La radio del día después
https://www.gorkazumeta.com/2020/04/la-radio-del-dia-despues.html
El medio debe hacer un esfuerzo comercial suplementario con sus anunciantes
Con la complicidad y la solidaridad de los consumidores/oyentes
No vamos a salir en tropel. Si alguien lo había pensado, que lo vaya olvidando. Esta crisis no se va a solucionar de un día para otro. Tenemos que irnos incorporando a la rutina habitual de forma progresiva. Poco a poco, y es posible que se produzca alguna regresión, como ha sucedido en Shangai (China). Pero si hemos sobrevivido en tiempos de cuarentena solo comprando alimentos, ¿qué necesidad tenemos de despertar nuestro afán consumista hibernado si viene una época de vacas flacas?
Las radios locales tienen que atender la llamada de socorro del pequeño comercio, y apoyarlo, a través de sus redes sociales, o de la antena, aunque no contrate (porque no puede asumir las tarifas) una campaña: reportajes, entrevistas, llamadas, ofertas, conexiones, todo sirve para invitar al oyente a visitarlos y a consumir en ellos. Cada comercio tiene una historia humana detrás, y la radio tiene el deber, en esta etapa del día después, de compartirla con todos sus oyentes.
Con la complicidad y la solidaridad de los consumidores/oyentes
- La radio local debe contribuir a revitalizar el tejido económico de su zona, es su responsabilidad
- Hay que dar gracias estos días a los anunciantes que siguen apoyando a la radio, y han cambiado sus mensajes comerciales por mensajes de ánimo
No vamos a salir en tropel. Si alguien lo había pensado, que lo vaya olvidando. Esta crisis no se va a solucionar de un día para otro. Tenemos que irnos incorporando a la rutina habitual de forma progresiva. Poco a poco, y es posible que se produzca alguna regresión, como ha sucedido en Shangai (China). Pero si hemos sobrevivido en tiempos de cuarentena solo comprando alimentos, ¿qué necesidad tenemos de despertar nuestro afán consumista hibernado si viene una época de vacas flacas?
Imagen de Radio Rute, una emisora local situada en el pueblo del mismo nombre de la provincia de Córdoba (Fotografía RadioRute.com) |
Un engranaje paralizado durante semanas necesita engrasarse para volver a funcionar. El coronavirus ha congelado la economía mundial y para volver a ponerlo en funcionamiento necesitamos todas las manos, de forma decidida y solidaria. Ya se oyen voces sensibilizadas que apuntan a la necesidad de comprar en el barrio, en las tiendas de proximidad, para ayudar al pequeño comercio. También de disfrutar las vacaciones -si las tenemos- en España, en lugar de optar por destinos internacionales. Es una buena estrategia para que el engranaje interior empiece a rodar de nuevo.
Existe un ámbito de la radio de extraordinaria importancia y trascendencia en el tejido económico y comercial del país: la radio local. La radio de proximidad, igual que el comercio de cercanía
En ese marco de la economía paralizada, la radio tiene una gran responsabilidad, y puede actuar como un agente propulsor de la reactivación. Puede, y debe hacerlo. No solo por propia necesidad, sino por responsabilidad social. La Asociación Española de Radio Comercial definía su función ante la sociedad como un “servicio público”, sin serlo realmente (solo los medios de comunicación públicos pueden adscribirse a esta clasificación). Sin embargo, es cierto que su trabajo posee una indudable dimensión si no de ‘servicio público’, sí, al menos, de ‘interés general’. Y, en este sentido, debe contribuir en su labor a la reactivación económica de la sociedad por responsabilidad.
Existe un ámbito de la radio de extraordinaria importancia y trascendencia en el tejido económico y comercial del país: la radio local. La radio de proximidad, igual que el comercio de cercanía. De hecho, si existe la radio local privada, es porque esos anunciantes han apoyado con su publicidad su sostenibilidad. No funciona de igual manera la radio local establecida en Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia o cualquier otra gran capital que la que está implantada en ámbitos geográficos más reducidos, pueblos y comarcas. La audiencia es menor en estos últimos, y las tarifas por consiguiente también lo son. Pero todo el tejido social tiene derecho a volver a ponerse en marcha, sin que nadie entre en barrena.
¿Qué puede, y debe, hacer la radio? Desplegar su espíritu solidario y, además de intentar recuperar su propia cartera comercial y por tanto músculo financiero para salir de este atolladero en forma de virus, ayudar al pequeño comercio a superar el parón y a volverse a poner en marcha. La ayuda no puede circunscribirse solo a los anunciantes, sino al comercio en general, que forma parte del paisaje de la ciudad, para que nadie se quede por el camino. Los oyentes debemos ser cómplices ante esta función de la radio que intentará revitalizar el consumo para recuperar posiciones anteriores a la llegada del persistente coronavirus.
