“El Faro” orienta a los oyentes en las madrugadas de la SER
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Su directora, Mara Torres, ha elegido las madrugadas para regresar a la radio, donde ya reinó con “Hablar por Hablar”
El pasado 1 de octubre de 2018, “Hablar por Hablar” bajó la persiana después de 8.000 ediciones, 8.000 madrugadas junto a los oyentes. Siempre hay dolor en estos adioses. La radio forma parte de millones de historias personales, y desde Gemma Nierga hasta Macarena Berlín, con Fina Rodríguez, Cristina Lasvignes y la propia Mara Torres, todas, establecieron cada noche una rutina cálida que les acercaba a cada uno de sus oyentes, como ningún otro medio logrará nunca. Pero la vida continúa. Igual que “Ustedes son formidables”, un programa-hito de Alberto Oliveras, en la SER, también desapareció. Hay que evolucionar, y enriquecer la oferta. Y, en este sentido, la cadena de Prisa demostró su valentía al promover el cambio, porque la radio es una carrera de fondo y cuesta mucho consolidar los nuevos proyectos.
Las métricas siguen siendo el mayor problema de la radio online o, más bien, la certificación de las métricas. El EGM, que elabora trimestralmente la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC) mide ya consumo de podcasts (porque ha incluido preguntas en su encuesta), pero los datos no son públicos todavía. Por tanto, cada socio del EGM recibe su correspondiente informe privado que incluye estos datos, en donde la aceptación del programa “El Faro” es muy buena por parte de los oyentes. Tampoco son públicos los datos de descargas digitales que logra el programa, pero, según hemos podido saber, desde que comenzó ha multiplicado casi por diez sus descargas mensuales, lo que se considera un éxito rotundo.
Toda esta evolución, me conduce a pensar que “El Faro”, por la singularidad de sus contenidos atemporales, podría ser el prototipo del nuevo consumo de un programa de radio en los albores del siglo XXI: un consumo mixto, entre lineal y no lineal, en el que la incomodidad de escucharlo en directo, por los horarios intempestivos para la mayoría de oyentes, penaliza su EGM, mientras que las descargas digitales masivas de sus ediciones, en formato podcast, le benefician, precisamente por ofrecer un contenido atractivo para cualquier momento y lugar.
Mara Torres no tiene ni el tono de Menéndez, ni el de Jesús Quintero, ni siquiera el suyo propio cuando presentaba “Hablar por Hablar”. Ha evolucionado y se ha encontrado con una audiencia menos intimista, y más cómplice con las historias que proponen en “El Faro” cada madrugada. Se habla con más naturalidad, y con menos afectación. Y el oyente agradece este progreso. En realidad, la radio se está desprendiendo de los últimos restos de la impostación antinatural que heredamos de la radio de los 40 o los 50, que habían perdurado tal vez amparados en la radio nocturna. La radio se quiere parecer cada vez más al sonido de la calle, el que escuchamos a la vuelta de la esquina. Y huye de artificios y teatralizaciones, que quedan para otros géneros radiofónicos. El magacine, clasificación en la que se encuadraría “El Faro”, exige ahora pensar en ambos mundos: en el lineal y en el no lineal. Y harían bien las cadenas de radio en ofrecer las cifras de consumo en uno y otro escenario. Mientras no lo hagan, nos seguiremos quedando con la referencia del dato del EGM, cada vez más insuficiente para ajustarse al consumo real.
Cuando la radio crea comunidades ancladas en las emociones resulta imbatible
- La esencia de la radio (nocturna) de acompañar se enriquece con los deseos de aprender y participar identificándose con el programa
Mara Torres nació en la Cadena SER, y se forjó en la SER. Tuve la enorme suerte de conocerla en su primera etapa en Radio Madrid y sigo creyendo en sus extraordinarias dotes para la comunicación. Las ha demostrado en la radio, y también en la televisión. En la SER y en ‘La 2’ de Televisión Española. Y en ambos destinos aportó la impronta de su innata naturalidad para coquetear con los micrófonos y las cámaras. En estos tiempos en que es tan difícil encontrarse de bruces con la autenticidad, ella es un prototipo de éxito en esta materia.
