Twitter puso encima de la mesa 4000 millones para comprar Clubhouse
Esos 1.000 millones de revalorización suponen todo un hito para la startup si tenemos en cuenta que aún no ha establecido siquiera cómo monetizar las conversaciones. De momento han sido la exclusividad y la privacidad lo que le han permitido desmarcarse del resto, algo que 'choca' a primera vista con el modelo preestablecido de red social
La aplicación cuenta entre sus usuarios más célebres con el
fundador de Tesla, Elon
Musk, el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, el de Robinhood, Vlad
Tenev, los raperos Drake y Kanye West o la periodista,
empresaria y productora Oprah Winfrey. A comienzos de año logró
recaudar 100 millones de dólares en una ronda liderada por su principal
inversor, la firma de capital riesgo también californiana Andreessen
Horowitz, que ya está presente además en compañías como Lyft,
Groupon, Pinterest o Slack.
Esos 1.000 millones suponen todo un hito para la startup si
tenemos en cuenta que aún no ha establecido siquiera cómo monetizar las
conversaciones. De momento han sido la exclusividad y la privacidad lo que
le han permitido desmarcarse del resto, algo que 'choca' a primera vista con el
modelo preestablecido de red social. Pero al mismo tiempo, Clubhouse ha hecho
un ejercicio de democratización y cercanía tal que cualquiera que se incorpore
a una charla puede mantener una conversación con algunos de los personajes más
influyentes de Wall Street, por poner un ejemplo. Esas discusiones son
efímeras, dado que no quedan registradas en ninguna parte y, además, es
necesario recibir una invitación para poder sumarse a cualquiera de
ellas.
Sus creadores, Paul Davison y el ex
ingeniero de Google Rohan Seth, no debían ir muy mal
encaminados con su idea cuando dos de los gigantes del sector han decidido
copiarla sin miramientos y tienen ya sus propias aplicaciones en fase beta o de
prueba: el Hotline creado por Facebook y
el Spaces lanzado por la red social de micromensajes fundada
por Jack Dorsey. La primera de ellas ha incluido algunas diferencias, como la
posibilidad de que los participantes puedan usar tanto vídeo como audio al
realizar preguntas, siendo siempre el audio el protagonista.
Aunque, como en Clubhouse, también se les permite decidir si
entran a cada 'sala' como oyentes o participantes, en Hotline las
conversaciones quedan grabadas automáticamente y pueden después compartirse. En
la red social aseguran que es un modo de poder reconvertirlas después en
podcast. Y en el caso de Spaces, permite crear de forma sencilla salas de
chat de audio públicas (no hay límite de oyentes) sin salir de la propia
aplicación de Twitter y pudiendo utilizar otras aplicaciones al mismo tiempo.