Jesús Quintero: "Un periodista es un psicoanalista, un confesor…"
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El periodista Daniel Ramírez ('El Español') consigue una entrevista a El Loco de la Colina tras un largo período de silencio y su retirada voluntaria de la esfera pública
-También necesitamos dinero. Incluso para charlar o informar. Las propias entrevistas cuestan dinero, incluso las escritas. El redactor que cobra por su trabajo…
-Llevas mucho tiempo lejos de los medios de comunicación.
"Llevo veinte años de psicoanálisis con las preguntas que tanto hice"
- "He venido a confesarme. Jamás doy entrevistas, nunca hablo de mí. Me llaman los periódicos, las radios, las teles, pero huyo"
ElEspañol.com, Daniel Ramírez, 1 febrero, 2020 (extracto): Se abre la puerta del Café Gijón. Aparece envuelto en un gabán negro, que amuralla su cuerpo desde el cuello hasta los pies. Debajo, un chaleco cubista, como de cuadro de Picasso. Azul celeste y amarillo. Calza una gorra a juego, batida en duelo con esos rizos que se le sublevan. Ah, ¡y el fular! Ese fular que, en realidad, es una sábana y da vueltas a su gaznate. Como una serpiente pitón. Porque Madrid, esta mañana soleada de invierno, es una ametralladora de catarros.
Jesús Quintero, El Loco de la Colina, en el café Gijón de Madrid, donde Daniel Ramírez charló con él, finalmente sin guion, para esta entrevista publicada en ElEspañol.com (Fotografía Daniel Ramírez) |
“¡Maestro, maestro!”, le grita el mâitre como prólogo a un fuerte abrazo. Hacía muchísimo tiempo que Jesús Quintero (San Juan del Puerto, 1940) no pasaba por aquí. Han tronado varias legislaturas y una gran crisis desde que El Loco… desapareció.
Quienes le conocen, pero no le han tratado, miran. Indagan en este pescador de hombres y mujeres que inundó parlamentos, cárceles, mansiones y burdeles con la voz del profeta.
"Me expulsaron de TVE por una entrevista con José María García. Yo fui lleno de buena fe. No imaginaba que el director nombrado por el Parlamento fuera un censor. Me pueden prohibir una entrevista y llevarla al archivo, pero no tolero que me la manipulen"
Y El Loco canta versos con la mirada puesta en el techo. El Loco cita a Antonio Machado y pide una tregua. Desciende las escaleras camino al comedor de sus viejas tertulias. Está vacío. Catacumba, como a él le gustan los platós. Porque El Loco ha vuelto. “Jamás doy entrevistas, nunca hablo de mí. Me llaman los periódicos, las radios, las teles, pero huyo. Hoy, he venido a confesarme. Me lo has pedido tantas veces…”, comienza en una mesa de mantel blanco, manchada por un par de grabadoras. Tras casi dos años de búsqueda, aquí está: Jesús Quintero.
-¿Qué es para usted una entrevista?
-De tú, por favor, trátame de tú… Creo que la entrevista es conducir al otro gentilmente hacia lo que de verdad es. No debe tener la tensión de un interrogatorio policial, pero tampoco adolecer de una especie de pirotecnia intelectual. Es el encuentro de dos seres humanos. En primer plano, sin montajes. Con los silencios que apoyen o destruyan lo que el entrevistado acaba de decir.
-Y eso de los silencios, ¿tiene una técnica? Los empleabas muchísimo.
-No, no hay una técnica. Fluyen de manera natural… Cuando el entrevistado dice una tontería, el silencio lo demuestra. Cuando el entrevistado dice algo interesante, el silencio también lo demuestra. Lo fundamental es ser honrado y transmitir verdad.
(Tras la llegada de Prisa a la SER) "Me dijeron: “Hay que meter publicidad”. ¿Y de qué es? Aspirinas Bayer. No me dolía la cabeza. Me fui"
-Encontrarla en el fondo del ser al que entrevistas.
-Eso, eso.
-Quizá también un juego de seducción, ¿no? Generar una atmósfera en la que alguien pueda mostrarse tal cual es.
-La atmósfera es fundamental. -Iñaki Gabilondo define a Quintero como el mejor creador de atmósferas que ha conocido nunca-. Fíjate: tú le preguntas a uno… ¿Es usted un buen ciudadano? La respuesta puede ser malísima, pero si la atmósfera es buena quizá cuente algo trascendente. ¡Grecia! ¡Grecia! Allí empezó todo.
Llega el camarero. Le brinda un plato de queso de Grazalema: “Esto le sentará bien, maestro, ya verá”. El Loco pide un poleo menta. También jengibre, pero no hay. “Es que tengo la voz fatal”. Los puntos suspensivos en las respuestas de Quintero deben interpretarse como un silencio de cuatro segundos. Es la media que arroja la transcripción.
-¿Qué es un periodista?
-Un psicoanalista, un confesor… Un detective para el que todo lo oculto debe quedar al descubierto.
Podcast de Daniel Ramírez que contiene parte de la entrevista a El Loco
-¿Dónde fuiste más feliz? ¿En la tele o en la radio?
