El voto de los españoles en el EGM

El editor defiende los paralelismos entre los resultados de la encuesta de AIMC y la realidad política española 

¿Dime qué escuchas y te diré qué votas? 

• ¿La radio podría actuar de termómetro para medir las preferencias políticas de los españoles, o incluso el desgaste de la coalición de Gobierno?

¿Cómo piensa España? Responder a esta pregunta es complejo, pues casi 48 millones de ciudadanos españoles representan la suficiente variedad ideológica como para evitarla. Pero la radio, una vez más, es fiel reflejo de la sociedad a la que sirve. Y en esto, el EGM nos puede ayudar. La lectura que puede aportar la encuesta de audiencia de la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación ante este interrogante puede aproximarse bastante a la realidad. 

Entrevista del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la Cadena SER (Fotografía Borja Puig de la Bellacasa, Pool Moncloa)

Con todo tipo de reservas, y poniendo por delante mi intención de acercarme lo más posible a una pseudorespuesta a la pregunta planteada, afirmo en primer lugar que, como de costumbre, no pretendo establecer cátedra alguna, sino tan solo poner una serie de datos sobre la mesa para que cada uno de los lectores de esta reflexión pueda establecer sus propias conclusiones.

Vayamos con las cifras netas de las grandes cadenas de radio españolas, surgidas de la tercera oleada del Estudio General de Medios, publicado el pasado jueves 9 de diciembre:

CADENA	2ª OLA 2021	3ª OLA 2021	DIFERENCIA OLA	INTERANUAL
Cadena SER	4.220.000	4.067.000	-153.000	-286.000
Cadena COPE	3.427.000	3.411.000	-16.000	+171.000
Onda Cero Radio	1.851.000	1.866.000	+15.000	+74.000
RNE	1.113.000	1.091.000	-22.000	+65.000
EsRadio	757.000	678.000	-79.000	+50.000

Fuente, EGM, 3ª ola 2021 (AIMC)

El EGM establece claramente que el liderazgo de la radio española continúa en manos de la Cadena SER, aunque ha perdido 153.000 oyentes en esta ola, y se ha dejado casi 300.000 (286.000) oyentes en el acumulado anual. No son buenos números para la cadena hablada de Prisa Radio, pero mantiene una distancia tranquilizadora, de más de 600.000 oyentes (656.000) respecto de COPE, aunque esta ha recortado distancias. De hecho, como apuntaba en mi post “La radio recupera 351.000 oyentes y el podcast supera el millón diario”, Carlos Herrera se ha quedado con su “Herrera en Cope”, a solo 180.000 oyentes de distancia de Àngels Barceló, y el “Hoy por Hoy” de la SER.

Mi intención no es señalar fortalezas o debilidades de unas marcas frente a otras, sino realizar una lectura más ideológica de lo que representan estos datos y extrapolarlos al país. Hagamos un ejercicio muy simple: sumar las cadenas por inspiración ideológica. Si acordamos que la SER representa un ideario de centro izquierda, y la Cope el centro derecha, es relativamente sencillo situar al resto de oferta en una órbita u otra. Intentémoslo:

INSPIRACIÓN IDEOLÓGICA	CADENA	OYENTES APORTADOS	TOTAL
CENTRO IZQUIERDA	Cadena SER	4.067.000	4.992.000
	Onda Cero (50%)	925. 500
CENTRO DERECHA	Cadena COPE	3.411.000	5.093.500
	EsRadio	757.000
	Onda Cero (50%)	925.500

         Fuente, EGM, 3ª ola 2021 (AIMC)

La diferencia surgida de este cuadro comparativo es de apenas cien mil oyentes (101.500) a favor del centro derecha. Una diferencia poco significativa, pero sí coincidente en gran parte con la composición actual del Congreso de los Diputados, entre fuerzas conservadoras y progresistas. Existe, pues, a mi modo de ver, un paralelismo claro entre estos resultados y la elección de los españoles plasmada hace ahora dos años (10.11.2019). Encontrarnos en la mitad de la XIV Legislatura es un buen momento para intentar, con este ejercicio, y sin encuestas electorales de por medio (interesadas casi todas, sean de uno u otro lado), con la sola ayuda de las audiencias de la radio española, orientar los movimientos de la opinión pública española en este contexto, recién publicada la tercera ola del EGM, que corresponde a los meses de septiembre a noviembre de 2021. Los españoles han elegido su emisora favorita, lo que, sin duda, posee una clara connotación ideológica.

