Nueva temporada 19-20: Duelo de titanes
https://www.gorkazumeta.com/2019/08/nueva-temporada-19-20-duelo-de-titanes.html
Àngels Barceló (SER) y Carlos Herrera (Cope) lucharán por el liderazgo de la radio española (nunca la Cope había estado tan cerca)
La radio se juega su credibilidad a cada minuto, y no debería dejarse llevar por la ola de vehemencia ideológica
Pero que nadie se engañe: los programas, pese a la presencia y notoriedad del comunicador, son de la empresa, no del periodista. Y, en este sentido, en caso de conflicto, éste deberá plegarse a las líneas rojas marcadas por la marca. Para evitar este problema, hay distintas opciones: una de ellas es por la que optó Federico Jiménez-Losantos, al marcharse de Cope: crear su propia cadena de radio. Así se sortean las incoherencias, y la línea ideológica de comunicador y empresa caminan de la mano. Otra opción es conseguir aprobar por ambas partes una cláusula en el contrato en la que se reconozca autonomía, y por tanto poder de decisión, del comunicador frente a la empresa. Para ello se tiene que dar una circunstancia imprescindible: la confianza en el periodista al que se concede ese enorme poder. Desde fuera, de alguna manera, puede verse como la entrega de un cheque en blanco. Por eso la necesidad evidente de confirmar a quién se lo concedes, y si lo merece, y está en condiciones de ejercerlo con criterio y acierto. Ninguna empresa es una suicida, está claro. Pero esa cláusula es más fácil de aprobar en programas menos estratégicos que el buque insignia de cualquier cadena de radio, su prime time por excelencia, donde aspira a ser influyente, como cadena, no solo como comunicador.
La radio se juega su credibilidad a cada minuto, y no debería dejarse llevar por la ola de vehemencia ideológica
- Carlos Alsina (Onda Cero) sigue representando el modelo 'interpretativo' frente al "opinativo", pero hay dudas de que funcione... en España
- Pepa Fernández se estrena en un formato diferente al confortable y seccionable fin de semana
- Herrera es como el doctor Jekyll y Mr. Hyde: informa y sin embargo sabe entretener muy bien
- Àngels Barceló es la baza de la Cadena SER para reforzar la distancia de Cope y generar estabilidad en Gran Vía 32
La semana próxima las cadenas de
radio nacionales comienzan su carrera de fondo, con tres metas, las tres
oleadas del Estudio General de Medios 2019-2020. ¿Y cómo vamos de
niveles de presión? Pues están repartidos de manera desigual entre las
cuatro grandes, que son las que se reparten el bacalao (en realidad se reducen
a tres, porque RNE no entra en la
batalla comercial, ni debería entrar tampoco en la ideológica).
En la línea de salida, se sitúa,
claramente, y a distancia, la Cadena SER,
frente al resto de competidoras. La eterna aspirante, la Cope, prepara toda su artillería para desbancar
a la marca amarilla de Prisa Radio. Le
encantaría. Sueña con esta posibilidad, que vio muy cerca en la penúltima ola
del EGM; pero la última, la de junio, volvió
a resituar las posiciones, con claro dominio de la SER. En ambos casos la presión es alta. En el
primero, deberá gestionarla Àngels Barceló, que unifica el “Hoy por
Hoy”, que se dividió en 2012, con el traslado de Carles Francino a “La
Ventana” y el ascenso de Gemma Nierga al tramo del magacine. En el
segundo caso, el aspirante Carlos Herrera, desde “Herrera en Cope”,
intentará doblegar las cifras de la SER
y afianzar su oferta, con la incorporación de una periodista, en el primer tramo, el informativo, de probada credibilidad, como es Pilar García Muñiz.
Las cuatro opciones, representadas por cinco profesionales, de esta nueva Temporada de radio 19-20 |
En Cope, Herrera no solo ejerce de prestidigitador de la radio de los obispos, también se ha convertido en baluarte del centro derecha heterodoxo que representa, genuinamente. Herrera es Herrera
En medio, terciando, sin tanta
presión, es más, hasta con una cierta, y relativa, tranquilidad, sabiendo que
está construyendo una alternativa más que eficaz, y sólida, en las mañanas, con
Carlos Alsina, se mueve una Onda Cero
fuerte y consistente, brazo radiofónico de Atresmedia, que juega a mantenerse y
a mejorar posiciones, pero poco a poco, sin prisas pero también sin pausas.
