José Luis Pérez: “Uno pone la cara, pero hay muchísima gente detrás”
- Comenzó en una emisora de barrio, Radio Berriozar, en su ciudad natal, Pamplona, y ha pasado por Onda Cero, RNE y Cope, donde trabaja actualmente
José Luis Pérez presenta el informativo diario "Trece al día" en el Canal Trece (Fotografías cedidas) |
“En Toledo emitía desde casa, y alguna vez tuve que aprovechar una pausa para retirar el puchero del fuego”
A José Luis le gustaba, desde que era un crío, “escribir
y contar cosas, pero el gusanillo de la radio ya estaba allí” y se
mostró con toda su intensidad en la emisora. “Nos permitió una
maravilla, que seguramente ninguno tendremos otra vez en nuestra carrera
profesional: ¡hacer el programa que te diera la gana! Se llamaba “Área
Deportiva”. Me acuerdo perfectamente hasta de las sintonías”. De lunes
a viernes, estudiaba en la Universidad de Navarra y el fin de semana descubría
la profesión. “Me divertía muchísimo haciendo algo que a la gente le
gustaba y le servía, que tenía su pequeña importancia, vaya”.
En el verano de 1995, hizo sus primeras prácticas en una
radio profesional, en Onda Cero en Santander, y el siguiente verano lo
pasó en Madrid como becario en Radio Nacional. “En los
informativos “España a las 6”, “España a las 7” y “España a las 8”, fue una
enorme suerte porque eran programas emblemáticos que compartí con grandes
profesionales, y en los que también descubrí parte de la dureza de la
radio porque tenía que empezar a trabajar a la 1.30 o las 2 de la
madrugada. Así de lunes a viernes, pero aprendí muchísimo”. Coincidió, un
mes, con otro conocido periodista navarro: Alfredo Urdaci.
"Los medios de comunicación son un reflejo de la sociedad, que está preocupantemente dividida y polarizada. Hay razones que aconsejan poner fin a esta situación y cada uno tenemos que aportar nuestro granito de arena para conseguirlo”
En 1997, terminó la carrera y, tras hacer las prácticas
veraniegas, en la Cope en Madrid con Juan Pablo Colmenarejo, que
había sido profesor suyo en la universidad, regresó a Pamplona.
Debió de causar una excelente impresión en la emisora porque, en enero de 1998,
el entonces director de informativos de Cope, Pepe Apezarena,
“también navarro por cierto”, lo llamó. “Me dijo: ‘Mira, hay un
trabajo, la verdad es que un tanto duro y difícil por las condiciones, pero
creo que lo podrías hacer y te vendría bien para dar tus primeros pasos’”. Se
trataba de ir como corresponsal a Toledo, donde no había emisora.
“Eso suponía que no tenía instalaciones. Así que alquilé
una casa y, como puse el micrófono en el salón, aún me recuerdan que
alguna vez me llamaban para entrar en el informativo de mediodía y, con eso de
que estaba concentrado en el trabajo, de repente me acordaba de que tenía el
puchero en el fuego. Así que tenía que aprovechar una pausa para ir corriendo a
retirarlo y que no se me quemara”, dice con una suave risa, de nuevo
un tanto nostálgica.
“Además, tenía que hacer las gestiones para conseguir la
licencia de la emisora, encontrar incluso ubicación para la radio… Siempre
digo, medio en serio medio en broma, que eso es lo mejor que he hecho en mi
carrera profesional porque, por pura casualidad, encontramos un piso que está
en pleno centro de la ciudad”. La etapa de Toledo duró cuatro años, al
cabo de los cuales y ya con una emisora en condiciones, le plantearon “ir
a echar una mano a Alicante”. Estuvo allí otro año y, cuando le
propusieron dirigir los informativos de toda la Comunidad Valenciana, aceptó
y pasó los ocho años siguientes en Valencia “en un momento de gran
intensidad informativa porque los ojos de la política nacional miraban a
Valencia. Profesionalmente fueron años muy buenos, hasta el punto de que
pensaba que iba a seguir allá mucho tiempo”.
