Javier del Pino: "Nunca pensamos en nosotros, pensamos en los oyentes"
https://www.gorkazumeta.com/2020/02/javier-del-pino-nunca-pensamos-en.html
El director del programa "A Vivir que son dos días" mantiene una entrevista con LaNuevaCronica.com de León
"La SER es una marca y la marca también está cargada de ideología, por qué no lo vamos a aceptar"
LaNuevaCrónica.com,
de León, J.R. 31.01.2020. Extracto. Con ocasión de la visita del equipo de “A
Vivir que son dos días”, de la Cadena SER, a León, con su director al
frente, Javier del Pino, el periodista habló con La Nueva Crónica en
estos términos:
Javier del Pino dirige 'A Vivir que son dos días" (Fotografía Jaime Villanueva, de El País) |
–¿Tiene la misma sensación los miércoles que la mayoría
sentimos los lunes cuando tenemos que incorporarnos al puesto de trabajo
después de un corto fin de semana en el que usted ha estado trabajando?
–Absolutamente. Además, reclamo los mismos derechos por los
que hemos luchado en todo este tiempo. Nuestros días libres son los lunes y
martes, con lo cual cuando tenemos que hacer algo esos días decimos: es que el
lunes es mi sábado, es que el martes es mi domingo, porque vamos un poco a
contrapelo de la gente. Lo que pasa –y tu también lo sabes porque eres
periodista– es que hacer un periódico significa trabajar los siete días y hacer
un programa de radio otro tanto. El programa requiere
trabajar constantemente y estar encima de los temas.
"Cuando vamos a hacer un programa fuera vamos con un espíritu un poco aventurero, con un espíritu explorador. Intentamos aprender cosas que no sabemos de ese lugar con el fin de reconvertirlas en contenidos para el programa"
–¿Cambian mucho los preparativos cuando ‘A vivir que son dos días’ sale del
estudio de Gran Vía para viajar a otra ciudad, como por ejemplo va a suceder
este sábado a León?
–Cambia mucho y si quieres te explicó por qué. Al principio no me gustaba
mucho hacer programas fuera del estudio, primero porque el estudio es mi
hábitat natural, estoy muy confortable rodeado de mis productores, periodistas
y técnicos, y con mi luz roja delante. También me incomodaba radiofónicamente
porque yo veía –y creo que todavía algunas personas lo hacen– que era hacer el
mismo programa en lugar de en un estudio en un escenario. Entonces, cuando vamos a
hacer un programa fuera vamos con un espíritu un poco aventurero, con un
espíritu explorador. Intentamos aprender cosas que no sabemos de ese lugar con
el fin de reconvertirlas en contenidos para el programa. Es muy distinto porque
también trabajamos a largo plazo.
–¿Por cierto, qué vínculos personales o profesionales tiene con León más allá del comentario de algunas noticias de ámbito local que se realizan en una de las secciones del programa o del debate sobre la pretendida autonomía leonesa que también se ha abordado y del que no sé si tiene ya una opinión formada?
–No recuerdo si de niño pude ir alguna vez con mis padres, pero de adulto no he estado nunca. Pero sí tengo muy buenos amigos que son de allí, entre ellos el director general de esta emisora, Daniel Gavela, y también una vieja gloria del periodismo, Magín Revillo, que fue corresponsal en Washington y convivimos durante mucho tiempo. Sobre la autonomía leonesa vamos a indagar este sábado porque yo diría que todavía hay mucha gente fuera de León que no sabe qué está pasando. Todo lo que sea corregir errores que se hayan podido cometer también es bienvenido. Yo no puedo mostrar una posición al respecto, pero lo que sí tengo es mucho interés por saber lo que opinan cada una de las partes.
–¿Por cierto, qué vínculos personales o profesionales tiene con León más allá del comentario de algunas noticias de ámbito local que se realizan en una de las secciones del programa o del debate sobre la pretendida autonomía leonesa que también se ha abordado y del que no sé si tiene ya una opinión formada?
