RNE pierde el impulso y la iniciativa
- RNE lideró en otro tiempo, en los ochenta, la radio en España con profesionales como Luis del Olmo, Alejo García o Jesús Quintero. Más recientemente, en 2000, la radio pública contaba con más de dos millones de oyentes que la escuchaban todos los días, pero inició una escalada de pérdidas. En 2010 se reseteó y logró frenar y retroceder su tendencia negativa, con Juan Ramón Lucas, Toni Garrido y Pepa Fernández. Pero todo volvió a ser un espejismo, porque la política no permitió la continuidad en un medio que, no hay ninguna duda, es una carrera de fondo
La radio pública ha sido, tradicionalmente, la inspiradora de muchos cambios, no solo tecnológicos, en la radio española (Fotografía RNE) |
RNE, históricamente, nunca ha sido "un actor más". Ha sido el actor, el motor de los cambios, el impulsor de la modernidad tecnológica
La coalición valenciana Compromís reclamó en marzo pasado, a
través de una pregunta parlamentaria, una información que se me antoja
demoledora si la comparamos con la penetración de la audiencia de radio en
España por canales. Preguntaba Compromís por el coste anual de la distribución
de la programación de todas las emisoras de Radio Nacional, desglosado por Onda
Media y Frecuencia Modulada. Según la información facilitada por escrito por el
presidente de la Corporación RTVE, José Manuel Pérez Tornero, a los
parlamentarios valencianos, en 2021 estos costes y gastos de mantenimiento
ascendieron a 17.349.948 euros, desglosados de la siguiente manera por canales:
6.287.503 euros gastados en la difusión de la señal de las emisoras de FM y
6.823.026 euros gastados en los postes de Onda Media. Ahora veamos este
recuadro:
EMISIÓN |
COSTES 2021 |
PENETRACIÓN 2021 |
AUDIENCIA 2021 |
Onda Media |
6.823.026€ |
1,4% |
587.000 oyentes |
Frecuencia Modulada |
6.287.503€ |
49,8% |
20.386.000 oyentes |
Gastar más cantidad que en FM en el mantenimiento y la
emisión de la Onda Media cuando solo representa el 1,4 por ciento de la
audiencia total de la radio en España es ofensivo en materia de política
energética eficiente, como exige el actual contexto internacional. Sobre todo
cuando en muchos casos se produce duplicidad de señal en muchas zonas, lo que
permitiría apagar la OM en beneficio de reforzar la FM, o dedicar estos
recursos a la implantación de la DAB, si RTVE tuviera capacidad de decisión, como
está ocurriendo en Europa en casos como el de Francia donde la
radio pública apagó en 2015 sus postes de Onda Media porque la consideraba “una
red obsoleta”. La cifra que representa a los gastos de FM incluye las
emisiones de RNE, Radio Clásica, Radio 3, Radio 4 (ámbito de Cataluña) y Radio
5, mientras que los gastos de OM incluyen tan solo RNE y Radio 5 Todo Noticias.
El micro rojo de RNE |
RNE y el EGM, amores y desamores
La radio pública abandonó el EGM en 2003
No recuerdo que RNE omitiera la nota de prensa
posterior a la publicación del EGM. Cada cadena se busca los recovecos
necesarios, las estrategias más acordes, para encontrar el dato que más le
beneficia, y trasladarlo a los titulares. Pero en esta última ola (2ª 2022) que
se hizo pública el pasado 5 de julio, donde RNE perdió 150.000 oyentes en ola y
116.000 en el acumulado anual, y se situó en torno a los 997.000 oyentes, tres
mil por debajo de la barrera psicológica del millón de seguidores, la respuesta
de la dirección ha sido el silencio. No está contenta RNE con los resultados que
le adjudica el EGM y no son pocas las quejas internas y el descontento con la encuesta cuando los números no van bien. Da
la impresión de que abonar las ingentes cantidades que cuesta el estudio de
AIMC diera derecho a sumar audiencia, y esto no es cierto. La audiencia hay que
currársela. El EGM solo es el certificador. Cada medio, con posterioridad, debe
extraer sus propias conclusiones. O esto, o matar al perro y evitar la rabia.
Ya en 2003 RNE se salió del EGM, en una decisión reversible que tomó el
entonces director general del ente RTVE, José Antonio Sánchez. “Es
manifiestamente mejorable”, dijo en sede parlamentaria. Años después,
cuando Sánchez repitió mandato, volvió a insistir en que el EGM es una “herramienta obsoleta, inservible y costosa". Pero en esta segunda ocasión fue un amago. Pérez Tornero, el actual
director, también ha compartido su opinión sobre el EGM: “RNE
no está bien contemplada por los estudios y su impacto es mayor del que se dice".
