Clubhouse: 9 lecciones de mi primer día hablando, jugando y contando chistes con desconocidos
https://www.gorkazumeta.com/2021/02/clubhouse-9-lecciones-de-mi-primer-dia.html
Una nueva red social basada en el audio, sin imágenes, sin texto, sin memes
ClubHouse solo está disponible, de momento, para dispositivos Apple
- Los contenidos de esta nueva red social son efímeros: ninguna conversación se guarda o queda registrada
EPaís.com, suplemento Verne, Pablo Cantó, 12.02.2021. La red social que solo permite comunicarse con audio, está entrando por goteo en España. Por el momento, solo está disponible para Ios y requiere de una invitación para registrarse, aunque estas crecen exponencialmente. Cada usuario que se registra recibe dos invitaciones, de modo que un nuevo miembro puede invitar a dos personas, que a su vez invitarán a cuatro, que invitarán a ocho… Y en esa espiral de crecimiento, me invitaron a mí.
ClubHouse, la nueva app. de chateo por voz |
"Para entrar sin esperas, necesitas que algún amigo o conocido que ya esté dentro te invite. Cuando consigues entrar, sigue siendo como una discoteca. Primero, localizas a tu grupo de amigos: nada más registrarte, esta red social te muestra a tus contactos que ya están en Clubhouse para que los sigas o entables conversación con ellos"
La aplicación, por el momento, es bastante intuitiva: cuenta con un menú para buscar salas y usuarios; otro que podría ser el homólogo al timeline de Twitter, que muestra las salas disponibles en ese momento (ordenados según tus preferencias); otro con salas programadas para próximas horas y un apartado de notificaciones. En mis primeras 24 horas tras recibir la invitación, entré a una decena de salas, organicé la mía propia, tomé la palabra en dos ocasiones y aprendí muchas cosas sobre esta aplicación. Estas son algunas de las lecciones de mi primer día hablando con desconocidos en Clubhouse:
1. Entrar a Clubhouse es como entrar a una discoteca
Por el momento, Clubhouse no es una aplicación abierta, de modo que tras descargarla y seleccionar tu nombre de usuario, tienes dos opciones: o esperar a que te toque entrar –la página de la app solo indica que todavía "están abriendo" y se desconoce cuándo se abrirá al público– o que un amigo que ya está dentro te cuele. Así que, para entrar sin esperas, necesitas que algún amigo o conocido que ya esté dentro te invite. Cuando consigues entrar, sigue siendo como una discoteca. Primero, localizas a tu grupo de amigos: nada más registrarte, esta red social te muestra a tus contactos que ya están en Clubhouse para que los sigas o entables conversación con ellos. Después, es el momento de hablar con desconocidos.
2. Tus intereses no sirven de mucho, al menos de momento
Después de entrar a Clubhouse y seleccionar los contactos a los que seguir, la aplicación muestra un listado de intereses para seleccionar cuáles son tus aficiones (música, televisión, cómic, videojuegos…), tu religión (cristiano, budista, taoista, ateo…), qué lenguas hablas, con qué te identificas (negro, latino, genZ, babyboomer…), etc. Sin embargo, no sirve de mucho: por la mañana, al no haber un volumen demasiado grande de usuarios, tanto el menú de “explorar” como el de salas que tendrán lugar próximamente no muestran solo charlas relacionadas con tus intereses, sino lo que hay en ese momento. Después de marcar que hablaba español y que me interesaban la televisión, los videojuegos, la comedia y el manga, las primeras salas que me aparecían en el listado –y las primeros a las que entré, aunque solo para escuchar– eran Chat empresarial - gurús no, gracias (sobre marketing y empresas) y Welcome to clubhouse Malasya (sobre… no lo sé, estaban hablando en malayo). Bien entrada la tarde y por la noche, aunque las salas seguían sin coincidir 100% con mis preferencias, había mucha más variedad.
"En mi primera sala aprendí dos cosas que después más usuarios me corroboraron: la primera, que aunque la aplicación y el ambiente invitan a participar, a la gente le cuesta un poco animarse"
3. Para organizar una sala, se recomienda no estar solo (y tener paciencia)
Puesto que las primeras salas que aparecieron en mi listado no me interesaron demasiado y quería probar cómo era charlar e interactuar con el resto de usuarios, decidí montar la mía propia, Media hora de chistes malos. El título era muy claro: estaría media hora contando chistes malísimos y dando la palabra a todo el que se animara a contar uno. En mi primera sala aprendí dos cosas que después más usuarios me corroboraron: la primera, que aunque la aplicación y el ambiente invitan a participar, a la gente le cuesta un poco animarse.
Fernando de Córdoba y David Belzunce, expertos en marketing y redes sociales que llevan varias semanas probando formatos en la aplicación, me explicaron (a través de una sala privada de Clubhouse) que ellos suelen prepararse los diez primeros minutos de charla de sus salas para no generar silencios incómodos y allanar el terreno hasta que el resto de usuarios se animen a hablar. La segunda cosa que aprendí es que, para evitar esos silencios, también es recomendable que el peso de la sala se lleve entre dos personas. La sala de chistes malos acabó siendo muy divertida, pero los primeros minutos fueron muy extraños: es realmente incómodo contar un chiste y que la única respuesta sea un silencio total.
4. Un pueblo gallego tuvo un conflicto diplomático con Israel
Parece una lección rara para aprender en Clubhouse, pero es solo una de las cosas que aprendí en la primera sala no organizada por mí en la que me atreví a levantar la mano para participar: Cuéntanos algo que no sepamos, uno de los formatos que Fernando de Cordoba y David Belzunce llevan varios días probando y en el que los escuchantes participan contando datos o hechos curiosos que probablemente el resto no sepan. La primera valiente que se animó a hablar contó la historia del conflicto diplomático entre Oleiros (A Coruña) y el gobierno de Ariel Sharon en 2004. Yo, por qué el sugus de piña es azul.
5. Puedes cocinar mientras estás en Clubhouse. Y pasear, o hacer la compra…
A diferencia de otras redes sociales que se basan en texto, imágenes o vídeo, en Clubhouse solo hay audio. Una vez que se entra a una sala, no hace falta mirar el móvil salvo que quieras levantar la mano para participar, que te obliga a pulsar un botón. Así que puedes hacer lo mismo que harías mientras escuchas un podcast: hacer deporte, ocuparte de tareas del hogar, responder correos, mirar Twitter… Yo escuché Cuéntanos algo que no sepamos mientras preparaba la cena.