Álex Fidalgo: un actor de los podcasts
https://www.gorkazumeta.com/2020/02/alex-fidalgo-un-actor-de-los-podcasts.html?m=0
El periodista presentó su libro "Lo que tú digas", la versión impresa de su podcast en la FNAC Callao el pasado 28 de enero
"El éxito del podcast es la selección del protagonista. Lo tengo clarísimo"
Frank Blanco subrayó en la
presentación del libro de Álex Fidalgo, “Lo que tú digas”, la
versión escrita de su exitoso podcast de entrevistas, que se presentó en la
tarde del pasado 28 de enero, en la FNAC de la céntrica plaza madrileña de
Callao, que le gustaba sobre todo “la intrahistoria” que se contaba sobre
las entrevistas: lo que no se contó en los podcasts, y que convierte el libro
en un valor diferencial y añadido a la versión sonora. Como cuando Álex, un hipocondríaco
permanentemente online, llegó a casa de Berto Romero para
entrevistarle, superando una interminable cuesta que terminó por agotarle,
física y psicológicamente: “Era pleno julio, estábamos a 40 grados y a mí me
dolía la cabeza como si la noche anterior me hubiese bebido un bidón de
Jaggermeister, arcadas incluidas. Tal era mi estado que, a mitad de la cuesta,
me planteé dar media vuelta, disculparme con Berto por teléfono, y decirle que
ya encontraríamos otro momento para celebrar nuestro encuentro”. Finalmente,
lo volvió a contar en la presentación, con ese marcado y envolvente acento
gallego, "llegué a la puerta, exhausto, derrotado, con los siete males encima, Berto
me abrió la puerta, me dijo: “hola Álex, qué tal, pasa”, y pasé, e hicimos la
entrevista, luego le pedí, ya en confianza, un ibuprofeno”, confesó Fidalgo.
Álex Fidalgo charlando con Frank Blanco en la presentación (reportaje Gorka Zumeta) |
Esta anécdota, y sobre todo su
resolución final, confirma un hecho que también fue abordado en la presentación
de este libro que reúne solo once entrevistas de las más de un centenar que ha
producido Álex Fidalgo desde que puso en marcha “Lo que tú digas”, y es
que este podcast ha tenido -y probablemente sigue teniéndolo- un incuestionable
aspecto terapeútico en la vida de un tipo que sigue dudando de su capacidad
para liderar su trabajo, y no es una pose. Este gallego socarrón, del que te
quieres hacer amigo, porque ejerce un encantamiento indescriptible, en
realidad, utiliza, sin saberlo, la duda como método cartesiano de avance en la
vida y paradójicamente lo hace con paso firme. Después de más de un centenar de
encuentros sonoros, Álex Fidalgo reconocía en la FNAC, “me he hecho con un
fondo de armario enorme, después de haber entrevistado a tantísima gente
interesante, y aprovecho las citas, pero siempre cito autoría. Queda muy de
sabio”, confesó el autor entre risas.
“A la hora de trabajar la documentación de mis invitados, procuro saber lo necesario, pero no todo, porque no quiero eliminar mi capacidad de sorpresa ante lo que me pueda contar, y yo descubrir”
Me da la impresión de que lo que hace
atractiva la personalidad de Álex Fidalgo ante sus invitados es su aparente
fragilidad y vulnerabilidad. “Prefiero que mis invitados se sientan cómodos
conmigo, y no me gusta hurgar en aspectos que les molesten, y que a mí no me
aportan nada. Al principio tanteo, a ver cómo es, porque a la mayoría no les
conozco, formulo la primera pregunta y voy tirando del ovillo de lana de la
respuesta”, comenta ante Frank Blanco que, con gran capacidad de reacción,
repregunta: “entonces, ¿no te preparas las entrevistas porque a la mía fuiste
con tus folios de preguntas?”. Fidalgo entonces respondió que, por lo
general, suele acudir a las entrevistas sin papeles, pero habiendo preparado previamente
la correspondiente documentación. “Pero, ¡cómo puedes pensar que vaya sin
preparármelas, con la inseguridad innata que me acompaña siempre!”,
replicó. “Otra cosa es que a la tuya fuera con mis cuatro folios, porque pensaba:
me va a entrevistar Frank Blanco, quiero que vea que soy un profesional
competente, y serio, por si me contrata...” (risas).