La radio refleja la sociedad de múltiples maneras, también su cara ideológica. En esta España vehemente, en que la mayoría prefiere  reforzar y realimentar su propio criterio, en lugar de conocer los discrepantes de su línea de pensamiento, la crispación política goza de un extraordinario caldo de cultivo. La tensión, efectivamente, logra que aumenten los oyentes de las radios habladas, pero a costa de las musicales, porque es difícil generar oyentes nuevos

¿Por qué he repartido los oyentes de Onda Cero al cincuenta por ciento? En 2013, le hice una pregunta a Carlos Alsina, y él me la respondió con sinceridad: "¿Línea editorial de Onda Cero? No sé. ¿A qué hora del día y a qué día de la semana?". Si analizamos la estrategia de medios del Grupo Planeta, al que pertenece Atresmedia Radio, está claro que se basa en la diversificación: por un lado, está Antena 3 TV, de inspiración mayoritariamente conservadora, pero también La Sexta (más progresista). El periódico “La Razón” y la revista “Playboy” forman parte también de su catálogo de medios. Desde el punto de vista puramente comercial, siempre lo he dicho, el planteamiento es impecable: ¿por qué perder a un segmento del público por su manera de pensar si puedo llegar a todos? Es muy discutible el reparto al cincuenta por ciento, pero no deja de ser una opción salomónica para ilustrar este post. No admitiría que Onda Cero es, toda ella, de centro izquierda, como tampoco admitiría la versión contraria.

Como Onda Cero solo dispone de frecuencias en FM para estructurar una sola cadena nacional, la decisión, coherente con este planteamiento que aboga por la diversidad, es introducir diferentes programas con distintas inspiraciones. ¡Alehop! Así se cierra el círculo. Estoy seguro de que, caso de disponer de más emisoras, aquel proyecto, comentado en su día, de poner en marcha “La Sexta Radio”, hubiera progresado, porque la Cadena SER carece de competencia en su órbita ideológica de centro izquierda. Está sola, con la ventaja que ello supone. Pero, de momento, este proyecto quedó aparcado, a modo de ‘puerta entreabierta’. Muy en el olvido quedó también aquella idea de crear “Onda COPE”, una nueva cadena de centro derecha surgida de la fusión de COPE y Onda Cero, para plantar cara a la omnipotente Cadena SER, y equilibrar fuerzas, idea apoyada por José Manuel Lara (expresidente del Grupo Planeta, fallecido) y Luis del Olmo.

He dejado fuera, deliberadamente, a Radio Nacional de España, que en este último EGM, ha perdido 22.000 oyentes, pero en el acumulado anual arroja números positivos (+65.000 oyentes). Considero que la radio pública (igual que la televisión) no debería encuadrarse por sistema en ninguna de las dos opciones, y que su labor, desde la independencia y la profesionalidad, sus únicas inspiraciones, debería vigilar, informativamente, al ejecutivo, sea el que fuere. El modelo británico, con la BBC, el francés con Radio France o el alemán con la ARD debería encontrar un paralelismo en nuestra Corporación RTVE, pero mucho me temo, a la vista de las peleas intestinas y los intereses opuestos y cruzados, que esto no ocurrirá nunca en España, no por la incompetencia de los políticos, que en esta área mediática juegan muy bien sus armas y sus cuotas, sino por su airada falta de sensibilidad democrática en torno a lo que deben representar unos medios de comunicación públicos que financiamos todos los españoles, y por tanto nos deberían representar, sin subterfugios, y con orgullo por ambas partes: profesionales y ciudadanos. En los países citados, las radios públicas son las líderes del mercado, aquí RNE es la última del ranquin... Diferenciando claramente el plano del deber ser y el del ser, la radio pública, hoy por hoy, está bajo control del Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos. A partir de aquí, su credibilidad e independencia quedan en entredicho.

