Las ¿amenazas? de la radio
- La radio es como un boy scout y las nuevas apps basadas en el audio se han convertido en nuevos y apasionantes territorios a explorar
Ibai Llanos se ha convertido en un referente para millones de jóvenes, el público al que necesita atraer la radio tradicional para sobrevivir (Foto Difusión) |
"Me sorprendió escuchar a Llanos, comprobar su soltura, su naturalidad, y hasta el timbre de su voz, y el estilo de la narración, muy parecidos al de Manolo Lama. El digital Yahoo Deportes tituló: “Ibai Llanos pone en jaque la radio deportiva tal y como la conocemos”
La radio -en realidad el audio- sigue viviendo el ‘rodillo
analógico’ de la FM, en una proporción claramente desigual de 90-10: 90 por
ciento para la difusión por aire (OM+FM) y 10 por ciento (en España no llega)
para la difusión y distribución digital (streaming + podcast). El negocio,
dicho de otra manera, sigue dependiendo de los postes físicos de emisión
analógica, de ahí la importancia, a estas alturas de la película, de seguir
contando con una emisora de FM. Y, como me decía David Fernández-Quijada,
analista e investigador de la Unión Europea de Radiodifusión (UER), “la FM
seguirá reinando por muchos años todavía”. Y también añadía: “pero
sus complementos digitales están tomando posiciones cada vez más relevantes”.
Hay voces, y no pocas, que proclaman que la radio abandonará
en algún momento la FM para pasarse a distribución por IP (internet). ¿Cuál es
la realidad hasta ahora? Desde luego, los hechos no dan la razón a tan atrevido
e ignorante augurio que, por otra parte, defiende el poder de los gigantes
tecnológicos como exclusivistas de esa futura señal digital de radio
distribuida a través de sus plataformas, sin control por parte de los
radiodifusores sobre sus propios contenidos. En este escenario, la industria de
la radio quedaría totalmente desprotegida ante esos nuevos actores, tan
poderosos.
¿Cuál es la realidad entonces? Pues que la distribución mayoritaria
de contenidos radiofónicos, alternativa a la frecuencia modulada, sigue siendo la
difusión aérea, digital, pero a través del éter, y se llama Radio Digital
Terrestre (RDT), y se emite por norma DAB/DAB+. Así ocurre en los países donde
más avanzado está el debate sobre el apagón de la FM, como Reino Unido, Noruega
-donde la apagaron en 2017- y Suiza, que ya se plantea 2022 como el horizonte del
adiós a la tecnología de radio analógica. Solo el aire garantiza tres características esenciales del medio radiofónico: universal, gratuito y móvil.
Los que afirman que de la FM pasaremos a IP, además de unos ignorantes, defienden el poder de los gigantes tecnológicos como exclusivistas de esa futura señal digital de radio distribuida a través de sus plataformas, sin control por parte de los radiodifusores
La industria de la radio se sabe fuerte, y lo es. No solo
por el actual panorama, ya subrayado, mayoritariamente analógico en la
distribución de contenidos sonoros lineales, sino también por su liderazgo en
el panorama de consumo de audio bajo demanda, donde se corrobora que en las principales
clasificaciones de plataformas en España, la radio ocupa los primeros puestos
en los podcast más demandados. No hay duda de que es una industria muy potente,
que cuenta con profesionales experimentados en la producción de contenidos sonoros
de calidad. Por eso debe aprovechar sus indudables fortalezas para, desde esta posición privilegiada, acometer los retos que tiene planteados.
Pero, a pesar de este paisaje, las ¿amenazas? de la radio
surgen de las esquinas más insospechadas. En marzo de 2020 nació una nueva app
basada en el audio, ClubHouse, que ha eclosionado, de forma selectiva, hace
unos pocos meses en España, centrada en usuarios de IOS (Apple). Ya cuenta en nuestro
país con una masa crítica cercana al millón de personas y prepara la apertura
de la app a los usuarios de Android, con lo que es más que presumible un nuevo
crecimiento sustancial. Su valor se ha multiplicado por diez en poco más de un
mes. En diciembre de 2020, estaba valorada en casi cien millones de dólares. El 21 de enero de 2021, la cotización alcanzó los mil millones. Y no tiene
intención de parar. Manuel Moreno, analista de Trecebits.com, anuncia
que “ClubHouse
ha confirmado que trabaja en opciones de monetización para los creadores.
Aquellos que conversen de forma activa, abran salas, grupos y sesiones en la
aplicación podrán obtener beneficios económicos. La compañía ha señalado que en
los próximos meses iniciará un programa de test para permitir que los creadores
vendan entradas para sus charlas, o comercializar suscripciones para todos sus
contenidos”.