Y así, entre bromas y veras,
discurría la presentación del libro de Álex que representa la plasmación
material de su trabajo etéreo y sonoro. Y hubo un aspecto que me
sorprendió por inusual: “a la hora de trabajar la documentación de mis
invitados, procuro saber lo necesario, pero no todo, porque no quiero eliminar
mi capacidad de sorpresa ante lo que me pueda contar, y yo descubrir”.
Ciertamente, la escuela de la documentación exhaustiva es la que cala en los
profesionales más avezados, y que persigue sorprender al propio invitado cuando
su entrevistador desvela aspectos de su obra, o de su personalidad, que él
mismo creía ocultos de la mirada pública. De nuevo aparece en escena el Álex Fidalgo-niño,
que reniega de la condición de investigador del CSI, y prefiere dejarse
sorprender por la narración de sus invitados, lo que sin duda aporta una evidente
dimensión de humildad que lo hace aún más atractivo.
Álex Fidalgo, en la FNAC Callao de Madrid, sentado junto a la portada de su libro |
Me gusta, me enamora el Álex
Fidalgo-niño que se sitúa frente a su entrevistador, con un par de micrófonos
como únicos testigos, y se deja llevar por el ‘ovillo’ de las respuestas de su
invitado, tirando de él durante dos y tres horas de conversación. “¿Tienes
miedo a quedarte en blanco?”. Curioso. Lo preguntó Frank Blanco, que al
menos en este aspecto, parece tener bula por su genética heráldica. “’Por
supuesto que sí”! confesó de inmediato Fidalgo. Pero, acto seguido, añadió:
“Realmente, Frank, yo creo que el éxito del podcast es la selección de
protagonistas. Lo tengo clarísimo. Es muy fácil conversar con ellos”, y
añadió una frase del refranero español que prefiero omitir (quien desee descubrirla
no tiene más que pinchar el video que acompaña a este post). Pero Álex le echa
los cinco sentidos a la atención que exige el momento. “Termino muy cansado
después de cada podcast”. Y no solo porque han transcurrido una, dos o tres
horas de charla, sino porque “tengo que seguir muy atento las palabras del
invitado, y no me puedo evadir en ningún momento, porque tal vez pierdo el gran
tema de la conversación, que pasaría desapercibido”, añade.
"Me he hecho con un fondo de armario enorme, después de haber entrevistado a tantísima gente interesante, y aprovecho las citas, pero siempre cito autoría. Queda muy de sabio”
“Lo que tú digas” es un
podcast directo, sin filtros, sin edición. Frank Blanco pregunta por qué esta
elección, por qué la renuncia a la edición posterior. Pero no incluye en su
pregunta ninguna posible respuesta, aunque la piense. No hace falta. Álex
Fidalgo es quien la adelanta, sin rubor: “alguien podría pensar que soy un vago
y que rehúso a la edición para no cargarme de un trabajo innecesario” (más risas
del público). “Yo lo había pensado”, interrumpe Blanco. Y sigue Fidalgo:
“Pero en realidad quiero que sea así, que la conversación fluya tal cual, tal y
como se va produciendo, e incluso si al invitado se le va la cabeza, y olvida
un nombre, un dato, creo que es importante ofrecerlo para mostrar la realidad
de cómo es el personaje entrevistado; aunque algo de vago… puede haber”,
concluye entre sonrisas del público.
La presentación de este libro,
editado por Kailas Editorial, nos descubrió aspectos sorprendentes de algunos
de los invitados del podcast de Álex Fidalgo, como que su capacidad de
invención les conduce a aportar datos sobre su biografía o trayectoria que tal vez no
responden a la realidad, sino que son fruto de una imaginación que han
terminado por creerse. “A ver, entre mis entrevistados están Fernando
Sánchez Dragó, Jorge, el cantante de “Los Ilegales” y Coto
Matamoros. No digo yo que se hayan inventado todo, pero que hayan añadido
literatura en sus respuestas, yo creo que un poco, y a mí me encanta. Son
nombres que provocan controversia. Pero a mí me parece que éste es el quid del
podcast: que cada uno saque sus propias conclusiones sobre cada personaje”.
