El paréntesis económico del coronavirus
https://www.gorkazumeta.com/2020/09/el-parentesis-economico-del-coronavirus.html
La radio dejó de ingresar 86,1 millones de euros en los seis primeros meses del año, según InfoAdex
‘Ajustes’. Esta es la palabra obligada en las diferentes cadenas a la hora de describir el ejercicio económico de este año, que se cerrará, como de costumbre, a 31 de diciembre. Todas las cadenas han quedado especialmente tocadas por el descenso de la inversión publicitaria que InfoAdex se empeñaba en ir certificando mes a mes, como informamos desde esta web. La situación mejoraba de un mes para otro, por fortuna, pero la comparativa interanual era demoledora en diferencia de ingresos. El primer semestre del año se ha saldado con un descenso del -34,3 por ciento en el primer semestre. Son muchos millones. Muchos puestos de trabajo que mantener. De momento, la figura del ERTE ha paliado la situación, pero veremos qué ocurre en los próximos meses, ante lo que se barrunta un recrudecimiento de la pandemia, toda vez que no se han contemplado muy bien las directrices de protección e higiene marcadas por las instituciones.
La industria de la radio atraviesa el bache del COVID-19 soñando en el día después
- El contexto no favorece la toma de decisiones, y la radio tiene que afrontarlas, mejor en el corto plazo que en el medio o largo
- Hay que apreciar el esfuerzo de un sector que, pese a sus dificultades financieras palmarias, no ha faltado, ni faltará a su cita con la información y la compañía
No ha sido un verano fácil para la radio española, ni tampoco lo va a ser el año. La irrupción del COVID-19 a principios de este 2020 y el correspondiente confinamiento, ha afectado a este sector de la economía de una manera particularmente dramática, por cuanto ha aumentado su audiencia (el consumo de radio, de información), según las pocas métricas realizadas (el EGM tuvo que suspender la realización de su segunda oleada por la imposibilidad de realizar las encuestas face to face); pero no ha podido rentabilizar comercialmente esa realidad a través de la contratación publicitaria, porque este sector también se ha retraído por la misma razón. Es una calamitosa pescadilla que se muerde la cola.
El sector de la radio es uno de los más afectados por el frenazo de la inversión publicitaria (Fotografías Pixabay) |
La radio ya no es un altavoz válido entre las generaciones más jóvenes, porque ya no la escuchan. Fernando Simón pidió ayuda a los ‘youtubers’, que sí mantienen el contacto directo con ellos. La radio ha perdido su capacidad de interlocución con los jóvenes
La radio dejó de ingresar 86,1 millones de euros en los seis primeros meses del año. Son datos de InfoAdex, que se hicieron públicos a comienzos del pasado mes de agosto, en plena canícula. El verano ha abierto un paréntesis en las empresas y ha relajado la tensión, que sin duda se va a retomar en los meses sucesivos, porque un nuevo confinamiento, que no está descartado del todo, significaría la puntilla para la economía nacional. La responsabilidad, hay que reconocerlo así también, no es solo de nuestros políticos, pese a que en numerosos casos no han estado a la altura de las expectativas puestas en ellos, sino también del ciudadano medio, el primero que debe aplicar la prudencia y la precaución a sus hábitos de vida, evitando que se relajen demasiado.
La radio, de nuevo como reflejo de la vida, ha recogido el incremento de las cifras de contagiados, y ha puesto, otra vez, el grito en el cielo, advirtiendo que, de seguir con los números al alza, el Gobierno se verá obligado a tomar medidas contra la extensión del COVID-19 para evitar un nuevo colapso hospitalario.
Pero ha ocurrido una circunstancia que conviene subrayar. La radio no se ha convertido en un altavoz válido entre las generaciones más jóvenes, porque ya no la escuchan. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, pidió ayuda durante una de sus recientes intervenciones a los ‘youtubers’, que son quienes se mantienen en contacto directo con los jóvenes españoles. Se trata de un canal de comunicación que la radio ha perdido, pero no de ahora. Hace tiempo que las tendencias marcaban este completo abandono, y la industria no hacía más que mirar hacia otro lado y apoyarse en la sin duda numerosa audiencia de la radio española, pero muy envejecida.
La radio no va a faltar a su cita cada mañana, pero sus circunstancias son muy complicadas por culpa del COVID-19 |
Los jóvenes no escuchan la radio, pero consumen más audio que nunca. ¿Una paradoja? ¿Un drama? ¿Una oportunidad? ¿Un reto? Probablemente habría que hacer un mix con todas estas consecuencias. Me decía Toni Garrido, en la entrevista con la que abrí nueva Temporada 20-21 en mi web que, si el sector se empeña en mirar solo el siguiente paso que va a dar, es posible que, cincuenta pasos más adelante se encuentre con un precipicio por el que caerá irremisiblemente. Pero también me añadía que las circunstancias no son las mejores para actuar. Y, menos, para tomar decisiones.
