Murcia y Navarra (2ª ola 2022). Era
un dato ciertamente llamativo. Fieles a la SER, mayoritariamente se situaban entonces comunidades como Madrid, Galicia,
Valencia y Euskadi. Además, esRadio superaba a RNE
en Aragón, Asturias, Castilla y León, Extremadura, Madrid y Navarra y Onda Cero mejoraba resultados en Andalucía, Madrid,
Castilla La Mancha y Valencia, además de en Castilla y León.
El EGM avanzaba en 2022 el giro ideológico de España. Así titulé.
2023 es año doblemente electoral. En la primera de las citas
con las urnas, el 28 de mayo celebraremos elecciones locales y regionales.
Ayuntamientos, diputaciones, gobiernos autónomos cambiarán de signo, otros no.
Pero que habrá cambios está asegurado. Y habrá personal que haga las maletas y
busque reacomodo en otros destinos, mientras ven que sus contrincantes políticos ocupan
sus despachos. Es la democracia. Pues bien, esto en la radio no lo vemos desde
1992, año en que la absorbida Antena 3 de Radio logró liderar el EGM (3.139.000
oyentes para Antena 3 Radio frente a los 3.007.000 oyentes de la Cadena SER en la segunda ola de 1992). Poco
después PRISA
inició la operación para controlar a su oponente, en un proceso que ha relatado
magníficamente en su tesis doctoral el periodista José Ignacio Wert.
El pasado día 13 de febrero, Día Mundial de la Radio, comparecieron juntos y risueños. Este próximo 19 de abril toca competir (Fotografía AERC) |
Como no ha ocurrido nunca, al menos desde hace poco más de tres décadas, no estamos acostumbrados a la alternancia en el pódium del liderazgo de la radio española. Los titulares, que ya no sorprenden, redundan, ola tras ola del EGM, en que la SER mantiene, retiene, defiende, refuerza su liderazgo (según quién titule, claro). Y, de momento, ha perdido el trono de “líderes en todos los tramos horarios” y se ha dejado por el camino pequeños trozos del pastel, pero nunca la tarta completa
¿A qué distancia se quedó “Herrera en COPE” del “Hoy
por Hoy” de la SER en la tercera
ola del EGM, el último publicado hasta la fecha? A 154.000 oyentes. Todas las
miradas volverán a concentrarse en este dato, al igual de si Ángel Expósito
supera a Aimar Bretos en los informativos nocturnos, o si se mantienen
las distancias entre “El Larguero” y “El Partidazo”, o entre “Carrusel
Deportivo” o “Tiempo de Juego”, a pesar de los diferentes horarios
de cada programa. Y ante esta realidad, inevitable, no dejo de pensar en la
frase de Confucio, “cuando el sabio señala la luna, el necio mira el dedo”.
Para el propio mercado o, mejor dicho, para algunos actores de ese mercado,
resulta irrenunciable estudiar con lupa los resultados del Estudio General de
Medios que, trimestralmente, reúne la Asociación para la Investigación de Medios
de Comunicación (AIMC). Es comprensible. Pero, para quienes estudiamos la salud de la radio,
como medio, estos datos se identifican más con el dedo, que con la luna.
Podríamos hacer un ejercicio simpático en torno a los
titulares que se publicarán el próximo 19 de abril, miércoles, sobre los
resultados de la primera ola de 2023 del EGM. Apuesto a que volveremos a leer
el titular de que la SER renueva el
liderazgo de la radio española y que la COPE mantiene
la segunda posición, seguida de Onda Cero,
que básicamente, revalida posiciones y, en cuarto lugar, RNE que no logra remontar con su actual
parrilla. Es más, en aquel caso hipotético, pero real, de que Herrera supere a
Barceló, por supuesto en los medios de PRISA seguirán destacando el liderazgo general de la SER (que no perderá, aunque pierda
su principal plaza). Y así están las cosas, dependiendo de quién titule, se
destacará una u otra realidad.