“Yo tengo una obsesión personal, por la que pregunto de manera recurrente, y es la paternidad. Yo no soy padre y me llama poderosamente la atención. Pregunté por ella a Santiago Segura, genéricamente, sin pretender indagar en los detalles sobre sus hijas, y se sintió molesto”
En el capítulo de preguntas que
abrió Frank Blanco, tuve la oportunidad de confirmar algo que ya había
comentado Álex en una de sus intervenciones, referido a su voluntad de que sus
invitados se sintieran cómodos durante la charla. Se nota, dije, que cuando
surge la imprevisible reacción de incomodidad de sus invitados ante una
pregunta formulada sin malicia, este gallego enamorado de la radio lo pasa mal.
Surgió durante una entrevista que no se incluye en el libro, realizada al actor
y productor Santiago Segura. Segura le dijo que no le gustaba hablar de
su vida privada, y se creó una situación tensa que la voluntad de ambos logró
disipar por fortuna. “Yo tengo una obsesión personal, por la que pregunto de
manera recurrente, y es la paternidad. Yo no soy padre y me llama poderosamente
la atención. Pregunté por ella a Santiago Segura, genéricamente, sin pretender
indagar en los detalles sobre sus hijas, y se sintió molesto”, me explicó.
La vida, que es enormemente caprichosa, y enrevesada, le ha dado la vuelta a
esta situación: entonces, Santiago Segura no quería hablar de sus hijas; hoy,
son las protagonistas de su comedia “Padre no hay más que uno”.
Resulta lógico pensar que cada
oyente del podcast “Lo que tú digas” elige entre las propuestas de Álex
Fidalgo aquéllas protagonizadas por nombres que, en principio, le atraen y, por
esta misma razón, desecha aquellos otros podcasts con entrevistas a personajes
que no le resultan atractivos. Pues bien, yo invito a los seguidores de Álex
Fidalgo -y también a quienes no le conocen todavía, por supuesto- a prescindir
de los prejuicios que les llevan a elegir a unos y a rechazar a otros. Porque,
si algo aporta “Lo que tú digas” es una galería de autorretratos
variopinta en la que quedan demolidos esos prejuicios, al encontrarte con
conversaciones que te atrapan desde el minuto uno. Tiene mucho mérito crear la
atmósfera necesaria como para que la conversación se prolongue dos y tres
horas, duraciones absolutamente descarriladas frente a lo aconsejable por los
gurús del fenómeno podcast; pero tiene mucho más mérito, con profundo respeto
hacia la encomiable labor de Álex, que haya miles de oyentes que elijan ese
podcast y, conociendo de antemano su duración (lo que asusta un poco de
entrada), no se dejen llevar por los prejuicios, y decidan escucharlo con toda
su atención (incluso de seguido, durante un viaje, por ejemplo).
El editor, Gorka Zumeta (derecha) con Luis Muiño ('Entiende tu mente') y Álex Fidalgo |
En la FNAC Callao Álex Fidalgo me
dedicó el libro: “con cariño para mi gran amigo Gorka. Gracias por apoyar LQTD
desde el principio”, me escribió. No tiene ningún mérito apoyarlo, querido Álex,
porque eres tú el que nos haces el regalo. Ahora, desde Podium
Podcast, que te ha fichado, pero durante mucho más tiempo de vida del
podcast hasta ahora, has dedicado no solo tu esfuerzo y talento a producirlo y
grabarlo, sino también tu dinero, a fondo perdido, y sin ningún retorno, lo que
comporta, como digo, un enorme mérito. Si tenías que desplazarte a la ciudad de
tu invitado, no dudabas en hacerlo gastándote lo que no tenías, y pidiendo
favores a amigos para que te alojaran en su casa. Y allá que ibas, con tus 25
kilos de material cargado en tu mochila, en busca de nuevas historias que
contar, y nuevos invitados que ofrecer a tus oyentes. ¡Cómo no te voy a apoyar!
