El rodillo de la FM en la radio española

La escucha mayoritaria de radio en España sigue eligiendo la FM como canal prioritario; seguido, a distancia, del online, según el EGM  

El crecimiento de la audiencia de radio online no compensa las pérdidas de oyentes de la FM y la OM  

• La onda media sigue aportando 771.000 oyentes a la audiencia total de radio en España
• La TDT está encaminada a lograr, a corto plazo, el medio millón de oyentes de radio
• El EGM no incluye todavía ninguna pregunta en su encuesta relativa a la escucha de radio a través de DAB, y se emite en Madrid y Barcelona
• La penetración de la FM en España sigue manteniendo valores superiores al 90 por ciento

Es posible que más de un lector de este post no se crea lo que voy a afirmar en las próximas líneas. Está en su derecho. Creer a menudo se convierte en un acto de fe. Pero, cuando se apoya en datos fehacientes, la creencia se torna en conocimiento. Aquí llega el problema: para muchos de mis lectores, los datos surgidos del Estudio General de Medios (EGM) que elabora trimestralmente la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC) no son fiables. Insisto, están en su derecho. Pero se equivocan.

No hay duda: la escucha de radio a través de FM en España representa un rodillo superior al 90 por ciento de implantación (Fotografía Moinzon, Pixabay)

Nuestro EGM goza de un indudable prestigio internacional, y su metodología (el recuerdo de la escucha del día anterior) es empleada también en otros países, con igual éxito. Por si fuera poco, su tamaño de muestra (90.000 encuestas/año) lo convierten en uno de los estudios más fidedignos de todos cuantos existen. No acostumbramos a informarnos de las fichas técnicas de los estudios que consultamos. Casi siempre nos quedamos en el titular y, como mucho, en el subtítulo. Pero el tamaño de la muestra, la fecha de realización del estudio, el método de realización de la encuesta, etc. son detalles esenciales para dar más o menos credibilidad al estudio.

¿La industria venderá modernidad digital? ¡La justa, sin pasarse! Tratará de estirar su zona de confort, representada por la FM, todo lo que pueda

¿Por qué esta defensa del EGM? Muy sencillo, porque los datos que voy a reflejar, y comentar a continuación van a sorprender a algunos que piensan que la radio escuchada a través de internet o el consumo de podcast en España es mucho mayor del que realmente es. Y no hay nada como negar la evidencia y mantenerse en tus trece para evitar afrontar la realidad de los hechos. Pero las cifras son las que son.

En España, la FM manda, manda mucho, manda casi todo. Por si no nos hemos enterado. El resto, el online, la onda media, por supuesto la TDT y no hablemos de la DAB (que ni siquiera contempla el EGM) prácticamente son residuales; aunque lo digital crece a buen ritmo. Pero la batalla se focaliza, no hay duda, en el escenario de la frecuencia modulada. De ahí que todavía, a estas alturas del siglo XXI, y ante una tecnología tan poco eficiente, y arcaica, casi centenaria, las FMs, sigan siendo estratégicas para la industria radiofónica patria.

Seguimos viviendo en un momento histórico en que resulta mucho más rentable hacerse con un poste de FM que montarse una radio online. Por eso, entre otras razones, una radio online no vale -ni cuesta- apenas dinero, y una FM sí, y bastante. Los postes analógicos, a la espera de que muden a digitales con la DAB, siguen siendo estratégicos para lograr buenos resultados en la industria radiofónica española. Todavía.

No son desde luego afirmaciones gratuitas, porque incurriría, de hacerlo, en una irresponsabilidad manifiesta. Son afirmaciones basadas en los datos que voy a aportar a continuación. Veamos este cuadro, y analicémoslo:

	Año 2012	Año 2013	Año 2014	Año 2015	Año 2016	Año 2017	Año 2018	Año 19 (1ª)
Total Oynt.	25.725	25.252	25.339	24.994	24.843	24.708	24.057	24.126
OM	1.367	1.203	1.178	947	824	752	763	771
FM	23.782	23.297	23.292	23.098	22.978	22.681	22.069	22.000
Internet	1.387	1.335	1.576	1.593	1.645	1.897	1.891	1.948
TDT	333	336	364	392	428	481	440	453

Datos oficiales EGM (AIMC)

Creo que no es necesario esforzarse en las conclusiones. Se ve muy claramente que la implantación de la frecuencia modulada entre la audiencia de la radio española, no lo olvidemos, muy avejentada, sigue mandando en volúmenes netos; de ahí que la industria priorice, lógicamente, este canal analógico, frente al digital, todavía en mantillas, podríamos decir, en comparación con la FM, aunque con una tendencia clara de crecimiento; eso sí, lento.

