Las contradicciones e incertidumbres de la industria de la radio
- Hay voces, como la del argentino Mario Pergolini, que consideran que la frecuencia modulada está agotada a efectos de atraer oyentes jóvenes que renueven generacionalmente la audiencia de la radio
- ¿Las soluciones para rejuvenecer las envejecidas audiencias de la radio pasan por el fichaje de Ibai Llanos o Arkano?
- Las oportunidades para la radio van disminuyendo conforme avanza la inacción del sector y la única estrategia que funciona es la del cortoplacismo
Ibai Llanos ha anunciado que dará las campanadas de fin de año desde la Puerta del Sol, junto con Ramón García, Ramontxu (Captura de Twitch) |
Ibai Llanos no es el bálsamo de Fierabrás. A pesar de que el bilbaíno ha logrado hazañas inimaginables, y audiencias millonarias, el reto de la radio plantea conocimientos y habilidades específicas, códigos, que hay que conocer. Pongo en duda que revolucionara, como algunos conjeturan, el panorama radiofónico actual, y rejuveneciera de sopetón la audiencia
Hace años que en esta misma tribuna vengo señalando que la frecuencia modulada está agotada, que ya ha cumplido de sobra con su misión de atraer miles de millones de oyentes de todo el planeta que han vivido intensamente, y en paralelo, la realidad contada por los profesionales de este medio mágico que está agotando sus propuestas para las nuevas generaciones de impacientes que solo consumen aquello que eligen. He escrito agotada, no muerta. La FM sigue siendo el gran rodillo que canaliza las audiencias más multitudinarias de radio. Muy por encima de la tan cacareada radio online, que no termina de eclosionar. Pero la FM aporta ahora mismo las audiencias más envejecidas. Las que menos futuro ofrecen, y por tanto, menor estabilidad. Si la radio ha llegado a los cien años ha sido porque, poco a poco, a través de los puentes establecidos, como la radio musical, los jóvenes se enganchaban al medio y posteriormente, cuando se despertaba su sensibilidad política o social, se acercaban a la radio hablada. Hoy, ese puente ‘musical’ se ha roto en mil pedazos por las plataformas de streaming, como Spotify o Amazon Music.Los jóvenes miran de soslayo a la radio, como un medio que no les permite elegir, que solo les ofrece, sin preguntar. El poderoso ‘efecto sorpresa’ no logra seducirles. Pero Ibai Llanos continúa utilizando el mismo recurso: siempre busca sorprender a su audiencia, conocedor, como persona inteligente que es, que la rutina puede convertirse en la fosa de su filón. La radio, da la impresión, ha agotado su capacidad de sorprender. Y hasta hay directivos que dan por perdida la batalla por las audiencias jóvenes y se encomiendan al podcast como solucionador de sus problemas. Tal vez la radio, la que hemos conocido y disfrutado tantos amantes del medio, deba morir, después de languidecer, pero no seré yo quien alimente este pensamiento tan negativo en el que nunca creeré.
"Hay directivos que dan por perdida la batalla por las audiencias jóvenes y se encomiendan al podcast como solucionador de sus problemas. Tal vez la radio, la que hemos conocido y disfrutado tantos amantes del medio, deba morir, después de languidecer, pero no seré yo quien alimente este pensamiento tan negativo en el que nunca creeré
Ibai Llanos no es el
bálsamo de Fierabrás, la varita mágica que saque a la radio del hoyo en el
que está entrando. A pesar de que el bilbaíno ha logrado hazañas inimaginables,
y audiencias millonarias, el reto de la radio plantea conocimientos y
habilidades específicas, códigos, que hay que conocer. Pongo en duda que
revolucionara, como algunos conjeturan, el panorama radiofónico actual, y
rejuveneciera de sopetón la audiencia. Un directivo me decía: “pero hay que
intentarlo”, refiriéndose a los movimientos estratégicos, algunos
erráticos, de la radio por encontrarse, “y gustarse”, con los más jóvenes.
Cierto, hay que intentarlo. Pero a menudo las cuestiones complejas son más
sencillas de lo que parecen. Si Ibai Llanos colaborara en las mañanas de la SER, en las tardes de Cope o en los fines de semana de Onda Cero, ¿por dónde le escucharían sus oyentes
más jóvenes? ¿En directo? No lo creo. Le escucharían en podcast, bajo demanda. Por
eso, no me sorprenden tampoco estas declaraciones del comunicador argentino
Mario Pergolini: "¿Valor del directo? Creo que el directo es
una grabación constante para atomizarla y después ver dónde hago la
distribución de cada cosa. Ya no vale lo mismo". Todo está
cambiando a un ritmo tan frenético que las dudas me asaltan.
