Jesús Quintero. In Memoriam (1940-2022), por Joaquín Martín

El locutor y creativo publicitario, una de las voces más populares del panorama radiofónico nacional recuerda a su paisano

“El Loco de la Colina”, todo radio y nada más que radio, incluso la televisión

• El autor recupera sus recuerdos a partir de una voz que le acurrucó, como a tantos otros millones de españoles, y describe su intrahistoria biográfica desde la pertenencia al mismo paisanaje onubense, alma andalusí
• Quintero ha sido fiel a su Huelva natal hasta el final. Ha legado todo su archivo personal, con más de 5.000 entrevistas en radio y televisión, a su pueblo, San Juan del Puerto

Aquel jovencito llamado Jesús Rodríguez Quintero, nacido en San Juan del Puerto en el verano de 1940, no paraba de preguntar para saber, conocer y, luego de darles forma y acomodo en su cabeza, contar todas las historias aprendidas. La escuela, donde apenas le hacían caso, se le quedaba corta y el teatro, en el que empezaba a hacer sus pinitos, muy pequeño; de modo que a finales de los años 50 comprendió que el mejor lugar para cumplir su empeño y comunicarse con los demás era la radio.

Jesús Quintero delante de su propio legado, en Centro sociocultural Jesús Quintero que deja en su pueblo, San Juan del Puerto, Huelva (Fotografía Diario de Huelva, Jesús Quintero.com)

El por entonces fundador y director de Radio Popular de Huelva, José María Segovia Azcárate le dio la alternativa ante el micrófono. El muchacho destacó enseguida; lo primero por su voz, que era algo muy valorado en el radiofonismo de antes. La voz como herramienta esencial, clara y modulada de los locutores. Tanto despuntó el hijo del Niño Roque, que así apodaban a su padre en el pueblo, que la emisora de la competencia, Radio Nacional de España en Huelva lo contrató para su programa estrella. Y como Jesús no dejó de progresar se le recompensó con el ascenso y traslado a Radio Nacional de España en Sevilla, que por entonces se conocía como Centro Emisor del Sur, ya que se sintonizaba perfectamente en la parte meridional de la Península, desde Despeñaperros al Cabo de Gata y de allí a la Punta de Sagres, en la barbilla de Portugal. Fue Rafael Santisteban, legendario locutor de Radio Sevilla, quien al escucharlo le aconsejó que no le diera más vueltas y se dedicara por entero al noble oficio de contar historias.

"Soliloquios, monólogos, divagaciones, conversaciones distendidas sin la dictadura horaria eran los ingredientes principales de su soledad sonora. Todo un alarde de la palabra, un prodigio de atmósfera que acababa por envolverte. Y es que Quintero hurgaba en la herida, consolaba el alma, masajeaba los corazones doloridos. Repartía con gracia infinita tiritas y lilimentos para todo aquel que los necesitara"

Quintero se aplicó al cuento con tal pasión que lo suyo siempre fue la radio, solo la radio, nada más que la radio. Sus programas televisivos no eran otra cosa que radio televisada. Una sencilla mesa situada en el centro del plató, coronada por un micrófono dorado, de la marca Neumann, modelo U87 y a conversar con el invitado, porque él no entrevistaba, conversaba. Que quede claro, pues, Jesús Quintero elevó varios grados el género del duelo verbal desnudándolo de artificios.

Lo que sé de este dios de la comunicación y de su aquilatado oficio lo aprendí a fuerza de escucharlo durante muchos años. Recuerdo que en la convulsa y, a la vez, apasionante época de la Transición realizaba un programa vespertino titulado “El hombre de la roulotte”, donde viajando por las carreteras secundarias de España resaltaba el valor que la gente sencilla y anónima tenía para su universo narrativo. Luego vino “Tres a las tres”, programa mágico que reunía a tres grandes del micrófono a la hora de la sobremesa, Pepe Ferrer, desde Barcelona; Cristina García Ramos, en la emisora de Madrid y Jesús Quintero, en los estudios de Sevilla.

A principios de los años 80 Radio Nacional de España se convirtió en el laboratorio de la radio moderna y entre algunos de los inventos que puso en el aire había un programa de madrugada llamado “Para mayores sin reparos”, en el que Jesús Quintero empezó a esbozar el personaje que acabó siendo, “El Loco de la colina”. Y con ese título, una temporada después, emigró a la Cadena SER. Tuvo tal éxito que incluso la sintonía del programa, “Shine on you crazy diamond” de Pink Floyd, fue adoptada como nana entre la fauna noctámbula. Soliloquios, monólogos, divagaciones, conversaciones distendidas sin la dictadura horaria eran los ingredientes principales de su soledad sonora. Todo un alarde de la palabra, un prodigio de atmósfera que acababa por envolverte. Y es que Quintero hurgaba en la herida, consolaba el alma, masajeaba los corazones doloridos. Repartía con gracia infinita tiritas y lilimentos para todo aquel que los necesitara.

Fachada del Centro Sociocultural Jesús Quintero en su pueblo, que acoge todo su legado de radio y televisión (Fotografía Wikipedia, CC)

Cuando la tele aún podía verse vino a enriquecerla con programas como “El Perro verde”, “Cuerda de presos”, “Los Ratones coloraos”, “El Vagamundo”… pero al final, todo era lo mismo y diferente, una novedad en continua repetición, un programa infinito, donde la originalidad, la crítica, la independencia, la belleza, la cultura, la ironía y la honradez eran sus banderas. De Cantinflas a El Risitas; de Dolores Ibárruri, La Pasionaria, que le rezó el Padrenuestro en latín, hasta El Peíto; de Rocío Jurado a Tito Triana; de Antonio Gala a El Penumbra. Ya fueras noble o vasallo Jesús Quintero te abría las puertas del jardín de sus rarezas para que lo comprendieras, porque él, tan frágil, tan ligón, coqueto, caprichoso y algo adán, necesitaba a la gente o, mejor dicho, a las personas. Su medicina era conversar mirando a los ojos, porque conversar es mirar -y con qué picardía miraba-, y si fuera posible paseando por la orilla de su río, el Guadalquivir. Ese fluir de agua y tiempo que lo ha visto partir hacia el mar, que como cantara el clásico, es el morir.

Descanse en paz eternamente Jesús Quintero, que junto a Jesús Hermida y Jesús González Green conformaron la Santísima Trinidad de la comunicación. Y los tres de Huelva. Casi “ná”.

 

Joaquín Martín (Cortegana, Huelva), periodista, creativo publicitario y locutor, ha desarrollado casi toda su carrera profesional en la radio en Barcelona y Madrid: Radio Manresa -Cadena SER-, Radio Gramanet, Radio España de Barcelona, Onda Cero, Punto Radio y Radio Nacional de España. Considera un privilegio haber trabajado o colaborado con los profesionales más relevantes de ese medio: Joaquín Soler Serrano, Pepe Ferrer, Luis Arribas Castro, Luis de Benito, Andrés Aberasturi, Julia Otero, Concha García Campoy, Luis del Olmo, Carlos Herrera, Nieves Herrero, Carlos Alsina. Actualmente colabora en Cadena COPE y Radio Intereconomía; presta su voz a programas de TVE como “La noche temática”, “Documentos TV” y grandes documentales y con productoras como Movistar Plus, HBO, National Geographic, Odisea o Canal Historia, dirige la locución de los más variados documentales.

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