La tozuda realidad que destruye audiencias
- La tormenta perfecta sigue creciendo con la entrada de nuevos vientos en forma de actualidad adversa. La crisis energética, la guerra de Ucrania, la amenaza de que la escalada derive en un conflicto nuclear global, la inflación, la grave polarización de nuestra política doméstica y la subida de tipos provocan miedo, angustia y rechazo entre algunos oyentes que prefieren renunciar a escuchar la radio
¿Dónde están los oyentes de la radio, que se marchan cada año? (Fotografía Pixabay) |
Se da otra circunstancia que la radio parece promover, no sin visos de incurrir en una paradoja siniestra, cuando, comentando las desgracias que nos amenazan, y constatando que se ha producido un evidente recorte del consumo, está contribuyendo a que el consumo descienda aún más, por miedo y, al mismo tiempo, no deja de invitarnos a consumir a través de sus bloques comerciales
Los periodistas, a la hora de seleccionar las noticias que
componen un informativo, nos dejamos guiar en primer lugar por todas aquellas
que afectan directamente al ciudadano (con especial incidencia en su bolsillo) y
en este campo, la crisis energética provocada en parte por la guerra de Ucrania, la
inflación y su respuesta, la subida de los tipos de interés por parte de Banco
Central Europeo, están provocando estragos en las familias menos pudientes, que
no llegan a fin de mes con los gastos que se les acumulan, no solo del gas o luz, sino también de la hipoteca, que no deja de subir.
Ante esta realidad, y si trasladamos el resultado de la encuesta al día a día de la radio española, hemos visto confirmada la consecuencia de esta situación con el dato de que la radio hablada ha sufrido un bajón considerable de oyentes (-262.000 oyentes), mientras que las musicales han recuperado seguidores. En general, y pese al incremento de algunas radios informativas, en especial de Radio 5, de RNE, que habrá que confirmar en sucesivos estudios, nos encontramos con un descenso en el consumo de radio de contenidos.
A quién le agrada, enfrentándose cada día a una situación tan adversa como la que vivimos, y gestionándola, en su economía familiar, con dificultades y recortes, encender la radio por la mañana y deprimirse aún más, porque, de momento, no se atisba un cambio de rumbo que alimente la necesaria esperanza que necesitamos para afrontar una nueva jornada de trabajo. Los colegas de la radio no tienen más remedio que informar sobre lo que pasa y nos pasa, y el paisaje en algunos casos, bastantes, empieza a ser desolador.
Se da, además, otra circunstancia que la radio parece
promover, no sin visos de incurrir en una paradoja siniestra, cuando,
comentando las desgracias que nos amenazan, y constatando que se ha producido
un evidente recorte del consumo -aquellos que no llegan y los que pueden se
frenan por miedo o prudencia-, está contribuyendo, con el cariz de la
información que nos ofrece, a que el consumo descienda aún más y, al mismo
tiempo, no deja de invitarnos a consumir más a través de sus bloques comerciales.
Fuentes: UER, Eurobarómetro |
¿Qué puede hacer la radio para revertir esta situación, porque está claro que la actualidad no va a ayudar en el corto plazo? Desde luego, huir del tremendismo y el sensacionalismo. Lo que antes se creía un recurso para atraer público, ahora puede provocar justo el efecto contrario
El periodismo, y la radio, no son ajenos a este oficio, deben responder a su compromiso de informar desde la veracidad y el respeto escrupuloso a los datos. Y la realidad, ahora mismo, no contribuye a relajar el ambiente, ni siquiera la pasada Navidad, que para algunos supuso un paréntesis ficticio para olvidar penas que quedaron aparcadas en este período, para ser recuperadas, quién sabe si acrecentadas, a partir de este 9 de enero.
Volviendo al estudio de 'Digital News Report', constata que en 2015 un 85 por ciento de personas manifestaban su interés por consumir información, mientras que en 2022 ese mismo porcentaje ha caído al 55 por ciento, nada menos que un descenso de 30 puntos. Y se ha juntado otro elemento nocivo para los medios, que no contribuye a su mejora de datos de seguimiento, y es que, como certifica este estudio, la confianza en las noticias no deja de caer. En datos de la encuesta citada, el porcentaje de descreídos ya es mayor que quienes confían en lo que nos cuentan, un 39 por ciento frente a un 32 por ciento.