–No recuerdo si de niño pude ir alguna vez con mis padres, pero de adulto no he estado nunca. Pero sí tengo muy buenos amigos que son de allí, entre ellos el director general de esta emisora, Daniel Gavela, y también una vieja gloria del periodismo, Magín Revillo, que fue corresponsal en Washington y convivimos durante mucho tiempo. Sobre la autonomía leonesa vamos a indagar este sábado porque yo diría que todavía hay mucha gente fuera de León que no sabe qué está pasando. Todo lo que sea corregir errores que se hayan podido cometer también es bienvenido. Yo no puedo mostrar una posición al respecto, pero lo que sí tengo es mucho interés por saber lo que opinan cada una de las partes.
"Al principio no me gustaba mucho hacer programas fuera del estudio, primero porque el estudio es mi hábitat natural, estoy muy confortable rodeado de mis productores, periodistas y técnicos, y con mi luz roja delante"
– No sé si cuando era oyente de radio, antes de trabajar en el medio, era un
oyente fiel de una cadena o buscaba la pluralidad informativa.
–Cuando estaba en la facultad no era un ávido consumidor de radio. Era más
consumidor de prensa y de hecho la radio no estaba en mi radar. Hasta el punto
de que cuando llegué a la SER para hacer las pruebas para ser becario de
verano, que es como entramos todos en esta emisora, recuerdo que me hacían
preguntas sobre los presentadores de la Cadena SER de esa época y yo no conocía
a ninguno. A mí me preguntaban por Manuel Campo Vidal y yo no sabía que
presentaba Hora 25. La radio me era muy ajena pero la radio me enganchó de una
manera brutal. Y fue entrar en la radio y convertirme en un hombre de la SER.
Yo no consumía información en la radio, la consumía en la
prensa. La verdad es que los tiempos han cambiado, por supuesto.
– ¿Cree que la fidelidad que había a una emisora de radio en la década de
los setenta, por ejemplo, era más sentimental y en la actualidad tiene un mayor
componente ideológico?
–Sí, creo que lo has expresado perfectamente. Pienso que uno es de la
Cadena SER igual que es del Atlético de Madrid. Escuchamos la radio como quien
se mete en una trinchera y no sale de ella. El oyente de la SER tiene una
inercia a aceptar lo que la SER pone porque confía en ella. La SER es una marca
y la marca también está cargada de ideología, por qué no lo vamos a aceptar. No
me parece mal. Defendemos unos principios, no solo una manera de hacer radio. Y
está bien que todos los que trabajamos en esta cadena tengamos esos mismos
principios que tienen que ver con la defensa de valores y de derechos
fundamentales. Que un oyente de la SER se pase a otra emisora es como imaginar
que un militante del PP alguna vez votará al PSOE.
Javier del Pino junto al pianista James Rhodes, una de las grandes aportaciones del programa (Fotografía CadenaSER.com) |
– De Javier del Pino se conoce sobre todo su etapa de
corresponsal en Washington y su periodo al frente de ‘A vivir que son dos
días’, pero no tanto su paso por Hora 14, Hora 20 o por Hora 25 junto a Carlos
Llamas. ¿De aquel modelo de informativo, qué ha quedado, si ha quedado algo?
– Sí, y yo creo que es un problema porque había que haberse replanteado ya
la manera en que se hacen los informativos. Ahora mismo se parecen mucho a los
que hacíamos hace 25 años. Pienso que los informativos –me refiero a todos no
solo a los nuestros– han caído en el vicio de ocuparse de lo que ya está ahí en
lugar de buscar las cosas que no están ahí. Es sencillo hacer un informativo
cuando tú recopilas lo que el día te ofrece. Es más complicado hacer un
informativo cuando tú tienes que generar contenido para ofrecérselo al oyente.
