Luis del Olmo: "Buenos días, España. Les añoro con toda el alma, pero no puedo volver"
- “Daría cualquier cosa por quitarme cuarenta años de encima y estar dando los “Buenos días, España”. Pero eso no es posible, eso es historia…”
- "Sigue habiendo mucha gente detrás de aquel 'Buenos días, España' de 'Protagonistas'. En el campo, en las ciudades, en los caminos…"
Luis del Olmo en su casa de Barcelona, al recibir a Daniel Ramírez (Fotografía Manu Mart para Elespañol.com) |
-He dejado la radio, pero la radio no me ha dejado. Antonio
Burgos dijo de mí que incluso cuando no estaba haciendo radio, también
hablaba de la radio. Ahora lo sigo haciendo. Además, soy un oyente pertinaz.
"Es que Iñaki no sólo ha sido el locutor, sino también el director. Dirigió emisoras, programas… Iñaki es mucho Iñaki. Pasará a la historia como el hombre-radio. Es una persona tan fantástica… No le conozco enemigos. Me habría gustado ser Iñaki, pero no llegué a su prestigio"
-En el fútbol, en los toros, en las comidas con sus
amigos, en casa con su familia… ¿Es amor o es una obsesión?
-Muchos dicen que tenía obsesión por la radio. Es verdad, la
tuve. Ahora menos, pero porque el calendario indica que tengo ochenta y tantos
años.
-¿Recuerda la radio de don Leoncio? ¡Todo el día metido
en casa del practicante!
-La recuerdo con nitidez. Yo tendría siete u ocho años. ¡Era
un crío! Todos los rapaces íbamos a casa de don Leoncio a escuchar los
programas infantiles. Era la única radio en ese barrio que giraba en torno a la
entonces llamada calle de José Antonio.
-Lo suyo con la radio, ¡tan pequeño!, fue pura
fascinación. Después de ese primer contacto, sólo quería escuchar la radio.
-Los críos de Ponferrada jugábamos una competición de ping
pong. De chaval, yo era un fuera de serie jugando al ping pong. Quedé campeón
de El Bierzo. Fui a León, la capital, a defender nuestra región. Me dieron un
palo tremendo y volví a casa con las orejas gachas, pero en la emisora del
pueblo, Radio Juventud de Ponferrada, me llamaron para hacerme una entrevista.
Al acabar, el director me dijo: “Oye, chaval, tu voz es importante. Creo que
tienes posibilidades de hacer radio”. Le contesté: “Don Ernesto, me
tiene a su disposición”. Nunca olvidaré su nombre: Ernesto Fernández
Vázquez.
-Hasta que llegó el verano. A esa edad, las cosas más
importantes de la vida siempre suceden en verano. Porque usted iba para
facultativo de minas o ferroviario.
-Vino a veranear a Ponferrada el director del diario “Región”
de Oviedo, Ricardo Vázquez Prada. Sintonizó la emisora y me escuchó.
Aquel hombre era muy amigo de los dueños de Radio Asturias. Les llamó y les
dijo: “Oye, he escuchado aquí una voz que os puede interesar. Os lo mando a
ver qué os parece”. Así me contrataron en Radio Asturias, ¡de la Cadena SER!
También trabajé en La SER, ¿lo ve? He estado en todas. Lo que había sido un
pasatiempo se convirtió en mi profesión. Estuve allí casi un año.
"Me gustaría estar en cualquiera de las emisoras donde tuvieron la amabilidad de aceptarme. Pero eso es imposible. Tengo que vivir de los sueños y así estoy… Todo el día soñando que tengo veinticinco o treinta años"
-¿Y luego?
-Pues un día apareció el director de La Voz de León: “Oye,
pero ¿tú qué haces aquí en Oviedo siendo de Ponferrada? Vente con nosotros, que
podrás ir y venir a tu casa”. No sólo eso, también me dobló el sueldo.
Cinco años en León. Hasta que un buen día, me llamó mi hermana y me dijo: “Sal
a la estación. Los padres están yendo a Madrid porque van a operar a la madre”.
-Salió a la estación y así se marchó a Madrid. No estaba
planeado.
-Fíjese cómo son las cosas, ¿eh? Me monté en el tren,
operaron a mi madre y, como el posoperatorio era largo, me fui a dar una vuelta
por ahí. Como lo que me gustaba era la radio, pues me fui a visitar emisoras.
Radio Nacional, Radio Juventud, Radio Intercontinental… ¡A los cuatro días
estaba trabajando en todas partes! Le debió de sorprender mi voz a Matías
Prats, el padre del Matías de ahora. Me hizo unas cuantas preguntas. “¿Quieres
trabajar en Radio Nacional?”. De pronto, con mi madre todavía en la
clínica, era locutor en un montón de sitios.
-Dice José Luis Garci que la música es el arte que
más conecta con la trascendencia. Mucho más que la literatura o el cine. ¿Dice
usted lo mismo de la radio en relación a los periódicos y la tele?
-Es que si existen unos radiofonistas fantásticos, como
sucede hoy, la radio te enloquece, te engancha y te enamora. Daría cualquier
cosa por quitarme cuarenta años de encima y estar dando los “Buenos días,
España”. Pero eso no es posible, eso es historia…
-Claro que es posible, Luis, hagamos magia aunque sólo
sea por un instante. El micro está encendido. Adelante.
Iñaki Gabilondo le entrega un Ondas a Luis del Olmo en el año 2012 (Fotografía CadenaSER.com) |
"Si fuera el dios de la radio tendría un poder que no tengo en este momento. ¿Sabe? Cuando salgo por ahí, cargado de años, me encuentro a muchas personas que me reconocen: “¡Pero si usted es Luis del Olmo!”. Todavía me emociona"
-Gabilondo-Del Olmo era como el Madrid-Barça. ¿En qué era
mejor usted y en qué era mejor Iñaki?
-Iñaki era mejor en todo.
-Hombre, no me diga eso, en algo ganaría usted.
-Es que Iñaki no sólo ha sido el locutor, sino también el
director. Dirigió emisoras, programas… Iñaki es mucho Iñaki. Pasará a la
historia como el hombre-radio. Es una persona tan fantástica… No le
conozco enemigos. Me habría gustado ser Iñaki, pero no llegué a su prestigio.
-Carlos Alsina trabajó muy cerca de usted: me ha
contado que era increíble su determinación para cargarse una sección o
prescindir de un colaborador si no funcionaba. ¡Nada más empezar, el primer
día! Era como si usted tuviera un sensor de lo que triunfaba en la radio.
-Bueno, algo de verdad hay en eso que dice Alsina, mi
querido Alsina. Efectivamente, cuando se estrenaba un colaborador, en la
tertulia o en cualquier sección, si no me gustaba… Al día siguiente no quería
saber nada de él. Le llamaba y le decía que lo dejara. No me ocurrió con
frecuencia, pero sí sucedía, sí. Es que la radio es muy seria, sólo hay que
aceptar a gente que se lo toma muy en serio.
-Dicen que usted es el dios de la radio.
-¡Ja! Si fuera el dios de la radio tendría un poder que no
tengo en este momento. ¿Sabe? Cuando salgo por ahí, cargado de años, me
encuentro a muchas personas que me reconocen: “¡Pero si usted es Luis del
Olmo!”. Todavía me emociona. Sigue habiendo mucha gente detrás de aquel “Buenos
días, España”. En el campo, en las ciudades, en los caminos…
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