Radio Nacional de “España Rural”, con Manolo H.H.

Unos de los pocos programas de radio que se ocupa del “abandono, la emigración y el envejecimiento” de la España despoblada 

“Este programa me proporciona oxígeno para vivir” 

• Conversar con Manolo H.H. de su retoño “España Rural” es contagioso. Puede que termines enamorándote del cura de aldea, de la panadera del pueblo, de la médico rural o del alcalde ganadero. El paisanaje que habita en los pequeños pueblos de la ‘España despoblada’ es increíble. Mil y una anécdotas se agolpan en su prodigiosa memoria, y yo, iluso de mí, le pregunté solo por una o dos historias vividas en sus excursiones a lo largo de toda nuestra piel de toro. Hay que escuchar “España rural” para conocer, y valorar, que existe una España alternativa a la urbanita, que no sufre la deshumanización provocada por el virus de la indiferencia

Los sábados y los domingos, de 13:00 a 13:30 horas, la radio pública hace honor a su nombre y su responsabilidad: se ocupa de la España menos conocida, la rural, la que vive -o sobrevive- alejada de las grandes concentraciones urbanas. “España Rural” es el programa que dirige, y presenta, Manolo Hernández Hurtado, más conocido como Manolo H.H. Un profesional de larga trayectoria, que triunfó en las noches de La Pública e intentó brillar en sus mañanas cuando Manuel Ventero, que solo duró un año al frente de la dirección de RNE, le entregó en 2012 las llaves del prime time de RNE, tras el cese fulminante de Juan Ramón Lucas. Manolo es un todoterreno, que no hace ascos a nada, cuando se trata de radio, y pone, en todos sus proyectos, jirones de energía positiva. Tras "España vuelta y vuelta", ha renovado sus votos en La Pública con "España Rural". 

Manolo Hernández Hurtado en acción, grabando para su "España rural", en RNE (Fotografía RTVE.es)

Sin embargo, en este entrañable “España rural”, Manolo H.H. consigue un objetivo mucho más trascendente que aportar un simple programa de radio para rellenar la parrilla. “España Rural” es un programa que hace justicia, un programa de radio solidario, pura sociología, un punto de encuentro entre la “España Urbana” y la “España despoblada”, la España de los pueblos, donde, como se canta en la sintonía del programa, uno se encuentra “la caricia del frío en la cumbre” o ”el calor de la encina en la lumbre”. “No te puedes imaginar, Gorka, las satisfacciones que me está proporcionando este programa”, me confiesa, apasionado. “Todas las semanas me cojo el coche, mi grabadora Sony, y me voy en busca de experiencias”.

“Guardo un recuerdo imborrable de un desayuno en una explotación ganadera situada frente a los Picos de Europa. Con mi queso casero, mi mantequilla, mi pan de tahona y mi vaso de leche recién ordeñada. ¿Se puede pedir algo más?”, se pregunta Manolo H.H.

Con un estilo muy personal, reportajeado, de la vieja escuela, micrófono en mano, Manolo H.H. entrevista a los alcaldes, ganaderos, agricultores, vinateros de los pueblos de España, pero también se acerca, “en directo” a Petra, “una parroquiana” de Puebla de la Sierra (Madrid) para preguntarle “¿qué tal está el pan que acaba de comprar en el mesón?” o “¿qué tal se vive en el pueblo”. Y, la verdad, es que sus respuestas nos dan envidia a los que vivimos rodeados de asfalto y solo recurrimos al campo algunos fines de semana como divertimento pasajero, para regresar de inmediato a nuestras protectoras ciudades de cemento y hormigón. “Es peor -me apunta- la sociedad urbanita quiere acercarse a los pueblos para descansar, y les molestan las campanas de la iglesia a cada hora, o hasta el canto de los gallos por la mañana”.

Manolo HH vive en la carretera, con el micrófono rojo de RNE de copiloto, y Curro Díez Azcárate, su realizador, compañero de fatigas. Cada semana se acercan a un pueblo diferente para enseñarnos cómo transcurre la vida extramuros de las grandes urbes. Visita Novelda (Alicante) para asistir a la vendimia de las uvas con las que saludaremos al nuevo año en Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla. Y descubrimos que hay una Denominación de Origen (DO) de uva de mesa Vinalopó. “Aquí disponemos de una uva tardía, es la última que se recoge, y gracias a esta variedad, podemos retrasar la maduración en cepa más de treinta días, y aguantar la recogida hasta bien entrado el mes de diciembre, para que llegue en su punto a las casas por Navidad”. O visita Fitur, la Feria de Turismo de Madrid, para grabar actuaciones de rondallas con las que abre el programa, antes de su saludo. O nos descubre Trabazos, en la provincia de Zamora, donde gente joven, ganaderos en su mayoría, han decidido quedarse en el pueblo a trabajar y a vivir. “O la macrogranja de cerdas, Gorka, en Quintanar del Rey, que está haciendo la vida imposible a los casi 8.000 vecinos del pueblo. Los micrófonos de RNE, la radio de todos, recogen sus testimonios, porque tienen algo que contar, y que denunciar”.

