"El hermano discreto", por Pepa Fernández
https://www.gorkazumeta.com/2021/02/el-hermano-discreto-por-pepa-fernandez.html?m=0
Prólogo del libro "La Radio. el acompañante silenciado", firmado por la periodista de Radio Nacional de España
"Zumeta presenta un detallado análisis de lo que ha sido, lo que es y lo que será (o no) la radio"
- "La radio es un hábito. Se tiene o no se tiene. Es imposible “obligarse” a escucharla porque entonces se convierte en ruido"
La radio es como ese hermano discreto que abunda en las familias numerosas. No nos parece el más guapo, ni el más alto, ni el más atlético, ni siquiera el más listo de la clase, pero consigue hacerse imprescindible para los demás por su bondad y su empatía. La radio nunca ha tenido el empaque de la prensa ni el brillo de la televisión, pero estoy segura de que se ha convertido en un elemento vital para millones de personas.
Porque eso sí: la radio es un hábito. Se tiene o no se tiene. Es imposible “obligarse” a escucharla porque entonces se convierte en ruido. Pero quien se acostumbra a ella la transforma en su acompañante más fiel. “Compañía” es una palabra asociada indefectiblemente a este medio. La otra es “imaginación”. Quedan ya tan pocas cosas que hagan la una y estimulen la otra…
"No crean que este es un libro complaciente con el medio. Al contrario. Gorka ha hablado con un montón de expertos y de profesionales cuyas opiniones dibujan un panorama muy negro sobre el futuro, casi todas asociadas a dos claves: su escasa capacidad para arriesgar y el envejecimiento de su audiencia"
El libro "La Radio. el acompañante silenciado" presenta un detallado análisis de lo que ha sido, lo que es y lo que será (o no) la radio. Un análisis que solo podía afrontar un “loco” del medio como Gorka Zumeta, que aprendió a amarlo con el primer mueble que entró en su casa cuando era niño: una radio tocadiscos de dimensiones colosales.
Los años y la experiencia han convertido a Gorka en un ESCUCHANTE con mayúsculas. La radio se oye casi siempre y se escucha solo a veces, aunque los que la hacemos aspiramos a ser escuchados como lo desea cualquier hablante que se dirige a los demás. Prestar atención requiere no solo un oído fino sino también cierta sagacidad y un buen entrenamiento para captar lo que se oculta tras las palabras: los tonos, las emociones… Algo así como el equivalente al lenguaje gestual en la radio.
Porque, como bien se cuenta en el libro, la radio constituye más un oficio que una profesión. Tiene mucho de artesanal y los que trabajamos en ella nos empleamos a fondo porque volcamos en nuestro trabajo algo más que voluntad y esfuerzo. Mostramos nuestra personalidad y en muchas ocasiones nuestros sentimientos.
Pero no crean que este es un libro complaciente con el medio. Al contrario. Gorka ha hablado con un montón de expertos y de profesionales cuyas opiniones dibujan un panorama muy negro sobre el futuro, casi todas asociadas a dos claves: su escasa capacidad para arriesgar y el envejecimiento de su audiencia.
"Parece que los pódcast son el futuro. Y seguramente así será. Aunque hay algo en lo que no pueden competir con la radio convencional: la emoción del directo"
Ambas son evidentemente ciertas, pero ninguna de ellas parece irreversible. Resulta razonable y hasta lógico que, en un mundo digital dominado por los estímulos audiovisuales, la radio no ocupe un lugar preferente. La sociedad no es la misma que encumbró al medio cuando no existía otro vínculo más directo con el mundo. Pero su alianza con Internet le ha abierto ahora muchas posibilidades y nuevos caminos por recorrer. Aunque algunos parecen destinados a alterar su misma esencia, como esa moda de colocar cámaras en los estudios para emitir también la imagen.
Por si fuera poco, una realidad tan imprevista como una pandemia ha vuelto a reivindicar el valor de la proximidad. Durante el confinamiento, miles de personas han hecho de la radio su conexión con la vida, buscando información y sobre todo entretenimiento y compañía.
Parece que los pódcast son el futuro. Y seguramente así será. Aunque hay algo en lo que no pueden competir con la radio convencional: la emoción del directo. Es equivalente a comparar la perfección de un disco con la magia de un concierto. En el primer caso se pierde el factor sorpresa que siempre es un incentivo para el oyente o el espectador: la sensación de estar compartiendo un momento único e irrepetible.
En fin, con todo eso solamente quiero dejar en este pequeño prólogo un mensaje de esperanza porque estoy segura de que estas páginas serán un punto de encuentro y de reflexión para oyentes, escuchantes y hablantes. En definitiva, para todos los que amamos la radio.
Pasen y escuchen…
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