José María Legorburu: "Los veteranos hablan de esta profesión como un sacerdocio"
- "La práctica del periodismo está por encima del medio de comunicación en el que te desempeñes, tu empresa o las herramientas con las que produzcas tu trabajo o se distribuya"
- "El Grado en Periodismo requiere de vocación, todas la necesitan, pero hay algunas, como la medicina o la carrera militar, en las que pesa más que en otras"
El profesor Legorburu (sentado) junto a una de las promociones de sus alumnos (Fotografía J.M. L) |
"Las nuevas generaciones de estudiantes son nativos digitales, con una cultura audiovisual e instantánea. Además, requieren de cierto grado de acompañamiento, de entusiasmo y de motivación, que, en cambio, no eran imprescindibles para nosotros cuando estudiamos en la Universidad. Pero eso no los hace peores, sino distintos. Es evidente que esta transformación paulatina puede generar también una brecha entre los profesores y los estudiantes"
-Ahora que trabajas y ejerces en el lado académico, ¿cómo
ves la distancia existente entre la Universidad y el ámbito profesional? ¿Cómo
crees que se podría mejorar?
-Desde mi punto de vista, no debería existir ninguna
distancia, como ocurre en otras ramas del conocimiento a las que me refería antes.
Todo el mundo aprecia que el médico que le atiende sea catedrático, por ejemplo.
-Cierto, se ve como algo completamente natural...
-En cambio, Gorka, esto no es tan frecuente en el campo de
la comunicación. Hay que reconocer que es fácil que, si no se está muy pendiente
de cómo evoluciona la disciplina –y ese es un riesgo permanente en el mundo
académico-, se abra una brecha entre la academia y la profesión. En este
sentido, durante todos estos años como profesor he procurado no perder el
contacto con la práctica profesional, conociendo la transformación de las
técnicas de producción a raíz de su digitalización y sin dejar de prestar
atención a la evolución de las programaciones, los contenidos, la medición de
audiencia, las apps, los nuevos dispositivos, etc.
-Hay que estar al día, algo imposible, si tenemos en
cuenta el ritmo al que avanza todo, a mí a veces me supera...
-En todo caso, conviene recordar que un número significativo
de los directivos de las principales cadenas de radio y plataformas de pódcast
españolas se han preocupado de profundizar en la investigación científica de
todo lo que tiene que ver con el mundo sonoro y han alcanzado el grado de
doctor o están en ello. De hecho, es habitual que se presten a participar en
proyectos de investigación o que contribuyan en publicaciones científicas. En
este sentido, me parece modélico el trabajo que editaron Luis Miguel Pedrero
y José María García-Lastra, “La
transformación digital de la radio. Diez claves para su comprensión profesional
y académica”, en cuya redacción colaboramos,
mano a mano, profesionales y académicos.
Chema Legorburu, en el centro de la mesa, junto al director general de la Fundación COPE, Juan Carlos Ramos y el editor de esta web, Gorka Zumeta (Fotografía CEU San Pablo) |
-¡Cierto! Y me parece que es uno de los trabajos más relevantes
de los últimos tiempos en esa confluencia.
-Cada año se gradúan en España en torno a 3.000
periodistas, según
datos de la APM. No hay oferta para ellos y, la poca que hay, es precaria.
¿Cómo valoras estas coordenadas y cómo asumes cada año la llegada de nuevos
estudiantes?
"Aunque han querido matar a la radio muchas veces, lo cierto es que va apagando cien velas de un soplido. No ha sido un camino fácil llegar al primer siglo de historia, pero el balance es, en términos generales, positivo. Por tanto, hay que educar en los datos, en las realidades. Hoy en día, la radio cuenta con aproximadamente 3.500 millones de oyentes diarios en todo el mundo"
-La formación es una cuestión clave para ejercer el
periodismo, esto debería quedar fuera de toda duda un siglo después de que
apareciera la primera escuela de Periodismo, la del diario El Debate, promovida por Ángel Herrera Oria, fundador,
asimismo, del CEU. Más aún, las facultades universitarias comenzaron a impartir
esta titulación hace ya cincuenta años, en 1971. Aunque en nuestro país no
existe la colegiación obligatoria, considero que para la práctica de esta
profesión –no hablo de ser articulista o contertulio o de otros perfiles
aledaños- es muy necesario, por no decir imprescindible, haber cursado esta titulación.
