Introduciéndose en la Radio Escolar. Primeros pasos
- Hay un momento, en parte traumático, en el sistema educativo español, en que se pasa de una metodología de aprendizaje basada en el divertimento, a otra basada exclusivamente en el estudio por el estudio, desprovisto de motivación alguna. La radio motiva, la radio divierte. La radio enseña.
Ejemplo de las radios escolares de Canarias, que sacan la radio a pasear un día al año |
La cuestión técnica no supone ninguna barrera de acceso a la presencia de la radio en los centros de enseñanza. La tecnología está tan al alcance de los alumnos que hasta la llevan consigo: sus smartphones, de los que no se separan. Habitualmente, estos dispositivos están prohibidos en los colegios, porque resultan enormemente distractores. Pues bien, cuando haya radio, habría que llevarlos al centro, justo lo contrario de la normativa establecida. Empezará gustándoles
Ante todo, la radio es un instrumento muy flexible. Se
adapta a todo tipo de entornos, y puede asumir cualquier estrategia o política docente.
Pero conviene tener clara, desde los comienzos, la inspiración que queremos
conferirle en el contexto del centro educativo donde se va a implantar. Tener
las ideas claras de qué queremos hacer con la radio resultará muy provechoso
para todos, y evitará a la postre improvisaciones y desorientaciones, que
perjudicarán el proceso de integración de la radio en centro.
Los profesores que la impulsan conocen de sobra sus
ventajas, lo que la radio aporta en el proceso de formación de nuestros jóvenes,
pero conviene recordarlo en los comienzos de este post para invitar a quienes
no se han puesto a pensar en adoptarla por qué tienen que hacerlo, y además ¡ya
para el próximo curso 21-22! No hay ningún otro instrumento, tecnológico y
digital, que sea capaz de aportar todos los objetivos que voy a apuntar a continuación.
Radio y
Escuela, la pareja perfecta
-La radio socializa. Al tratarse de un contenido
elaborado por un conjunto de personas (equipo), cada una con su función
correspondiente (presentador, productor, entrevistado, técnico, documentalista),
los alumnos se relacionan entre sí desde esos mismos roles, reproduciendo los
mismos esquemas que funcionan en la realidad. La radio que hacen los chavales
no deja de ser un espejo del trabajo que desarrollan las radios profesionales. Y
no nos olvidemos de otro concepto: la inclusión. Todos forman parte del equipo,
con independencia de sus diferencias, porque el objetivo es común, y divertido.
Muchos profesores nos han reconocido que “los días que hay radio, los
alumnos no faltan a clase”.
-La radio desarrolla las habilidades de comunicación.
No hay otra salida: los alumnos tienen que hablar ante el micrófono,
expresarse, y hacerlo con soltura, claridad y naturalidad. Al principio, les
costará, porque no están preparados, ni acostumbrados, pero la continuidad del
ejercicio de situarse ante un micrófono para hablar reforzará sus habilidades
de comunicación, la gran asignatura pendiente de los españoles, por fortuna ya
más entrenada en las nuevas generaciones.
La radio es un instrumento muy flexible. Se adapta a todo tipo de entornos, y puede asumir cualquier estrategia o política docente. Pero conviene tener clara, desde los comienzos, la inspiración que queremos conferirle en el contexto del centro educativo donde se va a implantar
-La radio mejora la alfabetización. El desarrollo del
trabajo ante el micrófono, la dinámica de leer (documentarse), escribir (el
guion) y expresarse ante el micrófono (hablar) constituye un extraordinario
entrenamiento para la mejora de la alfabetización del alumno, no solo en
nuestro propio idioma, sino también en las lenguas extranjeras que puedan
estudiarse en el centro, el inglés, francés, alemán o chino.
-La radio fomenta el afán de superación, desde la sana
motivación. El cumplimiento de los objetivos (un programa sobre la revolución
francesa, o sobre el uso y abuso de las redes sociales) les unirá, y les
motivará para superarse en la producción del programa, de una manera totalmente
natural, porque quien tiene que destacar es el equipo en su conjunto, y no
ninguna de sus individualidades (aunque al final se note quién lo hace mejor y
quién peor, pero entre los propios alumnos se generará una sana competición por
alcanzar esos mismos niveles de excelencia).
