Carlos Alsina, el asidero verde esperanza
https://www.gorkazumeta.com/2020/04/carlos-alsina-el-asidero-verde-esperanza.html?m=0
El director de “Más de Uno” de Onda Cero, ha cambiado de estrategia en sus editoriales, primando las emociones y la empatía con los oyentes
Ante la pandemia, la radio no debe sumar más miedos
Cuando los tiempos vienen malos, cuando las penurias nos rodean, el ser humano tiende a buscar asideros donde apoyarse, donde encontrar esperanza y alternativas a la situación adversa que padece. Se apoya en la familia, en los amigos, en su entorno más próximo, que contribuye, en la medida de sus posibilidades, a ayudar a quien lo necesita. Así es la vida, con sus luces y sus sombras.
Una reciente encuesta encargada por ElEspañol.com a la empresa Sociométrica establece que la radio genera más credibilidad que algunos de los estamentos más importantes de este país, como las alcaldías, los presidentes de comunidad autónoma o la mismísima Corona. Personalmente, no me extraña, porque siempre ha sido así. Pero en los tiempos difíciles es cuando la radio vuelve a demostrar su valía y arrojo. Los ciudadanos no pueden hablar con el personal sanitario, el más valorado en la mencionada encuesta, ni tampoco con la Guardia Civil, la Policía Nacional o las Fuerzas Armadas, instituciones que ocupan los siguientes puestos en la clasificación de Sociométrica; pero sí pueden hacerlo con la radio, porque la radio les habla a todos, y nunca ha habido en la historia una radio tan interactiva con el oyente.
Alsina sabe perfectamente qué es la radio, por dónde debe discurrir su papel en esta crisis sanitaria, y actúa en consecuencia, no sin ocultar el debate, y su propia reflexión asociada a él: “aún no he resuelto mis dudas sobre dónde es más útil que pongamos los medios de comunicación estos días el foco, o en qué orden; porque contarlo da tiempo a contarlo todo”. Sus editoriales, sobre todo el de las ocho de la mañana, se están convirtiendo en una bandera de la radio contra el coronavirus, pero también en ese asidero del que hablaba al comienzo de este artículo, imprescindible, necesario, vital. Alsina ha optado por dedicarse a la familia, y la familia no deja de apoyarle. Son cientos los testimonios que están llegando a Onda Cero en estos tiempos difíciles y decenas los que está compartiendo con todos Alsina en su monólogo.
Alsina, más radiofonista que periodista, conoce el medio y sabe qué se espera de él. La incorporación de un himno para animar a los oyentes y culminar su editorial de las ocho de la mañana forma parte también de una estrategia que tiene mucho que ver con el conocimiento previo, y profundo, de la radio y de lo que es capaz -y debe- ofrecer. El hallazgo del 'Facciamo finta che', de Ombretta Colli, se ha convertido en uno de los himnos de esta lucha intensa que mantenemos contra el coronavirus. Y no solo ha conseguido aglutinar la emoción colectiva de la audiencia, sino que está logrando que numerosos oyentes la canten y envíen sus grabaciones, a través de notas de audio de WhatsApp (¡bendito invento!); entre ellos, cantantes consagrados del panorama musical español, habituales seguidores, deduzco, de este “Más de uno” solidario que ha vestido de verde esperanza Alsina en Onda Cero, el color corporativo de la cadena, y no lo creo una casualidad.
Alsina ha confinado un poco la crítica a los políticos y la ha esquinado durante este confinamiento, salvo que le toquen mucho las narices. Prefiere hablar de sentimientos, pero sin blandenguerías: “Los sentimientos no se eligen. No hay culpa en el desfondamiento. El mayor enemigo de la esperanza es el cansancio. Temo que se nos vaya acabando a todos el ánimo. De tanto usarlo, como la canción de la Jurado. Que los memes dejen de resultarnos divertidos. Que se nos atraganten los vecinos (y nosotros a ellos). Que las ganas de aplaudir flaqueen. Y que el ‘Resistiré’ se nos haga bola. Temo que no estemos preparados para una emergencia sin fecha de caducidad, la emergencia que nunca se termina”. Frente al ‘Resistiré’ del Dúo Dinámico, me quedo con el 'Facciamo finta che', es menos festivo, más introspectivo, pero igual o más eficaz que la cantarina copla de Manolo y Ramón, próceres del naciente pop español, reconvertidos, por desgracia, en población de riesgo en esta epidemia global.
