Iñaki Gabilondo: "La radio del futuro tiene que oler los cambios"
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El periodista de la SER fue el invitado anoche de "La Contraportada" de "El Partidazo" de Cope, que dirige Juan Antonio Alcalá
"No trabajamos para Polanco, ni para Cebrián, ni para el PSOE o el PP, trabajamos para el oyente"
A Juan Antonio Alcalá le
vi crecer… profesionalmente. Pocos recuerdan su período de prácticas en la SER, que nada tuvo que ver con los
deportes, a los que se arrimó más tarde. En aquellos principios, recién llegado
de Cope, ¡quién lo iba a decir!, le asignaron
trabajar de noche en el informativo “Matinal Cadena SER”, que dirigía Juan
Ramón Lucas. Eran tiempos en que la mañana estaba compartimentada entre este
programa, y el “Hoy por Hoy”, recién nacido, y heredero de otro invento
anterior “Onda Media, Aquí la SER”, en el que un triunvirato de
monstruos de la comunicación ensimismaba a sus oyentes: Joaquín Prat, Pepe
Domingo Castaño y el recién llegado, el advenedizo, Iñaki Gabilondo.
El donostiarra llegaba con la lección aprendida de la radio informativa, pero
desconocía los resortes de la radio del entretenimiento, de la radio
espectáculo, de esa pista de competición, en la que, como Fernando Alonso,
se movió Radio Madrid, y su extensión la SER,
en tiempos de censura informativa franquista, con audiencias millonarias.
Iñaki Gabilondo ante el micrófono azul de Cope, junto a Juan Antonio Alcalá (Fotografías, capturas video Cope.es) |
Ahora nos perdemos en juegos
florales, y también infantiles, cuando asistimos, perplejo en mi caso, al ruedo
ibérico de nuestros políticos, a sus dimes y diretes, a su, no sé si congénita,
falta de asunción de responsabilidades y de sentido del Estado, a su infantilismo, pero no hace
tantos años -todavía están nuestros padres para recordárnoslo, aunque cada vez
les hacemos menos caso- contamos con unos políticos que le dieron la vuelta a
la tortilla de la dictadura con inteligencia y oportunidad, e hicieron que los
españoles nos sintiéramos orgullosos de ellos, y empezáramos a descubrir las
libertades y a paladearlas. Y fueron aquellos políticos de la Transición los
que nos legaron la mejor herencia que puede esperar un país: la de poder ser
nosotros mismos, sin miedo a mostrar nuestras opiniones en público. Iñaki Gabilondo sabe
muy bien el precio que costó aquella operación y por eso teme la involución.
Pero con los años, cada vez se muestra “más escéptico” ante su entorno,
según confesó en una deliciosa conversación, como son todas las de Iñaki, que
mantuvo anoche con Juan Antonio Alcalá, en “La Contraportada”, un anexo
libérrimo de “El Partidazo” de Cope,
de su amigo y compañero, Juanma Castaño.
“Tenía necesidad de que mi empresa me dijera cómo se salía del “Hoy por Hoy” y no quería que fuera en una caja de pino camino del tanatorio”
“Esa dificultad que parecen
tener los políticos para entender la importancia de su trabajo, la capacidad
que tienen, abarata tanto su trabajo que me cuesta mucho seguir con emoción sus
peripecias, que me parecen caracoleos, cuando tienen problemas de gran calado
de fondo”, decía Iñaki Gabilondo ante el micrófono azul de Cope “que te sienta muy bien”, apostilló
Alcalá. “Es que el azul es un color muy donostiarra”, respondió Iñaki a
la ocurrencia. “También te sienta bien el amarillo”, añadió Alcalá, “que
no es necesariamente independentista”, cerró el diálogo cromático el
exdirector del “Hoy por Hoy”. Así,
entre lo profundo y lo prosaico, entre lo trascendente y lo (aparentemente)
superficial, transcurrió la media hora -insisto, deliciosa- de conversación.
Asistía a ella otra periodista,
que se confesó devota del invitado, descubriendo que alguien que trabaja en Cope podía también escuchar la SER, “para aprender de Iñaki”. “Es
que María José Navarro es amiga, así que agradezco su generosidad en la
presentación”, admitió el donostiarra. Alcalá tenía enfrente a uno de sus
grandes referentes, inspiradores, modelos a seguir: Iñaki Gabilondo. Coincido
con él en que, a menudo, nos dejamos llevar por la admiración, inevitable, y
asumimos el papel de entrevistador-discípulo, absortos en sus respuestas, y
nuestra capacidad crítica ante el personaje desciende varios puntos. Él nos
enseñó que, sin perder nunca las formas, ni el respeto, podía -y debía-
preguntarse de todo. Y que no hay preguntas impertinentes, si están apoyadas en
la honestidad de quien las formula.