Alsina ha sido esta pasada temporada, desde que unificó la mañana, el
comunicador de radio con la mayor resonancia y visibilidad de todos los de la
mañana: en ambos tramos, el informativo y el de magacine, por la calidad de su
producto. Está creando una marca a su alrededor que consolida, día a día, su
opción. Pero, con todo, se miran al espejo y son realistas, y saben que no
pueden competir, por ahora, por una batalla que, en su primer tramo, es claramente
ideológica.
Àngels Barceló llega a la mañana
porque la SER ha recuperado su rumbo
ideológico. Perdido ante la debilidad financiera del Grupo Prisa y su
dependencia política del Gobierno del Partido Popular, que intercedió ante los
bancos para que refinanciaran su deuda galopante; desaparecido el capo Juan
Luis Cebrián, la cadena amarilla está en disposición de recuperar la senda
progresista que encarnó Iñaki Gabilondo (tras la llegada de Prisa) y
después Carles Francino, su primer, y gran (por los resultados) sucesor. Barceló
sigue su estela, por convicción y coherencia. Estos últimos años, difíciles en
Gran Vía 32, no han sido cómodos para ejercer el periodismo libre y honesto en
la SER, y Barceló ha sido una de las
grandes perjudicadas. No la única. Porque su línea de pensamiento se veía
alterada por unas directrices coyunturales, emanadas de la dirección de
informativos, que se dedicaba a poner piedras en el camino. Ahora Àngels
regresa a primera línea de fuego ideológico para defender sus
postulados, en tanto y cuanto coincidentes con la nueva línea -la clásica- de
la Cadena SER.
La vehemencia en que vive una gran mayoría de españoles necesita etiquetar. Para esa mayoría resulta imprescindible conocer a quien le habla desde la radio, para reafirmarse en su propia ideología y realimentarla
Pero que nadie se engañe: los programas, pese a la presencia y notoriedad del comunicador, son de la empresa, no del periodista. Y, en este sentido, en caso de conflicto, éste deberá plegarse a las líneas rojas marcadas por la marca. Para evitar este problema, hay distintas opciones: una de ellas es por la que optó Federico Jiménez-Losantos, al marcharse de Cope: crear su propia cadena de radio. Así se sortean las incoherencias, y la línea ideológica de comunicador y empresa caminan de la mano. Otra opción es conseguir aprobar por ambas partes una cláusula en el contrato en la que se reconozca autonomía, y por tanto poder de decisión, del comunicador frente a la empresa. Para ello se tiene que dar una circunstancia imprescindible: la confianza en el periodista al que se concede ese enorme poder. Desde fuera, de alguna manera, puede verse como la entrega de un cheque en blanco. Por eso la necesidad evidente de confirmar a quién se lo concedes, y si lo merece, y está en condiciones de ejercerlo con criterio y acierto. Ninguna empresa es una suicida, está claro. Pero esa cláusula es más fácil de aprobar en programas menos estratégicos que el buque insignia de cualquier cadena de radio, su prime time por excelencia, donde aspira a ser influyente, como cadena, no solo como comunicador.
En el bando contrario, la Cope, Herrera no solo ejerce de prestidigitador
de la radio de los obispos, multiplicando sus ingresos publicitarios y
extendiendo el “efecto arrastre” al resto de la programación de la
cadena, sino que también se ha convertido en baluarte del centro derecha
heterodoxo que representa, genuinamente. Herrera es Herrera. Puede coincidir
con algunas líneas maestras del argumentario del Partido Popular, pero también
abraza algunos postulados contrarios, de ahí la heterodoxia que destaco. En el
caso de Herrera le dejan hacer. Tanto que queda fuera de algunas directrices y
controles que sí afectan al resto de comunicadores de la cadena, como los
consultores. ¡A estas alturas le van a enseñar a Herrera a hacer radio!
No descubro nada si afirmo que Carlos
Herrera es un peso pesado. Y esta posición privilegiada, que todavía no se ha
ganado ningún coetáneo suyo (excepto los históricos Luis del Olmo,
Iñaki Gabilondo o José María García) le proporciona una posición cómoda
en las mañanas de la radio. En este caso, existe un claro desequilibrio de
comunicador frente a empresa. Si los números rojos de la cuenta de resultados
se han dejado atrás en la cadena de los obispos, ha sido gracias a Herrera. Y
en la planta noble de Alfonso XI 4 son más que conscientes de ello, y no
quieren que se les escape. De
momento, le quedan dos temporadas más, la 2019-2020 y la 2020-2021. ¿Y luego
qué? ¿La regresión? Ya comenté en algún post
anterior que Cope se ha convertido en una
cadena de radio “herreradependiente”.
