EGM, 2ª ola: continúa el goteo de la radio
- El sector de la radio atraviesa por una encrucijada repleta de incertidumbres. Mientras que el EGM recuerda en cada encuesta que el medio pierde audiencia en cada ola, la industria sigue preocupada en sus peleas tediosas, esquivando la tozuda realidad
La incógnita de quién ocupará cada lugar no es tanta (Fotografía Pixabay) |
¿Qué sentido tiene, en estas circunstancias, que yo calificaría de emergencia, mantener una pelea por la audiencia, cuando la audiencia desciende en cada encuesta de la AIMC? La verdad, me cuesta entenderlo
Sin embargo, el ambiente tan optimista que impera en cada
una de las webs de las grandes cadenas que cocinan sus resultados, parece
obviar, tal vez por estrategia, la mala salud de la radio en términos de
audiencia. Poco parece importar que en las últimas diez olas el sector haya
perdido casi 1.700.000 oyentes (3ª 2017), o, peor, que las cifras globales de
los españoles que escuchan diariamente la radio en España hayan descendido en
2.718.000 oyentes desde 2012 (2ª 2012), o sea, hace menos de diez años. Tal vez
sería más ajustado hablar de porcentajes, porque en todos estos años ha habido
ajustes del universo, que ha aumentado. Desde un 65,6 por ciento (2ª 2012), hemos
llegado a un 56,6 por ciento. Casi diez puntos porcentuales menos (9,0%).
La audiencia global de la radio en España sigue bajando, y
no hay nadie que lo impida. La cifra de españoles, mayores de catorce años, que
escuchan la radio de lunes a viernes, se sitúa en 23.178.000 oyentes, un 56,3
por ciento. Algunos se aferrarán a que en la anterior ola (1ª 2021) esta cifra
aumentó a 23.227.000 oyentes (+85.000). Pero sería un apoyo en falso, cuando menos
impreciso, porque en la primera oleada del año AIMC actualizó el universo de
españoles mayores de catorce años a 40.948.000 individuos. No hay más que comprobar
el porcentaje, para darse cuenta, tristemente, de que los resultados de
audiencia globales volvieron a reflejar pérdidas (0,3 puntos porcentuales).
El ambiente tan triunfalista que impera en cada una de las webs de las grandes cadenas que cocinan sus resultados, parece obviar, tal vez por estrategia, la mala salud de la radio en términos de audiencia. Poco parece importar que en las últimas diez olas el sector haya perdido casi 1.700.000 oyentes (3ª 2017)
El EGM no deja de anunciar una tozuda tendencia a la baja que nadie parece oír. O, al menos, nadie hace nada por frenarla e intentar revertirla. En este marco, se me hace difícil entrar en las batallas de las cifras de cada uno de los programas, en su permanente y cansina batalla por el liderazgo que no deja de ostentar, desde hace más de un cuarto de siglo, la invicta Cadena SER. Señores, el negocio de la radio se está terminando… Cierto es que 23.178.000 personas que escuchan la radio en España sigue siendo una cifra importante, que continúa haciendo del medio un escaparate atractivo para la publicidad, aunque a este argumento tan contundente se le pueden aplicar ‘peros’, como que el sector de la publicidad ya se ha dado cuenta del descenso de las audiencias y de su envejecimiento y está reorientando sus inversiones hacia el escenario digital, donde los jóvenes -nuevos consumidores- se desenvuelven con absoluta naturalidad. No creo que en lo sucesivo mejore sustancialmente la inversión publicitaria en el sector radiofónico. Cuando aún no se había recuperado de la crisis de finales de los dos mil, sobrevino la del coronavirus y hundió más los recursos.
Superada la crisis
pandémica, es previsible un reajuste de la inversión, pero no creo que alcance
cifras previas a 2020 en muy corto plazo. La publicidad sabe que la radio
todavía puede ofrecerle un target atractivo en poder adquisitivo, pero esto, si
no presenta la ansiada renovación, tiene fecha de caducidad, como expusimos mi
admirado Eduardo Madinaveitia y yo en el libro “La
Radio. El Acompañante Silenciado” (Kailas, 2021). Si, llegado el año
2040, se confirma que la edad media alcanzada por el oyente medio de radio
hablada en España es de 61 años, el atractivo comercial del sector radiofónico
se verá seriamente comprometido, por un público muy cercano a la jubilación.
¿Qué sentido tiene, en estas circunstancias, que yo calificaría
de emergencia, mantener una pelea por la audiencia, cuando la audiencia
desciende en cada encuesta de la AIMC? La verdad, me cuesta entenderlo.
Movimientos como el de Prisa Media, creando una dirección general bajo la
denominación de Prisa Audio, alejada de la radio, con identidad propia,
sumergida en el nuevo modelo de consumo de audio bajo demanda, tienen mucho que
ver en la necesaria -imprescindible, diría yo- revisión de la estrategia del
sector, que debe hacer frente, con rigor, a los nuevos retos de la tan cacareada
digitalización, que todos parecen abrazar y tan pocos conocer.
