“El periodismo: el oficio invencible”
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El periodista Juan Cruz, director adjunto de El País, pronuncia la sesión inaugural del curso “Comunicar e Informar en español”, en la Universidad de Salamanca
“El periodismo se ha desviado del oficio hacia el malentendido”
10.07.2019. Salamanca.
Universidad de Salamanca. Gorka Zumeta. El Aula Unamuno, de la
Universidad de Salamanca, cargada de historia, ha acogido esta tarde la sesión
inaugural del periodista Juan Cruz, director adjunto del diario ‘el País’,
del Curso de verano “Comunicar e Informar
en español”, que se desarrollará durante los próximos tres días.
Sesión inaugural del periodista Juan Cruz en la Universidad de Salamanca (Fotografía Gorka Zumeta) |
Juan Cruz hablaba bajo el rótulo:
“40 años de periodismo en libertad”. Y
ha hecho una radiografía muy ajustada, con sus luces y sus sombras, de este
oficio que, a pesar de todo, es el “más
maravilloso” de todos cuantos existen, y no ha ocultado su atracción congénita
por él, a pesar de todo, reivindicando ese argumento, que suscribo, de que
quien mejor y más atina en la crítica a algo es quien más lo quiere.
“Mi familia era pobre y humilde. Hoy humilde puede serlo cualquiera, menos algunos periodistas"
Juan Cruz quiere el periodismo, a
pesar de la predicción de su padre: “Juanito,
los periodistas llevan siempre el calzón roto por el culo, no te hagas
periodista”, recordó. “Y me hice
periodista”, recalca, firme, Juan Cruz. Y menos mal que llevó la contraria
a su progenitor que, está claro, no veía con buenos ojos nuestro oficio. “A los trece años publiqué mi primera crónica”,
recordaba. “Y ya no paré”. Y estamos
convencidos de que Juan Cruz no es supersticioso pues hay un número
omnipresente en su trayectoria, que no es otro que trece, el período que ha
marcado sus diferentes destinos en el mundo del periodismo. “Cuatro veces trece es mucho tiempo haciendo
periodismo”, afirmaba. “Y me he
equivocado, me he equivocado mucho. El otro día llamé al rey Felipe VI, Felipe
IV”.
“Mi familia era pobre y humilde. Hoy humilde puede serlo cualquiera,
menos algunos periodistas. Pero no teníamos muchos medios. En una ocasión, mi
madre me dio el dinero justo para comprarme un pantalón vaquero, pero el dinero
que me dio me lo gasté en libros de Unamuno”, confesó. “Mis profesores me habían
hablado con tanta pasión de él, que me la contagiaron, y me
compré todos los libros que pude de él”. Juan Cruz correspondía así a la
impresión que le producía impartir esta sesión en el Aula que lleva el nombre
de don Miguel, que fue profesor de esta universidad.
"No me levanto persona y luego soy periodista. No lo vivo aparte. Lo llevo en vena"
"No me levanto persona y luego soy periodista. No lo vivo aparte.
Lo llevo en vena". El periodismo, ha venido a decir el director
adjunto de El País, respira contigo desde que te despiertas por la mañana. Pero
su salud, ahora, no es la mejor. "Inventar
no es periodismo, es engaño". El periodismo ha perdido grandes dosis
de credibilidad, por los errores de algunos. "Para saber hay que trabajar mucho", ha afirmado,
rotundo. Y ha señalado que el periodismo exige el respeto sepulcral al dato, a
la verdad. La materia prima del periodismo es la verdad. “Parece una obviedad, pero a veces si no repetimos las obviedades, el
periodismo se va al garete”.
En esos comienzos en El País, en
penuria, ejerciendo como corresponsal del diario en Londres, cobrando por
pieza, caminaba un día por la city y vio en la portada de The Economist que se
anunciaba una entrevista al rey Juan
Carlos, en la que, en el contexto de la reciente muerte del general Franco,
hablaba, y no precisamente bien, de Carlos
Arias Navarro, presidente del Gobierno, que el monarca sustituyó por Adolfo
Suárez. Llamó a la redacción de inmediato, tradujo sobre la marcha la
entrevista y, sin pretenderlo, aquella entrevista precipitó los cambios que todos
conocemos a través de la historia. Aquel becario canario, con tanto olfato como
capacidad de reacción, había acelerado un cambio de Gobierno, a través del
diario El País. “Luego, al conocerse el
nombre de Suárez, Ricardo de la Cierva,
tituló en primera del diario “Qué error, qué inmenso error”, y años después Suárez le hizo ministro”.
Juan Cruz iba desgranando la
historia, iba desenvolviendo el pasado de un precioso paquete autobiográfico.
Pero sin desviar la atención hacia los males que aquejan al periodismo, que
afectan a su línea de flotación, a su gran patrimonio: su credibilidad. “El periodismo se ha desviado del oficio
hacia el malentendido", ha afirmado, triste.
Como colofón, Juan Cruz, ha subrayado que se trata de un oficio no solo imprescindible, en tanto en cuanto que delegación de un derecho –el derecho a la información- que depositan los ciudadanos en los periodistas-; sino sobre todo, en un “oficio invencible”.
A la salida, tras los saludos cómplices y cariñosos, Juan me hablaba de la radio, a la que tanto quiere, "yo soy un niño de la radio", le he oído infinidad de veces confesar, y de un capítulo de su vida del que se siente especialmente orgulloso: "¿Tú sabes que hay un instituto en Tenerife que lleva mi nombre? ¿Y sabes cuál fue su primer medida? ¡Montar un estudio de radio! ¡Yo he hablado en esa radio", y le brillaban los ojos cuando me lo contaba. El periodismo, como defendía el director adjunto de El País en esta sesión inaugural en la Universidad de Salamanca, tiene que ser respetuoso con la verdad. Pero es que en la radio el periodismo se ejerce de tú a tú con el oyente, casi mirándole a los ojos.