Choque de trenes en RNE
https://www.gorkazumeta.com/2020/07/choque-de-trenes-en-rne.html
Los ceses y las dimisiones escenifican un cisma entre la radio pública y la Dirección corporativa de Información y Actualidad, que ostenta Enric Hernández
La provisionalidad debería recomendar la discreción y evitar la publicidad de los conflictos internos
Lo realmente preocupante de esa fiebre de mezquindad que se extiende por arrobas entre nuestras instituciones es que alcance y pervierta a la propiedad pública. Y no solo hablo de corrupción, mal endémico de este nuestro sufrido país. Hemos visto, y algunos lo han sufrido directamente, qué ocurre cuando se maltrata a la Sanidad y a sus sanitarios. Nadie ha mencionado que, tras el cese del Estado de alarma, los funerales se han multiplicado en las iglesias de toda España, para recordar a quienes el coronavirus nos arrebató y no pudimos ni despedir. Se merecen, como mínimo, nuestro recuerdo, además de respeto. El mismo respeto que debería conducir a nuestros responsables políticos a mostrar más empatía con los familiares de las víctimas y, por extensión, con todos los españoles, especialmente con el personal sanitario y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Y tampoco vendría mal un poco de humildad en el reconocimiento de los errores. Ya no hablemos de dimisiones, una palabra proscrita en el diccionario del político español.
¿Qué o quién ha modificado la relación de confianza entre la administradora provisional única y los cargos cesados?
El caso es que RTVE intentó justificar en su día lo que los hechos han echado por tierra: “RTVE asegura que el nombramiento de Enric Hernández obedece a necesidades de digitalización y coordinación”. Lo cierto es que aquí se ha producido un choque de trenes y quien ha decidido ha sido, como siempre, el de mayor poder. Ni más ni menos. Los trabajadores de RNE han secundado un comunicado suscrito por todos los responsables de los centros territoriales en el que lamentaban las dimisiones de Cristina Ortiz y Alejandra Martínez, directora y subdirectora de Centros Territoriales. La protesta, trasladada a redes sociales, utilizó el hashtag #RTVEdetodosydenadie.
En un hecho sin precedentes, el propio Enric Hernández ha replicado a los trabajadores a través de una carta a la que ha tenido acceso ABC: “RTVE no pertenece a sus gestores ni a sus trabajadores”, defiende el director corporativo de Información y Actualidad, y añade: “En una organización como Radio Televisión Española es lógico y habitual que haya ceses y relevos cuando en la estructura jerárquica se producen diferencias de criterio o pérdidas de confianza”. Este es el mismo procedimiento que se ha empleado en la RTV pública desde que existe: unas personas sustituyen a otras porque hay “pérdida de confianza”, eufemísticamente hablando, claro. Nunca se ha dado el caso de que un director de RNE nombrado por el PP continuara en su puesto con el PSOE, y viceversa. Forma parte del juego, y siempre ocurre de esta manera, sin que nadie se extrañe. Por eso, en su carta, cuando Hernández añade: “Coincidiremos todos en que fueron razones estrictamente profesionales las que motivaron el cese de vuestros respectivos antecesores, y también vuestros propios nombramientos. De lo contrario estoy convencido de que no habríais aceptado el cargo directivo que ocupáis”, está aludiendo al “procedimiento habitual”; es decir, al “tú ocupas ese cargo en la medida en que tienes mi confianza”, ergo “mientras hagas lo que yo te digo que hagas”.
La provisionalidad debería recomendar la discreción y evitar la publicidad de los conflictos internos
- Quien ostenta el poder, lo ha ejercido sin temblarle el pulso. Pero se debería haber buscado el consenso para evitar la explosión. Y consensuar es ceder
Nadie, en sede parlamentaria, se atrevió nunca a acusar a sus señorías con tanta rotundidad como lo hizo Rosa María Mateo en septiembre de 2018, administradora provisional única de RTVE, y antigua trabajadora de la casa: “a todos ustedes les importa muy poco la televisión pública. Solo les importa cuando la pueden controlar, y esto es intolerable”. Mateo les dejó boquiabiertos con su audacia y vehemencia. “Señorías, soy independiente, y ni ustedes, ni ustedes, ni ustedes (dirigiéndose a todos los grupos con su dedo acusatorio), me van a dar órdenes, porque no se lo consiento”. Y por si a alguien le había quedado alguna duda añadió: “esto quiero que lo tengan muy claro”. Lejos de achantarse, Rosa María Mateo prosiguió: “Los trabajadores de TVE (obvió constantemente a los de la radio) estamos un poco cansados de todos los políticos”. En su intervención, la periodista defendió con un par de narices una RTVE independiente y profesional, algo en lo que creemos muchos. El video de EFE no tiene desperdicio.
Pero toda situación es susceptible de cambio.