Antes de proseguir, veamos el mismo cuadro, en porcentajes:

	Año 2012	Año 2013	Año 2014	Año 2015	Año 2016	Año 2017	Año 2018	Año 19 (1ª)
Total Oynt.	25.725	25.252	25.339	24.994	24.843	24.708	24.057	24.126
OM	5,3%	4,8%	4,6%	3,8%	3,3%	3,0€	3,2	3,2%
FM	92,4%	92,3%	91,9%	92,4%	92,5%	91,8%	91,7%	91,2%
Internet	5,4%	5,3%	6,2%	6,4%	6,6%	7,7%	7,9€	8,1%
TDT	1,3%	1,3%	1,4%	1,6%	1,7%	1,9%	1,8€	1,9€

Datos oficiales EGM (AIMC)

El peso de la FM sigue siendo apabullante en el actual escenario de la radio española (sumadas generalista y musicales). Hablamos, como puede verse, de porcentajes superiores al 90 por ciento de implantación. Por mucho que la industria quiera (que debe hacerlo) modernizarse y mirar hacia el entorno digital, el presente manda en la cuenta de resultados.

Las cifras totales de audiencia de la radio española en estos últimos ocho años consultados en el EGM certifican el descenso de oyentes y, lo que es más grave, una tendencia clara a la baja, que la industria debería intentar redirigir en positivo. Ciertamente complicado. Desde 2012, la radio en España ha perdido 1.599.000 oyentes. Es para hacérselo mirar, la verdad. E insisto, la tendencia no ofrece una buena perspectiva. Al contrario.

Las prioridades de la industria radiofónica española se centran, como es lógico, ante este escenario dibujado por el EGM, en la frecuencia modulada (Fotografía Foundray, Pixabay)

Está claro que hay dos canales que, hoy por hoy, son residuales, como son la onda media y la TDT, pero con una diferencia clara: uno tiende a desaparecer -la OM- y el otro tiende a crecer, tímidamente, pero crecer al fin y al cabo. Si atendemos a los porcentajes, en estos últimos ocho años, la OM ha perdido 2,1 puntos de penetración, lo que en cifras netas de oyentes se concreta en casi 600.000 oyentes (596.000); mientras que la TDT, en este mismo período, ha ganado 0,6 puntos, dicho de otra forma 120.000 nuevos oyentes. Ahora bien, si aplicamos el criterio -omnipresente para la industria- de que ‘un oyente es un tesoro’, 771.000 oyentes en OM en España, en estos momentos, y 453.000 en TDT hacen un total de 1.224.000 oyentes. Conclusión: no apaguemos todavía la onda media, no vaya a ser que perdamos a esos oyentes, y sigamos potenciando la TDT y la posibilidad de escuchar la radio a través del televisor. Pero, frente a las cifras abrumadoras de la FM, está claro dónde están las prioridades.

En este escenario, intensamente analógico, la llegada de la DAB supondría una disrupción que la industria radiofónica nacional no está dispuesta a asumir, salvo que la obliguen o la subvencionen

La competencia, desde luego no ahora, pero sí en el futuro, estará en el escenario analógico de la FM y en el online. Vaya por delante que las cifras aplicada a la implantación de internet como canal de escucha de radio, incluye el streaming (radio online) y el podcast, claramente en crecimiento, pero no al ritmo que muchos quisieran tener. Llegará, más bien tarde, pero, hoy por hoy, no significa ninguna amenaza para la robusta FM. Y ya se sabe cuál es el criterio de la industria: “virgencita, virgencita, que me dejen como estoy”.

