"El 23-F en Radio Nacional de España: mis recuerdos"

Por el periodista e ingeniero de telecomunicaciones Eladio Gutiérrez Montes

"El sargento le ha sacado a pistola a Castedo diciéndole que le hace responsable con su vida si no se cumplen sus órdenes"

• El entonces director de Emisiones y Producción de Radio Nacional de España rememora cómo fueron las horas en que estuvieron retenidos por los militares golpistas

RNE disponía de un pequeño recinto dentro del hemiciclo, al que denominábamos “el submarino” al que se accedía desde el propio salón de plenos por lo que debíamos ingresar en el mismo antes de que los diputados fueran ocupando sus escaños. Había una escalera de pates, similar a las que hay en los submarinos, de ahí el apelativo que le dábamos, que permitiría aflorar en la tribuna de prensa, si alguna necesidad imperiosa obligara a los que ocupaban el minúsculo recinto. Era simétrico al que la empresa Philips, responsable de los sistemas de megafonía del Congreso, tenía en el lateral derecho del Congreso. De los tres micrófonos Philips que estaban frente al presidente del Congreso y en la tribuna de oradores, uno de ellos venía directo a nuestros equipos. De este modo RNE podía tener la señal propia del hemiciclo en caso de alguna incidencia en la distribución de Philips. Ello nos convertía en fuente primaria de la señal de audio para TVE y, también, para la Cadena SER. Esta emisora ocupaba unos asientos en la Tribuna de Prensa. Esta situación cambió poco tiempo antes del 23-F, dado que algunos requerimientos de los técnicos de la Cadena SER, nos provocaban dificultades y no podíamos atenderlos por lo que les sugerí que se conectaran directamente a un altavoz de la megafonía del Congreso. Este cambio sería determinante para ellos, porque les permitió seguir recibiendo el audio de los micrófonos del hemiciclo.

El hemiciclo del Congreso de los Diputados tomado por fuerzas de la Guardia Civil el 23 de febrero de 1981 (Fotografía RTVE)

El lunes 23 empecé la jornada en La Casa de la Radio, con una agenda ya centrada en mi nueva responsabilidad al frente de Emisiones y Producción de la que acababa de ser nombrado responsable. La transmisión se realizaba por FM, el tercer programa, luego bautizado posteriormente como Radio 3 y el comentarista desde “el submarino” era Juan Ramón de la Cuadra. Había convenido con los responsables del tercer Diario Hablado (Alejo Jesús García Ortega y Julio César Iglesias) que, cuando faltaran muy pocos diputados por emitir su voto, Radio Nacional (antigua Radio Uno) conectaría con él para dar el resultado final de la votación. A las 18,23 cuando iba a votar el diputado Manuel Nuñez Encabo, irrumpió en el hemiciclo un torrente de guardias civiles que comenzaron a disparar sus armas hasta que alguno de los que los mandaba, dio orden de parar, para evitar “dar a uno de los nuestros”.

"Algunos requerimientos de los técnicos de la Cadena SER, nos provocaban dificultades y no podíamos atenderlos por lo que les sugerí que se conectaran directamente a un altavoz de la megafonía del Congreso. Este cambio sería determinante para ellos, porque les permitió seguir recibiendo el audio de los micrófonos del hemiciclo"

Al escuchar los disparos corrí al despacho de la Dirección donde Eduardo Sotillos no dejaba de exclamar “ya está, ya está, ya ha pasado”. En su despacho había un monitor de TV con una señal de video que procedía de los sótanos de La Casa de la Radio en donde radicaban entonces los SS. Informativos de TVE. Esta señal estaba originada en el Congreso y no se emitía al aire, dado que la sesión no fue transmitida por ninguno de los dos canales que disponía TVE. Por el monitor, Eduardo había visto las imágenes impactantes del asalto mientras que escuchaba la narración de Juan Ramón de la Cuadra por la FM.

Poco a poco fueron llegando al despacho de Dirección otros directivos con los que compartió la situación sin tener más información de lo que en esos momentos estaba sucediendo en el Congreso. Juan Ramón de la Cuadra había dejado de hablar sin que respondiera a las preguntas que le formulaban por el canal de retorno. Y ello por causas plenamente justificadas como explicaré más adelante.

La transmisión estaba planteada, como en otras muchas ocasiones, con un punto central, “el submarino“ desde donde Juan Ramón de la Cuadra coordinaba las informaciones que otros redactores con micrófonos inalámbricos podían recoger declaraciones por el pasillo de “pasos perdidos” y otras zonas aledañas al hemiciclo. Estos equipos, notablemente pesados (creo recordar que eran Sennheiser en la banda de 110-130 MHz) eran manejados por técnicos del Servicio Técnico Exterior que se convertían en la sombra de los redactores.