Conforme uno va cumpliendo años la utopía se modera. El pesimismo forma un dueto con el abatimiento, pese a que la naturaleza de uno, con el ánimo agrietado por la realidad, intenta seguir viendo la botella medio llena. Pero llega un momento en que resulta imposible mantener el nivel de esperanza ante el grado de mediocridad que dibuja el paisaje público. La confianza en quien gobierna, al margen de marcas o identidades ideológicas, en general, solo atrapa a los hoolingans, incapaces de ver más allá de la fotografía o la imagen en televisión de su líder. Personal acrítico que inunda las redes sociales con su irritación congénita y se encara con aquellos que reivindican la equidistancia como un método para distanciarse de la estulticia y la incompetencia.
Pero toda situación es susceptible de cambio.
Enric Hernández, director corporativo de Información y Actualidad (Fotografía RTVE.es) |
Las aguas por la Casa de la Radio, y los centros territoriales, lejos de calmarse se han revuelto aún más en las últimas horas. El último capítulo consignado es la dimisión del director de Radio 5 Todo Noticias, Fernando Martín, que depende orgánicamente de la Dirección de Informativos de RNE, que ocupaba Raúl Heitzmann, otro de los cesados
Lo realmente preocupante de esa fiebre de mezquindad que se extiende por arrobas entre nuestras instituciones es que alcance y pervierta a la propiedad pública. Y no solo hablo de corrupción, mal endémico de este nuestro sufrido país. Hemos visto, y algunos lo han sufrido directamente, qué ocurre cuando se maltrata a la Sanidad y a sus sanitarios. Nadie ha mencionado que, tras el cese del Estado de alarma, los funerales se han multiplicado en las iglesias de toda España, para recordar a quienes el coronavirus nos arrebató y no pudimos ni despedir. Se merecen, como mínimo, nuestro recuerdo, además de respeto. El mismo respeto que debería conducir a nuestros responsables políticos a mostrar más empatía con los familiares de las víctimas y, por extensión, con todos los españoles, especialmente con el personal sanitario y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Y tampoco vendría mal un poco de humildad en el reconocimiento de los errores. Ya no hablemos de dimisiones, una palabra proscrita en el diccionario del político español.
Tan pública como la sanidad es RTVE. Un gran tipo que trabaja en la radio pública, que posee una extraordinaria sensibilidad para construir sólidos sonidos prodigiosos, me contó en una ocasión que “la radio pública debería ser como la Seguridad Social, todos la podemos criticar, pero nos sentimos orgullosos de ella”. Benigno Moreno, el actual responsable del departamento de Ficción Sonora, y ex director de RNE (2010-2012), también me dijo: “Creo en una radio para todos, sin trincheras” y “hay que crear unos medios públicos útiles para los ciudadanos, de confianza y garantía”. Recomiendo vivamente leer esta entrevista porque demuestra que todavía hay profesionales que hacen de la honestidad y la coherencia su estandarte. Y creen en la posibilidad de que los medios públicos se gestionen de manera independiente del poder de turno. Creen incluso en la necesidad de que el periodismo público lo cuestione todo, siempre basándose en hechos incontestables, incluida la labor del Gobierno. Como ocurre en otros países, donde el buen trabajo de los profesionales independientes ha prestigiado los medios públicos.
Pero hoy, pese a mi voluntad de querer ver la botella medio llena, creo que este loable deseo es, en España, una quimera.
La administradora provisional única de RTVE, Rosa María Mateo, compareciendo en la Comisión de Control de RTVE en el Congreso de los Diputados, en septiembre de 2018
Paloma Zuriaga y Raúl Heiztmann, exdirectora de RNE y exdirector de los Servicios Informativos de la misma casa, respectivamente, cesados fulminantemente el pasado 30 de junio, fueron nombrados por la misma administradora única que abroncó a sus señorías en el Congreso con tanta determinación. Eran, por tanto, personal de su confianza y, me consta, profesionales que entroncaban perfectamente, en este caso desde la radio pública -la hermana pobre de la Corporación, para qué engañarnos- con las ideas matrices que defendió en sede parlamentaria: la independencia del poder político y el respeto a los profesionales.
El procedimiento no es nuevo: esto es algo que ocurre en todas las empresas: unos mandan y otros obedecen. El problema reside en de dónde emana la autoridad del que manda, aparte de su competencia y capacitación profesional para el cargo
¿Qué o quién ha modificado la relación de confianza entre la administradora provisional única y los cargos cesados?
Enric Hernández, director de Información y Actualidad de RTVE, desde septiembre de 2019 y al parecer, presidente de facto de la Corporación, a juzgar por el protagonismo que ha adquirido en este encontronazo que ha revuelto las tripas de la radio pública.