Tirar del talonario que no tienen las radios, con unos
ingresos publicitarios mermados, que no terminan de regresar a valores históricos
ya irrecuperables, supone, como decía al comienzo de esta reflexión, el
reconocimiento de un fracaso. Porque si algún medio ha fabricado prescriptores
este ha sido la radio, de calle. Y en la radio musical también, y sobre todo. La
segunda generación de DJs de Los 40 Principales, a la que pertenecieron José
Antonio Abellán, Fernandisco o Yolanda Valencia, por
citar unos pocos nombres, reunieron un poder prescriptor enorme. Sus
recomendaciones en antena convertían una canción en éxito de ventas, cuando se
vendían discos de vinilo. Pero la industria de la radio prefirió renunciar a
este poder para reducir costes, evitarse sueldos de estrellas, actualizar la
ratio de rentabilidad, dejarse hechizar por los consultores que pegaron el
petardazo en Kiss FM, y echar a la basura tantos años de poder prescriptor.
Ahora pretenden recuperar ese superpoder que la radio se inventó.
Complicado. Y sobre todo, caro.
La Radio Digital Terrestre ha acabado con los diales. Lo que no está claro es que la desidia y los intereses creados terminen con la RDT |
Tirar del talonario que no tienen las radios, con unos ingresos publicitarios mermados, que no terminan de regresar a valores históricos ya irrecuperables, supone el reconocimiento de un fracaso. Porque si algún medio ha fabricado prescriptores este ha sido la radio, de calle. Y en la radio musical también, y sobre todo
Hablaba antes de las dudas. Y mis dudas tienen que ver con
oportunidades y realidades. Esa pérdida de interés de los oyentes del futuro,
ahora jóvenes y mañana adultos, es posible que haga palidecer a la radio del
directo, atravesar el umbral de la irrelevancia -salvo en grandes
acontecimientos informativos y/o deportivos-, de manera que los canales
mayoritarios de consumo de contenidos sonoros sean las plataformas de podcast y
no los postes de emisiones radioeléctricas que, por cierto, con la subida
desmedida del precio de la energía, se han convertido en una de las pesadillas
de las cuentas de resultados de las radios, por el alto consumo de su red de
emisoras. Y aquí es donde entra de nuevo la Radio Digital Terrestre por la que
han apostado, con decisión incontestable, en el resto de Europa, con Alemania,
Italia y Francia a la cabeza, y un Reino Unido consolidado. ¿Para qué montar
-me pregunto ahora- una compleja y carísima red de emisoras digitales en DAB+ si
no se va a consumir radio en directo en el futuro? Mis dudas, y
contradicciones, continúan: ¿Por qué seguir pagando unas facturas ahora
desorbitadas de electricidad en los centros emisores, si con la RDT se verían
drásticamente reducidas, por su mayor eficiencia energética? Insisto: ¿De qué
manera puede garantizar la industria de la radiodifusión el control de las
emisiones de sus contenidos? Solo a través de una red propia, que evite la
dependencia -y las decisiones unilaterales (y el algoritmo)- de terceros.
Creo haber confundido definitivamente al lector con mis
dudas en forma de interrogaciones. El ejercicio pretendía destapar las contradicciones
en que vive la industria de la radio española, y a las que debe ir haciendo
frente, con Ibai Llanos, con Arkano, o con sus propios líderes,
todavía por descubrir. Pero es cierto que los jóvenes nunca han
escuchado más música que ahora, por su extraordinaria, omnipresente y gratuita accesibilidad,
lo cual establece una oportunidad incuestionable para un medio como es la
radio, cuyo matrimonio histórico con la música ha deparado sus más grandes
hitos, a los que no puede, ni debe, renunciar. El principal contenido demandado a los altavoces inteligentes es la música. La propia RDT, paradójicamente
obligatoria en los receptores de los coches nuevos fabricados en Europa, por decisión
de la Unión Europea, desde el pasado 21 de diciembre de 2020, sufre la
oposición frontal de la industria española (y la ¿connivencia? del poder político de turno), que no va a mover un dedo por
favorecer la entrada en el mercado de nuevos actores que pongan en peligro sus
actuales cifras de ingresos publicitarios, ya de por sí bastante menguadas por
las dos crisis económicas recientes. No son conscientes de que esa obcecación (que
en primer lugar desvela una falta de confianza en sí mismos), les impide progresar
con nuevos canales y contenidos dirigidos a ese público al que pretenden
conquistar sin más esfuerzo que fichando a Ibai Llanos, como si fuera un
profeta, con un dinero que no tienen.
Los centros emisores de OM y FM son grandes focos contaminantes, muy poco eficientes energéticamente, en comparación con la RDT |
El club de los bilbaínos da la campanada
Ramón García e Ibai Llanos, una joint venture de
audiencias
Ibai y Ramontxu |