-No se me ocurriría poner en duda la principal premisa,
pero ¿qué me dices de la adecuación oferta-demanda?
-Se puede pensar, sí, Gorka, que el número de graduados cada
curso puede ser muy superior a las necesidades del mercado periodístico, pero
también es cierto que, hoy en día, este Grado no es útil únicamente para
insertarse en un periódico, una agencia, una radio o una televisión, como puede
suponer la mayor parte de la sociedad, que no conoce a fondo el sector de la
comunicación; sino que su capacitación va mucho más allá.
-Es que es lógico que la vocación se despierte por el
lado de la comunicación periodística activa. Un gran porcentaje de jóvenes, por
ejemplo, querría ejercer como periodista radiofónico de deportes...
-Pero no podemos obviar que hay numerosos perfiles
profesionales relacionados con la comunicación empresarial e institucional, con
el marketing y con todo lo que tiene que ver con la digitalización (áreas
digitales de empresas, trabajo en redes sociales, diseño y administración de
entornos web o de apps, etc.), que, habitualmente, son cubiertos, en buena
medida, por graduados en Periodismo. Creo que, al final, como en todas las
carreras –¿cuántos graduados en Derecho o en ADE salen de las aulas cada curso,
por ejemplo?-, se produce un proceso de distribución en los diferentes sectores
–incluso en muchos no específicamente relacionados con el contenido de la
carrera- y, por qué no decirlo, también un proceso de selección.
-¿Se nota la vocación en los estudiantes? ¿Apuntan maneras pronto? ¿Cómo valoras el concepto ‘vocación’, antes hablaba de él? ¿Lo traen de origen? ¿Se construye durante la carrera? ¿Se pierde durante la carrera?
Chema Legorburu en los estudios de radio del CEU San Pablo (Fotografía CEU San Pablo) |
"Es un privilegio poder enseñar a las nuevas generaciones de periodistas todo lo que tiene que ver con la radio –y ahora también con el pódcast- y transmitirles el entusiasmo por el medio sonoro. Cuando comienzo las prácticas, les explico los objetivos, los instrumentales, claro, pero también uno específico mío: les advierto que el último día les preguntaré si han descubierto algo nuevo en esta asignatura, si alguien se ha “convertido” en otro apasionado del medio audio durante los cuatro meses"
-Me gusta lo del ‘sacerdocio’, que se lo digan a Luis
del Olmo o Iñaki Gabilondo que se despertaban por ‘maitines’ cada madrugada. Siguiendo con las vocaciones, en esas coordenadas
del territorio de la ‘vocación’, ¿dónde se sitúa la radio entre la demanda de
los futuros periodistas?
-Para mí es un privilegio poder enseñar a las nuevas
generaciones de periodistas todo lo que tiene que ver con la radio –y ahora
también con el pódcast, no lo olvidemos- y, en la medida de lo posible,
transmitirles el entusiasmo por el medio sonoro. Cuando comienzo los talleres
de prácticas, cada cuatrimestre, les explico los objetivos que se pretenden,
los instrumentales, claro, pero también uno específico mío como profesor,
aunque también entusiasta de la radio, del pódcast y, en general, del mundo
sonoro. Les advierto de que el último día de las prácticas les preguntaré si
han descubierto algo nuevo en esta asignatura, quién se ha interesado por ella,
aunque ni se lo planteaba inicialmente; a cuáles no les importaría desempeñarse
profesionalmente en este ámbito; y, finalmente, si alguien se ha “convertido”
en otro apasionado del medio audio durante los cuatro meses.
-¡Qué bueno! ¿Y los resultados?