Mara Torres en directo en "El Faro" (Fotografía Cadena SER) |
El consumo bajo demanda, en franco crecimiento, frente al consumo lineal, en retroceso, está modificando las formas de hacer radio, no solo en la generación de contenidos atemporales, con fecha de caducidad más amplia, sino también en la manera de dirigirse al oyente para cautivarle. “El Faro” avanza por esta senda
Tomada la decisión de cerrar una etapa de casi tres décadas, que afrontó, con tanta responsabilidad como conocimiento, Daniel Gavela, director general de la Cadena SER, el programa que lo sustituyó fue “El Faro”, con Mara Torres al frente, que regresaba a Gran Vía 32. Un nuevo concepto de programa que, además de las llamadas y la participación de los oyentes (Mara Torres, hay que recordarlo, puso en marcha en su etapa en el ‘Hablar por Hablar’, la interacción con los oyentes a través de las entonces precarias redes sociales existentes, con sus chatines…) aporta una estructura muy diferenciada de su antecesor, con contenidos más elaborados, que persiguen no solo la participación de los oyentes, sino sobre todo su implicación con el tema propuesto cada noche.
Ya lo adelantaba la propia Mara en una entrevista para El País, firmada por Rosario G. Gómez, "Iremos construyendo con los oyentes un programa con las múltiples posibilidades que da cada tema, desde el más intelectual al más casero". Y añadía: “Cada faro es único en el mundo porque tiene una señalización lumínica que lo identifica. Siguiendo su estela, ‘El Faro’ será único porque girará sobre un asunto distinto cada noche: temas cotidianos como la mesa, el pan, la figura del padre o la cama, pero también sobre el paso del tiempo, el amor, la vejez o el deseo”. Esta era la propuesta ideal de Mara Torres para configurar su nuevo programa en las madrugadas de la SER: un tema cada noche para arrojar luz sobre él entre todos: oyentes, equipo del programa y expertos, de todo tipo y condición, con una única exigencia en su ADN: su competencia profesional incontestable. Pero, doce años después de abandonar “Hablar por Hablar” y la propia SER, Mara Torres se ha encontrado con una nueva realidad mucho más desarrollada que a primeros de los 2.000 en materia de interacción con los oyentes. Ya no es el precario chat que puso en marcha, sino unas potentes redes sociales donde millones de personas escarban buscando historias que les atraigan. “Ahora más que nunca un medio necesita la interacción con los oyentes, porque su aportación enriquece infinitamente a un programa”, decía en esa entrevista en El País. Y lo decía con conocimiento de causa, porque ella lideró, en su momento, esa incorporación de las redes sociales a un programa de radio.
Ha transcurrido poco más de un año, y “El Faro” de la SER se ha enfrentado a tres oleadas del Estudio General de Medios (EGM). Mal que nos pese, todavía el músculo de los programas de la radio española se mide por un estudio basado en el recuerdo del día anterior. Y la nueva propuesta de Mara Torres se encuentra a distancia de las cifras históricas que obtuvo “Hablar por Hablar”, porque los tiempos han cambiado, y los oyentes han menguado. Al menos los oyentes tradicionales, luego matizaremos esta afirmación. El caso es que los resultados obtenidos han sido:
EL FARO
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1ª OLA 2019
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2ª OLA 2019
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3ª OLA 2019
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DIF 2ª/3ª
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01:30-4:00
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255.000
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238.000
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184.000
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-54.000
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Fuente EGM, 3ª ola 2019, de lunes a viernes (AIMC)
No son buenos resultados. Pero en la radio hay que tener paciencia. Lo saben en la SER y en todas las cadenas, aunque luego, en la toma de decisiones, los directivos más impacientes impongan su criterio y terminen por eliminar un programa con posibilidades de poder demostrar su valía. No es el caso de “El Faro”, porque las impresiones son muy buenas dentro de la casa, pese a las cifras del EGM.
