Aimar Bretos: "La radio es el botón del play"

Invitado de Álex Fidalgo en su pódcast 282 de "Lo que tú digas"

"Fracasas como entrevistador si terminas haciendo todas las preguntas de tu cuestionario”

• Álex Fidalgo vuelve a descubrirnos la personalidad de su invitado a través de una conversación tranquila, serena y divertida. El director de "Hora 25", de la Cadena SER, un periodista que no ha cumplido aún los 40 años, es su invitado. Y aprendemos de él que ha interiorizado muy bien la voz de sus referentes y predecesores, y defiende un periodismo honesto, profesional, riguroso y atractivo

Siempre he pensado que la extrema y natural habilidad de Álex Fidalgo para entrevistar a quien tiene enfrente no está exenta de peligro para quien recibe sus siempre amables invitaciones. Fidalgo parece un coleccionista de pódcast -va camino de los 300, que se dice pronto- pero en realidad es un coleccionista de vidas, porque las atrapa todas, las desnuda y las comparte. Y Aimar Bretos, el director de “Hora 25” de la Cadena SER, no ha sido una excepción. Cuando concluyó la charla, el periodista gallego comentó a su invitado que habían estado hablando durante dos horas y media, y su colega donostiarra no se lo creía, porque su percepción psicológica del paso del tiempo estimaba muy por debajo esa cifra. O sea, ambos se lo pasaron muy bien. Por eso resulta imposible que quien decida escuchar esta conversación entre “dos locos de la radio” no disfrute de la misma sensación.

Álex Fidalgo y Aimar Bretos charlando (Capturas del video, edición GZ)

Aimar Bretos no conocía personalmente a Álex Fidalgo, pero solo fueron necesarios unos pocos minutos, previos a la grabación, para alcanzar la mejor de las sintonías. Durante la grabación del pódcast, además, la sintonía se transformó en complicidad y así, hasta el final. Y se nota, ¡vaya si se nota! Y este es el mérito que posee este hipocondríaco entrañable que no duda en confesar que lo que a menudo practica en su pódcast “Lo Que Tú digas” es “exhibicionismo emocional”. O sea, que no solo desnuda a su invitado, de la manera más decorosa posible, sino que también se desnuda a sí mismo. Este pódcast es una orgía sincera de personalidades.

“Para mí una tertulia es una mesa de análisis con distintas personas de distintas ideologías, que aportan para crear algo mejor, o para ensanchar nuestra capacidad de entender las cosas”, cuenta. Es peligroso, viene a comentar, que, si tú piensas ‘X’, el algoritmo te va a dar ‘X’. “Y yo trabajo por ensanchar la capacidad mental de todos”. Álex tira de frase con fondo, y hasta retranca gallega, sarcástica: “No hay nada más peligroso que una persona que se ha leído solo un libro”

Se suponía que Álex Fidalgo iba a entrevistar a Aimar Bretos. Pero no resultó así al final. La previsión inicial mutó y, durante algunos momentos, fue Aimar el que, abiertamente, y sin complejos, entrevista a este gallego que, reconoce, “se esfuerza porque sus invitados se sientan cómodos durante la entrevista”. Aimar, muy de acuerdo con esta estrategia, apostilló, en torno al género de la entrevista, que “fracasas como entrevistador si terminas haciendo todas las preguntas de tu cuestionario”. Y la frase tiene su enjundia, y más de un periodista junior se sorprenderá de su contenido. ¿Por qué? Si nos han dicho en la facultad que hay que documentarse muy bien de cara a una entrevista, y que debemos saber todo, disponer de la información más completa, y recogerlo en nuestro ambicioso cuestionario. Todo esto es verdad, pero Aimar se explicó, segundos después, explicando el porqué de su afirmación: “Porque no has sido capaz de encontrar caminos alternativos que te proponía el entrevistado, y no los has seguido”. ¡Exacto! El entrevistado siempre deja flecos, puertas abiertas, por las que resulta casi siempre muy interesante transitar. Y hay que olvidarse del cuestionario y dejarse llevar por el oficio o la intuición. Repreguntar. Y para esto hay que hacer tal vez lo más difícil ante un entrevistado: escucharle (y no estar pendientes, y con frecuencia obsesionados, por el cuestionario, que representa la zona de confort).