¿Hasta cuándo vamos a seguir escuchando la misma radio, sin alternativas que la actualicen? (Fotografía Pixabay) |
La radio necesita mucha reflexión por parte del sector. Y acciones. Y me refiero al sector, en su conjunto, a todo el sector: a las privadas y a las públicas. Como ha ocurrido en otros países donde se han reunido y han apostado por el futuro
El EGM nos lo está advirtiendo en cada ola, y nosotros nos seguimos empeñando en mirar al dedo que apunta a la luna, discutiendo sobre si el “Hoy por Hoy” de la Cadena SER ha sacado más o menos ventaja al “Herrera en Cope” de Carlos Herrera; de si “El Partidazo” de Cope coge distancia con “El Larguero” de la SER; de si Ángel Expósito consigue acercarse más con “La Linterna” a Pepa Bueno y su “Hora 25” o si Paco González y su equipo de deportes logran dejar atrás definitivamente al “Carrusel Deportivo” de Dani Garrido. Todo esto representa el ‘dedo que apunta a la luna”, y ya está bien de quedarnos abstraídos mirándolo. Tal vez la propia industria trate de autoengañarse creyéndose sus propias mentiras triunfalistas, viviendo en un marco cortoplacista enfermizo que les impide ver el bosque. O es posible que los actuales directivos se vean condenados a operar en estas circunstancias, tan pegadas al presente, porque sus obligaciones y responsabilidades se cierran cada 31 de diciembre de cada ejercicio económico. A ningún director general le van a valorar por lo que pueda ocurrir dentro de diez o quince años. El propio sistema es una perversión, pero la radio necesita que la cuiden, que restañen sus heridas, que le cambien de ropajes y la lancen de nuevo a la pista del escenario, a competir en la cada vez más difícil economía de la atención que padecemos, rodeados de dispositivos que nos enganchan cada vez más horas al día, y no solo a los más jóvenes. Los mayores también estamos cayendo en sus redes, atrapados a menudo por gilipolleces a las que no sabemos cómo hemos llegado.
¿Qué ha cambiado? En sus líneas generales, nada. La SER sigue en su sitio, seguida de Cope, Onda Cero y RNE. Todos rascando oyentes, unos a otros, y otros a unos, porque como cada vez hay menos oyentes para repartir, hay que hacer el pino para que se fijen en mí...
Dicho esto, ¿qué ha cambiado? En sus líneas generales, nada.
La SER sigue en su sitio, seguida de Cope, Onda Cero
y RNE. Todos rascando oyentes, unos a
otros, y otros a unos, porque como cada vez hay menos oyentes para repartir,
hay que hacer el pino para que se fijen en mí. Todos siguen encantados de
conocerse, pero los apoyos cambian cada tres meses, aunque tampoco de manera
sustancial. Tres de los cuatro grandes programas de la mañana han perdido
apoyos, pero tampoco como para perder la cabeza. Poco más de una, dos o tres
encuestas de diferencia, a la baja, pero mantienen posiciones y equilibrios. A RNE le ha tocado subir esta ola, y me alegro
por Iñigo Alfonso, que está luchando por hacer un informativo de calidad.
Y llama la atención la subida de Federico Jiménez Losantos con su
emisora EsRadio (757.000 oyentes, + 135.000), que tal vez vaya acompasada con
el nuevo escenario político, y sus nuevos partidos emergentes.
En deportes, una de las grandes batallas, “El Partidazo”
(825.000) no solo ha confirmado su liderazgo sobre “El Larguero”
(671.000), sino que se ha cogido ventaja, holgada (154.000), sobre el programa
de Manu Carreño en la SER, lo
que demuestra, ya sin dudas, las preferencias de los oyentes. Y José Ramón
de la Morena se despidió de “El Transistor”, en Onda Cero, solo con 200.000 fieles, cuando
en la SER había reunido a más de un millón y
medio en sus mejores tiempos. En el fin de semana, “Tiempo de Juego”
supera al “Carrusel Deportivo”, aunque con diferencias horarias.
En las musicales hay algunos datos que nos devuelven la
esperanza, aunque habrá que matizarlos e investigar si realmente corresponden a
los targets más jóvenes, o juveniles, o a sus tramos de edad más altos, pero las
radiofórmulas más orientadas a este público, como Megastar (230.000 oyentes, + 99.000), Hit FM (265.000, +60.000) o Los 40 Urban (210.000, +
67.000) han ganado en audiencia, dentro de la tendencia mayoritaria al alza de
las musicales.
Y así, poco a poco, ola tras ola, nos vamos autoconvenciendo de que la pelea es entre la SER y todos los demás, aspirantes perpetuos al liderazgo, cuando la verdadera pelea está en el medio, porque el EGM no deja de advertírnoslo en cada encuesta. Y seguimos mirando el dedo que apunta a la luna…
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