Pero no todos opinan igual que Alsina. En la Cope, la emisora de los obispos, de la Santa Madre Iglesia, Carlos Herrera no solo no pierde su tono crítico, sino que lo está acentuando. Qué empatía puede tener un oyente cuando escucha este Editorial: “¿No se deberían visar decisiones gubernamentales que a veces esconden programas confiscatorios del gusto de Podemos? ¿Le gusta también a esta calamidad que es Pedro Sánchez? Porque el escenario de hoy no es nada con el que puede llegar en semanas, autónomos arruinados, empresas deshechas, trabajadores al paro… Esto es un escenario ideal para regímenes vamos a llamarles autoritarios, como el régimen que sueña Pablo Iglesias, que va a por la banca, a por los ahorros de las empresas, y ahorros de particulares”. Herrera dibuja un escenario del día después apocalíptico, en el que los políticos -empezando por Pablo Iglesias- van a desangrar al pueblo con sus expropiaciones. No creo que corresponda a ningún medio de comunicación, y menos a la radio, sumar más miedo a la crisis, porque la realidad ya rebosa de eso por sí sola.
Relacionado:
-Carlos Alsina: “Yo llego al periodismo de rebote de querer llegar a la radio”
Ante la pandemia, la radio no debe sumar más miedos
- "No he resuelto mis dudas sobre dónde es más útil que pongamos los medios de comunicación estos días el foco, o en qué orden; porque contarlo da tiempo a contarlo todo” (Carlos Alsina)
- "El escenario de hoy no es nada con el que puede llegar en semanas, autónomos arruinados, empresas deshechas, trabajadores al paro… Esto es un escenario ideal para regímenes autoritarios, como el que sueña Pablo Iglesias" (Carlos Herrera)
Cuando los tiempos vienen malos, cuando las penurias nos rodean, el ser humano tiende a buscar asideros donde apoyarse, donde encontrar esperanza y alternativas a la situación adversa que padece. Se apoya en la familia, en los amigos, en su entorno más próximo, que contribuye, en la medida de sus posibilidades, a ayudar a quien lo necesita. Así es la vida, con sus luces y sus sombras.
Carlos Alsina durante uno de sus editoriales (Captura video Onda Cero.es) |
La radio forma parte de ese reducido círculo familiar al que pedimos consejo, y en el que nos acurrucamos, casi en posición fetal, cuando los miedos nos atrapan. Y es obligación de la radio contemplar esta responsabilidad con el oyente. Unos lo han entendido mejor que otros. Las voces de la radio quieren ayudarnos, pero no todos se comportan de igual manera.
Sus editoriales, sobre todo el de las ocho de la mañana, se están convirtiendo en una bandera de la radio contra el coronavirus, pero también en el asidero imprescindible, necesario, vital para los oyentes, para reforzar sus ánimos. Alsina ha optado por dedicarse a la familia, y la familia no deja de apoyarle
Una reciente encuesta encargada por ElEspañol.com a la empresa Sociométrica establece que la radio genera más credibilidad que algunos de los estamentos más importantes de este país, como las alcaldías, los presidentes de comunidad autónoma o la mismísima Corona. Personalmente, no me extraña, porque siempre ha sido así. Pero en los tiempos difíciles es cuando la radio vuelve a demostrar su valía y arrojo. Los ciudadanos no pueden hablar con el personal sanitario, el más valorado en la mencionada encuesta, ni tampoco con la Guardia Civil, la Policía Nacional o las Fuerzas Armadas, instituciones que ocupan los siguientes puestos en la clasificación de Sociométrica; pero sí pueden hacerlo con la radio, porque la radio les habla a todos, y nunca ha habido en la historia una radio tan interactiva con el oyente.