Según informaba ElConfidencial.com, y recogió esta web, “la razón fundamental eran los planes de Enric Hernández, que consistían en hacer una serie de cambios en direcciones de centros territoriales. Fuentes del ente público explican que buena parte de periodistas y responsables dentro de la casa entendían que estos cambios se debían a motivos sindicales y políticos antes que a intereses profesionales”. Tal y como he podido confirmar, la información de ElConfidencial.com responde en sus líneas generales a lo ocurrido.
Las aguas por la Casa de la Radio, y los centros territoriales, lejos de calmarse se han revuelto aún más en las últimas horas. El último capítulo consignado es la dimisión del director de Radio 5 Todo Noticias, Fernando Martín, que depende orgánicamente de la Dirección de Informativos de RNE, que ocupaba Raúl Heitzmann, otro de los cesados. Hay incluso quienes piensan en reeditar la protesta de los ‘viernes negros’ (un símbolo de protesta que empezaron los trabajadores de la cadena pública vistiéndose de negro todos los viernes para protestar contra la manipulación informativa ejercida desde el poder). De hecho, Enric Hernández, exdirector de El Periódico de Catalunya y exdirector adjunto de El País, ya sabe lo que son los ‘viernes negros’, porque fue recibido así por los trabajadores, que dudaban de sus verdaderas atribuciones (e intenciones) y denunciaron su retribución como cargo de alta dirección de nueva creación no suficientemente justificado.
Paloma Zuriaga entrevistada en el Foro Cultura Empresa, en 2019 (Fotografía Autentia, Twitter) |
Mientras tanto, quince de los diecinueve seleccionados para dirigir RTVE mediante concurso público han firmado un escrito dirigido a la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, en que le urgen a desbloquearlo y resolverlo
En un hecho sin precedentes, el propio Enric Hernández ha replicado a los trabajadores a través de una carta a la que ha tenido acceso ABC: “RTVE no pertenece a sus gestores ni a sus trabajadores”, defiende el director corporativo de Información y Actualidad, y añade: “En una organización como Radio Televisión Española es lógico y habitual que haya ceses y relevos cuando en la estructura jerárquica se producen diferencias de criterio o pérdidas de confianza”. Este es el mismo procedimiento que se ha empleado en la RTV pública desde que existe: unas personas sustituyen a otras porque hay “pérdida de confianza”, eufemísticamente hablando, claro. Nunca se ha dado el caso de que un director de RNE nombrado por el PP continuara en su puesto con el PSOE, y viceversa. Forma parte del juego, y siempre ocurre de esta manera, sin que nadie se extrañe. Por eso, en su carta, cuando Hernández añade: “Coincidiremos todos en que fueron razones estrictamente profesionales las que motivaron el cese de vuestros respectivos antecesores, y también vuestros propios nombramientos. De lo contrario estoy convencido de que no habríais aceptado el cargo directivo que ocupáis”, está aludiendo al “procedimiento habitual”; es decir, al “tú ocupas ese cargo en la medida en que tienes mi confianza”, ergo “mientras hagas lo que yo te digo que hagas”.
El procedimiento no es nuevo: esto es algo que ocurre en todas las empresas: unos mandan y otros obedecen. El problema reside en de dónde emana la autoridad del que manda, aparte de su competencia y capacitación profesional para el cargo. Si RTVE contara con una auténtica estructura orgánica independiente del poder ejecutivo, como la que posee la BBC británica, esto no hubiera ocurrido, porque ¿quién ha nombrado a Enric Hernández? ¿Para qué? ¿De dónde viene? Todos tenemos un pasado, y una trayectoria. Y una o varias etiquetas encima. Sin embargo, todos reivindican la independencia de RTVE y el respeto a sus profesionales. Es el desiderátum oficial. Solo faltaría defender el ordeno y mando ideológico.
Mientras tanto, quince de los diecinueve seleccionados para dirigir RTVE mediante concurso público han firmado un escrito dirigido a la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, en que le urgen a desbloquearlo y resolverlo. La petición está fechada en febrero de este mismo año. No ha habido más movimientos. No parece haber mucho interés en cerrar el período de provisionalidad, si tan bien les va así.
En un momento en que RTVE carece de Consejo de Administración, y vive sumergida en un período de provisionalidad, con Rosa María Mateo retando a sus señorías, en tono airado -no sin razón, en el fondo- pero excediéndose en sus competencias, pues es el Congreso de los Diputados el que representa a la voluntad popular de los españoles y no ella, y por tanto debe admitir el control, que va parejo con su responsabilidad, más le hubiera valido a Enric Hernández conciliar y consensuar los nombramientos, y a los directivos de RNE tratar de buscar un acuerdo, que no provocar una explosión de este calado que repercute en la ya de por sí maltrecha imagen de RTVE, concebida popularmente como el juguete de La Moncloa. Para eliminar los quistes hay que intervenir. Pero ahora no se dan las condiciones. No hay autoridad moral. Solo autoridad.