🎭 @ElBrujo_es en #ElFaroCarnaval: "Ahora tengo la máscara tan incorporada que, cuando piso el escenario, yo mismo soy la máscara"— El Faro (@ElFaroSER) February 24, 2020
Entrevista completa en @la_ser con @maratorres_ https://t.co/nFueYVgFN4 pic.twitter.com/bEAHBkSV40
En su momento, con la publicación de la 3ª ola del 2019, algunos digitales destacaron que “Gente Despierta” de Radio Nacional, con Alfredo Menéndez, había logrado el liderazgo de las madrugadas de la radio española, arrebatándoselo a la SER. En algunos foros hay mucha prisa por desmontar liderazgos, y ya se sabe que los números tienen muchas interpretaciones. Pero no. “Gente Despierta” se emite de 23:30 horas a 3 de la madrugada, mientras que “El Faro” comienza a la 1:30 horas, tras “El Larguero” de Manu Carreño, hasta las 4 de la madrugada. Es como comparar churras con merinas. Habría que comparar los mismos tramos horarios, y todos sabemos que a las 23:30 horas (RNE se autoexcluye de los programas deportivos nocturnos) hay muchos más oyentes que a las 3 ó 4 de la madrugada.
Con todo, nadie niega que el EGM dibuja una clara tendencia a la baja del programa, que cada ola pierde más apoyos. Esto, en cuanto a número de escuchas registradas por el EGM. Pero, ¿qué ocurre con las otras formas de consumo de un programa de radio en el siglo XXI? ¿Qué ocurre con el consumo bajo demanda? Pues que a “El Faro” le va muy bien. Al tratarse de un programa de contenidos atemporales, no dependientes, cuando menos, de la actualidad informativa, su caducidad a largo plazo le otorga mayores posibilidades de consumo posterior.
Mara Torres dirigiendo su programa "El Faro", con el que ilumina las madrugadas de la SER (Fotografía Cadena SER) |
Los datos del EGM son malos, aunque en radio hace falta paciencia para consolidar nuevos proyectos. Pero, ¿qué ocurre con las otras formas de consumo de un programa de radio en el siglo XXI? ¿Qué ocurre con el consumo bajo demanda? Pues que a “El Faro” le va muy bien
Toda esta evolución, me conduce a pensar que “El Faro”, por la singularidad de sus contenidos atemporales, podría ser el prototipo del nuevo consumo de un programa de radio en los albores del siglo XXI: un consumo mixto, entre lineal y no lineal, en el que la incomodidad de escucharlo en directo, por los horarios intempestivos para la mayoría de oyentes, penaliza su EGM, mientras que las descargas digitales masivas de sus ediciones, en formato podcast, le benefician, precisamente por ofrecer un contenido atractivo para cualquier momento y lugar.
Y esta reflexión, me conduce a otra, no menos importante: los tiempos del susurro nocturno de los programas de madrugada, cuando los locutores no hablaban, sino que bisbiseaban musicalmente para arrullar al oyente, están cambiando. Cierto es que la noche es un tiempo diferente al del día, y que la actitud del oyente varía. Pero, subrayado esto, el tono está cambiando. ¿Por qué lo digo? Porque la reutilización posterior del contenido de un programa, a través de su versión podcast, no debe anclarse en una manera de hablar tan particular asociada al tono de radio nocturna de antaño, porque puede escucharse por la mañana o por la tarde, evidenciándose un claro desfase de tonos. ¿Cuál es, pues, la solución? Equilibrar. Las noches en la radio ya no son, en lo formal, como las de “El Loco de la Colina”, en los 80. El tono se va acercando hacia la uniformidad o neutralidad horaria.
Así, a muchos extraña que Alfredo Menéndez, en ‘Gente Despierta’ de RNE, hablé en las madrugadas de la radio pública con el mismo tono que empleaba durante “Las Mañanas de RNE”, a veces espídico. ¿No parece el adecuado? ¿Y para quien le escucha a las doce del mediodía en el metro? Visto y analizado con la actual perspectiva, en que los programas nocturnos, en función de los contenidos, podrían contar con mayor audiencia en su opción podcast frente al riguroso directo (aunque el EGM solo haga públicos, de momento, los datos del streaming), esta estrategia de reequilibrar tonos sería de hecho la más adecuada para favorecer la comodidad de escucha a cualquier hora.