Escuchar al oyente, empatizar con su situación personal, compartir sus experiencias emocionales en esta crisis sanitaria del coronavirus, comprenderle, atenderle, mimarle. Esto es lo que ha entendido a la perfección Carlos Alsina desde su atalaya “Más de Uno” de Onda Cero. No desdeña la información, pero la comenta cuando se produce y resulta relevante, grado que no siempre alcanza. Sigue mostrándose crítico con las “verborreicas” ruedas de prensa del Gobierno convertidas en mítines inoportunos. Pero prefiere contar las historias protagonizadas por sus oyentes: lo que les está ocurriendo en esta pandemia. Y por supuesto, nunca oiremos de su boca insultos o descalificaciones. Los hechos ya se encargan de situar a cada uno en el lugar que le corresponde. No hace falta insistir cuando la sola evidencia etiqueta.
Escuchar al oyente, empatizar con su situación personal, compartir sus experiencias emocionales en esta crisis sanitaria del coronavirus, comprenderle, atenderle, mimarle. Esto es lo que ha entendido a la perfección Carlos Alsina desde su atalaya “Más de Uno” de Onda Cero
Alsina sabe perfectamente qué es la radio, por dónde debe discurrir su papel en esta crisis sanitaria, y actúa en consecuencia, no sin ocultar el debate, y su propia reflexión asociada a él: “aún no he resuelto mis dudas sobre dónde es más útil que pongamos los medios de comunicación estos días el foco, o en qué orden; porque contarlo da tiempo a contarlo todo”. Sus editoriales, sobre todo el de las ocho de la mañana, se están convirtiendo en una bandera de la radio contra el coronavirus, pero también en ese asidero del que hablaba al comienzo de este artículo, imprescindible, necesario, vital. Alsina ha optado por dedicarse a la familia, y la familia no deja de apoyarle. Son cientos los testimonios que están llegando a Onda Cero en estos tiempos difíciles y decenas los que está compartiendo con todos Alsina en su monólogo.
Como el propio Alsina le confesaba a Andreu Buenafuente en ‘Late motiv’ a principios de marzo, cuando no imaginábamos todavía que sufriríamos un confinamiento, “lo difícil es hacer ‘cosas marcianas’ -que tampoco lo son tanto- a las ocho de la mañana, o a las ocho y media, que es nuestro prime time y es el tiempo que está reservado para la tertulia política, para la actualidad. Romper con estas inercias, con estas tradiciones, es lo más complicado”. Por eso a Carlos Alsina le gusta sorprender al oyente, y lo consigue al incluir uno, dos tres testimonios de ciudadanos anónimos que, como el resto de la audiencia, está confinada en las cuatro paredes de su casa, que constituye ahora mismo su mayor fortaleza contra la pandemia.
Cuando un político pierda el norte, habrá que pincharle el 'Facciamo finta che'. No hemos llegado hasta aquí para que todo siga igual después de lo que se nos ha venido encima… Apuesto por este himno como el bálsamo regenerador del espíritu de la lucha contra el coronavirus
Alsina ha confinado un poco la crítica a los políticos y la ha esquinado durante este confinamiento, salvo que le toquen mucho las narices. Prefiere hablar de sentimientos, pero sin blandenguerías: “Los sentimientos no se eligen. No hay culpa en el desfondamiento. El mayor enemigo de la esperanza es el cansancio. Temo que se nos vaya acabando a todos el ánimo. De tanto usarlo, como la canción de la Jurado. Que los memes dejen de resultarnos divertidos. Que se nos atraganten los vecinos (y nosotros a ellos). Que las ganas de aplaudir flaqueen. Y que el ‘Resistiré’ se nos haga bola. Temo que no estemos preparados para una emergencia sin fecha de caducidad, la emergencia que nunca se termina”. Frente al ‘Resistiré’ del Dúo Dinámico, me quedo con el 'Facciamo finta che', es menos festivo, más introspectivo, pero igual o más eficaz que la cantarina copla de Manolo y Ramón, próceres del naciente pop español, reconvertidos, por desgracia, en población de riesgo en esta epidemia global.