-Pues llevo casi veinticinco cursos dando clase y puedo
decirte Gorka que, en general, las respuestas, curso a curso, siempre han sido
satisfactorias.
-Me alegra, sí señor. Vamos con otra cuestión, valórame,
de 1 a 5, la base cultural con la que llegan los estudiantes a las facultades.
¿Estamos mejor o peor que hace una o dos décadas? ¿Cómo se puede luchar contra
la inconsistencia desde la Universidad?
-No es fácil valorarlo de 1 a 5 en su conjunto, porque cada
estudiante tiene un bagaje distinto, no solo por la formación que ha adquirido
durante sus estudios de primaria, ESO o Bachillerato, sino por su propia
iniciativa, el ambiente familiar, etc. Lo que hay que tener presente es que
cada generación es distinta. Antes, se tardaba más en apreciar en el aula los
cambios culturales de los jóvenes, pero, de un tiempo a esta parte, se advierte
muy rápidamente.
-¿Cómo los percibes? ¿Me puedes hacer un perfil?
-Son estudiantes nativos digitales, con una cultura
audiovisual e instantánea. Además, requieren de cierto grado de acompañamiento,
de entusiasmo y de motivación, que, en cambio, no eran imprescindibles para
nosotros cuando estudiamos en la Universidad. Pero eso no los hace peores, sino
distintos. Es evidente que esta transformación paulatina puede generar también
una brecha entre los profesores y los estudiantes.
Legorburu durante una de sus intervenciones, en el Día Mundial de la Radio de 2018 (Fotografía San Pablo CEU) |
-Sí, la clave reside en estar muy pendientes de esta
evolución y de utilizar todos los recursos tecnológicos existentes para
transmitirles el conocimiento teórico de una forma completa y exigente, pero
por vías con las que están familiarizados y les resultan más atractivas: apps,
vídeo, audios, etc. Por tanto, hay que hacer un esfuerzo importante en este
sentido no solamente para mantenerse actualizado estando al tanto de las
investigaciones más punteras y recientes, sino, pie a tierra, en el manejo de
aquel software o equipamiento técnico más novedoso, para que el estudiante no
solo sepa en qué consiste este trabajo, sino cómo se hace, con qué medios y con
un entorno y unas rutinas de producción lo más semejantes a la realidad. Esto
le va a facilitar enormemente su inserción laboral.
"Quién nos iba a decir que, tras prácticamente desaparecer los aparatos receptores de las casas, iban a ir llegando los altavoces inteligentes, que son un medio muy práctico para acceder a los contenidos en audio. Y como esta, tantas otras cosas que ahora mismo no podemos ni imaginar, como no lo hacían tampoco los pioneros de la radio en los años veinte del siglo pasado"
-Al final, somos nosotros, nuestra generación, la que
tiene que reciclarse digitalmente, para poder estar a su altura. Te pido una
reflexión en torno a estas frases: “no existe un periodismo tradicional o un
periodismo digital: solo existe el buen periodismo”. Igual que “no
existen las ‘fake news’, porque, si son falsas, no constituyen noticia
alguna”.
-Absolutamente. La práctica del periodismo está por encima
del medio de comunicación en el que te desempeñes, tu empresa o las
herramientas con las que produzcas tu trabajo o se distribuya. No hay dos tipos
de periodismo. Lo hay o no lo hay. Ocurre lo mismo con las noticias falsas, que
es un oxímoron, como bien insiste el profesor Ramón Salaverría (Universidad
de Navarra). Da la sensación de que con estos dos términos –periodismo y
noticia- ocurre como con tantas otras palabras en estos momentos: se intenta
retorcer su significado.
-El futuro de la radio es incierto, porque pesan sobre
ella muchas incógnitas por despejar. Ante este panorama, ¿cómo se educa para gestionar
la incertidumbre?