Pero, de momento, vivamos el fructífero presente.
Àngels Barceló llega a la mañana porque la SER ha recuperado su rumbo ideológico progresista. Sigue su estela, por convicción y coherencia. No lo ha pasado bien estos últimos años en "Hora 25"
Hay quien ve en las mañanas de la
radio española solo una batalla ideológica. Una forma de mirar diferente de la SER, frente a Cope,
de ésta frente a RNE e incluso ante Onda Cero. Lo es, sobre todo ante el peso
que demuestran Barceló y Herrera, pero no solo. Las mañanas de la radio están
compuestas de seis o siete horas de programa, y la parte más ideológica representa
la mitad en el mejor de los casos. Cierto que es el tramo que mayor
concentración de oyentes tiene, y en el que más se la juegan. Pero el
entretenimiento es también clave. Y aquí Herrera, también, es imbatible.
No dudo de que Àngels Barceló
posee el necesario tono de magacine que su nuevo destino requiere. Ya lo
demostró cuando aterrizó en la SER para
ocuparse del fin de semana, al frente de “A Vivir que son dos días”, en
2005, sustituyendo al exdirector de RNE,
periodista y escritor canario Fernando G. Delgado. Pero, como lo
recuerdo, sé que carece de la gracia innata del almeriense, y de su dominio de
la antena. Tampoco Alsina. En el caso del madrileño se ha rodeado de un
firmamento de humoristas de primerísima fila (Goyo Jiménez, Leo Harlem,
Carlos Latre…), que no siempre están brillantes, y a los que en ocasiones
les pesa demasiado el corsé del guion, que mina su refulgente vis cómica.
Además, frente a Herrera, la figura literaria que más ejerce Alsina es la
(fina) ironía: dar a entender lo contrario de lo que se dice. No solo se obliga
a pensar al oyente, sino que se le hace rebuscar referentes en un universo que
debe compartir, obligatoriamente, con el presentador. La radio no es el canal
prioritario de la Intelligentsia.
La batalla, pues, es doble: informativa/ideológica
y de dominio del entretenimiento. Las tres cadenas comerciales parten de la mañana
unificada en torno a un único comunicador, mientras que la radio pública, que
debería funcionar a más distancia de la presión ejercida por el EGM, mantiene
sus mañanas partidas (con Íñigo Alfonso, y la recién llegada Pepa Fernández)
y también sus nuevas tardes (con Amaya Prieto y Mamen Asencio).
Augusto Delkáder, CEO de Prisa Radio, anuncia en 2007 que Àngels Barceló abandona "A Vivir que son dos días" para asumir "Hora 25". Le sustituía Monserrat Domínguez (Fotografía Pedro Menéndez) |
Lo que tenemos por delante, ante
el panorama político que presenta nuestro país, enconado y aparentemente
irreconciliable, con unos políticos cicateros que no han estado a la altura de
la prioridad de un país, que es negociar un Gobierno confiable, estable y
sólido, y evitar que la ciudadanía les saque del atolladero del que no son
capaces de salir, es un caldo de cultivo para la radio muy peligroso, si no se
sabe administrar bien, con responsabilidad. Apelo de nuevo a las palabras de Daniel
Gavela, director general de Prisa Radio España, cuando asumió este
cargo por segunda vez en su trayectoria profesional, el año pasado: "A la sociedad española le
sobra gravedad; por eso vamos a trabajar la levedad de la SER”. Y
Gavela añadió: “La
radio es un invento que tiene la facultad de ser una máquina informativa pero a
la vez es una máquina de compañía y un lenitivo de las penas”.
Continuaré repartiendo mi consumo de radio matinal entre las cuatro grandes cadenas. Y me gustaría escuchar más el tono mesurado, que el militante; el tono independiente frente al emocionalmente vinculado; el tono, en definitiva, informativo, frente a la arenga
Resultará relativamente fácil dejarse
llevar por la ola político-social y responder al reto de la guerra de
las audiencias exacerbando el ánimo, enconando posiciones ideológicas, enfrentando
a los oyentes, sometiéndoles a un bombardeo de soflamas encubiertas para atraerles
desde los extremos. Los españoles no nos merecemos unos políticos como los que
tenemos, que solo miran sus propios intereses partidistas, e insultan la
inteligencia de sus ciudadanos. Confío en no tener que establecer un
paralelismo igual de irresponsable en las radios y en sus comunicadores. Como
me enseñaron en la SER, el dato es
sagrado, la opinión libre. En este sentido, los medios, sea cual sea su línea
de pensamiento, deben ejercer la crítica honesta contra el poder, sin priorizar
las coincidencias y obviar las diferencias.