Hay un aspecto a futuro que incluye la decisión de Alsina, y es que, cuando todo esto pase, que pasará, aunque nos deje magullados por el trance, y volvamos a escuchar, años después, la canción de Ombretta Colli, el enorme e incontestable poder evocador de la música nos retrotraerá de nuevo a la época del coronavirus. Y tal vez esta circunstancia constituya una buena herramienta para recuperar el espíritu que impregnó nuestra lucha contra el bicho cuando los políticos la olviden, porque ya no contribuirá a sus intereses propagandísticos y electoralistas. Cuando un político pierda el norte, habrá que pincharle el 'Facciamo finta che'. No hemos llegado hasta aquí para que todo siga igual después de lo que se nos ha venido encima… Apuesto por el 'Facciamo finta che' como el bálsamo regenerador del espíritu de la lucha contra el coronavirus.
Contrasta el espíritu vital que acompaña siempre a Herrera con algunos de sus editoriales (Fotografía Carlos Herrera, Twitter) |
Voy a dejar de escuchar a Carlos Herrera, y lo siento, porque, en mi confinamiento, necesito que alimenten mi esperanza, que pinten de verde las cuatro paredes de mi casa, con mi familia dentro, y que me arrullen cada mañana con una canción que tarareo con la radio, a la que hablo y doy gracias por estar ahí, impidiendo que flaquee...
Sinceramente, no me parece oportuna la estrategia de Herrera, representada en este Editorial incendiario, por más que me precio en defender su enorme valía profesional, y su amistad. Pero, tal vez por ello, porque compartimos afectos, y sin que defienda el silencio de la crítica, porque está claro que la gestión de esta crisis por parte del Gobierno no está siendo la más adecuada (aunque a cualquier otro le hubiera pillado igualmente a contrapelo), lo cierto es que la prioridad es otra: salir de esta pandemia. Y el papel de la radio es sustancialmente diferente al de un periódico o una televisión. Comparten fines en torno a la información, pero a la radio, además, se la quiere, se la cree más, incluso por encima del Rey. Y que, cuando encendemos la radio por la mañana, en nuestro perpetuo día de la marmota, nos regalen un discurso de esta naturaleza deprime aún más, y agota, como decía Alsina, los niveles de ánimo. Información, sí; sobreexcitación, no.
Voy a dejar de escuchar a Carlos Herrera, y lo siento, porque, en mi confinamiento, necesito que alimenten mi esperanza, que pinten de verde las cuatro paredes de mi casa, con mi familia dentro, y que me arrullen cada mañana con una canción que tarareo con la radio, a la que hablo y doy gracias por estar ahí, impidiendo que flaquee…
Voy a dejar de escuchar a Carlos Herrera, y lo siento, porque, en mi confinamiento, necesito que alimenten mi esperanza, que pinten de verde las cuatro paredes de mi casa, con mi familia dentro, y que me arrullen cada mañana con una canción que tarareo con la radio, a la que hablo y doy gracias por estar ahí, impidiendo que flaquee…
Relacionado:
-Carlos Alsina: “Yo llego al periodismo de rebote de querer llegar a la radio”
A mí, que me gusta estar informado, suelo escuchar todos los programas -no todos los días- para formarme mi propia opinión sobre los temas. A veces incluso en el mismo día he saltado de Carlos Herrera a Ángels Barcelo (y anteriormente a Pepa Bueno) para ver qué decían sobre tal asunto. Pero en las últimas semanas, Herrera se ha vuelto insoportable.
ResponderEliminarAhora que estoy teletrabajando en casa me he reencontrado con Pepa Fernández, a la que no escuchaba desde que dejó de hacer este verano «No es un día cualquiera» por su nuevo horario y mis horarios laborales. He vuelto a darle una oportunidad a la radio pública, a RNE, que no solía escuchar más allá de los fines de semana desde que a Juan Ramón Lucas le quitaron «En días como hoy». ¡Y qué sorpresa, chico, cómo dirige Íñigo Alfonso «Las mañanas»! Le escuchaba de vez en cuando cuando presentaba el «24 Horas» con Alejandra Martínez, pero hasta ahora no había vuelto a escucharle.
Algo bueno tenía que traer el confinamiento: me he reencontrado con la radio pública, he confirmado que Íñigo Alfonso es una gran apuesta para presentar el prime time de la pública y que Pepa Fernández está grandísima haciendo un «No es un día cualquiera» diario.
Saludos de uno de esos lectores que te leen siempre, pero que está en las sombras.
Jorge.