Avance: Ondas Radio'19, fiesta, mitomanía, autobombo y escasa enjundia
https://www.gorkazumeta.com/2019/11/avance-ondas-radio19-fiesta-mitomania.html
La edición 66 de los Premios Ondas reunió en Barcelona lo más granado de la radio
La Gala se convirtió en un merecido homenaje a los equipos en la radio
Cuando salieron a escena Luis del Olmo e Iñaki Gabilondo, a entregar los Ondas, el exdirector del “Hoy por Hoy” prometió: “los veteranos vamos a ser especialmente breves”. Y añadió, a modo de justificación: “ya hemos hablado bastante en la vida, demasiado”. Y un octogenario del Olmo, a continuación, con sorna y rostro imperturbable, completó: “vamos a demostrar, si te parece Iñaki, a estos jóvenes que están a punto de salir a escena lo que es el ritmo en la radio”. Y a continuación le entregaron el Ondas al tipo que se pasó más pueblos en su intervención: Carlos Alsina: ¡4’37 minutos! Nuevo récord. Resulta paradójico que los profesionales de la radio, que son quienes más deben controlar el paso del tiempo y su gestión, fueran quienes más lo violentaron. “Es que habéis sido todos tan breves en vuestros agradecimientos -trató de justificarse Alsina- que la gala se nos está quedando corta, y han pedido a la gente de la radio que nos extendamos un poco más”. Ya había amenazado el madrileño a la entrada, en la alfombra roja, con que un minuto podía convertirse “tal vez en dos, tres… o cuatro”, y cumplió su vaticinio.
La Gala se convirtió en un merecido homenaje a los equipos en la radio
- La nota dominante en los agradecimientos fue el autobombo, en detrimento de las reflexiones sobre el periodismo o el medio
- Los numerosos fallos técnicos no lograron ensombrecer la fotografía que resume el mejor homenaje a la radio, con del Olmo, Gabilondo, Alsina, Herrera y Bueno
Cuando salieron a escena Luis del Olmo e Iñaki Gabilondo, a entregar los Ondas, el exdirector del “Hoy por Hoy” prometió: “los veteranos vamos a ser especialmente breves”. Y añadió, a modo de justificación: “ya hemos hablado bastante en la vida, demasiado”. Y un octogenario del Olmo, a continuación, con sorna y rostro imperturbable, completó: “vamos a demostrar, si te parece Iñaki, a estos jóvenes que están a punto de salir a escena lo que es el ritmo en la radio”. Y a continuación le entregaron el Ondas al tipo que se pasó más pueblos en su intervención: Carlos Alsina: ¡4’37 minutos! Nuevo récord. Resulta paradójico que los profesionales de la radio, que son quienes más deben controlar el paso del tiempo y su gestión, fueran quienes más lo violentaron. “Es que habéis sido todos tan breves en vuestros agradecimientos -trató de justificarse Alsina- que la gala se nos está quedando corta, y han pedido a la gente de la radio que nos extendamos un poco más”. Ya había amenazado el madrileño a la entrada, en la alfombra roja, con que un minuto podía convertirse “tal vez en dos, tres… o cuatro”, y cumplió su vaticinio.
Dos grandes referentes: Luis del Olmo e Iñaki Gabilondo prometieron brevedad y ritmo en la entrega de los premios de radio: no sabían lo que les esperaba (Captura video Cadenaser.com) |
Lo peor no fue el deliberado descontrol del tiempo de Alsina, sino que el resto -empezando por Pepa Bueno (3’37 minutos)- enarboló ante la presión cronológica del mimo, la misma bandera de la impuntualidad del director del “Más de uno” de Onda Cero. Y aquel bloque de los Premios Ondas, se convirtió, por arte de birlibirloque, en el más indisciplinado de la noche. Y esto con Del Olmo y Gabilondo en el atril de entregadores, con la vergonzante promesa, explícita, de reivindicar el ritmo de la radio en la ceremonia. ¡Un despropósito!
La ceremonia presentó fallos inexplicables de realización, como empezar sin sonido, despistes de escaleta, o videos que no entraban. Hasta el propio Ortega tuvo que hacer esfuerzos por resetearse varias veces
Vaya por delante que una ceremonia de entrega de premios es, por definición, un tostón. Y que la labor de cualquier director de la gala es dotarla de ritmo, muy a pesar de los premiados, que se empeñan en trastocar y traicionar sus planes y escaleta. De ahí la introducción del personaje del mimo que, equipado con un iPad, iba recordando (presionando) a los premiados sus tiempos. Está claro que le entró una úlcera de campeonato con los profesionales de la radio, menos con Buenafuente y Berto, cuyo gag era, precisamente, pasarse de tiempo, después de recibir ¡el Ondas blanco a la brevedad! Dudo de la oportunidad de introducir el rol del mimo-reloj, porque inevitablemente robó protagonismo a los premiados, y hasta les desconcentró en algunos momentos, lo que introdujo ruido en la gala. El método ‘59 segundos’ podría ser una solución más eficaz, aunque entiendo que menos divertida. Da igual que esté todo planificado al milímetro, si luego todos hacen caso omiso del guion y sacan sus batallitas a pasear, como María Teresa Campos y su recuerdo interminable de Camilo Sesto. No fue extraño el corte que le metió Tony Aguilar. Y la mirada asesina que le dedicó la Campos.
Continuando con la ceremonia, presentó fallos inexplicables en las experimentadas retransmisiones de los Ondas, como empezar sin sonido -no se escuchó el saludo inicial de Juan Carlos Ortega- o micrófonos abiertos o cerrados a destiempo. Sin olvidar momentos en los que todo el mundo estaba más perdido que un pulpo en un garaje, y nadie sabía cómo actuar y qué era lo siguiente. Hasta el propio Ortega tuvo que hacer esfuerzos por resetearse a veces. Sobre todo cuando uno de sus videogags -la primera entrevista por teléfono en la historia de la radio- no conseguía entrar desde el principio, pidió la repetición, no lo consiguió y optó por suprimirlo. Anunció la siguiente pareja de entregadores, pero rápidamente rectificó (el pinganillo…) y dio paso a la actuación de Vanesa Martín. Un desatino.
Continuando con la ceremonia, presentó fallos inexplicables en las experimentadas retransmisiones de los Ondas, como empezar sin sonido -no se escuchó el saludo inicial de Juan Carlos Ortega- o micrófonos abiertos o cerrados a destiempo. Sin olvidar momentos en los que todo el mundo estaba más perdido que un pulpo en un garaje, y nadie sabía cómo actuar y qué era lo siguiente. Hasta el propio Ortega tuvo que hacer esfuerzos por resetearse a veces. Sobre todo cuando uno de sus videogags -la primera entrevista por teléfono en la historia de la radio- no conseguía entrar desde el principio, pidió la repetición, no lo consiguió y optó por suprimirlo. Anunció la siguiente pareja de entregadores, pero rápidamente rectificó (el pinganillo…) y dio paso a la actuación de Vanesa Martín. Un desatino.
ESTE MARTES, 19 DE NOVIEMBRE, ONDAS'19:
FIESTA, MITOMANÍA, AUTOBOMBO Y ESCASA ENJUNDIA. LA EDICIÓN 66 DE LOS PREMIOS
ONDAS REUNIÓ EN BARCELONA LO MÁS GRANADO DE LA RADIO. LA GALA SE CONVIRTIÓ EN
UN MERECIDO HOMENAJE A LOS EQUIPOS EN LA RADIO