¿A qué nos ha conducido esto? Pues nos ha conducido a que los informativos sean
fundamentalmente una retransmisión de la política, del mismo modo que los
programas de deportes son una retransmisión del fútbol y queda muy poco espacio
para todo lo que no sea fútbol.
"Carlos Llamas y yo estuvimos siete u ocho años trabajando codo con codo y creo que parte de mi concepto escéptico sobre el periodismo se lo debo a él"
–No obstante, Carlos Llamas sí que intentó, y pienso que lo logró, imprimir
un sello personal al informativo Hora 25.
–Carlos tenía unos elementos que yo creo que eran únicos y siguen siendo
únicos. Primero es que él no entendía por qué estaba allí. Él tenía siempre un
concepto autodestructivo de sí mismo. Pensaba que había caído por ciertas
confabulaciones del destino en la dirección de Hora 25 , pero que era un lugar
en el que él no tenía que estar. Él tenía que estar en su barrio de Canillejas
o trabajando en otras cosas. Eso le proporcionaba una visión muy escéptica de
todo lo que hacía. Todo lo que veía a su alrededor lo veía a través del prisma
de alguien que no se considera tan importante. Yo creo que es uno de los
grandes errores de los informativos actuales, que es pensar que somos
importantes. Si tú te pones en un lugar mucho más humilde e intentas entender
la información al mismo tiempo que el oyente, situándote en su mismo plano, vas
a generar una empatía. Y esa empatía la hemos perdido, quitando Carlos que era
magnífico, porque le estaba diciendo al oyente: yo soy uno de los vuestros, yo
soy como vosotros. Y a eso encima le añadía un sarcasmo de barrio periférico
madrileño que te ayudaba no solo a entender lo que te estaba contando sino a divertirte
con lo que te estaba contando. Estuvimos siete u ocho años trabajando codo con
codo y creo que parte de mi concepto escéptico sobre el periodismo se lo debo a
él.
– En ‘A vivir que son dos días’ utiliza dos sintonías diferentes para las
emisiones del sábado y del domingo. ¿Es una manera de ilustrar la diferencia de
contenidos de ambos días?
"Es sencillo hacer un informativo cuando tú recopilas lo que el día te ofrece. Es más complicado hacer un informativo cuando tú tienes que generar contenido para ofrecérselo al oyente. Se parecen mucho a lo que hacíamos hace 25 años"
–El programa está perfectamente diseñado además para que los contenidos
vayan de lo más complicado hacia lo más sencillo, al tiempo que acompañan al
oyente en su sábado por la mañana y en su domingo por la mañana. Y son días muy
diferentes. Los sábados son días de euforia, donde te levantas sabiendo que te
queda todo el fin de semana por delante. Los domingos son días de mayor
meditación y de mayor tranquilidad, y los contertulios también se ajustan a eso.
Todo está pensado siempre teniendo en la cabeza a la persona que está al otro
lado de la radio. Nunca pensamos en nosotros, pensamos en ellos.
–Lleva casi ocho años al frente de ‘A vivir que son dos días’. No sé si con
ganas de continuar o se plantea ya la posibilidad de explorar nuevos
territorios.
–Esta es una buena pregunta que, aunque te sorprenda, no me hacen a menudo.
Yo creo que la gente piensa que cuando uno coge un programa de radio no lo
suelta ni aunque le echen agua hirviendo. Y no es mi caso. Yo creo que todo en
la vida tiene un recorrido y desde luego te puedo decir con toda seguridad y
sin temor a equivocarme que me quedan muchos menos años haciendo este programa
que los años que llevo haciéndolo. ¿Cuando puede llegar el final? Yo creo que
más pronto que tarde, por razones de sentido común y de revelación. Lo que pasa
es que esto depende de muchos factores y ahora mismo no sabría decirte.
–¿Pero sería siempre dentro de la casa que le vio nacer como profesional de
la comunicación?
– El mundo es amplio. Soy incapaz de decir dónde estaré dentro de cinco años. Imposible.