Al entrar los Guardias Civiles al Congreso se encontraron con muchas personas por los pasillos próximos al hemiciclo. Desde ordenanzas de la casa, escoltas de diputados, medios informativos entre ellos los redactores y técnicos de RNE. A todos les mandaron tirarse al suelo mientras les apuntaban con sus armas. Controlados tras los disparos los diputados presentes en hemiciclo, fueron identificando a los que permanecía cara a tierra por los pasillos. Al llegar al técnico José Fernández Villar, con muy poca experiencia y bastante ingenuidad, le inquirieron quién era y qué hacia allí. La respuesta de Pepe F. Villar, llena de orgullo de pertenencia, fue “soy técnico de RNE, pero no estoy solo”. Y se dispuso a guiar al guardia civil que le interrogaba hacia donde se encontraban sus compañeros, y se puede apreciar en las imágenes de TVE como suben ambos raudos por la parte izquierda del hemiciclo para llegar a la puerta del “submarino”, para abrirla y descubrir a Juan Ramón que, con el apoyo de un técnico manejando el amplio conjunto de equipos, continuaba su narración en voz baja. Satisfecho por la confirmación de la presencia de sus compañeros, Pepe exclamó “estos son” tras ello el guardia civil les obligó a salir del “submarino” y arrancó los cables de alimentación, con lo cual concluyó abruptamente la transmisión de RNE.

Eduardo Sotillos, director de RNE en 1981 (Fotografía RNE)

En la tribuna de prensa también se produjo el desalojo de la misma. El sucinto equipamiento utilizado por la Cadena SER era un mezclador Itame sin luces indicadoras de su funcionamiento, ubicado debajo de la silla ocupada por el redactor Rafael Luis Diaz, mientras que el técnico Emilio Olabarrieta, lo manejaba desde la silla posterior. Cuando se vieron obligados a abandonar sus sitios, Emilio tuvo la gran inteligencia de no cerrar el canal de línea, que contenía la señal tomada de la megafonía del salón, con lo cual en el Control Central de la Cadena SER en Gran Via se mantuvo en todo momento el sonido procedente de los micrófonos del hemiciclo. Esta señal nos fue compartida por las líneas microfónicas permanentes que por entonces había entre ambos controles centrales.

Eduardo Sotillos mandó a llamar al jefe del destacamento de la Guardia Civil que tenía su ubicación en la parte trasera del edificio. Al cabo de pocos minutos se presentaron en su despacho un brigada y un número del Cuerpo que, con los subfusiles al hombro se cuadraron militarmente frente al Director. Este les preguntó que instrucciones tenían a lo que respondieron que ninguna, “lo que Ud., ordene Director”. Les solicitó que le mantuvieran informado y que regresaran a sus dependencias.

Pasadas las 19,30 cuando salía del despacho de la Dirección, escuché voces en el hall de la Casa de la Radio. Miré y contemplé como estaban alineándose un grupo de soldados al mando de un sargento. Descendí una planta y allí me encontré con Jesus Picatoste, Director del Gabinete del Director General. Oímos perfectamente cómo el sargento preguntaba a gritos a los dos ordenanzas que estaban tras el mostrador abatible, “dónde está el que manda aquí” a lo que nosotros les respondimos “eh, oiga, venga por aquí”. El sargento acompañado de un soldado, con una radio de campaña a sus espaldas dotada de una larga antena de látigo y el correspondiente Cetme, subió al primer piso y le llevamos a presencia de Fernando Castedo. Empezó a dar órdenes, entre otras que a partir de ese momento en RNE sonara música militar y que quería un transistor para oírla. Eso me implicaba directamente como nuevo responsable de Emisiones y Producción por lo que me dirigí al Archivo Sonoro. Allí me encontré a Javier Segade que me saludó con sorpresa. “hombre jefe, tu por aquí, qué pasa”. Le pedí que me buscaran discos con músicas militares. Tras unos minutos que se me hicieron eternos vinieron con un montón de LP´s. Me explicó Javier que lo mejor era una colección de unos diez discos pero que la caja que los contenía se había roto y ellos le habían hecho unas fundas nuevas con cartulina blanca. Con el conjunto seleccionado me fui al control de continuidad, el 106 de la primera planta. Estaba al frente del mismo Manolo Cerezo, que había relevado a Fernando Garrido. Este, al salir del recinto de Prado, se encontró con un grupo de TOA´s (Transportes Orugas Acorazados) que, pertenecientes al Regimiento de Caballería Villaviciosa 14, ubicado en el Acuartelamiento de Retamares, se había dirigido a tomar Prado del Rey y dentro de los TOA´s venían los soldados con sus Cetmes y cascos reglamentarios. En principio se desplegaron frente al Edificio de TVE pero al saber que allí no estaba el Director General, un pelotón mandado por un sargento había penetrado en La Casa de la Radio. La mujer de Fernando Garrido recuerda bien que él la había llamado un tiempo antes para tranquilizarla, pero que al comenzar a oír la música militar, alarmada fue ella la que llamó al Control de Continuidad. Manolo Cerezo le dijo que Fernando ya se había ido al concluir su turno y que no se preocupara que ya estaría de camino a su casa.

