"Gracias vieja", Por Julio Lagos
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El comunicador argentino agradece a la radio lo que le ha dado, en su centenario
La radio en Argentina, "casi" herida de muerte por la política
La radio en Argentina, "casi" herida de muerte por la política
Igual que Alfredo Di Stéfano, que en el fondo de su
casa le hizo un monumento a la pelota de fútbol con la inscripción “Gracias,
vieja”, yo tendría que agradecerle a la radio. Y con otro “Gracias,
vieja” expresarle todo lo que le debo.
Julio Lagos, en una fotografía de Victoria Gesualdi / AFV para esta entrevista del diario 'La Nación' |
Lo primero de todo, los hermosos recuerdos de mi infancia.
Es decir, la evocación emocionada de mi mamá y mi papá.
Ella escuchaba “En el reino del vals”, con Pedro
F. Sagardía en Radio Porteña, cuando tomaba su café con leche en la
cocina, alargando la noche hasta que mi papá volvía del diario. Y él, los
domingos, era oyente de Alfredo Aróstegui, el relator de fútbol que
decía “la pisa, la para, la contiene…”
"La radio me dio algo invalorable: acompañar a miles y miles de oyentes, ser parte de sus vidas y formar parte de sus propias historias"
La radio de mi casa era la de “Tarzán” al regresar de
la escuela y “Los Pérez García” a la noche. Y también aquella fascinante
alfombra mágica, con la que a través de la onda corta del combinado -entre ruidos
y descargas- yo buscaba radios de todo el mundo. Luego, la primera chispa de la
vocación apareció cuando la voz de Hugo Guerrero Marthineitz rompió
todos los esquemas con “El club de los discómanos” en las mañanas de Radio
Splendid.
Y definitivamente, fue la radio la que conmovió mi
adolescencia con dos noticias tremendas: el derrocamiento del presidente Arturo
Frondizi y el asesinato de John Kennedy.
Pero, además, gracias a la radio soy socio de ARGENTORES,
desde 1965, porque yo había empezado a trabajar en LS1 Radio Municipal
(hoy Ciudad) en el subsuelo del Teatro Colón, y los pagos se hacían a
través de nuestra entidad.
Julio Lagos en acción, ante un micrófono, su vida |
Poco después ingresé al ISER y esa etapa, con
profesores y compañeros inolvidables, también se incluye en mi íntima lista de
agradecimientos a la radio.
Lo mismo que la bendición de trabajar -ya recibido- junto a
locutoras y locutores a los que había admirado como oyente.
Con el correr de los años, pude desarrollar mi oficio y
sostener mis criterios éticos y estéticos. Definitivamente, concreté todos mis
sueños.
Fue la radio la que me permitió construir mi carrera, con el
beneficio material que tiene toda actividad laboral para poder mantener una
familia.
Pero sobre todo, la radio me dio algo invalorable: acompañar
a miles y miles de oyentes, ser parte de sus vidas y formar parte de sus
propias historias.
Jamás creí que era un mérito personal. Sigo creyendo que el
puente que logra ese milagro es la radio.
Esta radio nuestra que está festejando su Centenario.
Con mi corazón lleno de gratitud, espero que recupere su
esencia. Que se libere de la política y de los políticos, que la han herido
casi de muerte.
Y que vuelva a ser de nosotros: los creadores, los artistas,
los ilusos, los soñadores.
Los locos de la azotea
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Además, Julio Lagos es socio número 3.755 de Argentores (vitalicio) y
logró, en 2008, el ‘Premio Argentores’ “Por iluminar con radio el amanecer”
¡Muchas gracias, querido Gorka! Te envío un fraternal abrazo desde Buenos Aires.
ResponderEliminarSIEMPRE gracias a ti, mi admirado Julio! Mil gracias por distinguirme con tu amistad! Nunca se lo agradeceré bastante a nuestro querido Claudio! Fuerte y permanente abrazo!
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