RNE vuelve a triunfar gracias al "Reformatorio" de Elvira Lindo
https://www.gorkazumeta.com/2020/02/rne-vuelve-triunfar-gracias-al.html
RNE estrenó su última 'Ficción Sonora' en "La Casa Encendida", el pasado 30 de enero
Cuando se apagaron las luces de la sala, liturgia previa a la puesta de largo de “Reformatorio de madres y padres”, guion firmado por la escritora Elvira Lindo para ser representado por el equipo de “Ficciones Sonoras” de Radio Nacional de España, la directora de la radio pública, la hiperactiva y detallista Paloma Zuriaga, se acercaba a la primera fila del patio de ‘La Casa Encendida’, acompañando a la presidenta de la Corporación RTVE, Rosa María Mateo, que no quiso perderse el ensayo general. Y, por lo que pude ver desde la fila trasera, disfrutó mucho. Estas son las actividades que debe apadrinar RNE. El orgullo de la radio pública.
El equipo de "Ficciones Sonoras" de la radio pública apuesta por otro guion original
Cuando se apagaron las luces de la sala, liturgia previa a la puesta de largo de “Reformatorio de madres y padres”, guion firmado por la escritora Elvira Lindo para ser representado por el equipo de “Ficciones Sonoras” de Radio Nacional de España, la directora de la radio pública, la hiperactiva y detallista Paloma Zuriaga, se acercaba a la primera fila del patio de ‘La Casa Encendida’, acompañando a la presidenta de la Corporación RTVE, Rosa María Mateo, que no quiso perderse el ensayo general. Y, por lo que pude ver desde la fila trasera, disfrutó mucho. Estas son las actividades que debe apadrinar RNE. El orgullo de la radio pública.
Escena protagonizada por Íñigo Alfonso y Juan Megías; al fondo, Benigno Moreno, Mayca Aguilera y Amparo Hernández (Fotografía RTVE.es) |
Todo estaba preparado: cámaras,
técnicos y actores, un plantel lleno de estrellas de las tablas, algunos de los
cuales, como Cecilia Freire y Eulalia Ramón vivían su ‘bautizo’
radiofónico. Comparando su método frente a otros actores veteranos en estas
lides, como Víctor Clavijo o Rodri Martín, que repetían
colaboración con las “Ficciones Sonoras” que dirige Benigno Moreno,
sorprendía ver el alarde de comunicación no verbal desprendido por Cecilia
Freire. Su compañera Eulalia Ramón estuvo más contenida. “Pero siempre ayuda
gesticular para proyectar mejor la voz y resultar más convincente”, me comentó
Clavijo, a lo que asentí recordando que en radio nadie graba cuñas sin ayudarse
de las manos para colocar mejor la voz y enriquecer de matices el resultado.
Cecilia Freire y Víctor Clavijo encarnan a los padres de Rubén. Abogada, ella; publicista él. Una de tantas parejas imbuidas de la rutina laboral absorbente que les priva de asistir de cerca al crecimiento y desarrollo de los hijos y que, para compensar sus ausencias prolongadas, les sobreprotegen y tratan de encumbrarlos en medio de una jungla de competencia desatada que todo lo justifica, incluida la violencia
La radio solo exige voz. Los
gestos sobran. Pero también es cierto que la representación se emitía en
videostreaming, aunque la retransmisión, a través de RTVE.es, falló más de lo
debido (yo no conseguí verla durante dos minutos seguidos sin que se interrumpiera…).
Víctor Clavijo y Rodri Martín se concentraron en su voz y prescindieron
deliberadamente de su comunicación no verbal (no del todo, lo necesario), lo
que tanto se enseña a desarrollar y entrenar en la RESAD, pero que en radio
pasa a segundo plano.