Manolo nos traslada historias humanas de superación y de emprendimiento rural (Fotografía RTVE.es)

Lo que tiene de sobra Manolo HH son temas, pueblos. Según el INE, 8.131 municipios, repartidos por las cincuenta provincias y las dos ciudades autónomas, Ceuta y Melilla. ​Pero lo que nos traslada este “España Rural”, además de los paisajes, es el paisanaje. Porque las plazas, los ríos, los montes no hablan, aunque suenan. Los que hablan, y entrevista Manolo, son sus habitantes, los “parroquianos”, como él los llama. “En una ocasión, me acerqué a un pueblo y pedí una entrevista al cura, pero no podía recibirme hasta después de la misa, así que acudí a la celebración y allí, en medio del sermón, dijo: ‘estamos contentos hoy porque ha venido a vernos la radio española para preguntarnos cómo se vive en el pueblo’. Yo no sabía dónde meterme para evitar las miradas de las ocho parroquianas que asistían a la misa”. Es el paisanaje. Porque de lo que más entiende la radio es de las personas. Y en esta “España rural” se nota, y se agradece mucho. “Guardo un recuerdo imborrable de un desayuno en una explotación ganadera situada frente a los Picos de Europa. Con mi queso casero, mi mantequilla, mi pan de tahona y mi vaso de leche recién ordeñada. ¿Se puede pedir algo más?”, se pregunta.

“Pertenecen en su mayoría a una raza extraordinaria, te invitan a su casa, a compartir lo que tienen, sin pedir nada a cambio, sin conocerme. Yo he hecho pan a las 5 de la mañana en la tahona del pueblo, micrófono en ristre, mientras charlaba con la panadera”

Como escribe Manuel Campo Vidal en su libro “La España despoblada” (Next Educación, 2020), “miles de pueblos agonizan hoy en este país sin que se les preste el debido auxilio. Y esa despoblación se está convirtiendo, además, en un grave problema medioambiental con repercusión en la salud pública, especialmente la de los habitantes de las ciudades. En la salud por vía doble: por la deficiente calidad del aire que respiramos, y, si no se actúa adecuadamente, por la baja calidad de los alimentos”, concluye. Manolo HH les pone nombre y voz a quienes luchan por impedir que España se vacíe más aún. “Elijo los pueblos que visitamos en función de su interés y su número de habitantes, menos de cien, doscientos, quinientos. Hay muchos pueblos en España que sobreviven con estos censos”, asegura.

Campo Vidal recopila cifras en su libro preocupantes. “Más de la mitad de los 8.131 municipios de España tiene menos de cien vecinos”, o “1.300 municipios españoles (el 16%) se consideran escasamente poblados, es decir, con menos de ocho habitantes por kilómetro cuadrado”. Esta escasa población, desperdigada, tiene que tener un servicio de asistencia médica pública similar al de las grandes ciudades, pero es imposible. Manolo HH. charlaba en Cogolludo (Guadalajara) con la doctora Ana de Santiago, médica de familia, que estaba destinada en este puesto desde 2009. Atienden a 1.800 pacientes distribuidos en 36 pueblos de la provincia. “los médicos y las enfermeras que trabajamos aquí tenemos que ser prácticamente Supermanes, tenemos que atender desde un cólico nefrítico, un accidente de tráfico o a infiltrar un hombro de una persona que sufre una tendinitis. Estamos retrocediendo a lo que eran los médicos de hace cuarenta años: a saber un poco de todo”, comenta la doctora. “Tienen un mérito enorme, Gorka, porque tienen que desdoblarse y atender a toda la casuística que se produce en los pueblos, y los accidentes de carretera el fin de semana son bastante habituales”, comenta Manolo.

El pastoreo es una de las actividades más desarrolladas en la España rural (Fotografía RTVE.es)

De alguna manera Manuel Campo Vidal y Manolo HH., aparte de tocayos, se complementan perfectamente. Mientras que el periodista oscense ha elegido el formato del libro para recopilar la información sobre este problema tan acuciante de nuestro país, el madrileño aporta el testimonio en primera persona de quienes viven en ese entorno olvidado. Y lo curioso de esta situación es que ninguno de quienes hablan con Manolo HH lo hace molesto o furioso por vivir olvidados por los grandes bancos o los más poderosos políticos, marginados en materia de servicios públicos como la medicina o la educación, sin pescado fresco, ni cajeros automáticos, a veces sin ni siquiera pan. No, la mayoría, aun reconociendo su precaria situación en algunos aspectos como los señalados, viven felices, con mayor calidad y esperanza de vida que los de las ciudades, y por esto, básicamente, han decidido quedarse a vivir en los pueblos. “Pertenecen en su mayoría a una raza extraordinaria, te invitan a su casa, a compartir lo que tienen, sin pedir nada a cambio, sin conocerme”, relata Manolo H.H. que procura no solo visitar el pueblo, sino integrarse unas horas en él. “Yo he hecho pan a las 5 de la mañana en la tahona del pueblo, micrófono en ristre, mientras charlaba con la panadera".