Continuaré repartiendo mi consumo
de radio matinal entre las cuatro grandes cadenas. Y me gustaría escuchar más
el tono mesurado, que el militante; el tono independiente frente al
emocionalmente vinculado; el tono, en definitiva, informativo, frente a la arenga. Por eso me gusta Íñigo Alfonso en RNE, y sobre todo Alsina. El primero con mucha
menor carga ideológica que el periodista de Onda
Cero. Sin embargo, nadie sabe -ni falta que hace, diría él mismo- a quién
vota Carlos Alsina. Como el propio periodista declaró al llegar a las mañanas
de Onda Cero, tras la marcha de Herrera a
Cope, “decir
que una política es una inconsciente o una ignorante no me parece ni difícil ni
valiente. Lo difícil y valiente es entender las cosas y explicarlas (…) Mi
opinión no es más importante que mi trabajo, que sí es interpretar. Creo que el
oyente no quiere saber lo que yo opino".
Proclamo mi admiración por el
trabajo de Alsina, y coincido con él en defender este periodismo “interpretativo”
frente al “opinativo” (aunque el ‘interpretativo’ también incluye
carga ideológica). Pero discrepo, sociológicamente hablando, de esta afirmación
que, insisto, comparto en su esencia, por la independencia que representa. La vehemencia
en que vive una gran mayoría de españoles necesita etiquetar. Para esa
mayoría, cuyo volumen podríamos extrapolar sobre la base de la opción
radiofónica elegida, resulta imprescindible conocer a quien le habla desde la
radio, para reafirmarse en su propia ideología y realimentarla. Las
indefiniciones, en este sentido, no son buenas opciones en la estrategia de
ganar oyentes o adeptos a la causa.
Otra pregunta, algo capciosa, lo
reconozco, es si la postura ideológica que defienden las cadenas de radio
responde a un ideario sentido, pensado, interiorizado y coherente, o es un
simple reclamo para la audiencia. Pero este asunto será objeto de otro post.
Hola, Gorka:
ResponderEliminarTe ha faltado mencionar a Pepa Bueno en "Hora 25".
Para mí es una verdadera incógnita cómo va a funcionar el programa a partir de ahora.
No me gustan las demás opciones y temo que vaya a defraudarme pues no me gustaba su estilo en "Hoy por hoy".
Me parece que Ángels Barceló y Pepa Bueno están más que amortizadas. Considero un error este cambio de cromos.
Carles Francino me gusta y espero que siga, no están tan quemado como Roberto Sánchez (para mí esta "Ventana de verano" ha sido decepcionante, por no decir insoportable).
Javier Ruiz ha sido la gran revelación del verano y ha demostrado que no ha vuelto a la SER para dar la información económica. Un hipotético "Hora 25 de los negocios" se le quedaría muy pequeño ahora.
Creo que Javier Ruiz debería continuar al frente de "Hoy por hoy".
El "problema" de Onda Cero es su excesiva publicidad. Sigo pensando que el estilo y el tono de Alsina son más adecuados para "La Brújula"; mientras que Juan Ramón Lucas debería regresar a la mañana para devolvernos la ilusión de cuando le escuchábamos en RNE.
RNE ha llenado de parches su programación, especialmente en la tarde. Por lo demás, otro cambio loco de cromos entre la mañana, la noche y el fin de semana.
Otra programación que pide una renovación a gritos es la de Radio 3, con el mismo director desde 2012: Tomás F. Flores. Completamente anquilosada y con frecuentes interrupciones en los mismos programas para la retransmisión en directo de festivales. Su caída en audiencia es notoria, a diferencia de Radio Clásica, que está alcanzando un gran éxito gracias a la renovación y el rejuvenecimiento emprendidos en 2014 por su actual director: Carlos Sandúa.
Herrera + ex "Carrusel" = COPE.
Lo demás: el desierto.
Jiménez-Losantos = esRadio.
Lo demás: la nada.