-La radio fomenta y desarrolla el pensamiento y el espíritu
crítico. Para hablar sobre algo, hay que saber de ese algo. Esta es sin
duda una de las primeras grandes enseñanzas de la radio. Los alumnos
desarrollarán su espíritu crítico gracias al cumplimiento de las dinámicas de
trabajo que marca la radio (podcast). Un país es mucho más rico con ciudadanos
críticos, que sepan profundizar en las causas y razones que hay detrás de cada
realidad que nos rodea, de todo tipo y condición. En la radio, desarrollar el
espíritu crítico se convierte en un juego inconsciente y eficaz. Decía el
dramaturgo irlandés George Bernard Shaw que “si tú tienes una manzana
y yo tengo una manzana, e intercambiamos las manzanas, entonces tanto tú como
yo seguiremos teniendo una manzana. Pero si tú tienes una idea y yo tengo una
idea, e intercambiamos ideas, entonces ambos tendremos dos ideas, la propia y
la ajena”.
-La radio enseña a discutir. El desacuerdo, desde el respeto
al contrario, es un ejercicio democrático. No estoy de acuerdo con lo que
defiendes, pero respeto tu postura, y hasta la entiendo. La radio desarrolla el
argumentario de cada uno de los alumnos, les hace pensar, les conduce a documentarse
previamente, y una vez consolidado el conocimiento, intercambiar ideas sobre
él. El micrófono no es más que un testigo mudo que recoge su
pensamiento. La radio impone unas reglas de juego basadas en el respeto al que
piensa diferente a mí.
Los chavales se transfiguran, y quedan hipnotizados por la radio (Fotografía RadioEdu, la red más importante de RadioEscolar de España, ubicada en Extremadura) |
Planteemos la radio como una actividad lúdica que nos apetezca, tanto a los profesores como a los alumnos, y no como una obligación, que nos condicione a cumplir unas metas y unos objetivos determinados. ¿#RadioEscolar dentro del horario lectivo o como extraescolar? Esta es una de las grandes preguntas. Como todo, la experiencia nos recomienda avanzar por etapas, poco a poco
-La radio se convierte en un evaluador natural, y lúdico,
del aprendizaje. La gran pregunta que puede dirigirse al sistema educativo
español: ¿qué perseguimos: que nuestros niños y jóvenes aprendan o que sepan hacer
exámenes? La radio, en el fondo, sustituye a aquellos temidos exámenes orales
que nos estresaban tanto, pero lo hace de una forma divertida, lúdica, y por
tanto revestida de un manto cómodo que rodea y protege al alumno. Un programa
de historia puede ser el examen de un equipo. En él se demostrará su nivel de
conocimiento del tema, su pensamiento crítico sobre él, las fuentes a las que
han recurrido y las conclusiones que han extraído. Un magnífico vistazo.
-La #RadioEscolar fomenta el hábito de escucha y consumo
de contenidos sonoros. En un mundo donde se impone la imagen como el nuevo becerro
de oro de la economía de la atención, lo sonoro adquiere presencia en la
dieta mediática de nuestros niños y jóvenes, descubriéndoles la simultaneidad y
complementariedad de actividades, compatibles con la escucha y la realización
de cualquier función alternativa (conducir, cocinar, dibujar, leer, etc.). La
radio (podcast) se deja querer, se deja escuchar, pero no nos obliga a dejar
todo lo que estamos haciendo para centrar nuestra atención en ella. Le sirve
con uno solo de nuestros sentidos, el oído. No atrapa ni condiciona la vista. Y
también es, no cabe duda, un espejo inspirador de vocaciones. Ya he tenido
oportunidad de conocer a algunos alumnos y alumnas que empezaron haciendo radio
en el colegio y quedaron atrapados por su magia.
Cómo
montar una radio en el centro
Contrariamente a lo que pueda pensarse, la cuestión técnica
no supone ninguna barrera de acceso a la posibilidad de producir radio
(podcast) en el centro de enseñanza. La tecnología está tan al alcance de los
alumnos que hasta la llevan consigo: sus smartphones, de los que no se separan.
