"El día que toqué el cielo en Sedano", por Pepe Rubio
El cielo sólo se puede tocar una vez en la vida. El resto
son aproximaciones, celestes, pero solo eso. En mi caso fue en el verano de
1999. Juan Cruz me ofreció ser guionista de una serie de entrevistas que
iba a hacer para la cadena SER. Tardé dos segundos en contestar con un sí
rotundo. Luego me dio la lista de personajes y exclamé para mis adentros
“¡Madre! no menos de tres veces. Pepe Hierro, Eduardo Arroyo, Mario Vargas
Llosa, Mario Benedetti, Charo López, Nuria Espert, Juan Luis Galiardo, Rafael
Azcona, Ángel González…para un periodista por hacer, como yo en aquel
tiempo, los nombres provocaban temblores, de los que gustan, pero que hace que
tu cuerpo vibre por dentro y por fuera. Y el terremoto llega cuando surge un
nombre que no estaba en la lista inicial.
Miguel Delibes (Fotografía Fundación Delibes, CC, Wikipedia) |
"Miguel Delibes soltó una frase demoledora para alguien que tenía que perfilarlo, algo así como “no me deis demasiada importancia, que no la tengo”. Y luego Juan suelta “y con acento andaluz, da lectura a su perfil Pepe Rubio”. En un segundo me pasó por la mente toda mi vida"
Por la mañana, temprano, habíamos quedado en la Cadena SER
con el técnico Pedro Espinosa y en las primeras horas del día ya
estábamos por la nacional uno camino de Sedano. Recuerdo que, a Espinosa, que a
veces se creía mejor piloto que técnico, le dio por pisarle en exceso al coche.
Al punto que medio en broma le tuve que decir que la bandera a cuadros ya la
pasamos cuando Delibes nos dio la entrevista, que no había prisa. Además, él
era muy devoto y siempre tenía la alternativa de dios, Juan y yo sólo podíamos
encomendarnos a Delibes, que también era una deidad, pero sólo terrenal. Juan
iba en el asiento delantero tomando notas y haciendo llamadas. Yo detrás
repasando mil veces mi perfil, me lo quería casi aprender de memoria.
Como anécdota recuerdo que Juan de vez en cuando me pasaba
llamadas de gente muy importante para que le dijera dónde íbamos. “Pepe, dile
a Martín Garzo dónde vamos”, yo cogía el móvil muy timorato y respondía “a
entrevistar a Delibes, Gustavo”. Y así iban pasando los kilómetros hasta
que llegamos a la casa familiar de Miguel Delibes en Sedano. Don Miguel
no nos esperaba sólo, estaba rodeado de hijos, hijas, nietos, yernos y nueras.
Estaba de muy buen humor, y su hija Elisa era como la maestra de ceremonias.
Pepe Rubio |
Y arranqué, me tiré de cabeza, y nadé, no recuerdo si estaba fría, caliente o templada el agua. Fue como flotar en medio de un océano rodeado de montañas y de palabras que iban brotando a la vez de mi estómago como si de un ahogo se tratase. Y se obró el milagro. Creo que fue la primera vez que no tuve ningún atasco verbal en la radio en más de dos minutos sin parar de hablar. Las frases se iban acompasando con los movimientos de cabeza de Delibes como diciendo sí, que me iban tranquilizando. Y al llegar a la orilla con “Gracias Miguel por ‘El Camino’”, la charla continuó entre Juan y Miguel en una hora que para mí es la mejor entrevista que he vivido u oído en radio. Juan sabía crear el mejor clima y Delibes se sintió cómodo. Lo demás vino solo.
Delibes junto a Juan Cruz (Fotografía Fundación Miguel Delibes) |
Y tras esta parrafada de egolatría de cuarta, os dejo lo que realmente merece la pena, la entrevista con Miguel Delibes en Podium Podcast, aquí.