No todas las noticias relacionadas con esta nueva app basada en el audio son positivas. Como casi toda nueva app, en sus inicios, también se han detectado fallos de seguridad, que han aireado sus conversaciones, supuestamente privadas. Pero está claro que Clubhouse aspira a encontrar su hueco en el escenario del audio en directo (o sea, ¿radio?). La Cadena SER, a través del programa “A Vivir que son dos días”, que dirige Javier del Pino, fue el primero en España el pasado 14 de febrero en sumarse a ClubHouse en directo y probarla. Pino se despedía de una participante en ClubHouse con la expresión “sigue escuchando, por donde quieras, pero sigue escuchando”. La Cope también ha movido ficha y ha decidido "emitir" "Herrera en Cope" a través de esta nueva red social. Veremos de qué manera y con qué estrategia. Pero la radio que entienda las redes sociales como meros altavoces de su emisión, se equivoca, porque la interacción forman parte de su esencia. Está claro que, de lo que se trata ahora, es que los oyentes, ahora más bien usuarios, consuman los contenidos sonoros, a través de cualquier canal, y de cualquier dispositivo, los que están, y los que vendrán. Se llama omnicanalidad y multiformato. Y afecta a la radiomorfosis que el medio está sufriendo cada día.
Otro de los hitos que, en mi opinión, ha vivido la radio en los últimos meses -año de la pandemia, no lo olvidemos- ha sido el de la radio deportiva. Y tiene nombre y apellido: Ibai Llanos, un auténtico fenómeno masivo con tinte juvenil.
La nueva app ha resultado un gran descubrimiento, también para la radio |
La industria de la radio está muy fuerte, en consumo lineal y también bajo demanda. Cuenta con profesionales experimentados en la producción de contenidos sonoros de calidad. Por eso debe aprovechar sus indudables fortalezas para, desde esta posición privilegiada, acometer los retos que tiene planteados
El pasado 24 de enero, domingo, Ibai Llanos retransmitió un
partido de fútbol entre el Atlético de Madrid y el Valencia. Lo hizo a través
de su propia plataforma como streamer, Twitch, pero también -y esta fue la gran
novedad- a través del canal de audio de la emisión de Movistar. Llanos se sitúa
así a la altura de otras cadenas de radio que también prestan su sonido para
asociarlo con las imágenes en directo del partido. No era un cometido
totalmente ajeno a la trayectoria de Ibai Llanos, que ya había ejercitado la
narración en directo, en este caso, en el ámbito de los videojuegos (eSports).
Me sorprendió escucharle, comprobar su soltura, su naturalidad, y hasta el
timbre de su voz, y el estilo, muy parecidos al de Manolo Lama, tal vez el mejor
narrador de la radio deportiva actual que sin duda ha creado Escuela. El digital
Yahoo Deportes tituló: “Ibai
Llanos pone en jaque la radio deportiva tal y como la conocemos”
Ibai Llanos reunió, en algún momento de su narración en
directo de aquel partido, 1,8 millones de visualizaciones, tanto de quienes lo
hicieron en directo, como aquellos que lo eligieron en diferido. Atrás quedaba otro hito protagonizado por el
propio Ibai Llanos, que ya se ha convertido en un indiscutible y simpático líder juvenil, en las pasadas
campanadas
de la nochevieja de 2020, en donde logró reunir, en este caso en Twitch 552.345
espectadores, más que algunas cadenas de televisión convencionales, incluso con el entonces ministro de Sanidad, Salvador Illa entre su público, como manifestó el propio político.
Twitch, Clubhouse, la nueva variante de Twitter, Spaces, creada
para competir con la recién llegada ClubHouse, una nueva función en la popular
app. que permite la creación de salas de chat por voz, donde los anfitriones
tienen el control de quién puede hablar, todo esto, y lo que venga, conforman,
para unos, un catálogo de amenazas para la radio y, para otros, nuevas oportunidades
(canales) para explorar por parte de este medio centenario al que dentro de
unos pocos años es posible que no lo reconozca "ni la madre que lo parió".
El audio está de moda. Y la radio tradicional no tiene más remedio que subirse a todos los carros que se le vayan presentando por el camino, y en todos intentar dejar su impronta, y marca
Como escribe en ElDebatedehoy.es, el periodista José
Antonio Piñero, “si hay un buen número de adolescentes que entran en la
radio y los pódcast porque se enganchan primero a Clubhouse, que pasen y oigan”.
ClubHouse, Twitter Spaces, Discord, Quilt, Spoon, Stereo, O Facebook (dice
que prepara otra variante para integrar el audio en su red) y las que vengan, suman
oportunidades a la radio tradicional: nuevos canales en los que el audio va a
triunfar (ya lo está haciendo). El propio Javier del Pino, el primero que ha
dado el salto a ClubHouse desde la radio, me apuntaba aquí: “Hay
una manera nueva de informarse y de entretenerse para una generación que nunca
comprará un aparato de radio”. La frase está fechada en 2014. Lo que ha
llovido desde entonces…
El audio, definitivamente, está de moda. Y la radio tradicional, sí, la de esa FM todavía multitudinaria, que va perdiendo oyentes, cada vez más envejecidos, en beneficio de otros canales, todos digitales, no tiene más remedio que subirse a todos los carros que se le vayan presentando por el camino, y en todos intentar dejar su impronta, y marca, la del medio más poderoso para, gracias solo a la voz, establecer la conexión más sólida entre dos personas: una conexión basada en la suma de emociones.
Estimado Gorka, muy interesante tu artículo por su complejidad y equilibrio, un mix que no es tan fácil de manejar. Me gustaría compartirlo en las plataformas que uso. Un abrazo, José Luis
ResponderEliminar