Se veía a Cecilia Freire, Premio
Ondas a la mejor intérprete femenina por su papel de Rita Montesinos en la
serie “Velvet”, muy cómoda en este entorno, y hasta compartimos su
sentido del humor por las bromas que hizo en los momentos previos al comienzo del
ensayo general, en las pruebas de voz. Me gusta acudir al ensayo general, para
ver de cerca a los actores, y compartir el buen ambiente que rodea los trabajos
de “Ficciones Sonoras” que lidera Benigno Moreno. El estreno es
más formal y el margen de maniobra para charlar con actores y equipo mucho más
limitado.
Elvira Lindo estaba
exultante. Nos reencontramos muchos años después de su “¡¡¡¡FernandoDelgado,
FernandoDelgado!!!!”, como Manolito Gafotas en el “A Vivir” que dirigió
el periodista y escritor canario Fernando Delgado. Había escrito un guion ex profeso para “Ficciones
Sonoras”, basado en un supuesto “Reformatorio para madres y padres”,
ambientado en un futuro cercano, situado en 2030, en el que los padres cumplían
condena por sus excesos violentos provocados por el celo, la defensa y la
sobreprotección de sus hijos: un padre que había agredido a un árbitro por
pitar una falta del partido de su hijo que no le gustó y una madre que propinó
un golpe que acabó con el ojo de la profesora de piano de su hijo. El
matrimonio formado por Natalia (Cecilia Freire) y Hugo (Víctor Clavijo) son los
padres de un adolescente de trece años, Rubén, interpretado magistralmente por el
flexible timbre de Rodri Martín, que rechaza el afán competitivo que sus padres
tratan de inculcarle. Mientras que sus padres se rehabilitan en el
reformatorio, Rubén vive en una casa de acogida, con una familia que le recibe
como es, y no como quisieran que fuera.
Carmen Ruiz (RTVE.es) |
Lindo, escritora, teatrera
y militante convencida de radio, “yo lo quiero es hacer un serial, me
encanta esto”, afirmaba, se reservaba además un papel en la obra, el papel
de la ministra de Educación Enriqueta Azúa, que charla durante una entrevista
con el periodista de RNE Íñigo
Alfonso, que se interpretó a sí mismo, como preámbulo informativo a la
trama que se desarrolla a continuación. Antes, tres reporteros, los jóvenes Celia
Vidal, Javier Salido y Guillermo Hernández, integrantes de la
promoción del Máster de RNE del pasado
curso, ayudaron a describir con oficio los antecedentes violentos de los
protagonistas. Mientras, en el patio de butacas los alumnos de la actual
promoción del mismo Máster estaban sorprendidos de ver a sus compañeros sobre
el escenario y, más que probable, alguno pensando en lo que podría ocurrirle a
él el próximo año… El planteamiento de
la obra estaba servido en bandeja.
Escena entre Rodri Martín (Rubén), Cecilia Freire (Natalia) y Víctor Clavijo (Hugo) en este "Reformatorio" de Elvira Lindo (Fotografía Gorka Zumeta) |
Elvira Lindo trabajó los
personajes de Natalia y Hugo y buscó sorprender a los oyentes con la trama, con
giros inesperados, que no voy a desvelar para no desentrañar el desarrollo de
la acción, pero con los que el público no hace sino interesarse más por el
desenlace. Escena a escena, separada por diferentes ambientes, creados, con
vocación de orfebre, por Maika Aguilera, la realizadora, este “Reformatorio
de madres y padres” iba profundizando en los personajes de los
protagonistas a los que el arrepentimiento tardó en llegarles, porque no
entendían, según su manera de pensar, que la defensa de su hijo les hubiera
privado de la libertad durante un año de sus vidas.