¿Estaremos ante otra salida abrupta de RNE de AIMC? No se quejan cuando los números les van bien...
Frente a este gasto provocado por las emisiones analógicas
de OM más FM, ¿qué recortes podría aportar la radio digital? Si partimos del
presupuesto de que, de media, la DAB+ es un 90 por ciento más eficiente que la
FM, según los estudios efectuados en las redes ya desplegadas, podríamos
considerar que los gastos de explotación de la actual red de FM trasladada a
DAB+ podrían rondar los 650.000 / 700.000 euros, lo que supondría un ahorro de
5.637.000 / 5.587.000 euros. En definitiva, se trata, como defiende Compromís,
de racionalizar los gastos energéticos. “Cuando
en Europa ya hay muchos países que apagaron la Onda Media a raíz de la crisis
de 2008 o han racionalizado al máximo su uso, nuestro país sigue
despilfarrando. Debe ser que somos inmensamente ricos. Lo lógico sería empezar
a racionalizar el uso de la Onda Media a lo meramente imprescindible antes de
apagarla y recolocar sus gastos de explotación en gastos de inversión de
despliegue de la red DAB+, como han hecho ya en multitud de países”,
defiende el partido valenciano. Pero para esto hay que tomar decisiones y,
antes, tener capacidad para tomarlas.
Benigno Moreno (2010-2012), el segundo por la izquierda, agachado, con el equipo que logró frenar la sangría de RNE |
Lejos de fortalecerse con la llegada del nuevo equipo, Pérez Tornero suprimió de un plumazo el puesto de director de RNE en su nuevo organigrama transversal, por supuesto sin medir sus consecuencias o debatirlo con sus profesionales. Hoy, la falta de este puesto estratégico ha derivado en una ausencia de poder que se manifiesta en la toma de decisiones
En marzo de 2021, no hace tanto tiempo, el Parlamento eligió
por consenso a José Manuel Pérez Tornero, periodista y catedrático de currículo
académico brillante, como presidente de la Corporación RTVE por 249 votos a
favor. El hecho de que lograra partir del consenso entre los dos principales
partidos políticos, PP y PSOE, como consiguió también Luis Fernández en 2006,
albergaba esperanzas de que los resultados fueran similares a aquella etapa, en
la que RNE recobró su esplendor con Juan
Ramón Lucas en las mañanas, Toni Garrido en las tardes y Pepa
Fernández en los fines de semana. Eran los tiempos en que la radio pública
recuperaba aliento, se situaba en tercer lugar en el ranquin del EGM y superaba
a la COPE. Contaba
con 1.388.000 oyentes (EGM acumulado 2010) y por primera vez la audiencia de la
radio pública cambió su ciclo descendente por uno alcista. En 2000, diez años
atrás, RNE acumulaba 2.045.000 oyentes y Carlos Herrera ocupaba las
mañanas (Acumulado EGM, 2000). De este año a 2022, la pública ha perdido 1.048.000
oyentes. No es solo demérito de RNE,
seamos justos, también la cifra es producto de la tendencia a la baja de
audiencia neta de la radio española que marca el EGM ola tras ola, y que no
parece tener límite.
Lejos de fortalecerse con la llegada del nuevo equipo, Pérez
Tornero suprimió de un plumazo el puesto de director de RNE en su nuevo organigrama transversal,
por supuesto sin medir sus consecuencias o debatirlo con sus profesionales. Ignacio
Elguero, así, se convirtió en el último director de la casa que pudo tomar
decisiones de relieve en el funcionamiento de la radio pública. Se equivocaría
o acertaría, pero al menos tomaba decisiones vinculantes. Hoy, la falta de este
puesto estratégico ha derivado en una ausencia de poder que se manifiesta en la
toma de decisiones. Cuando escribo estas líneas, todavía se desconoce cuál será
la parrilla de programación de la próxima Temporada de radio 2022-2023. Pepa
Fernández reconocía en antena, a pregunta de una oyente, que “no
sabemos si vamos a volver”, lo que implica no solo una falta de respeto
a los oyentes de RNE que desconocen
cuál será la oferta de su cadena pública en septiembre, sino sobre todo a sus
profesionales, que merecen despejar las incertidumbres del futuro que no hacen
más que minar su ya de por sí diezmada motivación.
Íñigo Alfonso debería ser una apuesta a futuro de la radio pública: representa a una nueva generación de profesionales solventes que creen en la misión de la radio pública |
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