Así, a muchos extraña que Alfredo Menéndez, en ‘Gente Despierta’ de RNE, hablé en las madrugadas de la radio pública con el mismo tono que empleaba durante “Las Mañanas de RNE”, a veces espídico. ¿No parece el adecuado? ¿Y para quien le escucha a las doce del mediodía en el metro? Visto y analizado con la actual perspectiva, en que los programas nocturnos, en función de los contenidos, podrían contar con mayor audiencia en su opción podcast frente al riguroso directo (aunque el EGM solo haga públicos, de momento, los datos del streaming), esta estrategia de reequilibrar tonos sería de hecho la más adecuada para favorecer la comodidad de escucha a cualquier hora.
Mara Torres regresó de TVE a la SER, al lugar de donde había partido. Para unos significará un retroceso, para ella era un reto superarse a sí misma (Fotografía Cadena SER) |
“El Faro”, como heredero de “Hablar por Hablar”, mejora ampliamente a su predecesor, porque está demostrando que por las noches también hay que currarse los contenidos, también hay que ofrecer a los oyentes propuestas con las que identificarse, y no solo alimentarse del teléfono
“El Faro”, como heredero de “Hablar por Hablar”, mejora ampliamente a su predecesor, porque está demostrando que por las noches también hay que currarse los contenidos, también hay que ofrecer a los oyentes propuestas con las que identificarse, y no solo alimentarse de las llamadas de los propios oyentes, por ingeniosas, brillantes o emocionantes que sean, porque a final de mes quienes perciben una remuneración por su trabajo son los componentes del programa y no los oyentes que participan a través del teléfono o del WhatsApp. No estoy criticando implícitamente el trabajo de los diferentes equipos del “Hablar por Hablar”, porque en este caso se trataba de un formato que se estiró casi tres décadas y que, al final, ya languidecía en términos de audiencia, agotado, frente a las importantes cifras que cosecharon Gemma, Fina, Mara y Cristina, principalmente. Ni le estoy quitando mérito. En las madrugadas de la SER, hemos pasado de la catarsis a la comunión. Y nos sirven sus dos primeras acepciones, en el diccionario de la RAE: 1. f. “Participación en lo común, y 2. f. Trato familiar, comunicación de unas personas con otras”. Justo lo que quería expresar.
El consumo bajo demanda, en franco crecimiento, frente al consumo lineal, en retroceso, está modificando las formas de hacer radio, no solo en la generación de contenidos atemporales, con fecha de caducidad más amplia, sino también en la manera de dirigirse al oyente para cautivarle. “El Faro” avanza por esta senda.
"El faro" no terminó de convencerme la primera temporada. Definitivamente no lo ha hecho en ésta. No me gusta el formato, ni el tono, ni los contenidos... ni Mara Torres, a quien escuchaba con gusto en "Hablar por hablar" hace casi 20 años. Lo que menos me gusta aún es que nos calcen a diario en "La ventana" el avance de contenidos de "El faro". Rompe la dinámica del programa y es absolutamente prescindible. Molesta bastante que a eso de las 18.30 h. Mara se convierta en invitada y nos dé su opinión sobre literatura todos los lunes, sobre cine todos los miércoles, sobre televisión todos los martes, sobre deportes cuando hay "Carrusel"... Molesta y me quita las ganas de escucharla de madrugada o en podcast. Y todo porque la SER tiene que hacer promoción y amortizar el fichaje. Pues cuanto más lo hace más consigue que aborrezca "El faro" y deje de escuchar "La ventana".
ResponderEliminarProbablemente el mejor programa de radio en la actual, conducido con gran maestría por la gran comunicadora que Mara es.
ResponderEliminarmuy cierta la critica
ResponderEliminarEste blog es de toda la radio de España , o de la SER o SCR Sociedad catalana de radio , ( Angels, Carles , la 2 del a vivir , etc ) . Se ha enseñado a odiar a España em cataluña y ahora enCataluña las señales de radio que se escuchan no tienen nada que ver con el resto de España , ( ha calado el multar los rótulos es español y en la escuela se enseña Español en gimnasia ) .Y lo de rne , es peor , Pepa ( la ser es mejor ) , Carles , Iñigo , todos catalá y lo del golpe de 1 0 del 17 , Puigdemont está en el exilio ? .- Menos mal que está radio inter, es radio, y capital radio , ver descargas en ivoxx ¡¡
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