Iñaki Gabilondo compartiendo estudio con Juan Antonio Alcalá |
La política estuvo muy presente
en la conversación, porque Juan Antonio Alcalá la incluyó en sus coordenadas.
Preguntó a Iñaki acerca de la medida del Gobierno municipal de Madrid, dirigido
por Manuela Carmena, del ‘Madrid Central’, para combatir la contaminación
en la almendra central de la capital de España, y cómo el nuevo equipo del
Partido Popular ha llegado para demoler los avances a que había llegado. “Es
que tenemos unas lecturas colegiales de las cosas -apuntó Iñaki-. Primero,
el antagonismo me obliga a destrozar lo que has hecho tú, aunque venga bien
traído y el infantilismo me lleva a proponer soluciones facilonas, pero que no
llegan a la encarnadura de las cosas. Y mientras, se acumulan los temas. Y a
todo esto le sumamos que la sociedad está cambiando a una velocidad vertiginosa”.
Iñaki tocó un punto doloroso en el actual escenario político español: la falta
de competencia profesional de quienes ocupan grandes puestos de
responsabilidad.
“Algunos teníamos la sensación, desde hacía tiempo, de que podía producirse un grave conflicto con el equipo de deportes. Vuestra salida de la SER fue un gran desgarro"
Contó Alcalá la anécdota de que,
cuando llegó a Gran Vía 32, de becario, y le tocó trabajar con Iñaki, cerca, en
el informativo previo, en ese “Matinal Cadena SER” al que antes me
refería, hablando de todo menos de deportes, le invitó a salir con él a la
terraza para ver el amanecer, justo en un momento en que la tensión informativa
le atenazaba, “no había terminado aún los titulares, tenía también la
coordinación de la ronda informativa, y faltaba poco tiempo para entrar en
antena. En ese momento te hubiera matado”, confesó, a lo que Iñaki añadió: “personas
que han trabajado conmigo que en algún momento quisieron matarme, seguro que
hay muchas”. Pero Alcalá entendió el mensaje de Iñaki. “Para mí aquello
era una especie de apostolado vital y radiofónico. Quien no entienda que el día
de hoy es irrepetible, o sea, quien todavía no se haya enterado de que el día
de hoy no es el de ayer, ni el de mañana, no está en condiciones, primero, de
vivir con lucidez y, segundo, de hacer un programa de radio. El programa de
radio está viviendo en contacto caliente, casi táctil, con el ahora mismo de
las cosas”, sentenció el periodista de la SER. Y de nuevo, por enésima vez, Iñaki
expuso el sancta sanctorum de su ideario radiofónico: no estamos
haciendo radio para nosotros, “es facilísimo olvidar que estamos haciendo un
programa para un camionero que conduce ahora por Logroño, o una señora que está
cocinando en Albacete”. Alcalá sonreía ante el argumento expuesto, porque
todos cuantos hemos tenido la suerte de trabajar con él, lo tenemos grabado a
sangre y fuego en nuestro ADN radiofónico.
Gabilondo bromeando con María José Navarro |
Esa convicción tan profunda de
Iñaki podría incluso crear conflictos con las jefaturas, porque, insistía, “no
trabajamos para Polanco, ni para Cebrián, ni para el PSOE, ni para el PP, para
lo que digan nuestros rivales políticos, esto está estupendo, forma parte del
paisaje, pero carece de importancia”, subraya Iñaki, contundente, en la
entrevista. Quienes hemos seguido de cerca el pensamiento de Gabilondo sobre la
radio tenemos interiorizado su discurso, pero nunca, por mucho que se repita,
nos parecerá redundante, sino refrescante. Y no utilizo este adjetivo en su
sentido reparador, sino como necesario ejercicio memorístico, de refrescar
algunos ítems, que el día a día nos hace, no olvidar, pero sí aparcar. “Quien
te ve por la televisión, no te conoce; quien te escucha por la radio, te conoce.
La radio establece una comunicación verdadera con el oyente”.
“Quien te ve por la televisión, no te conoce; quien te escucha por la radio, te conoce. La radio establece una comunicación verdadera con el oyente”
Iñaki Gabilondo estaba sentado en
el locutorio central de la Cadena Cope, con
María José Navarro a su izquierda y Juan Antonio Alcalá enfrente. Y, como quien
sabe hacer radio, es capaz de crear la atmósfera ideal para las confidencias,
esta ‘Contraportada’ con el sello JAA, fue capaz de provocar y obtener confesiones
de Iñaki como éstas: “Tenía necesidad de que mi empresa me dijera cómo se
salía del “Hoy por Hoy”. El programa iba bien, y la empresa no se preocupaba
por él. Pero yo no quería que mi salida fuera en una caja de pino camino del
tanatorio”. Y respecto a la traumática salida del equipo de deportes de la SER, con Paco González a la cabeza,
el donostiarra también se sinceró: “Teníamos algunos la sensación, desde
hacía tiempo, de que podía pasar algo así. Yo lo sentí mucho. Yo soy un hombre
de la SER, soy el último japonés, me moriré en la misma empresa en la que
empecé, vosotros erais nuestros chicos, representabais algo muy identificador,
muy querido para la casa. Fue un desgarro grande”.