No creo que sea necesario recordar que, ante este escenario, intensamente analógico, la llegada de la DAB, o radio digital terrestre, cuyo fin último es sustituir los anticuados e ineficientes postes de FM, no se ve con buenos ojos por parte de la industria, porque, aparte de la ingente inversión inicial a que obligaría su implantación, la entrada de nuevos actores en ese escenario de la industria española, supondría un reparto de los ingresos publicitarios, que repercutiría en las cuentas de resultados de las cadenas que mayor porcentaje se llevan de la tarta publicitaria, por este orden, la Cadena SER, la Cadena Cope y Onda Cero. ¡Vamos! Que no interesa, salvo que nos obliguen. O nos subvencionen. Prefieren practicar la política del avestruz y obviar los resultados de mercados como el británico donde, con una mayor implantación de la DAB, la audiencia neta de la radio ha crecido, incluido el consumo entre generaciones más jóvenes. 

Si la FM va tan bien, ¿para qué cambiar? Éste es el principal argumento cortoplacista de los dirigentes de las grandes cadenas de radio que no quieren ver amenazada su zona de confort. Y, en el fondo, desde sus puntos de vista, y responsabilidades, están llenos de razón.

Me da vértigo pensar que, de no hacer nada, de seguir utilizando solo la inercia como estrategia, nos veremos abocados al fin de la radio en nuestro país tal y como la hemos conocido hasta ahora. Tal vez sea lo que tenga que ocurrir. Pero yo no me rendiría

Hagamos una pregunta interesada: ¿cuántos oyentes ha perdido en este período analizado la FM y cuántos ha ganado la radio escuchada a través de internet? En lo que respecta a la FM, la pérdida es de 1.782.000. Y, sin embargo, la escucha online solo ha ganado 561.000 oyentes. ¿Qué ocurre con los 1.221.000 oyentes que no están? Que, directamente, se han marchado. Es decir, el crecimiento de la audiencia de radio online no compensa de ninguna manera las pérdidas de oyentes de la FM.

Más datos: en estos ocho años analizados la escucha de radio a través de internet (streaming + podcast) ha crecido tan solo un 2,7 por ciento. Se trata de un porcentaje muy bajo de crecimiento, pero hay que decir que tampoco es uniforme. Solo en un año, entre 2016 y 2017 el canal online creció un punto, su mayor crecimiento en este período analizado, aunque represente solo 252.000 oyentes más. Pero si en 2012, la audiencia que escuchaba radio en España estaba prácticamente empatada entre OM e internet, hoy, casi ocho años más tarde, la red casi triplica en audiencia a la onda media, y se acerca, de seguir la tendencia al alza, al diez por ciento de la audiencia de radio en España (que podría llegar en 2021).

¿Qué hay que esperar de la industria radiofónica española ante semejante panorama? Que traten de estirar su zona de confort, representada por la FM, todo lo que puedan. Y que lo hagan, además, acompañados por las inversiones publicitarias que les apoyarán en la medida en que la industria siga contando con buenas cifras de audiencia. Al mismo tiempo, que nadie espere campañas promocionales invitando a escuchar la radio por internet, cuyos costes de emisión suponen un incremento notable frente a las emisiones por aire. Ni tampoco que la industria se enamore repentinamente, afectada por un brote de modernidad, de la radio digital terrestre -la DAB- que seguirá durmiendo el sueño de los justos en nuestro país, apoyada en la connivencia soterrada de la administración que prefiere mirar para otro lado, a poder ser el 5G, que pretenden vendernos como la quintaesencia tecnológica, y que no contempla, en sus inicios, las emisiones de radio y televisión.

La industria conoce las tendencias, pero también la realidad, y ante las cifras del EGM, los podcast no constituyen todavía una prioridad absoluta 

Esto es lo que hay. ¿La industria venderá modernidad digital? ¡La justa, sin pasarse! Seguirá insistiendo en la radio de los grandes compartimentos de contenido -los programas ómnibus- que el EGM favorece en la recurrente guerra de las audiencias, que consisten en robarse oyentes unas cadenas a otras, porque ya no se atraen oyentes nuevos, sino que se pierden, ola tras ola. Y a nadie parece importarle que la edad media de la audiencia de radio hablada en España supere los 52 años. Y que, de seguir así, estemos condenados a transformar nuestra -todavía- pujante industria radiofónica en una radio para la tercera edad. 

Me da vértigo pensar que, de no hacer nada, de seguir utilizando solo la inercia como estrategia, nos veremos abocados al fin de la radio en nuestro país tal y como la hemos conocido hasta ahora. Tal vez sea lo que tenga que ocurrir. Pero, por lo menos, habría que intentar doblegar las tendencias, arrimar el hombro y arriesgar -está claro, hay que arriesgar-. Yo no me rendiría.