A Aimar Bretos no deja de flaquearle la memoria, sobre todo la de recordar los nombres de las personas de las que quiere hablar. “No es normal que esto le pase a un tipo de 37 años, que son los que yo tengo”, comenta. Pero a pesar de la minusvalía neuronal transitoria, la charla de Aimar Bretos con Álex Fidalgo constituye una delicia para quien ame la radio, el periodismo y el mundo de la comunicación en general, e incluso el de la política. No es una entrevista al uso o, abundando en lo que comentaba antes, en este caso se trata de un ‘2 x 1’: dos entrevistas por el mismo precio, la de Fidalgo a Bretos y la de Bretos a Fidalgo. Y el oyente descubrirá que hay decenas de coincidencias entre ambos, menos la atracción por el mundo del misterio. “Es que yo, sinceramente, no creo en esas cosas, ni me motivan, por ejemplo, la ciencia ficción en el cine”, confiesa el director de “Hora 25”.

Aimar Bretos durante la charla de dos horas y media (Captura video)

Quien decida escucharse las dos horas y media de este episodio 282 de “Lo Que Tú Digas” se encontrará con una lección de periodismo, de honestidad, de sencillez y de compañerismo. Pero dos horas y media dan para que otros muchos condimentos se asomen en forma de razones y emociones, y ante ambas responderán Aimar y Álex. “Yo procuro hacer las preguntas que se hacen mis oyentes, no las preguntas que esperan mis invitados”, afirma Aimar Bretos en un momento dado. Y recuerda la visita de una prestigiosa neuróloga a “Hora 25”, “porque pensaría que era subnormal haciéndole esas preguntas”, y se justificaba pensando que no era, en modo alguno, una entrevista a una neuróloga para ser escuchada por otros neurólogos, sino para un público heterogéneo que escucha la radio por la noche, después de un día intenso de trabajo. 

Esto le da mucha rabia a @AimarBretos

🎙️ El diálogo completo en el episodio 282: https://t.co/MnpmjzF1fG pic.twitter.com/SYSWSoByWC

— Lo que tú digas (@LQTDradio) January 12, 2023

Mi equipo saca titulares que yo no he escuchado, no he conseguido detectar lo redondos que eran”, y añade: “Es difícil sacarle un titular redondo a un invitado, titular, además, por el que va a ser juzgado después”. Tiene que ser un titular atractivo, cierto, con punch, pero honesto. “No me gusta nada ese periodismo que pone en boca de los entrevistados lo que quiere decir el entrevistador”, forzando la situación, retorciéndola sin límites hasta conseguir sus objetivos. Y es verdad que estamos viviendo, cada vez más, de titulares, de pequeñas frases hechas, construidas con sencillez -sujeto, verbo, predicado- que no completamos luego, como ocurría antes, con una lectura (escucha) pausada de la charla. Un buen titular es un arte, de quien lo defiende y lo construye, y del periodista que lo localiza y lo destaca. Pero no es el único camino. Hay que seguirlo para entenderlo y profundizar. Quedarse solo en su lectura, despreciando el fondo, nos conducirá a un empobrecimiento progresivo del pensamiento crítico y un caldo de cultivo para la ignorancia atrevida.

“Estuve unos tres meses en COPE Madrid, y aprendí muchísimo. El otro día, ordenando papeles en casa, porque me estoy mudando, encontré una carta de recomendación firmada por Nacho Villa", el entonces director de Informativos

Le gusta a Aimar “la autenticidad” que exhiben los pódcast. Por eso está disfrutando de esta conversación con Álex Fidalgo. Y cuenta interioridades del día a día, como los comentarios que algunos oyentes hacen sobre el programa, sus contenidos, y hasta sobre los invitados elegidos. “Los mensajes que insultan no hay que tenerlos en cuenta”, mantiene. Pero hay otros, “en los que tal vez se hayan equivocado en las formas, pero en el fondo dicen cosas que deben movernos a la reflexión”. Y al periodista donostiarra no le gustan aquellas voces que critican con vehemencia la elección de tal o cual invitado “porque no pinta nada en la SER”, tal vez porque su forma de pensar no coincida con la línea editorial progresista de la cadena amarilla de Prisa. “¿Qué quieres, escuchar solo personas que te den la razón?”, se pregunta Aimar Bretos, cordialmente desafiante. Y explica las razones que le inspiran a elegir a sus invitados. “Para mí una tertulia es una mesa de análisis con distintas personas de distintas ideologías, que aportan para crear algo mejor, o para ensanchar nuestra capacidad de entender las cosas”, cuenta. Es peligroso, viene a comentar, que, si tú piensas ‘X’, el algoritmo te va a dar ‘X’. “Y yo trabajo por ensanchar la capacidad mental de todos”. Álex tira de frase con fondo, y hasta retranca gallega, sarcástica: “No hay nada más peligroso que una persona que se ha leído solo un libro”.

