Ángeles Afuera: “Estaban tardando en darme el Ondas”
- Ángeles Afuera se declara una jubilada feliz, “ocupada, que no preocupada” tras una vida de “esclava del trabajo”
Ángeles Afuera vista por los ojos de Bernardo Pérez, uno de los mejores fotógrafos de prensa de España (El País) |
-Fue la mejor decisión de mi vida. Salí de firmar y fui
andando a casa por el Paseo del Prado. Era primavera, hacía sol, había gente
paseando a mediodía. Sentí felicidad. Accedía a una vida totalmente distinta
que no había podido vivir porque era esclava del trabajo. Los periodistas
tenemos horarios que rechazan todo lo demás: familia, hijos, aficiones, amigos.
Todo.
"Tus hijos ven que eres una mujer feliz. Llegaba a casa contenta, o cabreada, pero completa. No me han reprochado que no fuera nunca a recogerlos al cole, pero algo les ha debido de quedar dentro, porque ninguno ha querido dedicarse a esto"
-¿Y qué es entonces de la conciliación?
-Entonces ni existía la palabra. Cuando te ponías a trabajar
sabías que tu vida personal iba a ser limitada. Mi marido, que era técnico de
radio y sí tenía un horario decente, era el que conciliaba. Y, como sabía cómo
se trabajaba en la Redacción, comprendía que tuviera que salir a currar el día
de Navidad porque había dimitido Gorbachov o había habido un atentado de ETA.
-Explíqueles, por favor, a los ajenos al gremio por qué
compensa ese infierno.
-Porque te apasiona tu trabajo. Porque tus hijos ven que eres
una mujer feliz. Llegaba a casa contenta, o cabreada, pero completa. No me han
reprochado que no fuera nunca a recogerlos al cole, pero algo les ha debido de
quedar dentro, porque ninguno ha querido dedicarse a esto.
-Su promoción inauguró la Facultad de Ciencias de la
Información de Madrid. ¿Por qué estudió Periodismo?
-Siempre me fascinó escribir y tenía claro que quería contar
historias, aunque nunca he sido una persona valiente como para jugármela de
corresponsal, o buscarte las mañas o las fuentes, como una reportera intrépida.
He sido felicísima siendo una rata de redacción, contando historias y
comunicando. No podría haber sido la compañera Ana Terradillos, por ejemplo.
-Ni ella podría haber sido usted, a lo mejor.
-Pues igual sí, pero también te digo que contar una historia
corta y con sentido lo hago como nadie. No tengo problema de autoestima, tengo
mucho ego. Todos los puestos de una Redacción son necesarios y se complementan.
Ángeles Afuera tras su defensa de tesis doctoral en la Universidad Complutense de Madrid |
-Por pura curiosidad. Aquí se grababa cinta sobre cinta y no
se guardaba nada. Parece mentira, pero hasta el 23-F, en 1981, se dieron cuenta
de que habría que guardar las cintas de aquella noche aciaga. Se le encargó a
un técnico, que era mi suegro. En el 89, propuse hacerlo yo, con criterio
periodístico. Y digamos que me dejaron.
"Iñaki Gabilondo es Dios ante el micrófono. Es más, no creo que haya otro Iñaki en mucho tiempo. Aúna todas las cualidades necesarias para ello: conocimiento, cultura, inteligencia, memoria, análisis, voz maravillosa. Alguien podría llegar a ser su profeta, pero, enfrente de Iñaki, a quien pongas palidece, qué le vamos a hacer"
-¿Y no la consideraron sus colegas una periodista de
segunda? ¿La miraban por encima del hombro?
-Al principio, me decían que estaba loca y se preguntaban qué
hacía Ángeles metida en ese despachito. Me costó 10 años que pusieran a alguien
a ayudarme. Parecía que ese trabajo no tenía el brillo, la lentejuela que da el
micrófono. Pero tuve la intuición de, en cuanto tuve 10 o 12 cintas catalogadas,
tirar de hechos consumados y pedir salir a antena a hacer una pieza de
documentación de una noticia del día y que me dieran paso: Ángeles Afuera,
departamento de Documentación. Aquello fue el escaparate perfecto. Los jefes
vieron que aquello podía servir para algo y se le podía echar unos duros, y los
compañeros siguieron sin envidiarme porque, aunque firmaba mis piezas, hacía
brillar aún más las suyas.
-Si se grababa cinta sobre cinta, ¿qué se habrá llevado el
viento antes de que se conservaran?
-Uf, tanto. La voz de García Lorca, que sabemos que estuvo en
Unión Radio, por ejemplo. Hechos históricos. El patrimonio de décadas. He
disfrutado como una loca rescatando joyas como un Hamlet interpretado por un Fernando Rey
adolescente, todas las telenovelas históricas, como Ama
Rosa, o el chotis Madrid, de Agustín Lara, en un disco de
pizarra de gramófono de 1948 donde solo ponía “Actuación de Ana María González”. Lo bueno es que ahora cualquier
redactor tiene todo eso, y el boletín de ayer, digitalizado y a su alcance en
un minuto.
-¿La buena voz nace o se hace?
-Se hace, absolutamente. Cuando empecé, a los 23 años, tenía
voz de pito, con el tiempo, la he ido manejando, incluso modulando para ganarte
la complicidad del oyente según lo que quieras transmitir. En esto son más
importantes la entonación y la puntuación que el timbre o el acento. No
apresurarse, saber contar las cosas bien, dominar los tiempos. Convencer y
cautivar.
Ángeles Afuera en la última feria del libro donde presentó su libro "Aquí Unión Radio" |
-Iñaki Gabilondo es Dios ante el micrófono. Es más, no
creo que haya otro Iñaki en mucho tiempo. Aúna todas las cualidades necesarias
para ello: conocimiento, cultura, inteligencia, memoria, análisis, voz
maravillosa. Alguien podría llegar a ser su profeta, pero, enfrente de Iñaki, a
quien pongas palidece, qué le vamos a hacer.
-Enhorabuena por el Ondas. ¿Se lo merecía?
-Durante 25 años inventé y llevé un Departamento que recuperó la memoria perdida de la SER y que hoy es imprescindible en la radio. Creo que claro que me lo merecía y lo he proclamado muchas veces en esta casa. Pero no me lo daban nunca, ya estaban tardando mucho y ya pensaba que no me lo iban a dar. Por eso estoy contentísima y agradecidísima. Más vale tarde que nunca.
-Sigue leyendo esta entrevista de Luz Sánchez Mellado en ElPaís.com