La industria de la radio española atraviesa en lo alto del trapecio una cuerda floja de enorme inestabilidad e imprevisibilidad. Los equilibrios en sus cuentas de explotación serán complejos y la red que protege ese ejercicio y trata de evitar la caída no es todo lo sólida como sería deseable
La industria de la radio está herida. Y subrayo lo de ‘industria’, porque no puede haber radio sin negocio previo. La radio se ha mantenido siempre en pie gracias a su ‘mala salud de hierro’, con crecimientos modestos, pero crecimientos al fin y al cabo. Se sitúa, por fortuna, lejos del drama que afecta a periódicos, revistas y suplementos, que ven llegar cada vez más cerca su irrelevancia, porque la publicidad les está abandonando. La radio estaba salvando los muebles, y en algunos casos, como el de Cope, entrando en una nueva y agradable era de estabilidad, lejos de los números rojos, que le ha proporcionado la llegada de Carlos Herrera y el equipo de deportes de Paco González, ya renovados para un lustro más.
El cierre del ejercicio de 2019 ha sido bueno en la mayoría de los casos. Cope registró un beneficio antes de impuestos de 11.474.000 euros; Atresmedia Radio aportó en su Junta General un dato de EBITDA que ha registrado un crecimiento de un 4,5 por ciento, cifrado en 17,2 millones de euros, y la SER, según las cuentas presentadas al Registro Mercantil de la Sociedad Española de Radiodifusión (SER), que Fernando Cano de El Español constata “unos beneficios totales de 12,7 millones de euros, lo que supone un fuerte retroceso respecto de los 28,9 millones del año anterior”. Son cifras que aportaban una cierta tranquilidad al sector, teniendo en cuenta que el mercado publicitario mostró en 2019 un crecimiento del 2 por ciento que permitía cierto optimismo.
Pero el COVID-19 se cruzó en su camino (y en el de todo el mundo, claro). El marco económico ha cambiado radicalmente: del optimismo razonable al que apuntaba el ejercicio de 2019, se ha pasado a una apertura de 2020 muy complicada para el sector. Cope reconoce unas pérdidas del 35 por ciento en el mes de marzo, respecto del mismo período del año anterior. La emisora reconoce un 19 por ciento de pérdidas en el primer trimestre del año. Ya se han aplicado ajustes salariales y están a la espera de acontecimientos para gestionar esta crisis sanitaria de la mejor manera posible.
Durante el confinamiento, que puede repetirse, la radio perdió todo el consumo de los coches, su segundo gran asidero |
Por su parte, la SER, “hasta el 31 de marzo de 2020 la pandemia provocó en las cuentas de la SER una reducción de los ingresos de explotación y del resultado de explotación de 6,5 millones y 4,6 millones de euros, respectivamente”.
Los datos no mejoran las previsiones. El INE confirmó el desplome del PIB español del 5,2 por ciento en el primer trimestre por el COVID-19. Y el desplome se acentuó en el segundo trimestre, hasta llegar a un 18,5 por ciento. En abril, el Banco Santander hizo público un informe en que anunciaba una contracción del mercado publicitario del 25 por ciento para este año, pero a estas alturas, ante la incertidumbre del comienzo de otoño, las previsiones no se sustentan en realidades sociales y sanitarias firmes, sino todo lo contrario. Puede ocurrir de todo.
La industria de la radio está herida. Y subrayo lo de ‘industria’, porque no puede haber radio sin negocio previo. La radio se ha mantenido siempre en pie gracias a su ‘mala salud de hierro’, con crecimientos modestos, pero crecimientos al fin y al cabo. Hasta ahora, salvaba los muebles
En este marco, la industria de la radio española atraviesa en lo alto del trapecio una cuerda floja de enorme inestabilidad e imprevisibilidad. Los equilibrios que van a tener que poner en marcha los gestores de sus cuentas de explotación serán complejos y la red que protege ese ejercicio y trata de evitar la caída no es todo lo sólida como sería deseable. En algunos casos, los protocolos COVID ya han facilitado el retorno de algunos profesionales a las instalaciones de las diferentes cadenas (manteniendo las normas de seguridad establecidas, distancias y mascarillas), pero esta situación se puede revertir en cualquier momento si los contagios no se logran frenar y avanzan peligrosamente.
La radio va a continuar informando, entreteniendo y acompañando. Pero la procesión interna que va a tener que recorrer será muy dura. Lo mínimo que podemos hacer es ser conscientes de su situación y agradecer su esfuerzo: tanto el de las empresas (que vigilan de cerca la evolución económica y sanitaria y han realizado ajustes y abierto ERTES, con intención de ir facilitando el regreso poco a poco, conforme la situación se despeje), como el de los trabajadores (que en muchos casos están extendiendo sus jornadas laborales más allá de sus obligaciones).
Así no es posible avanzar en un sector que debe hacerlo. Toni Garrido hablaba de que “a la radio le toca despertar”. Ojalá sea así y pronto despierte de esta pesadilla del coronavirus que nos ha tocado sufrir a todos. Se impone esperar a mejores circunstancias para seguir avanzando en un sector, el de la radio, que se empeña en recrearse en sus propias glorias, pasadas y superadas, y que ha perdido su poder de interlocución con los jóvenes, ni siquiera en sus radiofórmulas musicales. La más joven de las radiofórmulas, MegaStar, del Grupo Cope, cuenta con una edad promedio de 31,5 años, cuando en 2015 era de 27,3 años. Toca esperar, superar este trance. Con la radio cerca, a poder ser.