-Pues, Gorka, te diré que, aunque han querido matar a la
radio muchas veces, lo cierto es que, dependiendo del país, va apagando cien
velas de un soplido. No ha sido un camino fácil llegar al primer siglo de
historia, pero el balance es, en términos generales, positivo. Por tanto, hay
que educar en los datos, en las realidades. Hoy en día, la radio cuenta con aproximadamente
3.500 millones de oyentes diarios en todo el mundo y, en el caso de España, con
más de veintitrés millones y medio (según la última ola del EGM). También en
nuestro país, su facturación por comercialización publicitaria está al alza,
mientras se reduce la de la prensa escrita y la de la televisión.
-Pero desde luego no es una situación idílica, si
atendemos a proyecciones...
Por supuesto que no. Es evidente que la radio tiene que
repensar su relación con los jóvenes para acabar –como dice el profesor Luis
Miguel Pedrero (Universidad de Nebrija)- con el “cortocircuito”
existente hoy en día. También debe hacer un esfuerzo de creatividad y de
recuperación de géneros olvidados en favor de la información. Además, necesita
de empresarios expertos en el medio radiofónico… Y tantas otras cosas.
"Se puede pensar que el número de graduados cada curso puede ser muy superior a las necesidades del mercado periodístico, pero también es cierto que este Grado no es útil solo para insertarse en un periódico o una radio, sino que su capacitación va mucho más allá"
-¿En qué medida se sigue educando a hacer radio de acuerdo
con parámetros clásicos y en qué medida los docentes se han tenido que reciclar
para enseñar producción de pódcast?
-En el caso de la Universidad CEU San Pablo hace ya dos
cursos que, tras verificar con la Administración un nuevo plan de estudios de
los grados en Comunicación, incorporamos la asignatura ‘Radio y Pódcast’,
que sustituye a la tradicional de ‘Radio’. Fue una decisión muy meditada, que
venía avalada por un riguroso estudio del mundo sonoro, donde este formato ya
despuntaba de una manera impresionante.
-Es una decisión valiente, que demuestra que la
Universidad debe ir adaptándose como un guante a la realidad: radio y podcast,
con lenguajes muy parecidos.
-Tengo que decir que, para nosotros, una no excluye al otro,
porque los conocimientos básicos sobre los elementos del lenguaje sonoro, la
narrativa e incluso los géneros y los formatos, son, como dices, muy
semejantes. Evidentemente, cambia la parte tecnológica, donde también hemos
dado cabida a la transmedialidad y a la
relación que se ha establecido entre la radio, el pódcast y el vídeo; y se ha
añadido la historia –ya veinte años, aunque los seis últimos han sido los más
trepidantes- del podcasting. Esto en
cuanto a la teoría, porque en lo que toca a la práctica, lo que se ha hecho es,
tras los talleres más básicos e introductorios, avanzar en la producción de
contenidos radiofónicos, para desembocar en la elaboración en equipo de una
serie de pódcast compuesta por diferentes episodios. Este proyecto se
desarrolla desde cero y no comprende solo el contenido puramente sonoro, sino
que también incorpora la identidad gráfica, el desarrollo de audiogramas con trailers y la estrategia de
multiplicación de la difusión en redes sociales.
José María Legorburu junto a José Antonio Piñero, también profesor del CEU, y la periodista de Onda Cero, Isabel Lobo (Fotografía Twitter Isabel Lobo) |
"Es evidente que la radio tiene que repensar su relación con los jóvenes para acabar, como dice el profesor Luis Miguel Pedrero, con el 'cortocircuito' existente hoy en día. También debe hacer un esfuerzo de creatividad y de recuperación de géneros olvidados en favor de la información. Además, necesita de empresarios expertos en el medio radiofónico… Y tantas otras cosas"
-De hecho, no solo colaboré en la Oficina de Coordinación
de Madrid , un periodo del que guardo un gratísimo recuerdo de su
directora, Mari Carmen García, y de mi responsable directo, Miguel
Pérez; sino que tuve la oportunidad de hacer mi tesis doctoral sobre la
función educativa de la radio, centrándome en el caso concreto de esta emisora
y de su sistema ECCA –hoy potenciado por las TIC-, que tan buenos resultados ha
dado en el pasado y sigue dando en el presente para la formación, en general,
de sus oyentes y usuarios; pero, sobre todo, para la alfabetización de adultos
en los países en vías de desarrollo. Muchas personas conocerán a la Emisora
Cultural Canaria, particularmente por su labor en esta comunidad autónoma
(aunque también está presente en la península), pero puedo decir que su trabajo
en toda Hispanoamérica y también en otros continentes, como el africano, es
impresionante e impagable. Al margen de su amplia oferta educativa actual, cabe
preguntarse cuántos cientos de miles de personas habrán podido acceder a la
formación elemental, a poder leer y escribir, gracias a esta emisora de radio,
fundada en 1965 por el padre jesuita Manuel Villén.