Carmen Ruiz (“Mi gran noche”, “Que se mueran los feos”, “Crimen ferpecto”), interpreta a Marga, un personaje al que dota de una autenticidad natural, repleta de la espontaneidad de una mujer sencilla, de orígenes arrabaleros, a la que la vida ha maltratado, pero a pesar de ello no arrincona sus sentimientos positivos en torno a la vida, la maternidad y la amistad. Tiene mucho mérito crear un personaje con tanta convicción, que trasciende el micrófono
No pudo saludar al final del
ensayo general la escritora, porque tuvo que ausentarse momentáneamente de “La
Casa Encendida”. Su colaboración en “La Ventana”, de la Cadena SER -la competencia- le obligó a
acercarse a la Gran Vía para, a su término, regresar al estreno. Pero no era
difícil percibir a una Elvira Lindo pletórica por la posibilidad de combinar
dos de sus pasiones confesas: la literatura y la radio. La historia hubiera
dado de sí para una pequeña serie, tal vez no más de 5 ó 6 entregas. Porque las
tramas podrían enriquecerse con más recorrido biográfico, profundizando más en
cada uno de los personajes de este “Reformatorio”. En realidad, se echa
de menos conocerles algo más. Acercarse con más detenimiento a sus posiciones y
a la inspiración que les mueve a comportarse como lo hacen, con tanto exceso:
qué ocurre en sus vidas para que se disparen como lo hacen.
La estancia en el reformatorio
les cambia, inevitablemente. Las terapias de grupo, dirigidas por la psicóloga
del centro, Martina, interpretada por una firme y creíble Eulalia Ramón (“El
rey pasmado”, ‘Las cartas de Alou”, “El mar y el tiempo” o “El río que
nos lleva”) van marcando la evolución. Eficaces, como siempre, el cuadro de
actores habitual de “Ficciones Sonoras”, de RNE,
compuesto por Juan Megías, el director del centro; Juan Suárez,
quien recibe y despide a los protagonistas, recoge sus enseres al llegar al Reformatorio, y dirige al grupo de actores del Coro, que enriquece la dramatización de la obra, siempre atento al detalle e
instrucciones de Mayca Aguilera; Amaya Prieto, en el sufrido papel de la
profesora de piano agredida, víctima de la violencia materna, cuya intervención
marca un punto de inflexión en la trama al desvelar la realidad de la sinrazón
de su agresión, e Íñigo Alfonso, director del primer tramo informativo de “Las
Mañanas de RNE”, al que Daniel Galindo, en los créditos finales,
garantizó “al menos en la ficción, que seguirá siendo director” de ese
programa en 2030, con la sonrisa cómplice del implicado.
Mención aparte merece Carmen
Ruiz (“Mi gran noche”, “Que se mueran los feos”, “Crimen
ferpecto”), que interpreta a Marga, un personaje al que dota de una
autenticidad natural, repleta de la espontaneidad de una mujer sencilla, de
orígenes arrabaleros, a la que la vida ha maltratado, pero a pesar de ello no
arrincona sus sentimientos positivos en torno a la vida, la maternidad y la
amistad. Tiene mucho mérito crear un personaje con tanta convicción, que trasciende
el micrófono.
Rodri Martín, Elvira Lindo y Cecilia Freire, al final de la representación, recogiendo los aplausos del público presente en "La Casa Encendida" (Fotografía RTVE.es) |
Cecilia Freire y Víctor Clavijo encarnan
a los padres de Rubén. Abogada, ella; publicista él. Una de tantas parejas
imbuidas de la rutina laboral absorbente que les priva de asistir de cerca al
crecimiento y desarrollo de los hijos y que, para compensar sus ausencias
prolongadas, les sobreprotegen y tratan de encumbrarlos en medio de una jungla
de competencia desatada que todo lo justifica, incluida la violencia. Padres
irresponsables, seguramente producto de la propia sociedad que les acoge, que
atraviesan diferentes etapas en la cura de la toxicidad que les condenó a su
estancia en el reformatorio. Clavijo empieza a hacerse imprescindible en estas
‘Ficciones Sonoras’, porque su voz es una de las más personales, ricas y
sugerentes de todas cuantas ofrece el elenco actoral español. Imprimir
credibilidad a un “gilipollas”, tal y como se define el propio
personaje, zafio, mal hablado e irresponsable, tiene mucho mérito. Nadie
empatiza con él, hasta que lloramos todos con su desgracia, que por supuesto no
destriparé. Por su parte, Freire, para
mí un grato descubrimiento, se metió en el personaje de Natalia, que le quedaba
como un guante. Se le vio disfrutar, sonreír, desvariar y llorar en poco más de
una hora, posiblemente en uno de los registros más completos e intensos (al
menos en tan corto período de tiempo) a los que le obligó el texto de Elvira
Lindo. Freire respondió eficaz al reto y es firme candidata a la continuidad en
radioficción, no solo por su profesionalidad, sino sobre todo porque se le notó
disfrutar de la experiencia.