En este 2023, año, insisto, doblemente electoral, las
tendencias previsibles del comportamiento de la audiencia nos conducen a pensar
que aumentará la demanda de la radio informativa. La polarización en que
vivimos inmersos, política y mediáticamente, ejercerá también su impulso en
este supuesto aumento de consumo de radio generalista que el EGM confirmará, o
no, en su momento. Es previsible asimismo un descenso de la radio musical,
acosada por las plataformas, y por su propia incapacidad en atraer nuevos
públicos de nichos que tradicionalmente no se acercan a su oferta. Los morning
shows no dejan de ser pequeños préstamos de ‘radio generalista’ integrados
en la musical, destinados a un público que prefiere contenidos más relajados,
no tan vinculados a la actualidad y, por tanto, no tan marcados por el
componente ideológico.
Cuando se aplica una metodología objetiva de medición del consumo de radio, apoyada en medición digital, data; el resultado obtenido, en materia de tiempo de escucha, por ejemplo, es bastante inferior al declarado en las encuestas, porque la memoria tiende a exagerar los tiempos de consumo y a introducir imprecisión en sus términos, que el sistema se ocupa luego de precisar. Moraleja: tal vez la medición digital, por sí sola, no sea la panacea
No hay que olvidar que la AIMC continúa con su proceso de
integrar datos reales de audiencia procedentes de los servidores de sus cadenas
y emisoras socias, lo que sin duda enriquecerá la precisión de la medición. Es
lo que han denominado la ‘medición censal’, un nuevo sistema híbrido que
une las encuestas tradicionales con datos de consumo real, una vez filtrados
convenientemente. Y tampoco puede obviarse que las cadenas de radio poseen
estos datos minuto a minuto, aunque no sean públicos. Pero el simple hecho de
tener acceso a ellos ha cambiado radicalmente el statu quo del siglo pasado. De
momento, los datos de escucha de radio en streaming (vía internet) en
España no representan ni siquiera el 15 por ciento de la audiencia total,
frente al rodillo de la FM, pero ya son suficientemente representativos
como para extraer información relevante de ellos.
La industria de la medición está encontrando en la
distribución por cable (punto-punto) que representa internet, el mejor canal
posible para obtener información acerca del hábito de consumo de los oyentes
porque, sin querer, estos van dejando huellas (marcas) sobre su comportamiento y gustos
que se aprovechan después para ajustar los parámetros de emisión y adaptarlos mejor a la demanda de la audiencia. Por contra, la emisión broadcast (por aire)
es incontrolable por medios métricos digitales, y los oyentes siguen siendo anónimos para
la emisora: no se conoce nada de ellos, salvo que se les pregunte.
Ante esta situación, la que representa la medición tradicional y la nueva medición digital, podríamos plantearnos la progresiva supresión de aquella, en beneficio de la nueva. Pues no. Daniel Karlsson, vicepresidente de Triton Digital, que participaba en las VI Jornadas de Innovación Radiofónica, organizadas en Madrid por la Fundación COPE y el CEU San Pablo, a una pregunta del público en este mismo sentido, respondió sin dudarlo: "¿Dejar de hacer las encuestas por la irrupción de la medición digital? ¡Nunca! ¡Hay que hacerlas más que nunca! Necesitamos toda la información posible de la audiencia". Caminamos, pues, hacia una medición híbrida, según también quedó reflejado en la pasada edición de los Radiodays celebrada hace unos días en Praga.
✔️@danielkarlsson @TritonDigital: "¿Las métricas con encuestas? ¿Dejar de hacerlas por lo digital? ¡Nunca! ¡Hay que hacerlas más que nunca! Necesitamos toda la información posible de la audiencia"
— Gorka Zumeta (@gzumeta) March 31, 2023
🟦#JornadadeInnovación @fundacioncope @USPCEUHumYCom
🔴https://t.co/tKhLFgHqz1 pic.twitter.com/FeSw1Zb2We
La SER es líder desde 1995 y no anticipó nada en 1996 ni en 2011. Y si algo pasa en 2023 no será por desgaste del PSOE sino por la actual confrontación entre Sumar y Podemos. La COPE vive de las rentas y tira de chequera. Cuando se acabe, vuelta a la travesía por el desierto.
ResponderEliminarConsiderando la absorción de ABC Punto Radio por parte de COPE y la nefasta gestión de Onda Cero (y dejadez) por parte de Atresmedia, amén de la propia situación del sector radiofónico en n la nueva era tecnológica, yo no descartaría que se pueda llevar a cabo más pronto que tarde el sueño húmedo de Lara de constituir una nueva emisora de centroderecha, una SER de derechas. Porque yo cada día veo menos futuro a Onda Cero por sí sola.
ResponderEliminar