-Me parecía de justicia hablar de Radio ECCA, Chema. Has
sido vicedecano y decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Comunicación de la Universidad CEU San Pablo y Director del Departamento de
Comunicación Audiovisual y Publicidad... ¿Las responsabilidades burocráticas te
enriquecen con otra visión complementaria de la enseñanza, aunque tengas que
pagar el precio de alejarte de las aulas y enfrascarte en los despachos?
-Por suerte, durante los cursos en que se me encomendaron estas
tareas, pude mantener una parte de mi docencia, por lo que nunca he perdido el
contacto con los estudiantes y con las labores docentes. En cuanto a la investigación,
si te interesa –o, como es mi caso, te apasiona- tu materia, pues no paras de
leer todo lo que se publica y, en la medida de lo posible, de hacer tus
aportaciones a la comunidad científica. Dicho esto, sí, es cierto; ver desde
dentro como funciona una Facultad, una Universidad, cómo son todos los procesos
para que los planes de estudios de las titulaciones mantengan la verificación
de la Administración, como se da forma a las estrategias para potenciar la
investigación de los profesores y propiciar su acreditación, su promoción a
categorías superiores o la obtención de sexenios; es muy enriquecedor y muy
gratificante. En mi opinión, es bueno que todos los docentes tengan una etapa de
gestión, porque les ayuda a entender de una manera global lo que es la vida
universitaria, delante y detrás del “telón”; y a organizar mejor su tiempo,
claro.
De izquierda a derecha, Justino Sinova, José María Legorburu (CEU-San Pablo), Arturo Pérez-Reverte, Marilé Pretel (CEU-San Pablo) y el periodista Antonio Rubio (Fotografía Alberto Di Lolli para El Mundo) |
-Antes he comentado algunas de las grandes cifras de la
radio hoy en día, que, desde luego, alimentan la esperanza; y también los
“deberes” que tiene pendientes, que no son pocos ni sencillos, pero la verdad
es que, como soy bastante optimista, prefiero centrarme en los aspectos
positivos. Por ejemplo, vemos con ilusión cómo emerge el pódcast con una fuerza
imparable –las cifras de producción, de escucha y de ingresos hablan por sí
mismas- y que, aunque alguien pueda pensar –de nuevo, como ocurrió con la
televisión o como el vídeo- que puede ser una amenaza, también resulta ser una
herramienta excelente para que los grandes expertos en la producción de
contenidos sonoros –que son las radios, no lo olvidemos- encuentren una nueva
vía no únicamente de distribución a la carta de su oferta en línea, sino para
innovar. De la misma manera, quién nos iba a decir que, tras prácticamente
desaparecer los aparatos receptores de las casas, iban a ir llegando los
altavoces inteligentes, que son un medio muy práctico para acceder a los
contenidos en audio. Y como esta, tantas otras cosas que ahora mismo no podemos
ni imaginar, como no lo hacían tampoco los pioneros de la radio en los años veinte
del siglo pasado.
-Completa esta frase, para terminar: “La radio es para
mí... “
-Esta pregunta es la
más sencilla de responder. Para mí, la radio lo es todo; sencillamente, es mi
vida.