“A mi me ha producido siempre
una enorme impresión imaginar que una persona que no conozco de nada ha podido
terminar su día teniendo un pensamiento distinto del que tenía, porque me lo ha
oído a mí. Esto me ha inspirado tal responsabilidad, tan brutal, que me parece
que esto sigue siendo lo fundamental”. Ésta es, sin duda, la inspiración interior
que mueve el mecanismo Gabilondo cada día: el de la responsabilidad. Y esta
actitud no admitía discusión por parte de nadie. Y atentar contra ese
compromiso acérrimo por el respeto al dato y a la verdad, provocaba la irritación
de Iñaki con su equipo, y la bronca. Pero para exigir a los demás, primero hay
que saber exigirse a uno mismo, y en esto, también, Iñaki era un ejemplo
prototípico. La autoridad moral de Iñaki nadie nunca la ha puesto en duda. Y
trabajar a su lado era un Máster diario. Por eso entiendo a Alcalá y a Marijose,
cuando escuchan y miran a Iñaki. Perdón por el lapsus, ¡no miran! ¡Le admiran!
"Personas que han trabajado conmigo que en algún momento quisieron matarme, seguro que hay muchas”
La Navarro le describió como un “disfrutón”,
como un tipo perseverante que busca la felicidad, pero tanto en las cosas
grandes como en los pequeños detalles. Y añadió: “ha hecho radio local, y
eso le proporciona un respeto enorme por este oficio”, subrayó de Iñaki. “Es
que esto forma parte de la idea hedonista de la vida, de disfrutarla, de
agradecerla, de saborearla. Soy un tipo que no quiere regalarle la vida a las
circunstancias”. Y en este punto, recordó la frase de Ortega y Gasset, “yo
soy yo y mi circunstancia”, para matizar: “La gente descubrió en ‘mi
circunstancia’ el parapeto ideal para resguardarse. Si mi circunstancia es
buena, yo estoy contento, si no lo es, estoy descontento. No, no, yo a mi
circunstancia le echo un pulso con mi ‘yo’”.
Respecto del futuro de la radio, Iñaki
Gabilondo recuperó En “La Contraportada” de Juan Antonio Alcalá un
argumento infalible, aquél que se refiere a “dime cómo será la sociedad del
futuro, dame diez minutos, y te diré cómo será la radio, porque la radio se
adapta como un guante a la realidad”. Y añadió a su argumento: “tiene
que tener las ventanas abiertas para que no se le escape ese palpitar de la
vida que cambia. Y la vida va cambiando de una forma imperceptible. Pero hay
que oler el cambio. En última instancia, quedará permanentemente un punto
constante: alguien que habla, alguien que escucha”. Y en cuanto a la radio ‘con
imágenes’, que se ha introducido en el siglo XXI, Iñaki comentó: “me encanta
que se sumen más cosas, y si luego pudiera oler a perfume, estupendo, pero en
el fondo late el misterio de la comunicación, por qué emociona una manera de
contar, y no otra. Si además os divertís, pues mejor”, ironizó.
Iñaki Gabilondo en los estudios de Cope |
Resulta siempre interesante
conocer las opiniones de Iñaki Gabilondo, y sus certeros análisis de la
actualidad, basados la mayor parte de ellos en el sentido común (el menos común
de los sentidos), pero para quienes le conocemos, y hasta hemos tenido la
oportunidad de trabajar con él (en aquella salida a la terraza de la SER de Alcalá con Iñaki, servidor no
andaría muy lejos), la presencia del maestro se recibe como uno de esos pocos momentos,
repletos de trascendencia, de los que no quieres perderte ni un segundo, ni una
palabra, ni una inflexión, ni un gesto, porque de Iñaki, todo se aprovecha. Reconozco
que, aunque esta “Contraportada” de Juan Antonio Alcalá, me ha reproducido
muchos ‘deja vu’, sigo considerando un auténtico regalo cualquier
comparecencia de uno de mis grandes referentes, paisano y compañero. ¡Suerte a 'La Contraportada' de Alcalá!
Si,ea inteligente y un placer escucharle. Pero, para mí, siempre será el que escuchó sin replicar el "nos conviene la tensión" de Zapatero tras la entrevista que le acababa de realizar en Cuatro, en una triste confidencia de pasillo. Teniendo en cuenta que en España, de tensión, vamos bien servidos, quedó como un cospirador tan mediocre como su interlocutor.
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