Habitualmente, estos dispositivos están prohibidos en los colegios, porque
resultan enormemente distractores. Pues bien, cuando haya radio, habría que
llevarlos al centro, justo lo contrario de la normativa establecida. Empezará
gustándoles. Cada smartphone dispone de una funcionalidad de grabación de audio
mediante la cual pueden registrar su voz o la de otras personas (entrevistas,
reportajes, etc.) de manera que ya contarían con un instrumento fundamental en
el proceso de producción de un podcast.
La radio, no hay ninguna duda, irá creciendo, y demandando más interés y más atenciones. Los chavales se enamorarán de ella, los profesores se verán recompensados por los avances reflejados en el trabajo del día a día y el centro en su conjunto se enorgullecerá también de los progresos logrados. La radio es una apuesta firme, y segura. Determinante en el desarrollo de competencias y conocimientos de los alumnos. Sorprendente
Mi consejo, antes de empezar a plantearse la introducción de
la radio en el centro, insisto, es clarificar su razón de ser o de estar. ¿Para
qué voy a implementarla? Lo más eficaz es ser realista. A lo largo del curso, la
carga de trabajo es lo suficientemente intensa como para incrementarla
innecesariamente. Planteemos la radio como una actividad lúdica que nos apetezca,
tanto a los profesores como a los alumnos, y no como una obligación, que nos
condicione a cumplir unas metas y unos objetivos determinados. ¿#RadioEscolar
dentro del horario lectivo o como extraescolar? Esta es una de las grandes
preguntas. Como todo, la experiencia nos recomienda avanzar por etapas, poco a
poco. Experimentemos primero, sin grandes compromisos, pongámosla en marcha y
vayamos completando fases. Pero igual que defiendo que la #RadioEscolar debe
comenzar, como es ella, con humildad, también defiendo que debería terminar
desarrollándose dentro del horario lectivo, y emparejada a alguna o algunas
asignaturas determinadas (inglés, historia, lengua…).
En esa primera fase de extraescolar, la radio irá cobrando,
sin esforzarse y sin pretenderlo posiblemente, más cuerpo, copando más interés
y sobre todo repercusión (cuando se difunda el programa a través de la web del
colegio, o se ganen premios en algún concurso, o los padres empiecen a escuchar
determinados contenidos, por su especial resultado…). Los directores del centro
también asistirán a los progresos de la herramienta y se darán cuenta de sus
enormes ventajas y funcionalidades y por tanto la potenciarán. Lo contrario,
empezar a lo grande, es posible que, por diferentes razones y circunstancias
(el trabajo excesivo por ejemplo de los profesores-coordinadores) termine
siendo un fiasco y la radio, indirectamente, fracase por la imposibilidad de
dedicarle las atenciones que merece/requiere.
Primero, pues, identidad de la radio en el centro. Una vez
definida, establezcamos las coordenadas. ¿Con qué asignaturas la vamos a
emparejar? La experiencia nos demuestra que no se puede hacer de todo con todos.
Planteemos la actividad con mesura e inteligencia. Matemáticas no parece ser la
asignatura preferida por los estudiantes, no desde luego de entrada. ¿Qué temas
les atraen? Los videojuegos, las redes sociales, el cine, la música… Orientemos
los comienzos en torno a estas áreas de interés, para que ejerzan en sí mismas
un atractivo entre los alumnos, que sirvan de imán para despertar en ellos y
ellas el interés. La radio hará el resto.
Uno de los colegios participantes en el programa de Onda Madrid "La radio del cole", que dirige y presenta Daniel Ortuño |
Pero habrá que organizarse. La radio exige una planificación,
cuenta con un modus operandi muy concreto que deberá ser contemplado en las grabaciones.
Elegido el tema, o los temas, los profesores deberán ir marcando las pautas de
cómo abordar la producción del programa, de acuerdo con unos parámetros donde
el guion (o en su defecto la pauta, más sucinta) es sin duda la columna vertebral.
Nadie (incluidos los profesionales) puede presentarse en un estudio de radio
sin papeles (o sin apoyo digital). La idea general, el armazón, tiene que estar
diseñado antes de empezar a hablar. El desarrollo del guion, en el directo, es
otra cuestión. Pero no cabe la improvisación total, sería un fracaso.
