Jordi Basté: “No hay que perder a los oyentes a los que no les gustamos"
- "Porque sí, hay mucha gente a la que no gustamos y que nos escuchan, ¡vaya! Como cuando nosotros escuchábamos a José María García para después criticarle”
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| Jordi Basté (Fotografía RAC1) |
“Tenemos una responsabilidad social porque somos la segunda voz después de las que se oyen en casa. Escuchar la radio es un hábito y quizá aquel niño que tenía 12 años cuando le llevaban al cole ahora tiene 27 y quizá escoja nuestro programa”
Sobre la gran pregunta, cómo se ha gestado ser líder de la
radio en Cataluña, el protagonista de la velada fue sincero: "No hay
ningún secreto." Bien, eso y, como sí detalló, saber escuchar –“más
importante que saber hablar”–, conocer los mecanismos del medio y crear un
clima en el estudio. “Mi forma de entender la radio es que hace compañía”,
añadió. Como no se considera culturalmente muy potente y entretener e
informar era su objetivo al asumir la conducción de "El Món a RAC1" decidió
bajar el micrófono "a la altura de la gente". Por decirlo
claramente, le interesa más “la Rigoberta Bandini que Pablo Casado”, aunque
entiende que sí hay interés en los resultados de la subida de la extrema
derecha. Más curioso fue cuando dijo que una de las claves, según él, es
“no perder a los oyentes a los que no les gustamos. Porque sí, hay mucha
gente a la que no gustamos y que nos escuchan, ¡vaya! Como cuando nosotros
escuchábamos a José María García para después criticarle”.
La tertulia que mantuvieron dio para mucho y uno de los temas que se tocaron fue que la radio necesita tiempo. En el sentido de que agradece que en su cadena le hayan mantenido quince años en antena. “Tenemos una responsabilidad social porque somos la segunda voz después de las que se oyen en casa. Escuchar la radio es un hábito y quizá aquel niño que tenía 12 años cuando le llevaban al cole ahora tiene 27 y quizá escoja nuestro programa.” Sobre el desgaste y su continuidad, Basté recordó el título de ese filme de Agustín Díaz Yanes 'Nadie hablará de nosotros cuando hayamos muerto en el sentido de que sabe que al día siguiente nadie se acordará de él, como ha visto que ha sucedido con otros muchos colegas de profesión. Esto no quiere decir que no encuentre un escándalo que el adiós a Puyal fuese “impropio”.
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