Mi contrariedad reiterada porque estas ‘Ficciones Sonoras’ dispongan de una vida tan breve, intensa pero corta, solo una representación, sin capacidad para repetir las funciones en otros escenarios. Se trata de un problema de financiación. Pero bien podría -y debería- la radio pública concurrir a ayudas locales o regionales para trasladar la magia de sus montajes a otras ciudades, además de Madrid, donde parece ocurrir todo
Cada vez que presencio una
radioficción de RNE, dirigida por
Benigno Moreno, arropado en realización por Amparo Hernández y la propia Mayca,
no puedo por menos que felicitar al equipo técnico por su increíble trabajo:
construir previamente la banda sonora de la obra a partir de música y efectos
especiales y, en el directo, encajar la voz de los actores, a la señal precisa
de Mayca Aguilera. No piensen los lectores que actores y equipo técnico disponen
de mucho tiempo para desarrollar los ensayos, suelen ser en torno a tres-cuatro
días. Pocos. Pero, a juzgar por los resultados, suficientes. Tanto Juan Megías
como Rodri Martín me confirmaban que escuchar la banda sonora durante la interpretación ayuda a construir
mejor el personaje. El sonido envuelve la acción y les teledirige por ese
camino, en el que unas piezas encajan con otras, como si fuera un mecano.
Cualquier error, y se hunde el edificio…
Tras el ensayo general regresé a
casa y por el camino fui escuchando la emisión en directo, a través de Radio 3
(al llegar a casa lo intenté con la retransmisión en video por streaming
infructuosamente). Todo iba estupendamente, hasta que al encargado de
continuidad de la radio pública más joven se le ocurrió la desafortunada idea
de cortar la emisión desde “La Casa Encendida” antes de que Daniel
Galindo, director de “La Sala”, y habitual en las presentaciones y
despedidas de ‘Ficciones Sonoras’, pudiera leer los créditos y al
público se le permitiera aplaudir el estreno Era como si hubieran decidido
mutilar unilateralmente, ¡desde la propia radio! la solemnidad del conjunto de la
obra. Como oyente, me sentí robado. Como entusiasta de las ‘Ficciones
Sonoras’ de RNE, traicionado. Un
capítulo éste muy desventurado.
Cecilia Freire (RTVE.es) |
Y concluyo. Y lo hago con un
argumento recurrente, y una invitación: por un lado, mi contrariedad reiterada porque
estas ‘Ficciones Sonoras’ dispongan de una vida tan breve, intensa pero
corta, solo una representación, sin capacidad para repetir las funciones en
otros escenarios. Se trata de un problema de financiación, lo sé. Pero bien podría -y
debería- la radio pública concurrir a ayudas locales o regionales para
trasladar la magia de sus montajes a otras ciudades. además de Madrid, donde
parece ocurrir todo, últimamente. RNE, como
me comentaba el citado Daniel Galindo, es de toda y para toda España, aunque a
veces no se nota. Y la invitación, por último, a participar en foros y
certámenes internacionales dedicados a la ficción sonora, porque el producto
que ofrece la radio pública es único en su género, y se encuentra a la altura
de las más grandes producciones de nuestro entorno. Para sentirnos orgullosos,
y para airear el nombre de España.
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