José Luis Pérez es, ante todo, un hombre de radio |
"El periodismo de siempre, el que cumple con los principios de la profesión y difunde noticias contrastadas y verdaderas, tiene que ser el contrapunto de todo lo malo que nos ha llegado con las redes sociales"
Salto a televisión
Pudo, y con tal solvencia que hace tres años le encomendaron
la misma tarea en la cadena de televisión del grupo de la Conferencia
Episcopal: Trece, donde dirige un informativo que pocos días antes de la
entrevista se había erigido en la quinta opción nacional. “Si me
hubieran dicho eso cuando llegué, no me lo habría creído”. Siendo un hombre
de radio, afirma sentirse cómodo también en la televisión “porque lo
que me gusta es contar y explicar las cosas como las veo, y la raíz es la
misma”. Dice estar muy contento, “las cosas van bien”, y no
puede disimularlo. Imaginamos que su satisfacción se deriva también de
los buenos datos de audiencia, de los que las televisiones viven
pendientes, aunque matiza que no es exactamente así: “Trece, al ser muy
familiar y muy comprometida con el humanismo cristiano, no es una tele en la
que valga todo para conseguir audiencia, más bien al contrario”, incide.
Efectivamente, las cosas van tan bien que José Luis ha
recibido un galardón nacional, el Premio Antena de Oro 2020, que
concede la Federación de Asociaciones de Radio y TV de España. “Bueno,
eso de los premios… Un compañero de la radio suele citar a Alfredo Di
Stéfano, que decía ‘no sé si me lo merezco, pero lo agarro’”. Y
tras reírnos los dos, se pone serio para dedicar el galardón a las personas que
ha ido mencionando por ayudarle en su carrera. “También a los equipos
que me rodean. Por mucho esfuerzo que le ponga uno, e incluso aunque se tenga
talento, si no cuenta con un grupo que le eche una mano cada día es imposible
que eso salga. En la tele es aún más evidente. Uno pone la cara, pero hay
muchísima gente detrás. No me hubieran dado esa Antena de Oro sin su
trabajo. Es que se dejan la piel”.
"La relación periodistas-políticos es una relación interesada por las dos partes, te llaman para venderte que lo suyo es lo mejor, para pedir que le trates mejor que al adversario… Y si yo me acerco a un político es para obtener información, que me diga algo que no ha dicho a los demás. Es interesada, por eso entre mis amigos no hay políticos en ejercicio, porque pueden condicionarme en mi trabajo”
Cuando dos periodistas charlamos, es imposible que no
hablemos del trabajo. En este caso, surge el tema de la polarización de
los medios y la identificación de unos y otros con las diferentes
opciones políticas. “Es que los medios de comunicación son un
reflejo de la sociedad, que está preocupantemente dividida y polarizada. Hay
razones que aconsejan poner fin a esta situación y cada uno tenemos
que aportar nuestro granito de arena para conseguirlo”, opina. En
el fondo está la relación entre políticos y empresas informativas. “Es
una relación interesada por las dos partes, ellos te llaman para venderte
que lo suyo es lo mejor, para pedir que le trates mejor que al adversario… Y si
yo me acerco a un político es para obtener información, que me diga algo que no
ha dicho a los demás. Es interesada, por eso entre mis amigos no hay
políticos en ejercicio, porque pueden condicionarme en mi trabajo”. Asegura
que “ninguno de mis jefes me ha presionado para que diga esto o lo
otro, para que apoye a ese o aquel, ni cuando era becario ni siendo director de
informativos, nunca”.
¿La polarización es un síntoma de que nos hemos dejado
llevar por las redes sociales? “Algo de eso hay, cuando tendríamos que
ser justamente lo contrario. Tienen cosas buenas, pero también han contribuido
a la difusión de noticias falsas. Algunas basan su negocio en apelar
a los más bajos instintos de la condición humana. Pero el periodismo de
siempre, el que cumple con los principios de la profesión y difunde noticias
contrastadas y verdaderas, tiene que ser el contrapunto de todo eso”.
Aún seguimos unos minutos más hablando sobre la mala salud
de hierro del periodismo, también de los riesgos del directo, donde cuando
metes la pata lo haces ante miles de personas. Por un momento parece que va a
contar alguna anécdota, pero no lo hace. Y cuando veladamente se lo pedimos, se
escabulle con elegancia: “Como doy clases en un par de másteres para
gente que quiere trabajar en televisión o radio, les digo que eso les va a
pasar, que alguna vez se van a quedar en blanco. De todas formas, la audiencia
es comprensiva con esos pequeños errores. Si vas cada día pensando ‘¡uy, la que
puedo liar!’, acabarás liándola porque estarás atenazado por la tensión. Y si
pasa, hay que olvidarlo cuanto antes”.
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