Once años de la desaparición de Rosa María Belda, una de las grandes voces de la SER
- Más de una década después de su muerte, muchos recordamos su voz y su espíritu vital, tan positivo, reconfortante y contagioso. Cruzarse con ella, e intercambiar unas palabras y una mirada, era recargar energía positiva a borbotones
Rosa María Belda acompañada de Juan Vives, otro gran locutor de la historia reciente de la Cadena SER |
"En el año 1972, Manuel Martín Ferrand la incorporó a su programa 'Hora 25' para que hiciera unas cuñas con mensajes que incluían intencionalidad política entre líneas, debido a la versatilidad de su voz, que podía ir desde la tímida y cándida damisela hasta la señora con 'fundamento', como se dice por estas tierras. Los antiguos oyentes de la SER también la recordarán en su papel de la hija de la familia en "Los Porretas'"
Porque, ¿quién no ha escuchado alguna vez la voz del
contestador de Telefónica o la careta «Cadena SER, Servicios Informativos»?
Es también la voz de los anuncios que se oyen en las estaciones del Metro de
Madrid.
Rosa María Belda Fernández era hija de un canario, de la
isla de La Gomera, y de una dama de Valladolid. Es probable que su voz tomara
del padre el tono dulce y cristalino que tiene el español de esa isla canaria.
Y de su madre la correctísima manera de vocalizar que suelen tener en esa
provincia de la nueva, solo desde 1833, Castilla la Vieja. Recuerdo una vez que
ella, su madre, me corrigió cariñosamente diciéndome que no era de «balladolí»,
como decimos entre dientes los canarios, sino que era de Valladolid, con «v»
inicial y «d» final, no con «z», como la pronuncian en otras regiones.
Si hubo alguna vez una vocación clarísima para la radio en
la tómbola de la vida, la mayor parte de los números los tuvo Rosa María desde
la adolescencia. A pesar de que sus padres no querían que fuera locutora y
actriz de radio, ella se encerraba en el baño de su casa y hacía prácticas de
locución. Uno de sus primeros pinitos lo hizo en la megafonía de la ya
desaparecida Galerías Preciados. Desde entonces no paró de luchar, nadie le
regaló nada. En los estudios de grabación demostraba su valía día a día, cuña a
cuña, programa tras programa, radionovela tras radionovela.
Guillermo Sautier Casaseca, el escritor y guionista
radiofónico español nacido en Santa Cruz de La Palma, le ofreció los papeles de
«mala malísima» en radionovelas como «Simplemente María» o «Lucecita»,
por poner sólo dos ejemplos. Gracias a la habitual discreción con su vida
privada, Rosa María se podía librar del acoso que le hubiera supuesto el que
las gentes quisieran conocer cómo discurriría el siguiente capítulo de la
serie. Como anécdota que pudo acabar de forma grave, contaba cómo un señor
maduro la increpó violentamente a la salida de los estudios de grabación,
exigiéndole que «dejara en paz al marido de Lucecita», ya que ella, interpretando
su papel en la serie, quería camelárselo y levantárselo a la inocente
protagonista.
Belda con Pepe Domingo y Vives |
En su amplia historia profesional también cabe destacar su
intervención en centenares de doblajes de anuncios, películas y series de
televisión. En el cine, prestó su voz en español a una larga lista de actrices
y narradoras como, por ejemplo, a Lana Turner («La viuda alegre»),
Deborah Kerr («Los ángeles también lloran»), Kathleen Turner
(«Roger Rabbit»), Patricia Walters («El río») o Fay
Gras («King Kong»). En televisión la pudimos oír doblando personajes
femeninos en series como «Los Ángeles de Charlie», «Lou Grant», «Colombo»,
«El equipo A», «MacGyver» o «El gran héroe americano». La
lista es enorme y puede encontrarse parcialmente en Internet. Últimamente
centraba gran parte de su actividad profesional en una de sus grandes pasiones,
los asuntos relacionados con la salud y la medicina alternativa, dirigiendo el
programa «Vivir en salud» en la Cadena SER.
"Esto es... amor"
En 2001, Rosa María Belda grabó, a iniciativa del gran Primitivo Rojas, un CD titulado “Esto es... amor”, en el que recitaron treinta poesías, por separado y juntos. Veintiún años después, recupero, por gentileza del propio Rojas, algunos de los poemas que se incluían en ese CD. Sirva para recuperar la enorme sensibilidad, como persona y como profesional, de una de las voces históricas de la historia de la radio contemporánea, que nos acompañó durante décadas desde la Cadena SER.
Relación de poemas elegidos: Introducción (Luis del Val), "Don Juan y doña Inés", de José Zorrilla (Primitivo Rojas-Rosa Mª Belda); "Al que ingrato me deja", de S.J. Inés de la Cruz (Rosa Mª Belda); "Volverán las oscuras golondrinas", de Gustavo Adolfo Bécquer (Primitivo Rojas-Rosa Mª Belda); "Definiendo el amor", de Francisco de Quevedo (Primitivo Rojas y Rosa Mª Belda); "A él", de Gómez de Avellaneda (Rosa Mª Belda) y "Celos", de Lope de Vega (Rosa María Belda).
-Derechos cedidos para esta reproducción parcial por Primitivo Rojas
Rosa María Belda también destacó a la hora de recitar
poesías, por las cualidades excepcionales de su voz y por haberse formado con
los mejores en aquel mítico cuadro de actores de Radio Madrid. Hace un tiempito
grabó un CD titulado «Esto es… amor», con Primitivo Rojas, esa
otra excepcional voz extremeña, tal vez algo engolada, pero ciertamente fuera
de serie. Este trabajo conjunto, básico en cualquier fonoteca radiofónica que
se precie, recoge 30 poemas inmortales en lengua española que supieron cantar
al amor y a los enamorados, al desamor y a los celos. Como muestra les sugiero
escuchar «¡Quién supiera escribir!», poema escrito por el asturiano Ramón
de Campoamor y Campoosorio a finales del siglo XIX. Aunque no
lo puedo asegurar con certeza, es muy probable que esta hermosa poesía le
gustara a Rosa María Belda tanto como a su padre Manuel y a las dos hermanas de
él, Josefa y Carmen, que la aprendieron de niños en el pueblecito gomero de
Agulo, quizás por oírselo leer a su padre, el abuelo de Rosa María, un librero
emigrado y retornado de Cuba.
Allí donde Rosa María esté, seguro que irradiará su energía
y su bondad, haciendo que los que un día nos reuniremos con ella podamos
sobrellevar su pérdida como hoy hacen su marido, sus dos hijos y sus dos
hermanas, a los que sin duda protegerá y confortará de la forma que sólo ella
sabía hacer con sus gestos y con su voz. Rosa María Belda, descansa en paz.
José Francisco Fernández Belda fue profesor en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, y primo de Rosa María Belda.