Durante estos días hemos oído campañas de anunciantes que han cambiado su mensaje y ahora animan a la población a superar el confinamiento. Hay que darles gracias a todas estas marcas que han querido apoyar a la radio
Las radios locales tienen que atender la llamada de socorro del pequeño comercio, y apoyarlo, a través de sus redes sociales, o de la antena, aunque no contrate (porque no puede asumir las tarifas) una campaña: reportajes, entrevistas, llamadas, ofertas, conexiones, todo sirve para invitar al oyente a visitarlos y a consumir en ellos. Cada comercio tiene una historia humana detrás, y la radio tiene el deber, en esta etapa del día después, de compartirla con todos sus oyentes.
Urge regresar a la situación previa a la crisis sanitaria que seguimos padeciendo. A una etapa de crecimiento económico modesto, pero crecimiento al fin y al cabo, y demostrar que, efectivamente, el coronavirus ha supuesto un parón, pero no una puntilla a la economía mundial. Esta última opción nos sumiría en una crisis económica internacional de efectos devastadores, mucho más grave que la sufrida en 2008 ó 2009.
Si la radio es el medio que mejor avanza con la propia vida, minuto a minuto con ella, allá donde radica, esta situación crítica de la economía local no puede resultarle ajena; al contrario, debe tomar parte activa en su recuperación. Y se imponen maneras originales para acometer esta responsabilidad solidaria con el tejido económico de nuestras ciudades. Los anunciantes más poderosos volverán a contratar sus campañas de radio. Pero el pequeño comercio, el peluquero, el charcutero, el carnicero, el zapatero, etc. de barrio, carecen de recursos como para afrontar un contrato con la radio.
Durante estos días hemos oído campañas imposibles de anunciantes, imposibles de realizar: marcas de automóviles que remitían a un concesionario que está cerrado, servicios que tienen limitada su actuación, y muchos de ellos han modificado su mensaje de producto o servicio y lo han reorientado -como marca- a animar a la población en torno a la superación de la pandemia. Hay que darles gracias -muchas gracias- a todas estas marcas que han querido apoyar la presencia de la radio, uno de los sectores más afectados por el parón económico que ha sufrido el país. Todas aquellas empresas que viven de la publicidad resultan especialmente vulnerables a estas situaciones, cuando el mercado se retrae por miedo a lo imprevisible. Es lo que le ha ocurrido a la radio.
La radio sigue cohesionando sociedades y comunidades (Fotografía Pixabay) |
¿Por qué debemos consumir, si en realidad no necesitamos tanto, como se ha demostrado durante la cuarentena? Porque de ese engranaje que citaba al principio, dependemos todos, en diferente medida. Una economía en recesión sufre de parálisis, un mal que se extiende a toda la población, y a todos los bolsillos. Necesitamos que el engranaje recupere su ritmo original para poder subirnos todos a él y progresar. Y la radio puede -y debe- ayudar. Primero, porque ella misma forma parte del engranaje y, segundo, porque actúa al mismo tiempo, como herramienta dinamizadora del mismo.
Una fábrica de bicicletas imprime velocidad al engranaje de la economía, pero no puede por sí misma invitar a que otros sectores también lo hagan. La radio sí: invita y anima al oyente a consumir, no solo con sus campañas comerciales, también con su discurso, con el tono de las noticias, con el entretenimiento que propone. Todo, en conjunto, sirve para trasladar confianza al oyente y animar su condición de consumidor. La radio es una voz amiga que tenemos siempre cerca, una voz en la que confiamos. Y, sin necesidad de mentir, sí debe relativizar y buscar el lado positivo de la misma realidad que cuenta, no sumir al oyente en la desesperanza.
La radio es una pieza fundamental de la sociedad. Su principal patrimonio -la credibilidad- es un elemento imprescindible para construir a su alrededor un escenario de positividad para afrontar la recuperación. Y el medio no puede renunciar a su responsabilidad: debe recuperarse a sí misma, pero también al resto de los actores que crean riqueza en su zona de influencia. Viva la radio local, en tiempos de bonanza, pero también en tiempos de adversidad, donde debe demostrarnos, una y mil veces, que cuando la radio empuja todos vamos detrás.
Efectivamente, en la filosofía de este artículo se transmite que todo al final debe ser una ayuda recíproca, no tan solo unos contratos comerciales.
ResponderEliminarPODI-.