En el Monasterio de San Pedro de Cardeña (Burgos), con el abad cisterciense: “¿De qué viven, padre?”. “De lo que no gastamos, hijo". Y añade: “Nos dio algún dinerito el presidente Aznar, un poco menos después Rajoy, pero Zapatero y Sánchez no nos han dado nada”

Algún que otro disgusto le ha costado a Manolo H.H. este “España Rural” que tiene entre manos en la radio pública. Un tropiezo le llevó a caerse al agua de medio cuerpo durante una de sus visitas, y tuvo que quedarse en calzoncillos mientras se le secaba la ropa. “Pasé un frío de órdago, no te puedes imaginar, y se me reían todos por lo torpe que había sido”. En otra ocasión se acercó al Monasterio de San Pedro de Cardeña, una abadía trapense de origen medieval, situado a diez kilómetros de Burgos capital, habitado por una pequeña comunidad de monjes cistercienses, que lo ocupan desde 1942. “Pregunté si podía pernoctar allí y me dijeron que sí, a lo que añadieron si quería integrarme en su comunidad, siguiendo sus costumbres, o quería ir por libre. Y decidí participar de su rutina”. Y allí estuvo un par de jornadas Manolo H.H., como uno más, asistiendo a los oficios religiosos y hasta recogiendo tomates de la huerta. “¿De qué viven, padre?”, preguntó al abad. “De lo que no gastamos, hijo", respondió el monje. “Nos dio algún dinerito el presidente Aznar, un poco menos después Rajoy, pero Zapatero y Sánchez no nos han dado nada”, añadió.

Hablando de los políticos, Campo Vidal recoge el testimonio de Paulino Herrero, que fue alcalde de un pequeño pueblo de Soria, Navaleno, una de las voces más proactivas en defensa del medio rural, cuando defiende que “los políticos hablan de despoblación, pero hacen política solo para las ciudades”, se lamenta. Y Mientras Campo Vidal sigue añadiendo datos irrefutables de la degradación de la España más rural, Manolo HH nos presenta a Leticia Romero, presidenta de la Asociación de Turismo del Valle del Jerte, una madrileña, de Getafe, que decidió romper con su pasado y regresar al campo para emprender. “Las sociedades de las grandes ciudades están deshumanizándose y perdiéndose el contacto cercano de las personas. Lo que ocurre aquí es un frenazo en seco a lo que ocurre en las ciudades. Es un volver a lo natural, a tener la piel un poco más descubierta. En cierta manera lo que hacen las grandes ciudades es insensibilizarnos hacia todo y al regresar a los pueblos te vuelves a naturalizar”, defiende Leticia en los micrófonos de RNE.

Cualquier lugar, cualquier emplazamiento es bueno si las historias merecen la pena (Fotografía RTVE.es)

En esta “España Rural” de Manolo HH en RNE, suenan tractores, “¡mira qué bien suena este motor!”, comenta el periodista madrileño durante una de sus entrevistas. Y se habla con los curas del pueblo, que ofician misas y atienden feligreses de varias parroquias, montados en un utilitario o en una moto de montaña. El micrófono rojo de la radio pública es recibido en los pueblos, y por sus agradecidos habitantes, como si fuera la ansiada lluvia. Son numerosos los ejemplos de vecinos que se encargan de los indicativos del programa, e incluso de presentar a Manolo HH. Y hablan en primera persona, y se presentan ellos mismos a los oyentes, para resultar más cercanos. Es fácil empatizar con estos españoles que han elegido vivir fuera del gran manto protector de las grandes urbes. La radio es el medio que mejor canaliza este contacto, desde la autenticidad. “Soy muy feliz, Gorka, con este ‘España Rural’, estoy aprendiendo mucho. Me está dando, y te soy absolutamente sincero, oxígeno para vivir”, cierra Manolo la conversación. Y mientras este es el premio para este periodista madrileño, los oyentes tenemos el privilegio de compartir sus viajes, como testigos privilegiados de sus andanzas por los pueblos de España, a través de la radio de todos.

-“España Rural” se emite los sábados y los domingos, de 13:00 a 13:30 horas, y está disponible en podcast clicando aquí, en esta dirección.

 

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