Mariano Rajoy, expresidente del Gobierno, participando en una entrevista en la Cope, desde el palacio de La Moncloa (Diego Crespo, pool Moncloa)

Continuando con mi argumento de intentar extrapolar los resultados en materia de audiencia radiofónica al panorama político, la diferencia en favor de las opciones más conservadoras, que habrá que observar, podría recoger el cansancio lógico de la gestión gubernamental, a medio camino de la Legislatura. El evidente desgaste de la SER, a la que le ha ido mejor tradicionalmente con el PP en La Moncloa (jugando a la oposición) contrasta con las subidas de Carlos Herrera (+60.000 oyentes) y Ángel Expósito en “La Linterna” (+39.000 oyentes), que en esta ola han ido a contracorriente de los resultados negativos de su cadena (-16.000 oyentes), centrados sobre todo en las cuantiosas pérdidas de “La Tarde” (-105.000 oyentes), “El Partidazo” (-109.000 oyentes) y las mañanas del fin de semana. En Onda Cero, sube el “Más de Uno” de Alsina (+44.000 oyentes) y bajan “Julia en la Onda” (-64.000 oyentes), “La Brújula” (-9.000 oyentes) y “Por fin no es lunes” (-129.000 los sábados y -167.000 los domingos). Pese a estos números rojos, Alsina y los deportes, tanto “Radioestadio Noche”, con Aitor Gómez, que ha logrado superar la última marca de José Ramón de la Morena (269.000 oyentes, +68.000) y “RadioEstadio” de los fines de semana, con el regreso de Edu García (530.000 los sábados, +83.000 oyentes y 532.000 los domingos, +159.000 oyentes) han permitido que las dos cifras netas de Onda Cero sean positivas, la de ola y el acumulado interanual. Pero el único contenido que posee carga ideológica es el “Más de Uno” matinal.

Siempre he pensado que lo inteligente, por parte de un político que se enfrente a las urnas es visitar las emisoras de aquellos oyentes a los que tenga que ganarse, no a los que ya forman parte de la causa. Ser transversal es lo más rentable en política, es lo que le ocurrió a José Bono en Castilla-La Mancha, en la que le votaba en masa el electorado del PP

La estrategia de comunicación de los partidos políticos contempla un trato preferente a las emisoras afines ideológicamente. De esta manera, no se oculta que hay mayor feeling entre el PSOE y la SER y la COPE y el PP, y ninguno al revés. La relación es bidireccional. Ahí están los concursos públicos de frecuencias de radio para constatarlo. La relación puede estrecharse o distanciarse, según las personas, las actitudes o las circunstancias. Pero es indudable que existe, mínimo, un coqueteo entre ambos actores: el poder y la industria. Uno de los capítulos más 'sonados' de esta romance o desamor se produjo en 2002, cuando Luis del Olmo le preguntó a bocajarro a José María Aznar, entonces presidente del Gobierno, ¿por qué no le concedía una entrevista a su colega, amigo y competidor, Iñaki Gabilondo? La respuesta de Aznar se hizo esperar tanto que el silencio tan prolongado obligó a intervenir a del Olmo para explicar que no había sido un corte de emisión. Siempre he pensado que lo inteligente, por parte de un político que se enfrente a las urnas es visitar las emisoras de aquellos oyentes a los que tenga que ganarse, no a los que ya forman parte de la causa. Ser transversal es lo más rentable en política, es lo que le ocurrió a José Bono en Castilla-La Mancha, en la que le votaba en masa el electorado del PP. Si hubiera ganado la Secretaría General del PSOE a José Luis Rodríguez Zapatero, en 2000, que perdió por solo nueve votos, la historia de España hubiera sido otra, claro que el escaso entendimiento del manchego con los nacionalismos le hubiera complicado los pactos de Legislatura.

La radio presenta muchas aristas, refleja la sociedad de múltiples maneras, también su cara ideológica. En esta España vehemente, en que la mayoría prefiere reforzar y realimentar su propio criterio, en lugar de conocer los discrepantes de su línea de pensamiento, la crispación política goza de un extraordinario caldo de cultivo. La tensión, efectivamente, logra que aumenten los oyentes de las radios habladas, pero a costa de las musicales, porque es difícil generar oyentes nuevos. Los que han regresado a la radio, y ha constatado esta feliz tercera ola del EGM, constituyen una magnífica doble noticia: por un lado, para la propia radio, que refuerza sin duda su valor, y por el otro, por lo que significa de (medio) regreso a la normalidad, tras la embestida del Covid-19. Veremos en sucesivas olas, si se recuperan los oyentes previos a la pandemia o, por el contrario, los 23.529.000 oyentes que la radio logra atraer entre septiembre y noviembre se convierten en un espejismo. Concluyo con la frase final de todos los espectáculos de mi admirado Anthony Blake: “no le den más vueltas, no tiene sentido”... ¡o sí!