En este mismo sentido, el Eurobarómetro publicado en abril
de 2022, la encuesta realizada por la Unión Europea para conocer la evolución social
de su población, confirma dos puntos: 1) que la radio sigue siendo el medio que
goza de la mayor credibilidad, en comparación con la televisión, la prensa,
internet y sobre todo, a distancia, las redes sociales, algo, desde luego, de
lo que tenemos que alegrarnos y 2) que, a pesar de que la confianza en la radio
sigue siendo alta -un 45 por ciento- ha perdido diez puntos nada menos entre
2018 y 2021, y ya son más los escépticos -un 48 por ciento- que quienes siguen
creyendo en lo que se les cuenta. La media de la confianza en la radio en
Europa es del 56 por ciento, y el país que más confía en ella es Suiza con un 83
por ciento, como puede verse en los datos de la encuesta.
Fuentes: UER, Eurobarómetro |
Y en todo este paisaje, ¿qué lugar ocupan los podcast? Sin duda, uno de los mejores. El mayor consumo de estos contenidos de audio online se orienta hacia el área del entretenimiento, frente al de la actualidad. Es fácil establecer la relación de lo que prefiere el consumidor: evadirse de la realidad recurriendo a historias que le atraen y le atrapen. El podcast es, en su mayoría, evasión
La radio, como ya he escrito en alguna otra ocasión, e
intuyo que no voy a dejar de hacerlo porque el panorama es el que es, no se
puede permitir el lujo de perder un oyente. Una vez ‘atrapado’ hay que cuidarle
y mimarle, aunque caminamos hacia unos perfiles mucho menos fieles a las
marcas, sobre todo entre las nuevas generaciones, que no consumen radio, ni por
tanto se informan a través de ella. En este sentido, el Eurobarómetro es
contundente: solo hay un 20 por ciento de ciudadanos que creen en las redes
sociales, fuente informativa prioritaria de la Generación Z, mientras que
quienes no se creen nada de ellas suponen ya el 68 por ciento, y creciendo. Las fake
news están haciendo mucho daño a este entorno. Y este dato llega cuando el
nuevo propietario de Twitter, el multimillonario Elon Musk, anuncia
mayor libertad (o sea, permisividad) en esta red social, donde es previsible
que aumenten no solo las noticias falsas, sino también la violencia verbal y el
acoso...
La radio, por fortuna, está fuera de estas coordenadas y, es
más: se beneficia como marcas de credibilidad de la confianza que generan sus
mensajes publicados en las redes sociales. La SER, la COPE,
RNE u Onda
Cero son medios que, por lo general, infunden credibilidad; aunque no
estaría de más que abrieran un debate interno para reflexionar en torno a las
razones que han llevado a muchos ciudadanos a retirarles diez puntos de
credibilidad en los últimos cuatro años, dato reflejado en el Eurobarómetro. Estoy
convencido de que la creciente polarización ideológica de la que hacen gala
algunas cadenas, y que es previsible que aumente de cara a las próximas
elecciones locales y nacionales de este recién estrenado 2023, es una de las razones, además del
cansancio y la rutina de los formatos, la previsibilidad de los contenidos y la
llegada de nuevos hábitos de consumo, que priman la elección bajo demanda.
Y en todo este paisaje, ¿qué lugar ocupan los podcast? Sin
duda, uno de los mejores. El mayor consumo de estos contenidos de audio online se
orienta hacia el área del entretenimiento, frente al de la actualidad. Es fácil
establecer la relación de lo que prefiere el consumidor: evadirse de la
realidad recurriendo a historias que le atraen y le atrapen. El podcast es, en
su mayoría, evasión. Pero voy más allá: los ‘dailys’, que han surgido a
imitación, sin complejos, del firmado por Michael Barbaro en el New York
Times, nacido en 2017 (han tardado mucho tiempo en llegar a nuestro país),
buscan profundizar en los temas, explicarlos para entenderlos, con
detenimiento, sin prisas, con un lenguaje claro y directo. Nada que no supiera
hacer la radio... pero que no hace. La realidad necesita, más que nunca, ser
bien explicada, con detalle, y en esto el formato del ‘daily’ tiene
mucho ganado. Su éxito, desde luego, no es una casualidad, sino una causalidad de las circunstancias que vivimos, y sufrimos.
La radio no solo pierde oyentes, también territorios donde
moverse, que le está arrebatando el podcast. Pero los pierde porque se
desprendió de esos otros géneros y contenidos, con irresponsabilidad en la mayoría
de los casos, como la radio infantil, auténtica siembra de futuros oyentes. La
irrupción de lo digital ha acelerado el desgaste del medio, aunque, al mismo
tiempo, ha abierto, con los podcast, una nueva ventana de consumo de audio
enormemente esperanzadora.
Relacionado.
-"La gran evasión", por Juan Patricio Peñalver (Ethic)-
-Desconectados de la noticias, cuando la actualidad resulta insoportable