Reitero que las cuestiones técnicas no constituyen en ningún
caso una barrera insalvable para la llegada de la radio a un centro de
enseñanza. No es necesario en los comienzos contar con una estancia
insonorizada y plenamente equipada para grabar audio. Los requerimientos se han
relajado bastante hoy en día y es suficiente con una estancia pequeña,
resguardada, con un par de mesas (la de los micrófonos y la del ordenador para
grabar), los alumnos, el monitor y mucha ilusión. ¿Cuánto me va a costar un equipamiento
para crear un estudio de radio en el colegio? De 0 euros a lo que se quiera, casi
no hay límite. Pero el punto de partida no puede ser mejor.
La reina Letizia participando con los alumnos en un programa de Radio Alfares, en Cáceres |
Invitamos desde esta web a todos los docentes a pensar en la posibilidad de adoptar la radio como nueva ‘mascota’ dinamizadora del centro. Con el tiempo, y el esfuerzo, llegarán páginas inolvidables, como organizar una semana de la radio e invitar a profesionales a ser entrevistados por los alumnos, o participar en un Congreso Nacional de Radios Escolares con una ponencia sobre los logros alcanzados, o ganar el Premio Gonzalo Estefanía de Radio Escolar
Ya tenemos el programa. ¿Cómo hacemos para que lo escuchen
los alumnos y los padres? Pues muy sencillo. Con el archivo de audio en formato
mp3 (el más común) podemos subirlo a una plataforma de podcast de manera
totalmente gratuita, para difundirlo en internet, incluidas por supuesto, las
redes sociales, y embeberlo, en html, en la página web del centro. Mi
recomendación es Ivoox.com,
un mundo de posibilidades relacionadas con el sonido. Ahí quedará alojado el
archivo de audio y desde ahí viajará a todo el mundo a través de la red.
Desde luego, en lo que no habrá que enseñarles nada a los alumnos y alumnas
será en el manejo y la gestión de las redes sociales, donde ejercen como unos
auténticos maestros. Ellos se encargarán de que llegue a las personas que les
importan.
A partir de aquí, y desde estos mínimos, el proceso se puede
complicar todo cuanto se quiera. Si hay algún profesor que cuenta con una línea
de crédito inicial de la dirección del centro, porque el director también es un
convencido de los beneficios de la radio como instrumento pedagógico, seguro
que se hace la pregunta: ¿y cuánto me puede costar una mesa de mezclas, con
cuatro micrófonos, auriculares, altavoces, cables de conexión, pies o peanas de
micrófono, y demás enseres básicos para poder grabar en directo, casi como
profesionales? Pues, grosso modo, si prescindimos del gasto de un ordenador (del
que ya dispondrá el centro), una mesa de sonido por USB (170,00€), cuatro micrófonos
(140,00€), cuatro auriculares (80,0€), dos altavoces para monitorear el sonido
(90,00€) y los cables correspondientes para conexionar los equipos (90,00€) nos
puede suponer un monto de casi 600 euros. El sonido resultante de este ‘estudio
de radio’, semiprofesional, será magnífico, pero se puede lograr por menos
dinero, renunciando a la calidad y robustez de los equipos (hay mesas de sonido por menos de 50 euros) o recurriendo a un mercado de segunda mano con mucha y buena oferta. En definitiva, y como
he venido afirmando a lo largo de este artículo, el aspecto técnico ya no es
una barrera. Aquí están las cifras.
Radio del colegio Internacional J.H. Newman de Madrid, finalista en la III Edición del Premio Gonzalo Estefanía (2021) |
La Fundación COPE
organiza cada año el Premio Gonzalo
Estefanía de Radio Escolar, cuyo objetivo es promocionar la introducción de
la #RadioEscolar en los centros de enseñanza. Desde la dirección de esta
institución han manifestado en público su voluntad de impulsar, coordinar y
desarrollar toda clase de actividades tendentes a la extensión en los colegios
e institutos de la radio como herramienta pedagógica para el desarrollo de
conocimientos y competencias de nuestros niños y jóvenes.
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