Y, como yo, cientos de colegas que te has encontrado por el camino y que te han
querido, y tú te has dejado querer. Enhorabuena.
La versión impresa del podcast “Lo
que tú digas”, se detiene solo en once entrevistas. Las de Pedro
Cavadas, Laureano Oubiña, Dani Rovira, Rodrigo Cortés, Paloma Navarrete, Juan Soto
Ivars, Eme DJ, Berto Romero, Carlos Barruso, Dani El Rojo y Alejandro
Dolina. Cada uno de ellos logra conquistarte, en una lectura amena, y bien
presentada, con sus correspondientes dosis de ‘intrahistoria’, como destacaba
Frank Blanco. Tal vez hubiera resultado práctico añadir en la edición,
ilustrada con acierto por los dibujos de Tito Merello, los
correspondientes códigos QR mediante los que el lector podría ser redirigido
hacia la versión podcast de cada entrevista citada, en un paso hacia adelante
en la confluencia multimedia del siglo XXI. Ahí lo dejo para futuras ediciones,
porque la lectura de alguna de las entrevistas se queda corta y te apetece
escuchar la versión podcast. Si se facilita el trabajo, mejor, más cómodo
resulta.
“Álex Fidalgo es probablemente el mejor entrevistador que tenemos en España”. La afirmación tiene un padre, nada menos que Juan Carlos Ortega, por quien Álex Fidalgo mantiene una sincera admiración. No es para menos. Pero Ortega sabe lo que se dice, a pesar del comodín del adverbio. Como citó también Frank Blanco durante la presentación inicial, “Lo que tú digas” representa el programa que a cualquier periodista nos encantaría hacer, pero ninguna empresa de radio te iba a permitir charlar con alguien, en profundidad, durante dos o tres horas. El género de la entrevista es el más difícil de todos cuantos existen, sin ‘probablemente’. Y salir airoso de un compromiso de esta naturaleza dice mucho de quien supera la prueba. Y Álex Fidalgo revalida su título en cada encuentro, con sus miedos, su hipocondría, sus inseguridades y sus dudas.
“Álex Fidalgo es probablemente el mejor entrevistador que tenemos en España”. La afirmación tiene un padre, nada menos que Juan Carlos Ortega, por quien Álex Fidalgo mantiene una sincera admiración. No es para menos. Pero Ortega sabe lo que se dice, a pesar del comodín del adverbio. Como citó también Frank Blanco durante la presentación inicial, “Lo que tú digas” representa el programa que a cualquier periodista nos encantaría hacer, pero ninguna empresa de radio te iba a permitir charlar con alguien, en profundidad, durante dos o tres horas. El género de la entrevista es el más difícil de todos cuantos existen, sin ‘probablemente’. Y salir airoso de un compromiso de esta naturaleza dice mucho de quien supera la prueba. Y Álex Fidalgo revalida su título en cada encuentro, con sus miedos, su hipocondría, sus inseguridades y sus dudas.
Cómo no vamos a querer a alguien
que, en el capítulo de agradecimientos, se acuerda de dos de sus profesores del
colegio, Antonio Antelo y María del Carmen Araújo, en estos
términos, porque “me ayudasteis a encontrarme cuando más perdido estaba.
Gracias por ver lo bueno que había en mí y por encontrar la forma de
explotarlo. Sin vuestro trabajo, este libro no existiría. No me cabe duda. ¡Qué
privilegio haber sido vuestro alumno!”. Mi condición actual de profesor, me
ayuda a valorar más esta frase y lo que representa. Y, de haber sido Antonio o
María del Carmen, me sentiría profundamente orgulloso y halagado por la cita:
el mayor premio que puede alcanzar un profesor, la deuda reconocida de sus discípulos.
Álex Fidalgo es un periodista atormentado por sus propias inseguridades y
miedos que se reactiva y reconduce, se resetea, con cada uno de sus invitados,
y sus circunstancias, lo que le permite vivir, por un rato, otras vidas, y olvidarse de su hipocondría congénita. Es
como un actor de los podcasts. Entrañable. Pero, cuidado, ¡auténtico! Y esto no es nada habitual en estos tiempos de postureo digital...
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