Aimar Bretos reconoce que durante muchos años Carles Francino fue -y lo sigue siendo- su referente en la profesión. Durante su período universitario, en su piso de Pamplona, tenía un recorte del catalán colgado en la pared. “Con los años he tenido oportunidad de conocerle y de confirmar no solo que es un profesional enorme, sino una grandísima persona”, confirma. Y a la pregunta de Álex sobre quién puede considerarse su padrino, o mentor, tras inspirar dos segundos, para dar tiempo al cerebro a procesar la duda, responde: “yo creo que Pepa Bueno, porque ella apostó por mí como su segundo, y así lo mantuvo durante todo el tiempo que trabajamos juntos”. En esa etapa como estudiante de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra trabajó en COPE Pamplona, destino que continuó más tarde en COPE en Madrid, “allí estuve unos tres meses, y aprendí muchísimo. El otro día, ordenando papeles en casa, porque me estoy mudando, encontré una carta de recomendación firmada por Nacho Villa”, el entonces director de los Servicios Informativos de COPE, en torno a 2010. Está claro, desde luego, que Aimar no entró en los Informativos de la SER gracias a esa carta. Pero, durante la formación de un profesional, todos los destinos aportan y enriquecen.

Fidalgo y Bretos, mano a mano (Captura video, edición GZ)

Los derroteros de la conversación entre Álex Fidalgo y Aimar Bretos discurrieron por innumerables temas, algunos tan recurrentes en el caso del gallego como ‘la paternidad’. “¿Tú tienes interés en ser padre?”, le preguntó a su invitado. Se percibe que es, tal vez, el único momento del pódcast en el que Aimar se siente un poco descolocado. No esperaba esta pregunta. Pero, de alguna forma, si aceptas participar en “Lo Que Tú digas”, se incluye de serie en el cuestionario. Es como si alguien acepta acudir a “La Resistencia” de David Broncano y se sorprende de la pregunta de “¿cuánto dinero tienes en el banco?”. “Pues sí, supongo”, contesta, entre semiconvencido y comprometido. “Conste que yo -añade Álex- no estoy obsesionado por la paternidad”, le relaja. “Pues entonces, la verdad, no sé yo qué estamos hablando tú y yo de la paternidad de esta forma”, se escabulle Aimar.

“¿Cómo celebramos el Día Mundial de la Radio? ¡Con la foto de una radio antigua! Mira, oye, no. Es que la radio son mis AirPods, mis auriculares inalámbricos, es la app. de la radio en el móvil. La radio es el futuro. Yo lo que intento proyectar es esto. ¿Cómo voy a vincular mi imagen emocional de la radio con un transistor?"

De lo que no se escabulló, al contrario, afrontó con decisión y hasta vehemencia, fue en la forma de celebrar el “Día Mundial de la Radio”, todos los 13 de febrero. “¿Cómo lo celebramos?”, se pregunta en voz alta. ¡Con la foto de una radio antigua! Mira, oye, no. Si al final nosotros mismos estamos diciendo que la radio es esto antiguo... no, es que la radio son mis AirPods, mis auriculares inalámbricos, es la app. de la radio en el móvil. La radio es el futuro. Yo lo que intento proyectar es esto. ¿Cómo voy a vincular mi imagen emocional de la radio con un transistor? La radio es el botón del play”. 

Este pódcast de Álex Fidalgo nos ofrece la posibilidad de conocer más en profundidad al joven periodista, de menos de cuarenta años, que ha accedido a la dirección del informativo más veterano de la radio española, “Hora 25”, de la Cadena SER, “un programa de cuestiones actuales”, así nació su primera campaña de marketing en medio de una dictadura que ejercía su control de los medios a través de una estricta censura. A Aimar, por fortuna, le toca trabajar con absoluta libertad, y también en ausencia del terrorismo de ETA, cuyo final, en 2011, vivió con 25 años. Vive, según reconoce, “con obsesión, soy un friki” la política y quiere y ama la radio “porque me ha acompañado siempre, desde muy joven, en casa de mis padres”. Conviene seguir muy de cerca a Aimar. No terminará en “Hora 25”. La SER reserva para él destinos más ambiciosos. Pero todo a su tiempo...

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