-La radio es más individual… Tú sugieres y el oyente completa. Me fascina la radio para transmitir verdad. Pero la radio de noche. Durante el día, la radio corre el peligro de convertirse en ruido. Pero, de noche... Ay, la noche. El transistor se queda con todo. En la radio, el ritmo es fundamental.
-¿Cómo se aprende a tener ritmo?
-Nací muy cerca de una familia de cantaores. Escuchaba el compás desde el vientre de mi madre. En Andalucía hay gente que habla así, “a compás”. Tan, tacatán, tiquitín, tiquitín, tin, tan, tacatán, tum, tum, pa. En todo eso, hay trama, nudo y desenlace. El ritmo es lo que nos lleva.
-¿A ti adónde te ha llevado?
-Yo quería ser actor, soy un actor frustrado. Luego acabé en la radio, también a bordo de una roulot con la que recorrimos España. Una furgoneta extravagante y vagamunda. Radio Nacional, La Ser, Televisión Española, Canal Sur… Son tantos sitios… He recorrido este país pueblo a pueblo, río a río. He visto a muchos enrollarse con la fama, la riqueza y el poder. Para mí, no tiene demasiado interés. ¿Sabes? El psicoanálisis me ha ayudado mucho.
"Durante el día, la radio corre el peligro de convertirse en ruido. Pero, de noche... Ay, la noche. El transistor se queda con todo"
-Freud.
-Oh, por favor, qué maravilla. Llevo veinte años de psicoanálisis. Me siento en un sofá. “Jesús, cuénteme lo que se le pasa por la cabeza”. No sé, un gato en una esquina. Y, a partir de ahí, comienzo a descubrir cosas.
-Vaya programas los de aquella época…
-Un día, el presidente de la Cadena SER me dijo algo así: “Estamos todo el día ganando dinero con la publicidad para que por la noche se ponga ante el micrófono un náufrago, un hombre perdido. Es una locura. Pero, mientras yo sea presidente, ese náufrago que eres tú, Jesús, seguirá ahí”. Aquel presidente murió. Dos años después, me dijeron: “Hay que meter publicidad”. ¿Y de qué es? Aspirinas Bayer. No me dolía la cabeza. Me fui.
-Pero te siguen llamando El Loco. Eso es algo que no se va.
-Me llaman loco porque nunca he tenido un sentido práctico de la vida. Me llaman loco… porque aún creo en los grandes sueños, en las utopías… Y porque no renuncio a la felicidad. No comprendo a quienes están dispuestos a todo para alcanzar el poder, la riqueza o la fama. Antonio Banderas me dijo: “La fama es un rumor a seis metros”. Tenía razón.
"Se ha perdido el gusto, la sensibilidad y hasta la vergüenza, sobre todo en la tele"
-También necesitamos dinero. Incluso para charlar o informar. Las propias entrevistas cuestan dinero, incluso las escritas. El redactor que cobra por su trabajo…
-Nunca me ha atraído lo material. Soy un enamorado de la belleza, de la creatividad. Ahí muero yo. Las ideas, que son lo bueno, no se registran en la SGAE. El sentir de otra manera tampoco se registra. Este es un tiempo donde todo eso se ha perdido.
-¿Habrías sido más feliz en un escenario que ante el micrófono?
-Me lo planteo… Una vez conocida la comunicación… No sé. La entrevista, la de la televisión, es lo mejor. Sin manipulación, sin censura.
-La entrevista desnuda.
-Sí. Ver la reacción del personaje… Quizá el montaje valga para quitar lo que no aporta, pero esos momentos de intensidad, esos silencios… Lo ves. No es lo mismo que cuando te vas a casa y transcribes la entrevista. Aunque hay entrevistadores por escrito que me gustan. Rosa Montero, un gallego que se llamaba Pedro Rodríguez, Raúl del Pozo. Ah, Raúl es un fenómeno (fue guionista del programa 'El Loco de la Colina', en RNE y la Cadena SER)
"Cuando el entrevistado dice una tontería, el silencio lo demuestra. Cuando el entrevistado dice algo interesante, el silencio también lo demuestra"
-Llevas mucho tiempo lejos de los medios de comunicación.
-Sí. Creo que, sobre todo en la tele, se ha perdido el gusto, la sensibilidad y hasta la vergüenza. Lo que en Andalucía llamamos el paladar. ¿Sabes? En Radio Nacional me castigaron tres meses porque pretendían que el título del programa fuera “Para mayores sin reparos”. Y me expulsaron de TVE por una entrevista con José María García. Yo fui lleno de buena fe. No imaginaba que el director nombrado por el Parlamento fuera un censor. Me pueden prohibir una entrevista y llevarla al archivo, pero no tolero que me la manipulen. Creo que era la primera vez en democracia que aparecía un fundido a negro en la televisión.
-¿Hay más libertad ahora que antes en los medios de comunicación?
-Tengo mis dudas. En El País no se puede hablar de Polanco, en Antena 3 no se puede hablar de Lara. El periodista tiene un airbag. Bueno, algunos tienen hasta ocho. Sabemos mejor que nadie dónde estamos y qué no podemos decir. Ese es el rollo. Lo gordo viene cuando te lo saltas. A mí me admiran, me saludan… Pero, ah, cuando te has saltado eso…
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