El pasado año 2020 Eladio Gutiérrez (el primero por la derecha) convocó esta comida con personal que participó de los hechos que se narran en este artículo: de izquierda a derecha, Miguel Blasco, jefe de Emisiones, Fernando Castedo, director general de RTVE, Pity Alarcón, la locutora de continuidad; Iñaki Gabilondo, director de los Servicios Informativos de TVE, Eduardo Sotillos, director de RNE (Fotografía Eladio Gutiérrez) 

En el locutorio estaban Pity Alarcón y Joaquin Ocio. Pity, que hubiera tenido que concluir su jornada a las 18,00h con el relevo de Joaquin, permaneció frente a los micrófonos hasta el día siguiente que por la mañana regresó a su casa.

Al comenzar a ver los contenidos de los discos, dado que no tenía información exterior por la ausencia de su caja, fui sacándolos de las fundas y leyendo la carátula descartando cortes como “A mí la Legión", himno de la División Azul, la fiel infantería, etc., hasta descubrir algo similar a “marcha de los alabarderos reales de Carlos III”. Le pedí a Manolo Cerezo que me diera preescucha para el plato donde pichaba ese corte. Escuché una música de pínfanos y flautillas, me pareció bastante neutra para el momento dramático que estábamos viviendo por lo que le dije, “Manolo entra música”. No habían pasado más de 30 segundos cuando irrumpió en el control Eduardo Sotillos preguntando “¿quién ha puesto esa música?”, le respondí “ yo, jefe” a lo que me replicó que los militares querían auténtica música militar. Él se ocupó de seleccionar otro corte más marcial que procedía de las marchas de Sousa, compositor americano celebre por “Barras y Estrellas por siempre” y otras más conocidas que acompañan los desfiles de majoretes. Tras ello me cogió del brazo y sacándome al pasillo me dijo “el sargento le ha sacado a pistola a Castedo diciéndole que le hace responsable con su vida si no se cumplen sus órdenes”. Luego continuamos emitiendo diferentes músicas militares que fue seleccionando Manolo Cerezo y que eran presentadas por Pity y Joaquin.

Serían las 21,15 cuando de forma sorpresiva los soldados al mando del sargento abandonaron La Casa de La Radio y minutos después llegaron unos nuevos hombres armados, con una vestimenta y armamento muy sofisticado, con boinas negras, camuflaje y unos sistemas de comunicación muy notables. Eran los GEOS (Grupos Especiales de Operaciones de la Policía Nacional), por entonces no muy conocidos, que venían a protegernos enviados por el Secretario de Estado Francisco Laína, tras, al parecer, haber logrado el Marqués de Mondéjar por entonces Jefe de la Casa de S.M. El Rey,  que su compañero del arma de Caballería, el Coronel Valencia, al mando del Villaviciosa XIV, diera orden a sus subalternos de que abandonaran Prado del Rey.

El autor de este recuerdo biográfico

Los GEOS se repartieron en los puntos clave de la Casa y nos acompañaron todo el tiempo hasta que al mediodía del 24, se produjo la caótica salida de los asaltantes del Congreso lo que se transmitió por RNE con ayuda de las Unidades Móviles Seat-124, del Servicio Técnico Exterior.

Sobre las 17,00 abandoné la Casa camino de mi domicilio, agotado físicamente pero satisfecho de haber sido participe del momento histórico que vivimos en RNE.

Sobre el autor: Eladio Gutiérrez Montes

Socio-Director de EGM-Consultoría en Telecomunicaciones y Medios Audiovisuales. Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid (1980). Ingeniero Técnico de Telecomunicación por la Universidad Politécnica de Madrid (1974). Tras ingresar por oposición en RNE (1974), desarrolló una amplia carrera profesional ocupando diferentes puestos de responsabilidad: Director Técnico, Director de Emisoras Territoriales, Emisiones y Producción, etc.) hasta mayo de 2001. Desde este año hasta agosto de 2004 fue Director de Desarrollo de Negocio (Comercial+Ingeniería) en Net Radio Medialatina, filial en España de TDF (Teledifusion de France). En 2004 regresa a RTVE como Director de RTVE Digital, cargo que ostenta hasta la prejubilación por ERE, en diciembre de 2008. Desde noviembre de 2007 y hasta el apagado analógico y el pleno despliegue de la TDT fue Presidente de Impulsa TDT, Asociación publico/privada, responsable del tránsito a la TDT.