Gracias por molestarte en escribir estas líneas, Guillermo. Aclararte que me he referido solo a las mañanas, el prime time de la radio, que es donde se la juegan todas las cadenas.
ResponderEliminar“Barceló ha sido una de las grandes perjudicadas. No la única. Porque su línea de pensamiento se veía alterada por unas directrices coyunturales, emanadas de la dirección de informativos, que se dedicaba a poner piedras en el camino. Ahora Àngels regresa a primera línea de fuego ideológico para defender sus postulados, en tanto y cuanto coincidentes con la nueva línea -la clásica- de la Cadena SER”.
ResponderEliminarNo estoy para nada de acuerdo, Gorka. Ángels no representa la línea editorial clásica de la Cadena SER. Ni de lejos. Representará una línea determinada más cercana a Daniel Gavela y, sobre todo, al Gobierno en funciones de Pedro Sánchez, pero esa no tiene por qué ser la línea editorial clásica de la SER, a la que se acercó mucho más Javier Ruiz este verano pese a su encontronazo final con Pablo Iglesias. La prueba es que tuvo como jefa de redacción a Olga Rodriguez, la enviada especial de la SER a la guerra de Irak en 2003 y una de las redactoras más comprometidas con la vida que ha tenido nunca la SER. Por no hablar del resto de jefes de redacción que tuvo Ruiz este verano... A ver si Ana Pardo de Vera, Marta Nebot o la Fallarás se pasan por el Hoy por Hoy de Ángels Barceló a partir de este lunes. Lo dudo muchísimo. Y no creo que la culpable del viraje ideológico de la SER estos años haya sido Pepa Bueno. No me parece tan susanista y tan dependiente de la calle Ferraz como se ha señalado; es más, creo que es más próxima a las tesis del PSOE la señora Barceló, que digamos será una controller y comisaria política de Moncloa en Gran Vía 32. Qué pereza. Habrá que moverse entre Alsina, Herrera y Losantos, que son bastante más independientes.
Alejandro, gracias como siempre por molestarte en escribir tus reflexiones, en este caso no coincidentes con las mías. Celebro además la discrepancia educada, como lo haces. De esta forma, el lector se hace una idea más ajustada. Pero solo te apuntaré una cuestión: nadie en la SER, pese a su ideario progresista, es "de Sánchez", o "de Zapatero"... sin remontarnos más atrás en el tiempo. La SER mantiene una simpatía por el centro izquierda, pero nunca podrían ser ortodoxos con una sola línea de pensamiento, ni mucho menos militantes. Son, y seguirán siendo, críticos. Pero esto -lo de ser críticos- es la función de cualquier medio de comunicación independiente. El periodismo -los datos- no deberían tener signo político adjunto. Pero esto, en España, siendo como somos, es complicado. Gracias de nuevo!!!!
EliminarGracias a ti Gorka, pero yo me reafirmo en mi reflexión. No hay más que escuchar a la mayoría de tertulianos y presentadores de la SER para deducir que son del PSOE. Es algo vox populi. Sin ir más lejos, te invito a darte una vuelta por Twitter y leer las reacciones a la entrevista de Javier Ruiz a Pablo Iglesias... Y eso que Ruiz no es uno de los más marcados, al menos no es tan cómodo como otros y otras como Ángels Barceló. Pero se marcó lo suficiente como para pifiarla al decir que Unidas Podemos había rechazado los Presupuestos Generales del Estado presentados por Pedro Sánchez, siendo rotundamente falso porque fueron PP, Ciudadanos, ERC, PDeCAT, Coalición Canaria y Foro Asturias. Si eso le pasa a un tipo tan riguroso y metódico como Javier Ruiz, tan familiarizado con el entorno económico, qué no les pasará a los demás y qué consignas no seguirán en sus entrevistas. No había más que escuchar a Ángels con Javier Ortega Smith, secretario general de Vox, o Rocío Monasterio, líder de Vox en la Comunidad de Madrid. Es demasiado descarado, Gorka.
EliminarPor no hablar de Daniel Gavela, al que basta con seguir en Twitter para darse cuenta de qué pie cojea. Por algo aparece salpicado en el escándalo Villarejo como objeto del espionaje masivo que desencadenó el ex comisario, casualmente a periodistas afines a Rodríguez Zapatero.
Al final la más independiente va a ser Pepa Bueno, que incluso abrió su Hora 25 con un recuerdo a la imputación del presidente no ejecutivo de PRISA, Javier Monzón...